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Rain por YuukiPhantomhive

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Notas del capitulo:

Lalihooooo!!! (xD ayer estuve viendo Gravitation por no se cuanta vez...)

 

Cómo andan tod@s? Espero que muy bien  ^___^

 

Para que vean que este año también seguiré actualizando este fic, dejó por aquí un capi más...aunque se me pega la flojera, los capis son cada vez más largos xD y hago varios intermedios mientras escribo pa no aburrirme.....jajajaja, bueno, vayamos a los importante

 

Agradecimientos a kirie chan y Kurapikafandubs  *w* (Arigatou por su reviews!!)

 

 

Bueno, recordar (como siempre) que los personajes utilizados en este fan fic pertenecen a sus respectivos autores (etc) y yo solo los utilizo con fines yaoiescos  x9 

 

Gracias por leer!

 

 

CAPÍTULO XI

The boy without a name

 

 

“El chico idiota”, “el antipático ese” o simplemente “él”; así lo llamaba cada vez que sacaba a discusión el tema de su accidente cuando conversaba con Al. Y vaya que le gustaba sacar el tema a cada rato. No entendía por qué, pero necesitaba hablar de él, y a Alphonse no le quedaba más remedio que seguirle la corriente a su hermano. Habían pasado ya cuatro días de “eso” y cada tarde a la misma hora, regresaba a ese lugar para encontrarlo, pero hasta ahora no había tenido suerte.

 

Solo quería verlo para recriminarle por burlarse de su estatura. Sí, era solo eso. Solo quería verlo y ser capaz de robarle una sonrisa para guardarla en su corazón junto a todos los gestos que haga. Solo quería saber su nombre, pedirle que fueran amigos y, quien sabe, en el futuro novios. ¿No era pedir mucho, verdad?... ¡¡¡PERO QUÉ RIDICULECES ESTABA PENSANDO!!! ¡¡¡Cómo era posible que él, Edward Elric, en plena flor de su adolescencia se viniera a enamorar de un hombre!!! …Un hombre demasiado apuesto… ¡Pero hombre, al fin y al cabo!... Definitivamente a eso era lo que llamaban amor a primera vista.

 

Tal vez…si lo veía otra vez, encontraría tantos defectos en él que la ilusión se rompería. Sí, eso era. Esperaba verlo solo para cerciorarse. Nada más. Pero, ¿y si las cosas salen al revés? ¿Y si se terminaba enamorando aún más? ¡Rayos!... “Tómatelo con calma, Ed”, se dijo a sí mismo. Era obvio que él nunca más se cruzaría en su camino, “así que solo queda rendirse y olvidar”, pensó y suspiró desalentado. Dio media vuelta y empezó a caminar para volver a su casa temporal, con desgano y la mirada puesta en el suelo…hasta que chocó con algo o mejor dicho, alguien.

 

– ¡Vaya! ¿También eres ciego? ¿O intentabas darme un cabezazo? – escuchó decir a una voz que hizo emocionar de repente a su corazón. – Déjame decirte que con ese tamaño no lograrás nada…– ¿Por qué…? ¡¿Por qué tenía que tomar su estatura como objeto de burla justo en ese momento?!  Sin pensarlo dos veces intentó darle una patada en la pierna, pero el mayor logró esquivarlo con mucha habilidad haciéndose a un lado. – ¿Qué clase de niño salvaje eres? – le recriminó el pelinegro – ¿Acaso tus padres no te enseñaron a respetar a los adultos? – agregó el mayor, quien miró la hora en su reloj para después empezar a caminar dejándolo ahí.  Edward lo siguió automáticamente.

 

– ¡No tengo por qué respetar a un idiota como tú! – dijo el rubio.

 

–  Este idiota te salvó la vida, así que incluso deberías levantarme un altar…

 

–  ¡¡Ni en tus sueños!!

 

–  Dime…–  preguntó el mayor deteniéndose ante él –  ¿Por qué estás tan enojado conmigo?    

 

–  Porque me insultaste… ¡Me dijiste enano! ¡Y no paras de repetirlo una y otra vez!!!  

 

– Pero eso no es un insulto, es la realidad… tú eres… –  contestó el pelinegro haciendo un gesto con la mano, como midiendo la estatura del rubio. Cosa que dejó de hacer cuando vio que los ojos dorados de su interlocutor comenzaban a arder en furia nuevamente. –…Pero bueno, ¿cuántos años tienes? ¿Once o doce…?    

 

–  ¡¡Tengo catorce!! ¡¡Y este año cumplo quince!! – respondió Ed mientras caminaba detrás del mayor, quien nuevamente se había puesto en marcha, acelerando el paso para evadir los gritos del rubio. – ¡¡Para tu información ya voy a secundaria, a tercero en el Westin College!!      

 

–  ¿Westin College, eh?... No conozco ese lugar… debe ser un lugar para enanos acosadores como tú… – dijo deteniéndose de repente. 

 

–  ¿A-c-o-s-a-d-o-r…? – repitió incrédulo y levemente avergonzado.

 

–  Nadie sigue a un desconocido por un tema tan trivial. –  respondió el pelinegro. –  Si el tema de tu estatura es un tabú para ti, pues ya supéralo. No solo te falta crecer físicamente sino también psicológicamente.

 

–  Idiota malnacido… – dijo entre dientes el rubio, a lo que el mayor respondió con una sonrisa de lado.   

 

–  Mira… puedes venir a fastidiar todo lo que quieras, pero jamás te daré una disculpa…

 

–  ¡¡Pues eso haré!! ¡¡Vendré todos los días y tendrás que arrodillarte ante mí y disculparte!!!!

 

–  Por hoy ya no tengo tiempo de jugar contigo. –  le contestó el mayor. –  Entonces nos vemos mañana, Edward…–  dijo el pelinegro haciendo un gesto de despedida con la mano  y guiñándole un ojo antes de desaparecer tras las puertas de lo que parecía un exclusivo club.    

 

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– ¿Por qué demoraste tanto? –  le preguntó su amigo de anteojos. – ¿Acaso estabas ligando con una chica? – agregó este en tono picaresco.

 

–  Solo estaba tratando un asunto con una rubia fierecilla. –  contestó el pelinegro.

 

–  ¡Hooooooo! ¡Ya sabía que se trataba de algo así! – contestó su amigo. –  ¿Así que Riza es toda una fierecilla, eh?

 

–  No estoy hablando de ella…

 

–  Roy Mustang, no me gusta nada la idea de que le estés siendo infiel a tu prometida.

 

–  Maes, tampoco se trata de eso. –  contestó. – Ahora es un poco difícil de explicar, pero mañana te presentaré a esa persona y entenderás mejor la situación.

 

–  Mnnn…. – la mirada de Huges estaba llena de desconfianza. – Bien, pero espero que no sea lo que estoy pensando…

 

–  Créeme que lo que piensas no es nada más alejado de la realidad.

 

–  En fin, apurémonos  o perderemos la cancha de tenis que habíamos separado.

 

–  Maes, ¿has escuchado del Westin College? –  preguntó por curiosidad.

 

–  ¡¡¡Claro!!!  ¡¡¡Trabajo allí!!! – Contestó su amigo – ¿Acaso escuchaste que abrieron nuevas plazas para profesores? Pensaba ser el primero en darte la noticia. Pienso recomendarte para el puesto, ¿qué dices?

 

– ¿Dijiste que tú trabajabas ahí?

 

– Así es…

 

– Gracias, pero paso.

 

–  ¡Vamos, Roy! 

 

–  Un no es un no.     

 

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–  ¡Ed, despierta! –   gritó Makubex haciendo que el mencionado se sobresaltara y abandonara su confortable sueño. –  Ya llegamos. Tenemos que bajar a recoger nuestro equipaje.

 

–  ¿Y Kurapika? –   preguntó mientras se estiraba en el asiento para desperezarse.

 

–  Está abajo con los demás profesores, se te veía tan feliz y cómodo mientras dormías  que nadie quiso despertarte antes. –    contestó el albino. –  la verdad, somos los únicos que nos quedamos en el bus…

 

Eso significa que… ¡Todo el mundo lo vio mientras dormía…!!! –  De todos modos debieron haberme despertado…

 

–  Lo hecho, hecho está. –  contestó Maku mientras ambos abandonaban el vehículo. –  ¿Y cuál era tu sueño? Fue muy gracioso cuando recargaste tu cabeza en el hombro del profesor Mustang y empezaste a babear…jajajajaja….

 

¡¡OH POR DIOS!! ¡¡¡TRÁGAME TIERRAAAAA!!! ¡¿Podría ponerse esto de mal en peor?! –  No…no me acuerdo de que trataba mi sueño…–  dijo el rubio  totalmente avergonzado.

 

–  A mí también me suele suceder –  respondió el albino mientras cogía su maleta y esperaba que el chofer le alcanzara la suya a Ed. –  El profesor Mustang dijo que dormirán en el  A-103, tienes que ir a instalar tus cosas. –   le comentó y le alcanzó una llave. –  Kurapika, Shiori, Shinwa y yo estaremos en el B-04, así que nos veremos en el almuerzo ¡no te pierdas! –  agregó antes de dejarlo solo. Era raro ver a sus amigos en una dirección diferente a la suya. Empezaba a sentirse excluido. “El profesor Mustang dijo que dormirán…”, fue la frase que hacía eco una y otra vez en su cabeza. “Deja de pensar en cosas extrañas”, se recriminó así mismo mientras se alejaba rumbo a su habitación.

 

Había permanecido acostado encima de su cama durante largo tiempo sin hacer nada más que mirar al techo. No había desempacado absolutamente nada y tampoco se había cambiado para la hora del almuerzo. Sabía que después lo regañarían por eso pero…es que no podía dejar de pensar en diferentes sucesos del pasado, ese cuando conoció a Mustang. No entendía como supo su nombre si ni siquiera se habían presentado formalmente. Tampoco entendía por qué cuando tiempo después reapareció convertido en su flamante nuevo profesor y tutor, no parecía reconocerle en absoluto.  Primero lo hizo sentirse importante y después es solo un simple desconocido.

 

De lo que sí estaba muy seguro era que la persona que conoció en el verano y su profesor eran la misma persona. Roy era hijo único y era imposible que existieran dos personas idénticas sin ningún vínculo filial. Además, la prueba más contundente se la dio el profesor de literatura Maes Huges al comentarles en clase que se fue de vacaciones con su familia y su mejor amigo a la misma playa donde él fue. Para todos era muy obvio que Roy era el mejor amigo de Huges, además de padrino de su hija. Todo esto confirmaba que él no estaba tratando con la persona equivocada.

 

La puerta de la habitación se abrió dejando ver la figura del eterno dueño de sus pensamientos. Pudo sentir que sus orbes color azul oscuro le lanzaban una mirada inquisitiva. –  Elric, hazme las cosas más fáciles y cámbiate con el buzo del colegio de una buena vez.

 

–  ¿Es necesario? –   contestó.

 

–  Sí, es necesario. Se harán algunas fotos para el anuario. –  recibió como respuesta. El azabache empezó a buscar entre sus pertenencias. –   Yo también me cambiaré así que puedes utilizar el baño para vestirte… a menos que no te importe cambiarte aquí…–  agregó Roy, pero ni bien hubo terminado de hablar, el ojidorado ya estaba dentro del cuarto de lavado con el pestillo del seguro bien puesto.

 

 “¡¿Edward, en qué estás pensando?!”, se reprendía así mismo el rubio mientras se miraba al espejo. “En espiar al profesor mientras se cambia”, dijo otra voz dentro de su mente, “es posible que veamos un gran espectáculo…”. Sus mejillas estaban totalmente encendidas. “¡¡¡Noooo, Edward!!! ¡¡¡Tú no eres un pervertido!!!”, se dejó escuchar nuevamente la voz de la razón. Dándole la espalda al espejo comenzó a tomar aire profundamente para calmarse, luego tomó sus prendas y se vistió rápidamente. Contó 1, 2, 3, 4, 5,…hasta 100 y entonces decidió salir no sin antes hacer la pregunta de rigor. –  ¿Profesor Mustang, ya terminó de vestirse? Yo…voy a salir…–  dijo a través de la puerta. “¡Rayos! ¿Qué había sido eso? Había sonado como una novia virgen en su luna de miel”.

 

–  No hay problema, Elric, puedes salir. –  escuchó desde la otra habitación. Quitó el seguro y giró la manija para salir, pero apenas hubo cruzado la puerta la imagen que impactó de lleno en sus ojos lo dejó en shock. Pudo observar en vivo y sin ninguna censura la fuerte y bien formada espalda del moreno. El haberse quedado parado de repente hizo que el mayor se viera obligado a girar para ver lo que pasaba con él, dándole así una hermosa vista de sus pectorales y su esculpido abdomen. Si babeaba o sangraba nasalmente, no era consciente de ello, su mente viajó a kilómetros de allí y se rehusaba a regresar. Para su fortuna, aún no se había humillado de esa forma y rápidamente volteó la vista a otro lado, esto sin dejar una mirada cada cierto tiempo y estar claramente sonrojado.

 

–  ¿Qué sucede? –  preguntó el moreno, quien mantenía la serenidad plenamente.

 

–  Us…usted dijo que ya había terminado…–   contestó Ed sin poder evitar tartamudear por el nerviosismo.

 

–  No lo dije, yo dije que no había problema en que salieras. –  respondió Roy, acto seguido se puso una camiseta de color azul suave que llevaba la insignia del colegio e iba perfectamente con su blanca piel. –   Ahora ya estoy vestido…–   agregó como si nada. –  Vayamos al comedor o nos dejarán sin nada. –  dijo y se adelantó saliendo de la habitación.

 

–  Idiota malnacido exhibicionista…–  masculló entre dientes. “¡Maldición!  ¡¡¿Acaso lo hace a propósito?!!”, gritó mentalmente. –  mi corazón no lo va a resistir…una semana así no lo voy a resistir…sin dejar muy notorio todo lo que siento por él…–  murmuró antes de salir de la habitación y seguir el mismo camino que tomó el dueño de su corazón.

 

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–  ¡Al fin un momento de paz y tranquilidad!

 

–  ¡¡Esas fotos del anuario son una ridiculez!! –   gritó Ishisse muy enojada. –  Yo moría de hambre y no pudimos tocar nada hasta que se terminaran las benditas fotos.

 

–  Hubiera sentido menos vergüenza si fuéramos el único grupo en este lugar, ¡pero hay dos colegios más! –  agregó el albino al comentario de la pelirroja. El grupo de cinco estaba reunido bajo la sombra de un enorme árbol. El atardecer era bellísimo desde aquel lugar, la gran vista y la ausencia del desagradable ruido de la ciudad relajaban sus sentidos de una forma casi mágica.

 

–  Podría estar así el resto de mi vida…–   comentó Himiko.

 

–  ¡No nos cambies la conversación! –   inquirió Ishisse.

 

–  No vale la pena quejarte, si al final del año tú eres la primera que comenta las fotos y cuenta las veces que aparece en ellas.

 

–  Bueno, yo…pero la comida estaba fría, ¡habría podido intoxicarnos y originar una epidemia!

 

–  Ya dejen el griterío –   intervino Ed. –   ¿No ven que van a despertar a Kurapika? –   dijo mientras señalaba al rubio, quien mantenía el rostro cubierto con un libro.

 

–  ¿En serio? –  dijo Ishisse acercándose a ver. –  Sinceramente, ¿cómo puede desperdiciar un día tan estupendo?

 

–  Shhh…Que bajes la voz…–   respondió el ojidorado.

 

–  Pensé que estaba leyendo…–  dijo Himiko.

 

–  Nadie lee con el libro tan cerca al rostro…–  contestó el albino. –   no lo despertemos o se pondrá de mal humor.

 

–  No lo culpo por estar cansado, el inútil de nuestro tutor lo ha estado mandoneando todo el día. Le ha dejado todas sus tareas como si fuera su esclavo…–  decía Edward, pero se detuvo al percibir una sombra sobre él. Sus amigos se paralizaron al instante. –  ¿…Está detrás de mí verdad? –  preguntó, pero no obtuvo respuesta de ellos sino de una voz que ya esperaba oir.

 

–  Muchas gracias por tus halagadores comentarios, Elric. –   contestó sarcásticamente el joven profesor, a lo que sus alumnos se le quedaron viendo con cara de espanto. –   Como eres consciente de que el delegado de aula está indispuesto, supongo que no te molestará reemplazarlo brevemente…

 

–  Mmnn…–   Edward no tenía palabras para defenderse y la mirada altiva de Mustang le dejaba en claro que lo anterior no era una petición sino una orden. –  ¿Qué necesita…?

 

–  El médico encargado de aquí se tuvo que ir a la ciudad por asuntos personales. Enviará un reemplazo mañana, así que dile a los demás chicos que no hagan nada estúpido por el momento. –  Dijo arrogante –  Todos los profesores estamos muy ocupado revisando el cronograma de actividades, así que vigílalos por mientras. –   agregó el moreno y luego se retiró del lugar.

 

–  ¡Mierda! –   bufó Ed enojado.

 

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“Te demoraste tanto que ya nos fuimos a dormir. <3”. Ese había sido el mensaje de texto que Ishisse le había enviado hace diez minutos.  Todos los alumnos al fin se retiraban a sus dormitorios debido al cansancio del viaje. Pero él en su papel de subdelegado tenía que cerciorarse que todos ya estén durmiendo. Y hasta ahora… ¡Ninguno de los profesores se había aparecido! ¡Maldita sea! ¡Dónde rayos se habían metido!!

 

Como tuvieron que despertar a Kurapika antes de la cena, este se puso de un humor  terrible…Aún más que eso. ¡¡Horrendo!! Era como si te sentenciara a muerte con la mirada por haber tenido la insolencia de interrumpirlo en algo importante. Esa faceta ya la conocía y siempre trataba de evitarla, pero no podía dejarlo ahí tirado para que pesque una neumonía. Ni  modo, no podía devolverle el trabajito que Mustang le había dado. Por último, ni pudo contarle nada porque solo contestaba con monosílabos…

 

–  Creo que soy el último. –  dijo al terminar de verificar que todos sus compañeros estén ya en sus dormitorios. Luego se encaminó al suyo para tirarse a la cama y no despertar en dos o tres días. –  No le encuentro lo divertido a este campamento. –   comentó para sí solo.

 

–  ¡Hey, enano! –  escuchó decir a alguien, una voz totalmente desconocida. Se detuvo en seco y comenzó a mirar  en todas las direcciones tratando de encontrar a su agresor, pero la oscuridad de la noche no se lo permitió. –  ¿Eres tú Edward Elric? –  aquella pregunta lo desconcertó. ¿Quién era aquel individuo? ¿Conocía su nombre pero no a él? No tenía muchos amigos, pero se mantenía en contacto con todos. –  ¡Responde, enano!

 

–  ¡¿Y qué si soy él?! ¡Sal de tu escondite! ¡No seas cobarde!  ¡¿Cómo te atreves a llamarme enano?!! –  Solo hubo silencio y después el crujido de una ramas rompiéndose…

 

No supo de qué lugar, ni mucho menos las razones de esa persona, pero ahora se encontraba en el frío suelo. El aroma de la tierra debajo suyo llegaba con intensidad  a sus fosas nasales. El dolor de su cabeza y espalda eran lo de menos, pues lo más importante era conseguir aire para sus pulmones. Las manos de su agresor se cerraban con cada vez más fuerza alrededor de su cuello, pero él no se rendiría fácilmente y luchaba para sacarse de encima a su contrincante. Todo estaba oscuro e incluso un poco nublado. No sabía lo que ocurriría después, no tenía  certeza de nada excepto que necesitaba un milagro y… que la intención de aquel chico de cabello verde oscuro era solo una: Matarlo.

 

 

 

*Continuará*

 

 

Notas finales:

Holas!!!!

 

Les contaré que al fin arreglé mi compu!!! (es la razón de la actualización de este fic xD)... Me instalé el manga studio y lo estoy empezando a adorar...aunque necesito una wacon para q todo ande sobre ruedas, hice este dibujo xD a modo de pueba:

https://drive.google.com/file/d/0B4oQz3QXaU0xTEVjUWFydWxRaW8/edit?usp=sharing

 

Sí, eso fue lo que hice en el intermedio del proceso creativo del fic... xD

 

Espero leernos pronto!!

 

Gracias por leer!

 

See you!!! <3

 


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