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Rain por YuukiPhantomhive

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Notas del capitulo:

Holas, holas!! Se acuerdan de mi? x3

 

Por aquí de nuevo! =)  Siento mucho no actualizar desde julio xD jajaja... pero mi compu se malogró y (creanlo o no) hasta ahora no la llevo al técnico... En fin...

 

Agradecimientos a kirie chan, Kalluto Zaoldyeck, Nefelpitou, Kaely Kuruta y Esme-chan =D

 

NO saben lo que he sufrido con esto...escribir desde una cabina pública no es lo mismo que hacerlo desde tu casa...

 

Bueno, recordar (como siempre) que los personajes utilizados en este fic pertenecen a sus respectivos autores (etc) y yo solo los utilizo con fines yaoiescos  x9

 

Gracias por leer!

 

 

 

CAPÍTULO X

 Little by little

 

La humedad en el aire los obligaba a llevar prendas abrigadoras para no dejar escapar el calor corporal. Odiaba los climas extremos, pero esa no era la razón de su mal humor esa  mañana. Lo que sucedía era que se sentía intranquilo, era una sensación de inquietud que agolpaba su pecho. Esa mañana había prácticamente huido de él.  No podía creer su cobardía, pero no quería ver que tan ridículo se iba a comportar debido a sus sentimientos recién descubiertos.

 

Después de no haber podido conciliar el sueño adecuadamente, despertó en la madrugada con la  única idea de tener todo listo para el campamento. Sigilosamente salió de su habitación. No había nadie y todo se encontraba en silencio. ¡Bien! Se acercó al cuarto de sus hermanos mayores y entreabrió la puerta lo más lento posible para que no se escuchara el chirrido de la bisagras. Y en cuanto pudo, se deslizó dentro de la habitación de los mayores.

 

– Ranmaru…– llamó al rubio mayor, pero este no le hacía caso. – ¡¡¡Ranmaru…!!!­ – repitió gritándole al oído en susurros, obligando al otro a despertarse.

 

– ¿Qué sucede? ¿Te has dado cuenta que aún es de noche? – le respondió.

 

– ¿De noche?... son las seis de mañana…– contestó él.

 

– Entonces… ¡¿Te has dado cuenta que es de madrugada?! –  inquirió el mayor aún somnoliento  y acurrucándose en su cama para seguir durmiendo.

 

– Pero necesito que me lleves al colegio…– dijo Kurapika mientras jalaba la colcha con la cual su hermano se había cubierto hasta el rostro con el propósito de ignorarlo. – El profesor me pidió que fuera temprano para ayudarle…– mintió. Eso era lo más convincente que podía tramar,  contando con que era totalmente malo para decir mentiras. – ¡¡Ranmaru…!!

 

– Me lo debiste haber dicho ayer que…– refutó Ranmaru, pero no logró completar la frase al acordarse de lo acontecido  aquel día.

 

– ¡¡¡Ya llévatelo, Ranmaru!!! – reclamó Kazuki, quien en la cama de a lado se cubría la cabeza con una almohada para tratar de conseguir  un poco de paz y tranquilidad para dormir.

 

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Para ser sinceros, sabía que su mentira se caería en cuanto ambos llegaran y vieran que en el colegio no había ni una sola alma. Aun así, no tenía de otra, se sentía asfixiado en su propia casa.

 

Pero para su buena suerte, algo con lo que en realidad no contaba, los profesores encargados del viaje de campamento ya estaban ahí, trabajando. Puro volver a respirar tranquilamente…hasta que el terco de su hermano decidió bajar junto a él para ir a pedirle explicaciones a su maestro. Solo observó cuando Ranmaru llamó la atención de su profesor y le comenzó a decir una serie de cosas que no pudo escuchar. Mustang solo escuchaba atentamente con aire serio. “¡¿Qué mierda le estaba diciendo Ranmaru?!”. Ambos voltearon a verlo al mismo tiempo y su tutor le hizo una señal para que se acercara.  Estaba muerto.

 

– Siento mucho las  molestias causadas, pero necesitaba mucho de la ayuda de Kurapika. Después de todo  él es un excelente delegado. – Fue lo que contestó Mustang a la lluvia de  reclamos por parte de su hermano. Todo acompañado de una de esas sonrisas ensayadas que usaba para convencer a cualquiera. Bien, eso, su ayuda, no se la esperaba. Para nada.

 

– Bueno…supongo que tiene razón, pero…– comentó su hermano.

 

– Agradezco su comprensión, es evidente que usted en un excelente hermano mayor. Hacerse cargo de tres debe ser  difícil, así que le prometo cuidar bien de Kurapika durante todo el campamento. – le decía el profesor mientras guiaba a Ranmaru de vuelta a su auto.

 

– Muchas gracias, en verdad yo…

 

–  No se preocupe y vaya a casa. No querrá que su demás hermanos lleguen tarde a clase, ¿cierto? – A este punto el rubio mayor ya estaba casi dentro de su vehículo.

 

–  Solo quiero hablar con mi hermano un momento…

 

– Claro, yo iré a guardar su equipaje. – respondió el moreno mientras tomaba las cosas del menor para dejarlos solos.

 

– Tu profesor sí que tiene talento para deshacerse de las personas… – le comentó el mayor.

 

– Sí, ese es su fuerte…pero tú comenzaste. – contestó él. –Oye…cuida bien a Leo-san, ¿sí?... – “A los dos”, agregó mentalmente.

 

– No te preocupes por el perro, seguirá en una pieza cuando regreses. – Respondió Ranmaru. – ¿Llevas todo? ¿No olvidas nada?... ya sabes… cepillo de dientes, ropa interior, papel higiénico…

 

– Sí…No tienes que decirlo tan fuerte. – lo interrumpió avergonzado. Podía jurar que Mustang se retorcía de la risa a lo lejos. –…Ya vete.

 

El  mayor solo suspiró mientras subía al vehículo. Después de todo,  no eran del tipo de hermanos que se abrazaban y esas cosas “cursis”. Al menos no entre ellos dos. – Juiciocito, ¿eh? – le dijo antes de irse.

 

Y ahora estaba ahí, haciendo  el trabajo de su tutor y registrando a los alumnos que  llegaban. Mustang de seguro estaba por allí, coqueteando con las madres solteras o fastidiando a las secretarias. “Equivalencia de intercambio”, le había dicho antes de desaparecer y dejarlo todo a él.  Miró su reloj y vio que eran las 8 y 25  de la mañana. Incluso había tenido tiempo de despedirse de Liserg y   Kazuki, a quienes había dejado durmiendo cuando salió de casa. Ellos pudieron darle el alcance antes de que comenzaran sus clases. Gracias al cielo que Leorio no apareció con ellos, al parecer tenía clases en la universidad. Aun así, tenía la extraña sensación de que en algún instante  aparecería de la nada.  “¿Dónde se habrá metido el inútil del profesor?”, se preguntó.  El bus ya estaba lleno, los demás profesores estaban a bordo, todos los alumnos  registrados estaban presentes. Casi todos los alumnos de tercero iban al campamento, todos excepto…

 

– De prisa, Elric, el bus ya va a  partir…– escuchó decir a su tutor. Al mirar hacia esa dirección pudo ver que Mustang llevaba el equipaje de Edward y su amigo venía justo detrás de él, acompañado por su madre.

 

– ¿Edward? – preguntó confundido, a la par que Makubex e Ishisse se pegaban a las ventanas del  bus para saber lo que sucedía. – No sabía que cambiaste de opinión…

 

– ¿Cómo podría faltar si este campamento compromete un gran porcentaje de las calificaciones de este bimestre? –  contestó el ojidorado.

 

– ¿Eh…?– Kurapika solo atinó a mirar a sus amigos que estaban en el bus para buscar una pista, después de todo, el evento en cuestión solo era recreativo. Ellos agitaban sus cabezas en señal de afirmación. –…Sí, claro… ¡Qué alivio que estés aquí! – Bien, había comprendido más o menos por donde iba el asunto, así que trató de seguir la corriente.

 

– Profesor Mustang,  agradezco mucho su ayuda. Dejo a mi hijo en sus manos, por favor cuide  de él. – dijo la madre de Ed algo preocupada.

 

– No se preocupe, señora Elric, su hijo estará sano y salvo. Le doy mi palabra. – le contestó el maestro con mucha confianza.

 

El bus finalmente partió llevando consigo a unos muy emocionados adolescentes. Es decir, una semana alejados de la  supervisión de sus padres y con licencia para hacer  lo que se les venga en gana…Claro que aún quedaban los profesores y las actividades que tenían que cubrir allí. Pero ya se las ingeniarían  para salirse con la suya. Aunque los que más esperaban era que el clima cambiara, pues iba a  ser realmente deprimente que se las pasen encerrados debido a las intermitentes  lloviznas.

 

– Así que le mentiste a tus padres para que te dejaran venir al campamento…– Le dijo Kurapika  tratando de  confirmar sus sospechas, mientras recibía una mirada de reproche por parte de su amigo.

 

– Sí… ¡No sé cómo no lo pensé antes! – contestó Edward.

 

– Es que antes eras una persona honesta. – le respondió con cierto reproche a su amigo. – Ahora ya fuiste corrompido por este par. – dijo señalando  acusadoramente a Makubex e Ishisse.

 

– Vamos, Kurapika, fue por una buena causa. – Refutó su amigo albino.

 

– Hmm…no me dijeron nada…podría haber arruinado todo... – contestó el rubio.

 

– Es que fue algo que se nos ocurrió de repente. Además, tú y Himiko son pésimos mintiendo, no podían ayudarnos a mantener la coartada. – intervino Ishisse. – Incluso el profesor Mustang aceptó a ayudarnos. Nuestro plan fue simplemente magnífico.

 

– ¿Mustang? – inquirió Kurapika sin dar crédito a lo último. El rubio, el resto de sus amigos y él observaron momentáneamente  al  profesor  quien, en la parte posterior del bus, mantenía una reunión junto con los  otros maestros que los acompañaban. – Tanta amabilidad es imposible…– dijo el rubio retomando otra vez la discusión.

 

– ¡Que sí! Ishisse logró conseguir su número y él aceptó colaborar así sin más. – le contestó Makubex al rubio.

 

– Es cierto. Sin su ayuda mi madre jamás nos hubiera creído. – dijo Ed – Incluso habló con la directora para que dejara que me inscribiera a  último momento. –  Echaron otro vistazo hacia donde se encontraba el pelinegro, pero éste ya había terminado su reunión y se dirigía a donde  ellos estaban, los primeros asientos  al lado derecho del bus. Rápidamente los chicos se acomodaron en sus lugares.

 

– Tenemos un problema contigo. –  dijo el pelinegro refiriéndose a Edward. – Casi todas las actividades que brinda el campamento están copadas, así que tendrás que tomar solo las que aún estén libres. – agregó y después suspiró un poco estresado. – Además…ya no tenemos espacio en los bungalows que separamos  para los  alumnos…

 

– ¡¿Qué?! ¿Y entonces dónde se quedará? ¿A la intemperie? – le interrumpió Ishisse evidentemente preocupada por el ojidorado. – Nosotras podemos hacerle un espacio en el nuestro…

 

– ¡Sí! No tenemos ningún problema con eso…– La secundó Himiko.

 

– En sus sueños, señoritas…– contestó el pelinegro recalcando mucho la última palabra. – Está decidido que tanto chicos como chicas duerman en habitaciones separadas… – “¡Qué depravadas!”, “¿Qué le piensan hacer al pobre?”, y frases similares se comenzaron a escuchar en los comentarios de los demás estudiantes, al mismo tiempo que una ola de risas se desató en el interior del bus. Las dos chicas y el ojidorado se pusieron rojos de la vergüenza. Agradecía que sus amigas le quisieran prestar su ayuda, pero su ofrecimiento había sido tomado en otro sentido. Genial. Ahora el resto del salón tendría sobre qué hablar durante el resto del viaje. Y así no era como se imaginaba que esto debía empezar. Definitivamente ¡NO!

 

– Pero si puede quedarse con nosotros, ¿verdad? – preguntó Makubex.


– Lo que iba a decir es que él se quedará en una de las habitaciones asignadas a los profesores. – respondió su apuesto profesor. "Qué mala suerte", murmuraban nuevamente algunos de sus compañeros. Pero muy al contrario, él, al escuchar aquellas palabras, no pudo evitar que una repentina y desconocida emoción sobresaltara su corazón.


– Pero... – trató de objetar Makubex.


– Nada de "peros", esto ya fue decidido por los demás profesores encargados.


– ¿Y con quién tendré que quedarme? – preguntó. Aunque ya tenía una leve corazonada al respecto, quería confirmarlo para no hacerse falsas ilusiones.


– Te quedarás conmigo. Compartiremos la habitación. – contestó Roy sin darle mucha importancia al asunto, al mismo tiempo que se sentaba cómodamente en el lugar vacío a su lado. ¡Vamos! ¡Esto tenía que ser un regalo caído del cielo! Hace apenas 24 horas agonizaba patéticamente con solo pensar que estaría alejado tanto tiempo del pelinegro...Y…y ahora...ahora tendría la oportunidad de estar muy cerca de él. Eso era más de lo que podría haber deseado en su corta vida. ¡Prácticamente iba a vivir y dormir con él! ¡Roy Mustang! Su amor platónico y secreto desde ese último verano...

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Aprovechando las vacaciones, sus padres habían alquilado una casa cerca a la playa. Eran raras las oportunidades en que su padre se quedaba tanto tiempo en casa, pues la empresa donde trabajaba siempre lo enviaba de viaje para cerrar uno que otro negocio o supervisar las sucursales. Todo indicaba que su padre quería enmendar el tiempo perdido con esa idea de vacacionar cerca al mar. Como sea, esa era una buena señal y no tenía por qué desperdiciarla ¿no?

 

Habían pasado dos días, Alphonse y él se hicieron amigos de una niña vecina suya llamada Nina. Ella y su gran perro Alexander solían jugar y dar largas caminatas por el malecón. Francamente, no podía entender cómo una pequeña niña de 10 años podía manejar a semejante mascota, es decir, si el perro se parara en dos patas podría jurar que este le doblaba la estatura a ella... ¡Incluso a él!...bien, pensar esto último era algo deprimente... Pero el can podría devorarla de un solo bocado si se lo propusiese. A veces hasta sentía que el animal lo miraba como su futura botana. ¡Qué rayos! Él aún tenía  años por vivir y sueños por cumplir. No iba a dejarse amedrentar por un ser inferior... Aunque fuera más grande... Bien, cuando pudo conocer mejor a Alexander se dio cuenta que era el perro más dócil y juguetón que podría encontrar. Un real contraste con su intimidante gran tamaño.


En fin, Nina y Alexander se ofrecieron a llevarlos a conocer los alrededores. Después de ver el mar azul y la arena... arena...arena y ¡más  arena!...la cual odiaba, pero los demás disfrutaban, decidieron ir a dar una vuelta por el área comercial.


– Ed, Al, voy por algunos helados... ¿Hace mucho calor, no creen? –  dijo la pequeña. Habían llegado a un parque que estaba al frente de un mall, donde descansaban bajo las sombras de los árboles.

 

– Yo te acompaño, Nina –  le contestó Alphonse muy animado.

 

– Sí, pero alguien se tiene que quedar con Alexander. Los guardias de seguridad no lo dejan ingresar porque es muy grande. – agregó ella.


– No hay problema, yo me quedo. – Respondió él muy seguro. –  Solo será un momento y además parece estar durmiendo. No será difícil.


– Bien, no nos tardaremos. –  dijo Al.


– ¡¡Tráiganme uno de chocolate!! – gritó mientras los veía alejarse y luego cruzar la pista hacia las tiendas. Luego se relajó y se recostó en el pasto a lado de Alexander, quien le  daba sombra debido a su enorme cuerpo. De repente, esa sombra desapareció. Incorporándose rápidamente, buscó al perro con la vista y notó que aún estaba cerca, manteniendo una guerra de miradas con un gato callejero que se encontraba al cruzar la pista. Corriendo para alcanzar a Alexander, pudo lograr sostener a tiempo la correa del can, segundos antes que con descomunal fuerza este se lance a perseguir al felino.


Por más que puso toda la resistencia posible para mantener al  perro bajo  control, todo era inútil. Estaba siendo casi arrastrado por el can mientras la gente alrededor se le quedaba mirando. "Mucha ayuda la que brindan", pensó enojado al sentir tantas miradas encima de él.  Felizmente el semáforo estaba en rojo o estaría en graves problemas. Porque lo estaba, ¿no? Un último jalón de Alexander hizo que soltara la correa y cayera sentado en el suelo.


Mientras trataba de levantarse y recuperarse del aturdimiento, empezó
a escuchar gritos ininteligibles que provenían de las personas que antes lo observaban. A pesar que las escuchaba, no lograba entenderlas. De pronto, algo lo golpeó haciendo que  cayera nuevamente, unos metros más allá de donde se encontraba.


¡Qué mierda! ¡¡Eso había dolido y mucho!!...Aunque al parecer algo había amortiguado el golpe de su cabeza. Un peso extra encima suyo comenzó a recriminarle de la nada mientras aún mantenía los ojos cerrados.


– ¿Eres estúpido acaso? – le gritaba una voz masculina. – ¿Intentabas suicidarte? ¡Hace rato que el semáforo cambió de color y tú te quedas ahí como un idiota! –  Al abrir los ojos pudo ver a su "salvador". Un hombre de cabellos negros que contrastaban magníficamente con su blanca piel. Pero lo que más le atrajo de él eran su ojos, de un azul oscuro intenso, semejantes al color del océano en la noche. – ¡Te estoy hablando! – seguía diciéndole aquel chico. –  Tsk...Será mejor que llame a una ambulancia. – agregó mientras se incorporaba para sentarse a un lado suyo y sacar su celular.


– ¡¡Hermano!! – escuchó gritar a Alphonse con un tono muy preocupado. Esto lo devolvió inmediatamente a la realidad. – ¿Hermano, estás bien?


– Sí... – contestó mientras se levantaba. – Estoy bien, no fue nada. No te preocupes…


– Menos mal... – respondió el menor ya aliviado.


– ¿Que no fue nada? – interrumpió el pelinegro mientras se ponía en pie – ¿Acaso ver enanos embarrados en las pistas es cosa de todos los días?


– ¿A quién le dices enano? – gritó Ed al escuchar su palabra tabú.


– ¡Enano y sordo! – Le respondió el joven. –  pensé que estabas mal herido...tsk, mejor me voy o llegaré tarde. – agregó este mientras tomaba un maletín deportivo del suelo.


– ¡Mu...muchas gracias, señor! – le dijo Alphonse en agradecimiento. – Muchas gracias por salvar a mi hermano. – agregó haciendo un reverencia.

 

– ¿Señor...? – respondió con un tic en la ceja. –...Como sea, será mejor que cuides bien de tu hermano pequeño. – dijo antes de alejarse.


"¡¡PEQUE...ÑOOO!!", esa palabra había hecho eco dentro de su cabeza. – ¡¿A quién diablos le dices que es tan pequeño que hasta las hormigas le hacen sombra?!


– Vamos, Edward, él no dijo eso... – le dijo Al tratando de calmarlo.


– ¡¡Para que sepas, yo soy el mayor entre los dos!! ¡¡IDIOTA!! – gritó  haciéndole caso omiso a su hermano.


El chico de cabellos negros ya estaba bastante alejado de él, pero al parecer había podido escuchar todos sus gritos. Él solo se volteó para mirarlo y sacó la lengua traviesamente para molestarlo. Esa fue su única respuesta. Un acto que hizo que su cuerpo se estremeciera por una emoción desconocida. Una imagen que quedó grabada en su memoria para siempre. Después, el chico sin nombre  siguió su camino y desapareció.

 

 

 


>> Continuará>>

 

 

 

 

Notas finales:

Aquí mis más sinceras disculpas para l@s lectores...

~arrodillándose~ Me disculpo por la demora.

 

Como comenté al contestar los reviews, la bendita compu que se vino a malograr en mal momento... Y yo que no he encontrado tiempo para llevarla a un técnico...  U_U   Iba a actualizar el 24, pero todo el mundo comenzó a hablarme por chat para saludar y no me dio tiempo para nada más...xD

 

Espero que hayan pasado una linda Navidad...y les doy los mejores deseos para este 2014...

 

Que venga la inspiración y se vaya la pereza!!! xD jajajaja

 

Gracias por leer!!!

 

See you!! <3


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