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Rain por YuukiPhantomhive

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Notas del capitulo:

Holas, holasss!!! x3

 

A casi dos meses vuelvo por aquí!!! =D y bueno eso es por otras ocupaciones. Empecé a practicar en una productora de tv, la cual deje a la semana xD jajaja...es que no pude con dos trabajos al mismo tiempo. Siempre odie la producción, mi fuerte siempre fue la postproducción, pero quise probar un poco de ese mundillo, y debo decir que hay que tener un caracter muy fuerte para manejar a presentadoras y modelos tardonas y engreídas (y trabajadores holgazanes, nunca faltan!). Mis respetos para las personas que desempeñan  esa labor día a día, pero yo no me veo viviendo de algo así por el resto de mis días.

 

Bueno, pasando a lo que aquí importa!! xD el fic!!

 

Recordar (como siempre) que los personajes utilizados en este fic pertenecen a sus respectivos autores (etc) y yo solo los utilizo con fines yaoiescos  xD

 

Gracias por leer! =)

 

 

 

CAPÍTULO VIII

Looking for your eyes

 

 

Sentir la suavidad y la calidez de tu cuerpo  debajo del mío era algo que había anhelado  desde hace mucho tiempo, algo que solo había logrado alcanzar en sueños. Hasta ahora. Cada pequeño gemido tuyo, cada suspiro que dejas escapar producto  de mis  caricias, hace que te desee cada vez más y más. Una necesidad que no puede ser satisfecha solo con los besos que reparto por todo tu ser. Necesito mucho más, necesito poseerte por completo y escucharte exclamar que solo yo soy tu dueño.

 

–  Ahh… Leorio…  –  Oírte  decir mi nombre me enloquece. Quiero que tus dulces labios pronuncien solo mi nombre, una y otra vez.

 

– ¡Leorio…! – Así, dilo una vez más.

 

– ¡LEORIO!!

 

Sus ojos se abrieron de golpe  debido al grito y el ruido de golpes llamando a su puerta. ¿Qué había sido todo eso? Miró a su alrededor y encontró su habitación tal cual la había dejado antes de irse a dormir. Y, por supuesto, él no estaba. Nuevos golpes en la puerta llamaron su atención.

 

– ¡¿Leorio, ya despertaste?! ¡Tienes clases en la universidad! – Ahí estaba su mejor amigo dando gritos para despertarlo, quién sabe desde que hora, pues parecía haber perdido la paciencia. – ¡Oye, despierta!

 

– ¡Sí, ya desperté! – le contestó finalmente.

 

– ¡Al fin! Voy a llevar a mis hermanos al colegio, te dejamos el desayuno en la cocina. – dijo, y se fue. Escuchó sus pasos alejarse y luego el ruido habitual del grupo cuando dejaban la casa. Su último sueño había sido tan real que todavía estaba un poco aturdido. Aún acostado, escuchó la voz de esa persona gritarle al mayor por su demora, como todos los días. Quiso levantarse y asomarse a la ventana para verlo siquiera un instante, pero se contuvo. Si la mirada que iba a recibir era una llena de resentimiento debido a la discusión de la noche anterior, mejor prefería contener sus deseos y retener en su memoria  la hermosa imagen de su último delirio.

 

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Después de cerrar la entrada y dejar  las llaves sobre la mesa, estiró los  brazos para  desperezarse. Había regresado  de llevar a sus hermanos al colegio, y según su horario él no tenía clases en la universidad, por lo que eran su obligación  las tareas del hogar. Era tan aburrido cuando se encontraba solo, renegaba  a veces cuando estaba en compañía de sus hermanos y era algo que no le gustaba porque le hacía sentir viejo, aún así prefería mil veces estar con ellos que solo. El timbre sonó un par de veces y decidió ver de quién se trataba antes de comenzar sus deberes. Después de gastar muchos minutos tratando de explicarles a un par de ancianitas totalmente perdidas cómo llegar a la dirección correcta, ya de regreso al interior de su hogar, observó como una masa mostaza se acercaba  velozmente hacia la salida. Dando ladridos pasó raudamente por su lado, casi empujándolo, y desapareció de su vista al doblar hacia otra calle. Las ideas tardaron en conectarse en su mente, para cuando  se dio cuenta de su error por no reaccionar rápido se reprendió asimismo. ¡Maldición! ¡Ni siquiera había pasado un día entero y ya había perdido a la mascota de la casa! ¡Sus hermanos lo iban a matar!!

 

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– ¿No lo encontraste?- preguntó, un poco agitado por el cansancio, cuando llegó a la entrada de sus casa.

 

– No, no lo vi – respondió la chica de cabello naranja, ambos se acababan de encontrar después de  buscar toda la mañana – ¡¿Pero cómo se te ocurre dejar la puerta abierta de par en par?! – agregó dándole un golpe en la cabeza.

 

– ¡Pero ni siquiera me acordaba del perro! ¡Es más, por esto es que no quería tener mascotas!

 

– Y ahora tus hermanos van a pensar que lo hiciste a propósito, te mirarán con desprecio y te odiarán por  el resto de tu vida…

 

– ¡Gracias por levantarme la moral, Sakura! – ironizó.

 

– Ranmaru… sé que eres un tonto y que esto fue un accidente. Tus hermanos lo comprenderán, ya verás… – dijo su amiga – Mejor sigamos buscándolo.

 

– Sí… es mejor seguir buscando y encontrarlo antes de que regresen mis…

 

– ¿Encontrar qué? – escucharon de repente, y sintieron como se les helaba la sangre.

 

– ¿Us… ustedes que hacen  tan temprano aquí? – preguntó el mayor.

 

– Hay reunión de profesores, así que nos dejaron salir temprano– contestó Kazuki – ¿Por qué Sakura y tú están aquí afuera?

 

– Ehm… – pasó la vista por los recién llegados contando tres cabezas: castaño, rubio, albino…– ¿Y Liserg? ¿Dónde está?

 

– Él se fue  a la casa de Len con sus amigos para hacer un trabajo grupal – respondió – ¿Por qué siento que me están ocultando algo?

 

– Qué paranoico eres, ¿qué podría ocultar Ranmaru? Jajaja­ – intervino Sakura muy nerviosa.

 

–  Claro ¿Ocultar algo? ¿Qué podría ocultar? Jajaja­ – ambos comenzaron a reír, recibiendo miradas de desconcierto de los demás.

 

– Respondes a mis preguntas con otras para  desviar el tema. – replicó el castaño.

 

– Bueno, mientras ustedes discuten, nosotros vamos a jugar con Leo-san – interrumpió Makubex muy entusiasmado mientras jalaba a Kurapika del brazo para que los acompañara.

 

– ¡¡NOOO! – gritó el mayor, dejando perplejos al resto – Es que… yo olvide las llaves adentro y no hay como entrar.­– trató de excusarse.

 

– Ranmaru – dijo el rubio – debido a un incidente similar, sacamos copia  para cada uno hace tiempo ¿recuerdas? – concluyó mostrándole una pequeña llave en la palma de su mano.

 

– Ranmaru, diles la verdad – le susurró Sakura, mientras veía petrificado cómo sus hermanos se acercaban a la puerta de la casa. Sentía que un gran nudo estaba atrapado en su garganta y le impedía hablar, era la culpa, a duras penas lo tragó y…

 

– ¡Yo… YO PERDÍ AL PERRO EN LA MAÑANA!! – exclamó finalmente, cerrando fuertemente los ojos, esperando algún golpe o tal vez algo peor. Sentía que se lo merecía.

 

– ¡¿Perdiste a quién?! – Kurapika se acercó a él ­– ¡¿Cómo…?!

 

– Ranmaru, ¿qué sucedió? – preguntó Kazuki.

 

– Dejé la puerta abierta… – contestó.

 

– ¡Eres un idiota! – le recriminó el rubio. – ¡Makubex, acompáñame!

 

– ¿A dónde? – respondió el aludido.

 

– No sé, pero vamos a buscarlo…

 

– Nos separaremos para buscarlo y nos encontramos aquí  para el almuerzo ¿les parece? –  intervino Kazuki, y después de dejar sus mochilas dentro de la casa, se dispersaron en la calle.

 

– Kazuki ni siquiera me dirigió la palabra  después de que le dije la verdad…– le comentó Ranmaru a Sakura, ambos todavía seguían en el mismo lugar. – debe odiarme demasiado.

 

– Eso es imposible, solo está molesto, pero dale espacio para reflexionar y  ya verás que tanto él como Kurapika serán los mismos  de siempre. – le  dijo la pelinaranja tratando de  darle ánimos. – Vamos a buscar nuevamente ¿sí?

 

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– Kurapika, ya van a ser las dos de la tarde…– le dijo Makubex – tenemos que regresar.

 

– No regresaré hasta encontrarlo – respondió.

 

– Pero, Kurapika, ¿no estás cansado? Hemos buscado por horas, además tienes que ir a trabajar…– ¡Rayos! Se había olvidado de ese detalle, agradecía que Makubex hiciera de su conciencia de vez en cuando, pero…

 

– Makubex, entiéndeme, él puede estar con hambre o ¿y si sufrió un accidente? ­– una serie de horribles imágenes comenzaron a aparecer en su mente ¡Maldita imaginación! ¡¿Por qué tenía que funcionar tan perfectamente en un momento así?! – tengo que encontrarlo pronto…

 

– Pero ¿Y si lo encontraron tus hermanos? Dejamos los celulares en casa, debemos regresar para organizarnos mejor…

 

– Solo busquemos en un lugar más y regresamos ¿sí?

 

– Bien…– Ambos comenzaron a caminar sin rumbo  fijo por lugares con casi nulo tránsito de personas. – Esa calle es muy larga y oscura, mejor busquemos en otro lado…– el albino trató de hacer que lo siguiera de regreso jalándolo del brazo.

 

– Tal vez se asustó con el ruido de los autos y se escondió, allí, ¡vamos! – se zafó y siguió adelante, pero no por mucho.

 

– Vaya, vaya, ¿qué hacen dos hijitos de mami por aquí? – escucharon a sus espaldas. Dos tipos de aspecto demasiado sospechoso acababan de aparecer de la nada. – Westin College…– leyó uno de ellos en el uniforme de los chicos – Parece el nombre de un buen colegio, así que deben traer cosas de valor…

 

Makubex y Kurapika se miraron entre sí, para ser sinceros, no llevaban ni un mísero centavo en los bolsillos. No lo pensaron dos veces, y como si de telepatía se tratara, ambos se echaron a acorrer con todas la fuerzas que les quedaban, con la esperanza de encontrar ayuda o alguna salida próxima por donde escapar.

 

– ¡Te dije que teníamos que regresar…! – se quejó el albino, obviamente agitado por la carrera. – ¡Vamos a morir y todo es tu culpa!

 

– ¡Lo siento…! – respondió el rubio en la misma condición. De pronto, perdió el equilibrio y cayó. En solo cuestión de segundos pudo sentir el frio filo de una navaja tocar su cuello. La idea de que su vida había llegado a su fin cruzó por su mente.

 

Makubex se detuvo, dejándose atrapar por el otro maleante, no podía dejar solo a su mejor amigo. – ¿Qué haremos con ustedes? – dijo  socarronamente el sujeto que retenía al albino. – Podríamos pedir dinero como recompensa…

 

– Aunque el mercado negro  paga muy bien por el contrabando de partes humanas…– comentó el otro delincuente –…sobre todo si son tan lindas… ¡Qué difícil decisión! – agregó –...mientras ¿por qué no nos divertimos un rato? – Kurapika pudo sentir claramente como el sujeto susurraba esto último  cerca de su rostro. Su mente le jugó otra mala pasada al imaginarse los titulares de los diarios con la noticia de su horrenda muerte y…de pronto vio una luz, literalmente.  Repentinamente una luz lo cegó, esta iba acompañada del sonido de un motor. El bandido que lo sujetaba, lo soltó al perder el equilibrio por la sorpresa y caer de espaldas al pavimento. Las puertas del auto, que había frenado a pocos centímetros de donde  estaba, se abrieron  y escuchó los pasos apresurados de personas correr hacia él.

 

– ¿Están bien? – le preguntó una voz que le era bastante conocida, pero la luz de los faroles del vehículo  aún le impedían ver a su alrededor. – Makubex está subiendo al auto, entra tú también. – volvió a escuchar. Pero se quedó ahí, sentado en el frío suelo, sin saber qué hacer. Quería ponerse de pie pero sus piernas no le respondían, como si hubiera olvidado cómo caminar. A poca distancia de él, sus salvadores estaban dándole una paliza a los  delincuentes, poco después escuchó huir a estos últimos mientras echaban maldiciones e insultos contra ellos.

 

– ¿Qué haces ahí todavía? ¿No piensas moverte? – Le resondró Leorio mientras le extendía la mano para ayudarlo a levantarse. –  ¿Estás herido? – le preguntó cuando se puso de pie. Y sin ningún aviso previo, Kurapika lo abrazó sin soltar ninguna palabra de sus labios, dejando al pelinegro muy sorprendido. Lo curioso era que lo abrazaba con tanta fuerza que parecía que su vida dependiera de ello. – ¡¿Esos malnacidos te hicieron algo?! ¡¿Contéstame?!­ – insistió el moreno pensando lo peor debido a la reacción del menor. Este solo movió la cabeza a ambos lados en señal de negación, mientras escondía su rostro en el pecho del mayor. Ya más tranquilo, Leorio solo atinó a corresponder el abrazo del rubio y entonces pudo notar que este  temblaba ligeramente, en ese momento comprendió lo asustado que él estaba, “después de todo él aún era un niño” fue una idea que surgió en la mente del pelinegro. Sin pensarlo, siendo llevado por las acciones de su cuerpo, posó sus labios en la cabeza del menor y la besó con ternura. – Todo está bien ahora, volvamos a casa. – dijo.

 

–…Gracias…– fue la corta pero sincera respuesta del rubio.

 

– Vamos…– Leorio guió a Kurapika al auto y, después de que todos estuvieran a bordo, se alejaron de ese desolado lugar.

 

 

 

*Continuará…*

 

 

 

Notas finales:

Chan, chan, chan!!...

 

Agradecimientos a Kalluto Zaoldyeck y kirie chan !! =) Espero que sigan disfrutando de este humilde trabajo.

 

Que más contar...bueno a finales de abril ME FUI AL CONCIERTO DE SUJU!!!! XD Ahora soy ELF!! jajaja amo a Siwon y Donghae. Donghae es tan tierno!! *0* y no faltan fanfics yaoiescos del grupo xD  donde Hae siempre uke jajaja...me pregunto si leerá todo lo que escriben sus fans...y cómo se lo tomará...

 

Bueno, hasta la próxima!!!


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