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De todo corazón por Tavita

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Notas del capitulo:

bueno, el primer capítulo era muy corto, así qe acá les dejo el segundo capítulo

saludos!

 

PD: lamentablemente tuve un problema en el computador (el dropbox no cargó bien) y me acabo de dar cuenta que la versión que estaba subiendo NO ERA LA VERSION REVISADA!

así que ahora sí que si, les dejo esta que está mucho mejor escrita y sin errores

cariños!

Sendoh no podía creer su mala suerte. Luego de meses y meses de haber trabajado por conseguir, finalmente, la atención de Rukawa, y meses antes de acepar sus propios sentimientos ahora estaba ahí, con una muchacha que le había echado a perder los planes. Aquel beso que los había unido bajo la lluvia se había esfumado con la llegada de aquella desconocida que, luego de ayudar a subir al departamento del condominio, no se atrevió a preguntar quién era.

-creo que es mejor llamar a la policía o a alguien. No te puedes hacer cargo de ella tú solo, Kaede- se atrevió a decir cuando estuvo instalada en el sillón de la sala de estar.

-no te preocupes- contestó mirándola y reconociendo aquel rostro que tantas veces vio cuando era niño. Un rostro donde él mismo podía verse y del cual había mantenido buenos recuerdos infantiles. Los juegos de infancia y las canciones que compartían en casa de Oma Sakura aparecían en la medida que la muchacha se removía aun empapada por la lluvia- Hajime es mi prima- dijo finalmente mientras iba a buscar toallas para poder secarla.

Sendoh se quedó con el ceño fruncido al tiempo que la muchacha abría sus ojos, ahora febriles, buscando algún lugar conocido o alguien en quien poder poner su confianza. Estaba totalmente perdida.

-…Who are… who are you?- preguntó en un suave tono de voz que lo removió por completo- Where am I?- volvió a preguntar mientras intentaba sentarse sobre el sillón, al parecer la fiebre comenzaba a causarle estragos, y en medio de la sala de estar, Sendoh no era capaz de pensar mucho más que aquella aparición le había trastocado los planes que por tanto tiempo había tenido que esperar.

-All is right- contestó en su poco practicado inglés. A la espera de que Rukawa llegara pronto antes de que la fiebre de la muchacha se ganara más espacio. Finalmente decidió que nada podía hacer, era mejor ayudarla y comenzar a hacerlo ahora mismo.- Rukawa-kun is comming, please, be patient…- sus manos, instintivamente se alojaron en la frente para comprobar la temperatura y, lamentablemente, pudo notar que ésta seguía ahí.

Rukawa finalmente apareció con unas toallas secas, luego puso el hervidor para tener algo caliente que ofrecerle a aquella muchacha. El sonido del teléfono repicó en la sala

-¿Puedes contestar, por favor?- preguntó mientras seguía ocupándose de aquella muchacha

Sendoh asintió, se levantó del suelo y tomó el auricular.

-¿Kaede?- escuchó una voz masculina de alguien que no tendría más de veinte años.

-No, él está ocupado…

-¿Eres amigo de él? ¿Puedo hablar con él?- preguntó ahora con un tono de urgencia que le llamó la atención- necesito saber si mi hermana ha llegado ahí

-Espera un momento- Sendoh tapó el auricular para mirar a Kaede quien comenzaba a sacarle el pesado chaquetón que traía la muchacha y que había absorbido gran parte del agua que había caído-  Es alguien que pregunta sobre su hermana- dijo y el rostro de Rukawa palideció si eso era posible

-déjame a mí- contestó finalmente. Se levantó del sillón y tomó el auricular. Escuchar la voz del otro lado de la línea, le trajo otra ráfaga de recuerdos que no pudo evitar. Las noches bajo las estrellas en la casa del campo, las sonrisas compartidas y el abrazo cálido del muchacho que compartía sus sueños en la vida y en el basquetbol.- ella llegó- contestó escuetamente

-Y está bien?- preguntó al tiempo que, pretenciosamente, evitaba nombrar el tema de que hacía más de cinco años que no se veían- me preocupé porque en internet aparece que hay lluvia

-está bien. Se mojó algo, pero nada preocupante- contestó escuetamente. Miró hacia el suelo evitando ver el reflejo de sus ojos en el espejo del recibidor para no caer en aquellos recuerdos de un verano tibio y que los llevó a la separación de la cual nunca se pudo reponer del todo. Miró a Sendoh buscando refugio y aquel gesto, el mayor de los muchachos, no supo a qué venía. Algo estaba pasando en la mente de Rukawa y no sabía bien cómo reaccionar ante aquello- ¿Estás bien?- se decidió a preguntar sabiendo que era mucho más de lo que debía y podía preguntar.

-bien- se escuchó algo de ajetreo de personas caminando y risas. Al parecer, Touya seguía en su vida a pesar de estar apareciendo en la de él luego de tantos años. Claro, a él las cosas no lo afectaban ahora que recordaba bien- sólo espero que cuides de Hajime, como en los viejos tiempos. Yo llegaré en unas semanas más, tal cual dice la carta de tu padre

-como en los viejos tiempos- repitió el muchacho ahora intentando deshacerse de aquellas imágenes fugaces de un beso robado, el llanto de una muchacha, las manos cálidas de un juego infantil que se desbordaba por el calor del verano y la presencia de su abuela que definió la separación definitiva- ¿Carta de mi padre?

Sendoh lo miró ahora con notable preocupación. Era como si los fantasmas de algo de lo que Rukawa nunca le habló se aglomeraran en aquella habitación rondando con una ráfaga de frío en la presencia de la muchacha que, ahora más despierta, comenzaba a sacarse el abrigo y la ropa que tuviese mojada. Algo realmente extraño estaba sucediendo en aquel lugar

-revisa bien en tu casa- escuchó la voz suave de Touya con su maravilloso sentido del humor. El muchacho siempre había sido tan atrayente en su personalidad que era imposible de negársele algo- la carta debe estar por ahí. Ahora debo cortar

-¿Así nada más?- alcanzó a preguntar. La sonrisa que escuchó desde el otro lado de la línea, que siendo bella y tal cual la recordara, no escondió los tonos de la tristeza que al parecer, había impregnado aquella llamada luego de tantos años

-Así nada más, Kaede-kun- contestó suavemente- cuida de mi hermana. Si? Hablamos cuando esté en Japón.

Y el ruido de la línea con aquel pitido agudo que se expandía como señal de finalización de la conversación lo trajo de vuelta a la comodidad de su departamento, mientras los ojos de Sendoh lo miraban con notable curiosidad –que sin embargo no le cuestionarían nada, porque así era- y los ojos azul profundos de Hajime que luego de volver en sí, con la lividez del frío impregnado hasta sus huesos, no comprendía del todo la razón de aquel hombre que acompañaba a su primo y que, al parecer, tenía un espacio ganado en aquel departamento.

-lamento el haberte dado problemas- dijo la muchacha con la voz maravillosa que siempre había tenido. Cuando estuvo algo más compuesta a como la vieran en la entrada del edificio, Sendoh se pudo dar cuenta que tenía el mismo tono de ojos de Kaede, un cabello negro que le llegaba hasta casi la cintura, con ondas que brillaban incluso ante la luz tenue del departamento. Era tan alta como el jugador de Shohoku y tenía una estructura que sin lugar a dudas era la de una atleta- pensé que estarías acá para cuando llegara

-no sabía que venías- contestó escuetamente. El tono de voz que siempre le conoció. Sendoh supo, aun cuando no dio muestras de que fuera lo contrario, que el muchacho no estaba a gusto con la presencia de aquella muchacha- supongo que a mi padre, nuevamente, se le olvidó notificarme de alguna de sus decisiones

-no lo creo- contestó ella, escuetamente también. Si bien no a la defensiva, con la voz cargada de algún sentimiento espeso que lo hacía recordar algún problema que él mismo pudo haber tenido con su hermana en el pasado- el correo era certificado y en la mañana avisaron de que lo habías recibido

Entonces la imagen de la carta de la mañana le vino a la mente y se apresuró a acercarse a la mesa del comedor donde aun se encontraba sin abrir. La letra, pudo ahora reconocer, era de su padre y contenía el mensaje, corto y preciso, sobre la llegada de Hajime Rukawa, su prima un año menor que venía, al parecer, a vivir con él por algo que no supo bien explicar.

-supongo que tendré que tenerte acá hasta que alguien me explique todo esto- comentó cerrando la carta y caminando por el pasillo que daba a su habitación y a las otras dos que no utilizaba- iré a ver donde puedes quedarte

-no es problema que me digas y yo ordeno todo- contestó la muchacha. Sabía de lo molesto que podía ser para Kaede que alguien viniera a invadir su espacio. Sin embargo, el muchacho ya caminaba hacia la habitación seleccionada haciendo como que no la escuchaba.

Sendoh seguía en medio de la habitación sin entender mucho de lo que estaba pasando ni mucho menos saber qué debía hacer. Al parecer los lazos familiares no estaban del todo bien y, por alguna razón, aquella aparición de la muchacha, no le gustaba a Kaede.

-eres amigo de él?- preguntó la muchacha mirándolo con curiosidad. Sus mejillas se veían con algo más de color, pero la piel se mantenía con ese blanco lívido que parecía crema. El parecido era demasiado, pero ella poseía un aura mucho más tranquila y menos controladora que Rukawa.

-practicamos juntos- dijo porque, la verdad, no sabía bien qué contestar. Luego de lo sucedido en la tarde, ¿En qué categoría quedarían ambos?- basquetbol

-basketball- repitió la muchacha con un muy buen acento británico. Era obvio que el inglés se le daba bien- Touya también practica basketball en Estados Unidos. Supongo que ambos tenían los mismos deseos desde siempre

-¿Touya?- preguntó Sendoh. Algo en el tono de la muchacha, entre una pasión escondida y un resentimiento antiguo lo puso en alerta. Pronunciaba el nombre como si de una maldición se tratase, pero al mismo tiempo estaba embelesado por el amor real de alguien que lo conoce hacía mucho tiempo

-mi hermano- contestó mirándolo nuevamente a los ojos con una intensidad compleja de evitar

-puedes quedarte en la última habitación- habló Rukawa mientras se acercaba con otra toalla, mucho más grande- tiene un baño y debes estar totalmente mojada. Es mejor que te seques para evitar resfríos

-hai!- contestó la muchacha mirándolo ahora con una idolatría que asustó a Sendoh. Era claro que las relaciones familiares de Rukawa no estaban del todo bien y, lamentablemente, justo en el momento en el cual ellos habían llegado a otra etapa de la amistad que habían entablado se presentaban removiendo el pasado.

Una linda amistad.

-creo que es mejor que nos veamos mañana- dijo mientras tomaba su bolso con el equipo deportivo.- ahora estás muy ocupado

Kaede Rukawa sólo asintió mientras sonreía tristemente. Algo en el pecho de Sendoh le dijo que no era buen momento ni para abrazarlo, ni para acercársele ni para repetir aquel beso que los había dejado sin aliento. Por una fracción de segundo, pensó que lo que había pasado había sido un sueño, una situación que de tanto desearla, se había materializado confundiéndolo con la realidad.

El menor de los muchachos se adelantó, antes de que el mayor abriera la puerta y lo besó en los labios con un beso casto. En señal de disculpas y para eliminar cualquier posible duda de que lo que había pasado en la cancha de basquetbol mientras practicaban, no fuera real.

-hasta mañana

 

Sendoh recordaba el momento en el cual conoció a Rukawa. Como todos los años, el director Taoka había buscado cada uno de los nuevos muchachos que entraban a cada preparatoria. Rukawa había sido complicado para él, lo quería en el equipo, pero el profesor Ansai, a quien todos respetaban por su edad, le había ganado el quien vive y ahora lo tenía en las filas de Shohoku

-este será tu contrincante- le había dicho mostrando la revista del campeonato junior de preparatoria- este año, el novato destacado será él, Akira Sendoh. Es mejor que practiques para que no nos de muchos problemas en el torneo de selección del campeonato nacional.

Luego de un tiempo, no fue raro encontrarlo practicando en las canchas cercanas a la preparatoria Ryonan o Shohoku. Con la ayuda de Koshino se enteró de que vivía entre los barrios aledaños de una y otra, distancia que le favorecía porque tenía una amplia gama para practicar en cualquiera de las canchas “y vaya que practica” le había dicho mientras terminaba de comer. “el profesor Taoka te la ha dejado compleja este año… ese Rukawa se nota que tiene tenacidad. Es como si con el Basket, quisiera olvidar algo más doloroso que el cansancio de los músculos”

No había tomado en cuenta aquellas palabras pero las mantenía en su cabeza mientras practicaba él mismo en la cancha cercana a su casa, luego de cada entrenamiento en la preparatoria. No fue sino hasta después del enfrentamiento con Shohoku que se dio cuenta que las palabras de Koshino tenían mucho de razón. Los ojos fríos y azules de Rukawa estaban llenos de una determinación que a él mismo le hacía falta. El muchacho quería llegar al campeonato nacional, iba a lograrlo costara lo que costara.

No sabía, sin embargo, que el desafío también era personal. Cuando ambos se encontraron en aquel partido, Rukawa se dio cuenta que mucho le faltaba para poder llegar a ser la estrella que quería, luego del campeonato nacional había ingresado a los All Stars. Pero no había sido capaz de ganarle a Sendoh, no aun al menos.

Y cuando un desafío se le interponía en la mente de Rukawa, era imposible que lo dejara de lado a pesar de lo que eso podía llegar a significar. Tenía que ganarle a Sendoh en un one/one  debía hacerlo antes de su postulación a Norteamérica para su ingreso a la liga profesional.

Aquella primera vez, como si sus pensamientos se hicieran realidad de la misma manera en la cual le concedieron aquel beso bajo la lluvia, Rukawa se hizo presente mientras él realizaba las canastas de tres puntos mientras su cabeza seguía pensando en una y mil cosas. Se le acercó con el sigilo que, de seguro, le había aprendido a alguno de sus gatos y le pasó el balón cuando éste entró límpidamente en la canasta a pesar de que el jugador de Ryonan tirara casi con los ojos cerrados.

-no deberías estar practicando tanto rato solo- le dijo con un tono frío y controlado pero que demostraba demasiado interés en algo que tanto para él como para el recién llegado era tan natural como respirar. Esa era la idea de ser un jugador dedicado en el Basquetbol

-quieres acompañarme?- preguntó con la amabilidad que lo caracterizaba. Rukawa se acercó, puesto que estaba deseoso de poder competir contra él, no sonrió, pero en sus ojos azules, pudo notar la satisfacción.

 

Hajime salió del baño luego de un momento, Cuando llegó a la sala de estar envuelta en su bata de baño, que daba a la pequeña cocina americana que se unía al comedor en aquel amplio espacio, se encontró al muchacho mirando por el gran ventanal cómo las gotitas de lluvia se acumulaban por la brisa y el viento. Bajo su mentón, mantenía dos tazas de té verde humeante, justo lo que necesitaba para sacarse el frío gélido que la calaba hasta los huesos.

-supongo que luego de tanto tiempo se han dignado a saber de mi, ¿no es así?- preguntó ahora mirándola de frente. El cabello de la muchacha iba recogido en una toalla blanca que contenía sus rizos suaves para sacar la mayor cantidad de agua luego de la tibia ducha. Primero no supo qué contestar, luego de respirar hondo, se atrevió a hablar.

-no entiendo a lo que te refieres- contestó la muchacha mientras se le acercaba. En los juegos infantiles, las peleas con Kaede siempre habían estado presentes, ahora, sin embargo, era obvio que estaba el dolor por haberlo dejado en Japón. El muchacho le acercó la carta que había enviado su padre y que estaba firmada por él y su madre. Lentamente la desdobló y la leyó con premura, al parecer, habían decidido no contar absolutamente nada de la necesidad de reunir a los que quedaban de la familia- pensé que te habían explicado…- dijo finalmente dejando la carta sobre el mármol de la cocina.

Rukawa negó mientras bebía de su taza de té. En su cabeza comenzaban a rondar demasiadas cosas y no podía dejar de pensar en el sabor dulce de los labios de Sendoh y el roce cálido de sus manos. A pesar de eso había preferido dejarlo ir para quedarse en el departamento, frente a su prima que no veía desde poco antes de los doce años.

-llamó Touya- volvió a hablar como para espantar los fantasmas que ahora tenía en su mente, por cambiarlos por otros fantasmas muchos más lejanos de tiempos muy distintos… aun así se dio cuenta que algo en la boca de su estómago, se apretó con angustia al evocar los ojos risueños de Touya - dijo que te cuidara hasta que él llegara

-¿Vendrá él también?- Hajime abrió mucho sus ojos de por sí grandes y retrocedió poco menos de un paso. Rukawa frunció el ceño intentando entender la reacción de la muchacha aun cuando no podía sino sentir algo de frustración y rabia por todo lo que había pasado, la verdad era que no quería creer la genuina sorpresa que estaba reflejada en el rostro de la muchacha.

Hajime lo miró algo confusa pero luego supo de qué se trataba; después de todo, cuando eran niños, aquel gesto de incredulidad severa se instalaba por cada ocasión que ella misma se metía en problemas, o cuando Touya desaparecía y no contaba sobre dónde había estado.

-Kaede, todos hemos sufrido estos años

-no lo parece- contestó con ira contenida. Desde su perspectiva, lo habían dejado solo en Japón y ellos nunca se dieron el tiempo para saber de él- no supe de ninguno de ustedes desde hace mucho tiempo… menos de Touya- dijo el nombre para probarse. Sin embargo, la sensación en la boca del estómago no disminuyó.

-yo tampoco lo he visto desde aquella ocasión- contestó con la mirada triste.- mientras yo estaba en Inglaterra, él se fue a Estados Unidos. Lo sabes

-no lo sabía- replicó, de forma seca

-bueno. Ahora lo sabes.- contestó mientras se movía para tomar su té. Sin embargo la insistencia de la mirada de Rukawa la detuvo- ¿Ahora qué?

-¿Para qué estás acá?- preguntó con el peso de todo lo que aquello significaba. Con los recuerdos frescos del último encuentro que habían tenido tanto él, ella como Touya y la razón por la cual, el principal responsable de haberlos mantenido separados, ahora le ordenara que cuidara de la muchacha y anunciaba su pronta llegada

-no puedo decírtelo, Kaede- contestó Hajime con sus grandes ojos tristes- tus padres te lo contarán en su momento.

El silencio se instaló entre ambos y no pudieron más que escuchar las gotas de agua cayendo con fuerza contra el ventanal. En momentos como aquellos, recordaba la misma lluvia de verano que los llevó a aquella cabaña y en donde comenzó todo.

Los tres habían salido de la casa de Oma Sakura con la luz del sol pegando en sus rostros. El verano se la habían pasado entre juegos y pijamadas, a veces, incluso cuando la noche no se hacía del todo llevadera, se llevaban chándales y mantas para el patio a disfrutar de las estrellas titilando con coquetería. Pero esa mañana, cuando terminaran de desayunar y llenaran sus mochilas de frutas, dulces, panecillos y agua, no hicieron caso de las recomendaciones de Oma Sakura para que llevaran sus parkas contra el agua y las botas de agua para contener la humedad que se juntaba en los campos.

Ya para medio día, las nubes se habían reunido para tapar el cielo completo dejándolos en medio de una ventisca que los llevó a adentrarse más al campo hasta que llegaran a la cabaña donde esperaron refugiarse hasta que se mejorara el clima. Hajime, pequeña como era, se acurrucó ante la chimenea que habían prendido Kaede y Touya para dejarse dormir por el rato que les tocaba esperar. Rukawa estaba temblando de frío, Touya lo miró risueño y lo invitó a que se acercara al fuego para compartir una de las mantas que habían traído y la única que había quedado seca luego de las primeras gotas.

-estás demasiado frío, Kaede-kun- dijo mientras se le acercaba a Hajime quien se removió desperezándose de su ensueño ante la chimenea. Kaede la miró con cariño, cada día la niña que era su prima se volvía más y más hermosa. Touya le sonrió y se acostó apegando su pecho a la espalda de la niña- acércate, kaede. No debes resfriarte.

El pequeño Kaede, de apenas ocho años en ese entonces, se le acercó apegando su mejilla a la mejilla de Hajime quien rió cantarinamente ante el contacto helado de la piel del muchacho. Algunas gotas se habían resbalado hasta caerle en los párpados, instintivamente acercó su mano para limpiarlas y Touya le sonrió con aquella amabilidad y magnetismo tan propio de él.

-nos quedaremos mucho rato acá, hermano?- se escuchó la voz menuda de la niña mientras el viento cálido le pegaba en el cuello a Kaede quien tembló por escalofríos. Kaede levantó la mirada para ver a su primo, medio año mayor que él –y dos años mayor que Hajime- y este se le acercó para besarle la frente.

-lo suficiente para entrar en calor- contestó mientras se recostaba y entrelazaba sus manos a las de Rukawa- y para que el pequeño Rukawa no se resfríe.

Otra oleada de viento hizo que las gotitas se golpearan contra el vidrio de la sala de estar. Hajime, como despertando de un sueño, se bebió el té verde por completo y se adelantó para cerrar la cortina. A diferencia de otros tiempos, ahora las gotas de lluvia la ponían nerviosa. Se volteó para mirar por última vez a su primo, antes de ir a acostarse y le sonrió con la maravillosa sonrisa que le recordaba, pero ahora llena de cariño verdadero

-de todas maneras, no sé si para ti sea igual, pero para mi, es maravilloso volver a verte, Kaede-kun.

Notas finales:

si, lo sé. El Fanfic comenzó como por el final. Luego de todo lo que tuvo que pasar Sendoh, y le aguaron la fiesta XD

les advierto desde ya, que tendrá mucho de recuerdos y remembranzas, me gusta este recurso, así que lo usaré y abusaré de él

espero sus comentarios y mil cariños!

;)


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