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Subasta Humana por HakudiNN

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Notas del capitulo:

Hola!!!! Gracias por leer =D



--¡Mail!—oyó que le gritaban con fuerza demasiado cerca de su oído, pero no quiso incorporarse--¡¡Mail, despierta de una buena vez!—otro grito mas, quizás con mayor fuerza.
Con bastante pereza e irritación por verse despertado de esa forma, el muchacho abrió sus ojos, su visión borrosa se fue aclarando con el paso de los segundos hasta poder mirar con claridad las bancas y mesas que conformaban el amueblado del salón de clases. Como enchufe conectado en su cabeza, recordó donde estaba: la universidad.
Levanto el cuerpo de golpe, despegándolo de la mesa, que le había servido de cama improvisada, la velocidad casi logra que caiga del asiento. Se sacudió la cabeza mirando fijamente al frente, pero al parecer, la clase había terminado.
--¿A dónde fuiste toda la noche?—quiso saber un muchacho con una sonrisa divertida en el rostro. Fue hasta entonces que se dio cuenta que el grupo de amigos con los que solía estar le rodeaban con aire curioso. Mail nunca se dormía en clases, siempre atento, siempre el primero en terminar y ocupar el resto del tiempo jugando con su consola portátil.
--Me dormí—mascullo ignorando la pregunta.
--Si, te dormiste—obvio con burla otro de sus amigos—ya dinos ¿A dónde te largaste ayer?
--Dios, Mail ¿Qué te paso?—escandalizo una de las chicas levantando la barbilla del muchacho para mirarla--¿te pelaste?
Matt no supo que contestar, “pelear” implicaba haber devuelto el golpe o por lo menos intentado…cosa que…no hizo.
--Estoy bien—sonrió y se levanto de golpe tomando sus cosas y saliendo del aula, sus amigos le siguieron el paso haciéndole mil preguntas y reclamos por no invitarlos a la alocada noche de copas que suponían que Mail había tenido.
Al primer momento que tuvo entro a los sanitarios cerrando la puerta tras de si con el seguro. Así ninguno de sus amigos varones iría tras el.
Se recargo un momento en la fría pared de azulejos, estaba exhausto, apenas había regresado a su piso, tuvo que darse un baño y salir rumbo a la escuela. No había dormido nada. Bostezo con pereza, sentía los ojos cansados…y un de ellos con especial dolor.
Se miro al espejo atentamente, probablemente el matiz rojo morado se tornaría negro en unas horas sobre su pómulo izquierdo, y es que, no lo pudo evitar, reconocía su estupidez: miraba con tanta atención al rubio Mello que no vio las rejillas con las que había tropezado, intento no caer y lo que logro fue llevarse al otro chico al suelo. Fue una cadena de golpes: el primero su espalda contra el piso, el segundo el peso extra de Mello sobre el de forma violenta (pero aquello no estuvo del todo mal). En cuanto abrió los ojos para recuperarse, su mirada se encontró con un par de orbes azules claros, brillantes y líquidos.
Mello no se puso de pie de inmediato, o mas bien si lo hizo, pero a Matt aquel lapso le pareció mas largo, tanto que no le molesto que estuviera encima suyo. La sangre le subió por el rostro de inmediato. Y para su grata sorpresa, el rubor fue correspondido, pues las mejillas del rubio se entintaron con el rojizo de un sonrojo. Su corazón se le desboco con nerviosismo al verse tan cerca de Mello.
Y entonces, los bellos ojos azules se mostraron iracundos, y lo único que Matt alcanzo a hacer fue cerrar los suyos en cuanto el puño se estampo contra su rostro.
Apenas sintió el dolor despertar en su cuerpo se atrevió a mirar, Mello se ponía en pie pateando las rejillas para abrirse camino con furia.
--¿Matt? ¿Estas bien?—se agacho Linda a su lado para ayudarlo a levantarse.
--¡No vuelvas a tocarme! ¿Entendiste, perro?—le amenazo el iracundo Mello al darle la espalda y alejarse por el pasillo a paso furtivo. Ryouga que llevaba más cajas de licor tuvo que apartarse del camino de inmediato, asustado por el atemorizante muchacho rubio.
Mail resoplo una vez mas dentro del sanitario al mirar con atención su reflejo, no le molestaba mucho el golpe, de alguna forma se lo había buscado, además de haber sido una situación cómica más que incomoda. Sonrió, si lo veía de esa forma podría no sentirse avergonzado al ver a Mello otra vez por la noche.
Sin más, decidió salir para dirigirse a su siguiente clase, con la esperanza de no quedarse dormido otra vez.
**
Soltó el aire de golpe al incorporarse sobre la plancha sobre la que se ejercitaba. No se sentía con especial ganas de hacer mucho, así que se puso en pie para buscar su barra de chocolate. En realidad Mello no debía tener mucho cuidado en su cuerpo, lo que lucia era algo natural, con lo que nació, una cualidad y un metabolismo que muchos envidiarían, simplemente mataba el tiempo ejercitándose.
Aun estaba molesto.
Muy molesto.
Mucho muy molesto.
Mordió el dulce con más fuerza de la acostumbrada. Ese tal Matt de verdad logro hacerlo rabiar.
La noche anterior cuando llego al bar se encontró con algo fuera de lugar: un nuevo encima de la barra. Al primer vistazo que le dio le pareció un completo idiota, solo estaba allí parado dejando hacer todo a la poco brillante Amane. Cuando el juego de luces de Takada iluminaron mejor a ese muchacho, pudo verlo mejor: aquel brillante cabello rojizo que resplandecía contra la iluminación, no quería admitirlo, pero el color le gusto. Al final cuando le quitaron la playera, sus ojos azules evaluaron al muchacho, y la opinión que tuvo de inmediato del cuerpo esbelto del chico en si le avergonzó. Así que decidió no darle importancia y esperar a que se bajara para hacer lo suyo y poder largarse.
Cuando al fin estuvo sobre la barra, no fue de mucha ayuda darse cuenta que lo miraba con demasiada atención, con estúpida atención. Y cuando sus miradas se cruzaron, el fuego le subió por la espalda, sin darse cuenta estuvo a punto de moverse solo en una dirección: hacia el pelirrojo. Su intención fue puramente intimidarlo para que le quitara los ojos de encima, pero no lo logro, por lo que decidió ignorarlo, por segunda ocasión, creyendo que seria la ultima, pero no, hubo una tercera vez. Aquella en que luego de dejarle en claro a Dwhite que no trabajaría para el y de pasar un mal momento con la espalda empotrada al muro y el imbécil ese invadiendo su espacio personal, no quiso volver, de igual forma el nunca ayudaba a limpiar el bar. Trataba de alejar las imágenes de unas horas antes cuando sin previo aviso se le acerco ese muchacho. Esta vez se pregunto sinceramente porque le sonreía de esa forma, y encima de todo, era un fumador. Y con lo que odiaba el olor al tabaco.
Y la gota que derramo el vaso: cuando iba a cobrar su noche, el susodicho, además de molesto, fumador, sonriente e irritante, distraído. No lo vio venir, simplemente cayo encima de el cuando su equilibrio se vio afectado.
Y sus ojos se encontraron a escasos centímetros.
Las pupilas del pelirrojo eran de un verde brillante y apacible, hacían juego con su extravagante cabellera y su pálida piel. De inmediato el rubor cubrió las mejillas del chico, y sin poder controlarlo, la sangre le subió al rostro también.
Realmente encontró agradables esos amistosos ojos que ahora parecían más bien avergonzados. Y recordó lo que ocurría, además de que los miraban todos. Esta vez la sangre le hirvió de otra forma, y sin más decidió hacer pagar al idiota pelirrojo por su estupidez.
Mello resoplo otra vez molesto arrojando la envoltura del chocolate a un lado, no debió salirse así del bar, ya que con tal furia olvido por completo cobrar. Ahora debía llegar temprano para que su paga no se confundiera con el corte de caja de esa noche, y eso significaba toparse con el pelirrojo.
**
Apenas el último profesor se despidió, Matt se puso en pie para salir incluso antes que el catedrático mismo. Sus amigos no pudieron advertir aquello por lo que tampoco fueron capaces de detenerlo, menos de seguirlo.
Mail tenía muchas cosas que hacer el resto de la tarde, entre las que destacaban ponerse al día con las materias, comprar una especie de regalo y luego…dormir.
La primera parada fue la tienda de caramelos, necesitaba un chocolate, ¿Por qué? Bueno, la caída era su culpa, el golpe una reacción “normal” en alguien que es derribado, así que, podía disculparse con el rubio y comenzar de nuevo. No sabía bien cual debía comprar, así que se decidió por el primero que vio y salió directo a su segunda parada: su piso.
--De acuerdo—mascullo mirando con atención la puerta del edificio donde vivía, su piso lo esperaba en la cuarta planta, y sin juntar el dinero de la renta, debía acudir a la ventana.
Tras escalar por la tubería y entrar por el cristal, la intención de ponerse al día se esfumo. Apenas toco la cama no supo más de si.

Se removió sobre el suave colchón en busca de algún cobertor para cubrirse del frio que ya se colaba por la ventana, y tal como por la mañana, el enchufe conecto en su cabeza. Se incorporo de inmediato pateando las sabanas y, dentro de su urgencia cayó el suelo. Sin darle importancia al golpe, Matt asomo los verdes ojos sobre la cama para fijarse en reloj: las ocho cuarenta y cinco en punto. ¡Había dormido todo el día!
Se puso en pie cambiándose de ropa, por una playera a rayas blancas y negras y unos pantalones ajustados con botas mas cortas a las anteriores. Tomo las llaves de su auto y la barra de chocolate, corriendo para llegar a tiempo. Abrió la puerta de golpe sin recordar nada acerca de su casero, en medio de su carrera no logro ver bien, pero le pareció que había alguien sentado afuera de su puerta, intento no golpearlo y aunque lo logro, Matt termino por caer al suelo. Se sentó sobre el concreto dándose vuelta para mirar bien. Efectivamente había alguien afuera de su casa. Definitivamente menor que el, de claros cabellos casi blancos, vestía lo que parecía ser una camisa de pijama blanca y unos holgados pantalones azules. Parecía entretenido armando un puzzle sobre el suelo.
--Oye…--le llamo con cierta duda.
--Creí que nunca saldrías—dijo lacónicamente sin alzar los ojos. Matt parpadeo confuso ¿se conocían?
--Disculpa… ¿me has estado esperando?—dedujo con cierta inseguridad.
--Todo el día.
--Pues…lo siento—le sonrió avergonzado—entre por la ventana, por eso no te vi y luego…--se interrumpió, aun no sabia ni quien era.
--No, no nos conocemos—musito el otro interpretando el silencio, aun indiferente—Pero conoces a mi hermano.
--¿En serio?
--Si—alzo los oscuros ojos grises hacia Matt, aquellas pupilas estaban prácticamente vacías de vida.
--¿Y quien es tu hermano?
--Elle…
Matt entonces cayó en la cuenta, si, ya había visto esa mirada en alguien más: su ex compañero de piso. Elle. Siempre se pregunto como era que alguien podía ser tan lacónico, ahora veía que era de familia.
--Entonces…tú eres…
--Near.
--Soy Matt—sonrió con ganas--¿no te lo dijo tu hermano? El ya no vive aquí.
--Lo se. Por eso estoy aquí—reanudo su puzzle.
El pelirrojo entonces noto las maletas que rodeaban al muchachito, junto con un montón de juguetes.
--Me envió aquí—musito quitándole importancia.
--¿Por qué?—quiso saber acercándose al chiquillo.
--El esta ocupado con algo. Te ayudara a solventar los gastos y se pondrá en contacto contigo cuando pueda—puso una pieza.
--¿Vivirás conmigo?—abrió sus verdes ojos.
Near le devolvió la mirada en completa frialdad. Acerco su pálido rostro hasta el de Matt para analizarlo con cuidado, instintivamente el muchacho retrocedió el cuerpo, sintiendo un sonrojo incomodo en el rostro.
Realmente la idea de haber sido pasado por alto no le agradaba nada, pero no podía dejar a ese chiquillo afuera de su casa, solo en el pasillo con todas sus cosas regadas alrededor.
--De acuerdo—suspiro poniéndose en pie y cogiendo las maletas de Near, este se puso en pie tomando sus robots uno a uno para sujetarlos con los brazos y entrar a la casa después de Matt. El pelirrojo encendió la luz y dejo las cosas sobre el suelo. Cuando volvió los ojos descubrió que aun faltaban varias maletas, suspiro resignado y se acercó para meterlas. Near, mas alto de lo que parecía, se mantuvo en su lugar con sus juguetes entre los brazos.
--¿Cuántos años tienes?—le pregunto con las manos en la cintura.
--Quince.
--Bueno ponte cómodo en la habitación de tu hermano, cuando regrese de…--otra vez se interrumpió. ¡Debía ser tardísimo!
De nuevo volvió la urgencia olvidada por la repentina aparición de ese niño, iba a salir cuando recordó a su casero, esta vez tuvo que decidirse por la ventana. Near lo miro atento mientras Matt desaparecía por el otro lado.
Sus ojos grises recorrieron el desordenado espacio, luego, tras un momento se fijaron en la barra de chocolate que estaba sobre el suelo; despacio la recogió y la miro con atención.
**
Para Mello fue una enorme sorpresa no toparse con el pelirrojo al llevar antes de lo normal, para el resto del bar fue un asombro ver al rubio llegar temprano.
Fue un logro total de Linda hacer que Amane no llorara porque Matt no hubiese regresado, ¡con lo bien que se llevaban!
Takada estaba furiosa, Ryouga no se daba abasto solo en la barra, y la subasta estaba a punto de comenzar.
Mello miraba desde un rincón, a salvo de sus fans, mientras comía una barra de chocolate, justo detrás de la barra.
Por sobre el sonido de la música y los gritos, se oyó el ruido de un auto al derrapar, casi al instante un agitado pelirrojo cruzo la puerta de los empleados entrando de golpe. Mello lo miro.
--Ey, Matt—reclamo Ryouga.
--Lo siento…surgió…algo—iba a ponerse trabajar cuando al darse la vuelta su mirada se encontró con la del rubio. Por un momento su de por si acelerado corazón se agito, sin embargo esta vez logro controlarlo y sonreírle en un amistoso saludo.
Era el momento perfecto para darle su obsequio de paz, cuando descubrió que no lo traía consigo.
--¡¡Matt!!—celebro Misa saltando la barra y lanzándole los brazos alrededor del cuello. Mello aparto los ojos de la escena.
--¡¡¡¡Matt!!!—esta vez su nombre no fue pronunciado con alegría, sino con pura furia. Takada se acercó hasta el muchacho.
--Yo…lo…
--Basta, tu subasta ya paso—regaño—Te necesito aquí a una hora, si hoy no consigues algo decente te vas—amenazo dándose la vuelta.
En cuanto Takada se alejó, Misa le enseño la lengua.
--Ey, Matt, necesito ayuda—pidió Ryuoga.
--¡Ya se!—se animo Misa empujando al muchacho a su puesto—tu espera y veras.
Cuando la subasta comenzó oficialmente, la primera fue Linda. Ryouga consiguió tres mil cuando se quito el pantalón, y luego, por fin el número esperado: Mello.
Las luces hicieron su juego como siempre, atrayendo la atención del publico, la música comenzó a sonar entonces, Rock is death.
Misa corrió entonces hacia donde el pelirrojo bartender, le llamo hasta el extremo de la barra con urgencia.
--No te despedirán—le sonrió ampliamente.
--Misa, lo harán si no me dejas trabajar—explico sin mucha alegría.
Ella le guiño el ojo y le extendió una mano.
--Mira para acá—le dijo—Matt, debes salir de allí si quieres que te salve el empleo.
El muchacho suspiro levemente comenzando a subirse para cruzar del otro lado.
En el otro extremo de la barra cuando al rubio subió, la oscuridad se esfumo. Y entonces todas las luces iluminaron.
--¿Quién puede conseguir mas? ¿Nuestro nuevo chico o Mello?—pregunto de forma juguetona Linda a través del altavoz.
Matt alzo los ojos de inmediato sin saber que ocurría. El rubio giro la furtiva mirada azul hacia el pelirrojo. ¿Qué demonios?
--Haz lo tuyo, Matt—Misa se apartó tomando la charola de bebidas.
El pelirrojo sintió la peligrosa mirada de Mello sobre el, paso saliva y se atrevió a mirarlo. Vaya idea la de Misa…y vaya problema en que le había metido.
La gente del bar comenzó a impacientarse, gritando con expectación en espera del espectáculo.
--La subasta inicia en…
--¡¡Tres mil dólares por Mello!!
Pero el interpelado ni se inmuto, dirigió sus seguros pasos hasta Matt, quien, hincado sobre la placa se incorporo lentamente al ver al chico acercarse.
Lo tomo por el cuello de la playera y a punto de abrir la boca, Takada se acercó.
--Arruina esto, Mello. Y te vas.
¡Maldición! Maldita mujer. Estaba atado de manos. Bueno, en tal caso…
Una malévola sonrisa cruzo los labios del rubio mientras decidía que disfrutaría mucho del espectáculo.
Notas finales:

Aunque es un poco lenta la continuacion, bueno era necesario este capi peeeeroooo....lemon en el siguiente capi =D
Gracias por leer!!!!


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