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Aunque tú no lo sepas por Yais

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Notas del capitulo:

Mi regalo de navidad para todos ustedes.

Tenían una cita todos los viernes a las 3 de la tarde y, aunque no lo aparentaba, él siempre esperaba ansioso porque llegase ese día, tanto que no le importaba que hoy, viernes, cayera en una fecha que odiaba.

Sasuke Uchiha detestaba el 14 de Marzo más que cualquier día del año. Principalmente porque ese número en el calendario parecía darle a todos la impresión de que tenían derecho a interrumpir sus actividades y dedicarle una declaración pegajosa.

Ese día le regalaban de todo, desde flores hasta libros, y a pesar de que cada año rechazaba toda cosa que le daban, al llegar a casa siempre se encontraba con una pila de obsequios obstruyendo su entrada principal.

– Sasuke mira esto – tan pronto abrió la puerta se encontró con Itachi y su novio Deidara revisando sus obsequios como hacían cada año – ¿Podrías decirme quién es Tatsumi y por qué te envió algo como esto? – y entonces le mostró unos calzoncillos cortos con encajes y listones.

En respuesta Sasuke arrugó el ceño – Siempre he dicho que no abran esas cosas, sólo tírenlas – quiso fingir que aquello no le perturbaba pero un ligero carmín inundó sus mejillas.

– ¿Es que no tienes curiosidad? – Itachi hizo un ademán de evaluar la ropa y a su novio imaginando cómo se vería con ella.

– ¡Itachi! – Deidara lo reprendió fingiendo molestia al tiempo que abría un pequeño paquete que parecía contener alguna joya; estaba bastante emocionado – No te importa si me quedo con esto ¿Verdad Sasuke? –

El menor lanzó un pequeño gruñido, sabía perfectamente que su hermano inspeccionaba sus obsequios como parte de su manía por protegerlo, mientras que Deidara iba y seleccionaba aquello que “sería un desperdicio que fuera a la basura” para conservarlo. Y aunque solía externarles su disgusto cada vez que hacían aquello hoy no tenía tiempo de hacerlo.

 

– Sasuke teme – cuando prendió la computadora para iniciar su video llamada con Naruto vio que el chico tenía varios minutos en espera – ¡HOLA! – Lo saludaba como siempre, con una sonrisita y ojos brillando.

– Hola Dobe – se acomodó en la silla con una pose confiada, casi indiferente, pero la verdad era que había practicado frente al espejo para asegurarse de que se vería perfecto.

Su amigo se quedó callado unos segundos, sólo mirándolo, y él sintió como el corazón se le aceleraba – ¿Cómo estás?, ¿Qué hiciste esta semana? – Uzumaki fue el primero en reaccionar.

– Bien, lo de siempre – respondió de manera escueta y perfectamente notó que su amigo se enfadó. Adoraba ver como formaba esa expresión frustrada.

– Lo de siempre – repitió y luego arrugó la nariz – ¡No Teme!, te dije, yo pregunto y tú debes contestar algo más que lo de siempre, tú vida no puede ser así de aburrida –

Sasuke sonrió levemente – Es bastante tranquila, más cuando no tengo a un anormal rondándome –

Naruto entrecerró los ojos – ¿Estas diciendo que no soy normal? Tú no eres normal –

Uchiha no le respondió y Uzumaki le sacó la lengua en un gesto infantil. Ya tenían 19 años pero seguían comportándose de esa manera.

– Dobe – Sasuke sonrió ligeramente y ahora fue el turno de Naruto para hacerse el indiferente, sin embargo no tardó más de un minuto antes de que rompiera el silencio.

– Oye, Sasuke teme – su amigo lo llamó, pero contrario a como solía ser no sonreía, estaba bastante serio y hasta parecía un poco nervioso – ¿Recibiste mi obsequio? –

– ¿Tu obsequio? – el mencionado miró fijo la pantalla y sintió como el corazón se le aceleraba – ¿Qué obsequio? –

– Aah… – Naruto lanzó una especie de suspiro – No lo has visto –

– Me enviaste algo por ser 14 de marzo – Sasuke no podía creerlo, Naruto jamás le daba algo ese día.

– ¡No! – el rubio se sonrojó y movió las manos de un lado a otro golpeando la cámara en el proceso – bueno – Atrapó el aparato para que dejara de batirse y la imagen volviera a ser nítida – si te envíe algo, pero no porque sea 14, es sólo que en esta fecha son más sencillos de conseguir y… – se tomó un segundo para inhalar e intentar calmarse – espero que te gusten, fue difícil conseguirlos –

Sasuke hizo lo más que pudo para ocultar su emoción, mordiéndose suavemente el interior de las mejillas, esperando no sonreír como idiota – Son chocolates Ko – se arriesgó a adivinar sin pensar mucho en qué ocurría si no acertaba. Por suerte se dio cuenta de que estaba en lo correcto cuando vio, de nueva cuenta, a Naruto hacer un gesto enfadado.

– ¡No es justo! Se supone que debe ser una sorpresa –

– Es que eres muy predecible – se mofó, pero no tuvo mucho tiempo para seguir divirtiéndose porque inmediatamente imaginó a Deidara e Itachi abriendo su preciada caja de chocolates y tragándoselos a su salud. Eso sería horrible – Ahora vuelvo – debía detenerlos, ahora.

– Sasuke espera – Naruto hizo un ademán como si intentara tomar su mano para detenerlo – Yo… – sus mejillas se habían coloreado de nueva cuenta – ahora hay algo que tengo que hacer pero mañana puedo verte y hablar ¿Eso estaría bien? –

El mencionado lo pensó unos instantes, el día de mañana estaría realmente ocupado pero estaba seguro de que podía darle unos minutos al rubio – Esta bien –

Naruto sonrió – Será un momento, prometo no quitarte mucho tiempo – su amigo estaba siendo inusualmente serio – Entonces nos vemos mañana – y agitando la mano a modo de despedida cortó la comunicación.

Sasuke se quedó en la misma posición, unos instantes, sintiéndose extraño antes de recordar que debía correr y salvar su obsequio de aquel par.

Bajó corriendo a la entrada principal y casi lanzó un grito cuando se encontró a su hermano y su novio, sentados en la sala, besándose con su caja de chocolates entre ellos.

Atravesó la habitación a zancadas y sintió que el alma le volvía al cuerpo justo cuando vio que, a pesar de que ya le habían quitado la envoltura, la caja aún seguía sellada. Se las arrebató y si no fuera porque tenía público probablemente la hubiera abrazado.

– Sasuke – Itachi lo miró de manera extraña y él sólo les dedicó un gesto de rencor que, si las miradas mataran, los hubiera fulminado – Esos… no pensarás comer eso –

– ¿Por qué no? – De todas las personas en el mundo Itachi era otro de los pocos que sabía que amaba ese tipo de chocolate amargo.

– Porque no sabes si les inyectaron algo raro – aquello realmente no era paranoia, por experiencia propia Itachi sabía de lo que hablaba.

Sasuke sonrió ligeramente, siendo un poco arrogante – No creo que el Dobe pretenda matarme o algo –

   

 

 

[      Capítulo 2      ]

 

Durante esa hora se había embobado con tantos besos y caricias que aun le ardía la piel, se sentía tan sensible y desubicado que la habitación en la que se encontraban le parecía más grande de lo que realmente era y al exterior, la música que aun seguía, botaba como un búfer amortiguado en sus oídos.

Aquellas sensaciones se sentían fatal y era justamente por eso que, a pesar de estar agotado, alcanzó a incorporarse con los brazos temblorosos. El huracán de emociones no lo dejaba pensar claramente y sólo le permitía ver a la mariposa que revoloteó y le hizo todo eso: Naruto.

El rubio tenía los ojos cerrados y ya sólo podía escuchar su respiración acompasada; aquel se había dormido después de haberlo liberado, tan tranquilo y satisfecho como si ya se hubiera recuperado del arranque a pesar de que, antes de cerrarlos, sus ojos aún seguían dilatados.

Uzumaki no le dejaba muchas opciones. Se quedaba ahí dándole la cara pero sin poder escucharlo. Le había otorgado una explicación dolorosa y, en consecuencia, él no tenía palabras, sólo su promesa y una perfecta oportunidad para cumplirla… de verdad, quería matarlo.

Antes lo dijo con toda la intención del mundo y aún la tenía, así que tomó el cinto, que antes le quitó la libertad, y lo pasó alrededor del cuello del rubio; con un movimiento rápido y decidido. No era una acción muy complicada, sólo sería cuestión de tirar y la palanca que haría, gracias a la hebilla, se encargaría del resto. Tan simple como acabar con la vida de la persona que llamó su mejor amigo y había amado por más tiempo del que podía recordar.

Su último pensamiento lo hizo detenerse. A pesar de que tuvo la intención de jalar, y que lo hizo unos centímetros, se quedó petrificado.

Quería matar a Naruto por lo que había hecho. Tenía una sensación oprimiéndole el pecho y lo mezclaba con un sentimiento de tristeza e impotencia, sabía que algo dentro de él se había destruido y no era su amor propio, era su fe general en el amor. Tanto que comenzaba a cuestionarse si lo que pretendía solucionaría algo o si lo empeoraría. La verdad era que justo ahora el rubio le había enseñado una valiosa lección.

Cerró los ojos y respiró lentamente. Dándose un eterno minuto para resumir y encajonar todas sus emociones, después, dejó que el cinturón se escurriera entre sus dedos como si, al liberarlo, se deshiciera del lazo que lo unía con Naruto.

– Muerto – susurró pero fue bastante claro. Sabía que para cada acto había una consecuencia y no estaba seguro de querer enfrentar las que venían sólo por Uzumaki.

 

Llegó a su casa a las dos de la mañana, más derrotado que adolorido, y no se sorprendió ver que Itachi aun no volvía; generalmente su trabajo era así de demandante. Por eso subió hasta su habitación sin preocuparse y como autómata tomó una ducha.

Se daba cuenta de que su cuerpo no era diferente pero no podía evitar sentirlo de esa manera y mucho menos podía dejar de notar las marcas de besos regadas por su piel. Al recostarse no tenía ganas de pensar más, pero la ropa de dormir era tan holgada y sedosa que le hacía imaginar los dedos y la boca de Naruto; su aliento calentándolo, las pocas palabras que le dedicó y la forma en como el peso de su cuerpo lo sofocó. Naruto podría haber muerto pero las consecuencias de sus actos se quedarían en su mente y su cuerpo pues, como dijo, ya no lo podría olvidar. Gracias a él había activado su GEN y, en consecuencia, perdió la oportunidad de tener una familia. Tal vez por eso si valía la pena lamentarse.

 

A la mañana siguiente su alarma sonó con fuerza y él la dejó molestar sus oídos, más tiempo del necesario, hasta que Itachi entró a su habitación y le lanzó una almohada para que reaccionara y apagara el aparatito infernal. Ambos habían dormido poco, pero si hacían una competencia de preocupaciones que causan insomnio probablemente Sasuke ganaría e, incluso, le sacaría ventaja para toda la vida.

Durante el desayuno su hermano lo miraba descaradamente y aunque parecía bastante tentado a decirle algo no lo hacia.

– Ya basta – Sasuke dejó su comida de lado y se aventuró a retar a Itachi – ¿Tengo algo? – realmente no era como si creyera que su hermano pudiera notar algún cambio en él, pero aun así se sentía incómodo.

– No lo sé – a Itachi no le importaba saber que lo estaba sacando de quicio – ¿Tienes algo? –

– No – contestó mordaz y se levantó de la mesa, de igual forma no tenía apetito – me voy a la academia –

– Sasuke – Itachi lo llamó antes de que saliera del comedor y él sólo se detuvo por cortesía – ¿Has hablado con Naruto? Hoy regresa a… –

– Nos vemos – lo cortó y salió de la casa.

 

Ese mismo año se convertiría en jounin, así que a nadie en la academia le sorprendió que se encerrara en un cuarto de entrenamiento y pasara horas ahí, con el teléfono apagado y con la puerta sellada gracias a su clave personal. Siendo él se podía dar ciertos lujos.

Sin embargo, mientras practicaba con kusanagi, escuchó como la puerta se abría y por ella vio entrar Kakashi, su antiguo sensei, con un gesto cansado. Irrumpiendo su privacidad aprovechándose de que su nivel de acceso era mucho mayor que el suyo.

– Lo siento Sasuke pero estoy verdaderamente cansado de él – le dijo disculpandose y se hizo a un lado para dejar ver a Naruto, quien portaba un gesto de felicidad como si acabara de terminar una misión muy complicada.

Sasuke tuvo un espasmo de disgusto y giró el rostro inmediatamente para fingir ignorar a los recién llegados. Sabía que era muy pronto para volver a ver al rubio, más porque ahora tenía una espada en la mano y esa era su especialidad.

Su cerebro trabajaba a mil como el día anterior y necesitaba relajarse, controlar sus movimientos y respiración, pero la risita de satisfacción que soltó Naruto, junto con su absorbente presencia, le hacia muy difícil procesar que nada ocurría y que nadie lo perturbaba, mucho menos alguien que ya no existía.

– Estoy ocupado – aquel comentario lo soltó al aire pero lo dirigió únicamente a su sensei.

Kakashi puso sus manos al frente de su rostro e intentó lavarse de la responsabilidad – Lo sé pero yo también lo estoy y no tengo tiempo para lidiar con Naruto así que es todo tuyo – entonces se dio la vuelta, para nada dispuesto a escuchar sus quejas.

Sasuke veía a al recién llegado de reojo, pendiente de todos sus movimientos a pesar de que fingía seguir con lo suyo, así que perfectamente vio como le hacia un gesto en la cabeza a Kakashi, agradeciéndole que le hubiese permitido irrumpir en su entrenamiento; y como con pasos lentos caminaba hasta una esquina de la habitación para verlo practicar.

Eso no estaba bien.

– Sasuke – Naruto lo llamó con voz desganada después de unos minutos de admirarlo en silencio  – hoy vuelvo a la capital y quiero… no me gusta que estés enfadado conmigo –

El mencionado lo ignoró, seguía firme en su decisión respecto a que el rubio y todo lo relacionado con él había muerto. Incluyendo esa parte suya.

– Sé que no hemos hablado desde hace casi medio año y no era mi intención dejarte de lado – Naruto arrugó la frente como si la sensación de lo que decía le resultara extraña – pero en ese entonces parecía correcto –

Uchiha seguía con su entrenamiento, alerta, fingiendo que no lo escuchaba pero verdaderamente confundido ¿De qué hablaba Naruto?

– Y no entiendo ¿Por qué tienes que ponerte tan difícil? Si tampoco protestaste al respecto – el rubio elevó la voz pero la bajó inmediatamente al sentir como le palpitaba la cabeza producto de la resaca y las reminiscencias de lo que fuese que le habían dado la noche anterior para desinhibirlo – … más parecías feliz de no tener que contactar conmigo –

Sasuke se sintió afectado por las primeras palabras pero se amonestó cuando escuchó lo último porque Naruto parecía estar mezclando cuestiones diferentes. A él no le importaba el asunto del rubio cancelando sus conversaciones y cortando comunicación entre ellos los últimos meses, más porque la verdad era que si no hubiese sido porque Naruto apareció en su casa con las invitaciones a su boda probablemente habrían pasado más tiempo sin verse.

Lo que le importaba no tenía relación con aquellos sucesos inútiles.

– Tú eres muy malo conmigo – Naruto suspiró y negó levemente con la cabeza después de 15 minutos en los que el silencio siguió entre ellos – es mejor que te deje solo, ya se te pasará lo que sea que tengas – entonces caminó hacia la puerta para abandonar el lugar.

– ¿Yo soy así? – Sasuke ya no pudo evitar perder la concentración y corrió directo hacia el rubio dispuesto a atravesarlo de una sola estocada, sin embargo Naruto se dio cuenta y pudo esquivarlo a tiempo – Después de todo lo que me has hecho tienes el valor no sólo de venir aquí sino de decirme eso – y ahí había terminado todo su autocontrol. A la mierda las consecuencias y las reminiscencias de sus sentimientos.

Uzumaki se miró el pecho imaginando el lugar donde Sasuke lo hubiera herido de haber logrado su cometido y se sorprendió – casi me matas – susurró sin creérselo.

– Te lo dije, que te mataría – el pelinegro muñequeó y se dispuso a atacar de nueva cuenta.

Naruto dio un par de saltos hacia atrás aún impresionado por lo que ocurría – ¿Qué te pasa? – afortunadamente para él su especialidad era el combate cuerpo a cuerpo y junto con sus otras habilidades siempre fue el mejor de su clase en esa área – ¿Por qué me atacas? –

Pero Sasuke no le hacia caso, simplemente quería destrozarlo. Naruto dándose cuenta de que todo iba con la intención de matarlo tuvo que contra atacar – argh – el rubio se tomó el hombro al sentir como su amigo había logrado hacer un corte profundo y fue en ese instante, cuando Sasuke sintió como se enterraba en la piel y vio la sangre brotar que logró calmarse – ¿Qué? ¡¿En qué estas pensando?! –

– Te quiero fuera de mi vista – Sasuke se dio cuenta de que todo el cuerpo le temblaba mientras veía a Naruto apretarse la herida pretendiendo parar la hemorragia.

– Y ¿Crees que podría irme después de esto?, ¿Sin saber qué es lo que te ocurre conmigo? – su amigo lo miró verdaderamente confundido y Sasuke fue incapaz de entenderlo – ¿Cuándo? ¿Qué hice? – el tiempo se veía correr sólo porque la sangre en la espada se escurría por el filo hasta la punta donde formaba gotas que caían al suelo.

Sasuke casi se ahoga – ¡No me finjas que no lo recuerdas! – le parecía increíble que Uzumaki le dijera aquello, que después de lo que le había hecho lo había olvidado. Después de lo mucho que lo había lastimado.

– ¿El qué? – el rubio bajó la mirada y se perdió en el suelo – Desde ayer me tratas así – murmuró derrotado.

Sasuke apretó el mango de su espada con fuerza – Dime que sabes de qué estoy hablando – le ordenó pero a la vez le suplicó. Quería que si Naruto se veía lamentable lo hiciera por sentirse culpable, no que portara esa expresión de confusión mezclada con inocencia. Él no era inocente, tenía la culpa de todo… no podía simplemente olvidarlo.

– Lo siento – Naruto pareció notar lo desesperado que lo había puesto – Sigo sin saber por qué estas enfadado conmigo – lo miro fijamente y aunque sus ojos seguían diciendo que no creía merecer ser tratado de esa manera le sonrió levemente – Desde antes de llegar no era mi intención ignorarte, pero era sólo porque entre todas las personas a la que más temía decírselo era a ti –

El pelinegro tensó todo el cuerpo y apretó los ojos intentando aguantar las ganas llorar. Sabía perfectamente cuando Naruto mentía y ahora se daba cuenta de que no lo hacía, él no lo recordaba. Pero ¿Qué podía esperar de un idiota?

– Perdóname por ser así de lamentable, sé que no tengo que preocuparme tanto por tu reacción pero soy verdaderamente tonto – siguió mirándolo intensamente – creía que estarías feliz por mi decisión y no sé que te hice pero lo siento –

Naruto siempre le hacía eso, lo confrontaba y le decía tonterías pero jamás lo que quería escuchar.

– Mírame Sasuke y explícamelo – Dio un par de pasos hacia él – Estoy cansado de intentar entenderte–

– No tiene caso si no lo recuerdas – no pensaba perderse en sus ojos. No le tendría lástima, más porque se suponía que no sentía.

Naruto siguió acercándose a él apretándose la herida con fuerza y exponiéndose a que él lo atacase si le daba la gana – Ayer por un momento creí que lo que te molestó fue que te ocultara lo de Gaara y creo que pensé muchas cosas que no son, porque tú no harías esto por algo como eso  – entonces llegó a su altura y se soltó el hombro para poder tocarlo.

Pero no se lo iba a permitir, así que atajó su mano en el camino y cuando se aventuró a mirarlo sintió como la presión de todo lo mareaba ¿Por qué tenía ganas de llorar? ¿Por qué si se suponía que en la mañana ya lo había enterrado todo? – Haz de tu vida lo que te plazca y no te cruces en mi camino –

– Sasuke… no quiero dejarte – era verdad que siempre que usaba ese tono lastimero lograba derrotarlo pero ahora no hablaban de cualquier cosa, Naruto destrozó su futuro y después había borrado de su memoria lo que hizo.

Se mantuvo en silencio. No tenía respuesta para nada de lo que ocurría porque no era como debía. Desde un principio supo que, probablemente, Naruto tendría el valor para enfrentarlo y creyó que él también lo soportaría, que sería tan fácil como fingir indiferencia y amenazarlo para que jamás se volviera a atrever a tocarlo o siquiera mirarlo. 

Naruto abrió los ojos a más no poder y apretó los labios para que no se le escapara un sollozo. Uchiha era incapaz de ver lo mucho que lo destrozaba  – Está bien, sé que otra vez estoy siendo molesto – lo miró fijo y esta vez no pudo sonreírle – pero es imposible que te ignore ahora, eres mi mejor amigo y siempre lo serás –

Era demasiada presión. Saber que Naruto se casaría pronto y tendría un hijo; que sólo lo había usado para desfogarse y que él no pensaba abrir la boca para recordarle algo que era mejor que muriera. No pensaba pedirle que se quedara a su lado, ya había sido humillado bastante como para ir y ser rechazado. Más sabiendo que, aunque no lo fuera, no podría vivir así: A un lado de alguien que no lo amaba y le había hecho eso. Simplemente no podía.

La cabeza le punzó y como no estaba acostumbrado a sentir tantas cosas a la vez se desmayó.

 

 

Notas finales:

*14 de Marzo: Día blanco

¡Feliz Navidad a Todos!, que reciban mucho Yaoi de regalo =D.

Ese capítulo es malo, lo sé, y la verdad es que, contemplé seriamente la posibilidad de no escribirlo. Dar simplemente un salto en el tiempo y encargárselo a su imaginación XP pero al final decidí que era importante que Sasuke supiera que Naruto no recordaba nada ahora, así como quería escribirlo con intención asesina. Itachi y Deidara siendo novios es un plus para algo muy importante en el futuro.

¡GRACIAS por sus RR!, aun no tengo idea de por qué me metí en esto ^^U, pero su apoyo me da ánimos a no tirar la toalla. He respondido todos así que pueden ir a leer las aclaraciones y/o comentarios que les hice. Recuerden comentar y mandar mucho amor, porque yo ya los amo.

Como nota general les voy a decir que en este fic las mujeres si existen, sólo que no viven en la misma división territorial que los hombres. Otro detallito que igual será importante para los próximos chaps.

Atte. Yais

PD. ¿Les he dicho que AMO a Gaara?, bueno, sólo les aviso porque en este fic TODO le va a salir bien, s–i–e–m–p–r–e, así que preparaos mentalmente XD.

PD2. Sobre lo del Mpreg jajaja pues Sasuke no es Marimar XD. (Chiste malo para mis compatriotas y para todo aquel que le entienda) 

 


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