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Rain por YuukiPhantomhive

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Notas del capitulo:

Bien, aquí el segundo capítulo.

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No se me ocurre que más decir...soy de pocas palabras.

 

Bueno, recordar que este es un universo alterno y los personajes no me pertenecen, sino a sus respectivos autores, y yo no los utilizo con algun animo de lucrar. 

 

Gracias por leer!

 

CAPÍTULO II

Lovely Enemy

 

 

 

Entró a su habitación y la cerró tras de sí con un fuerte portazo. Su hermano menor, con quien compartía la habitación despertó por el impacto.

 

– Lo siento Liserg – se disculpó, después de todo él no tenía ni idea de lo  que pasaba por su cabeza en ese momento – Vuelve a dormir por favor.

 

– ¿Pasó algo malo? ¿Te peleaste con Ranmaru otra vez verdad? – Era cierto que sus peleas con el mayor eran frecuentes, jamás pudieron entenderse bien. Y debería cruzar un par de palabras con él por traer indeseables a su hogar. Pero no lo hizo. No, es mejor callar, pensó.

 

Aquel tipo no merecía siquiera que le dirigiera la mirada. Apagó la luz y  después de vestir rápidamente su pijama, se  acostó en su cama, aunque tenía el presentimiento que no podría conciliar el sueño.

 

– ¡Dime! ¿Qué paso?

 

– Nada, en verdad. – Trató de  sonar lo más natural posible.

 

– Bueno…buenas noches.

 

– Buenas noches. – ¿quedaría despierto toda la noche? Muy al contrario, no supo cuando, pero quedó dormido debido al stress de las últimas horas.

 

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Afuera todo estaba húmedo y neblinoso. Ya casi era la hora de irse a la escuela y él ahí sin desayunar y negándose a bajar solo por evitar  encontrase con ese sujeto. Quien, por cierto, compartía de lo más feliz el desayuno con sus hermanos. ¿Y si les contaba lo sucedido? No, tratándose de ellos, lo tomarían como una broma. A pesar de los sobreprotector que podía ser Ranmaru, Leorio era su mejor amigo, y conociéndolo bien, sabía que minimizaría el asunto e incluso lo tomaría como un paranoico. ¿Acaso era el único que olía el peligro en el aire?

 

Sacó su celular y marcó uno de sus números frecuentes.

 

– ¡Aló! ¡Kurapika, recién estoy despertando! ¡Gracias! – se escuchó a  otro lado de la línea.

 

– Makubex, necesito que tu abuelo me lleve con ustedes al colegio.

 

– ¡Claro! Los recogeremos…

 

– ¡No! Solo a mí…

 

– ¿Qué? ¿Reñiste otra vez con tu hermano? Jajaja…

 

– No es eso…pero te contaré todo después ¿vale?

 

– ¡Okis! Te recojo en 5 minutos.

 

– Te espero. – Cortó la llamada y se alistó. Apenas sonara la bocina saldría corriendo como un descocido. Makubex lo entendería, siempre lo  hacía, después de todo eran vecinos y mejores desde que tenían cuatro años. Apenas divisó el auto color plata propiedad del Sr, Minase por la ventana, fue escaleras abajo hacia el recibidor y salió de su casa sin dar tiempo para réplicas de sus hermanos.

 

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La campana volvió a sonar anunciando que faltaba solo una hora para  culminar las clases. Todos conversaban animadamente u otros escuchaban música. Tutoría ya no era la típica y aburrida clase en donde te hablaban sobre casos reales de vida  o las pláticas acerca de los valores. Al menos no era así de aburrido desde que conocieron a su  nuevo tutor: Roy Mustang. Un joven profesor que acababa de graduarse de la universidad. Él prefería que los alumnos usasen mejor ese tiempo, ya sea para acabar sus deberes, pedirle ayuda con algunos cursos, hacer trabajos grupales, etc.; y si no tenían nada que hacer, pues bien por ellos.

 

Como su delegado, Kurapika se pasó el tiempo  de tutoría ayudando al profesor a llenar los registros de  notas. Esa semana habían acabado los exámenes y al nuevo  maestro se le acumuló el papeleo por dejarlo todo a última hora. El mayor admitía que esa era la  parte más pesada de su carrera, lo único que no le gustaba.

 

– Subdelegado, trate de no manchar de tinta los registros. – dijo el profesor –Más ayuda el que no estorba.

 

– ¡Que yo no soy su sub-delegado! – reclamó un chico rubio de cabello algo largo y trenzado. – ¡Ni siquiera sé por qué tengo que hacer esto si no es mi obligación!

 

– Bueno, al igual que su dueño, tu letra es tan pequeña que cabe perfectamente en los recuadros. – contestó con una grácil sonrisa.

 

– ¡¿Qué...qué dijo?! ¡Usted me dijo enano!!

 

– Profesor Mustang, aún faltan los registros de 4to y 5to. Si se retrasa en entregarlos la secretaria del departamento académico se molestará mucho con usted. – interrumpió Kurapika para evitar que la discusión se hiciera más extensa. A su profesor le gustaba hacer ligeras bromas a los alumnos, y hablar sobre la  estatura de Edward, quién también era su mejor amigo, era su tema favorito.

 

– Cierto, continuemos. – Repuso el mayor con un poco más de seriedad.

 

Habían terminado justo para la hora de la salida. Sus amigos y él decidieron entonces regresar a casa caminando. Solo Makubex  y Edward vivían en su misma calle; Himiko e Ishisse vivían mucho más lejos, por lo que las acompañaron hasta el paradero de autobús y luego continuaron su camino.

 

– ¡Ese tipo sí que debe ser un total pervertido! – dijo Edward. Kurapika les contó en el camino todo cuanto aconteció en su vida las últimas 24 horas. –Yo no lo conocí como ustedes, pero la descripción general me  lleva a pensar eso…

 

– No era mala persona, pero se pasaba un poco con sus bromas. – comentó Makubex – No lo defiendo, no me mires así Kurapika, pero lo has pintado como  todo un monstruo; y aunque me caía mal, no recuerdo que fuera así.

 

– Solo espero que no se vuelva a aparecer más por mi casa.

 

– Cambiando de tema, ¿van a ir al campamento de la próxima semana verdad? Mi abuelo ya me inscribió y si no van, Ishisse y Himiko me obligarán a estar con ellas ¡haciendo cosas de chicas! – Dijo Makubex – ¡Díganme que sí van!

 

– Yo no sé, mi papá está de viaje y no creo que pueda ir sin pedirle permiso…–contestó Ed con algo de pesimismo.

 

– Yo si iré, Maku, no te preocupes – contestó Kurapika – aunque dicen que uno de los profesores que va con nosotros es la de educación física…

 

– ¡No!...o sea que en vez de ser un retiro para relajarnos, esto se va a convertir en un campo de concentración…que mala suerte.

 

Llegaron a su calle, y después de dejar a Edward en su casa, una cuadra antes, ambos chicos se fueron a sus respectivos hogares. Sus hermanos ya se encontraban ahí.

 

– Al fin te veo, ¿Dónde andabas? – Preguntó Ranmaru – ¿Qué estaban tramando tú y tus amiguitos nerds?

– ¡Mis amigos no son nerds! ¡En todo caso son mucho mejores que tus amigos! – replicó para después irse a su habitación.

 

– Ranmaru, sabias que estaba molesto y aun así le echas más leña al fuego – le reprochó Kazuki al mayor – ¿Cuándo se llevarán bien?

 

– Él y yo somos enemigos desde que nació…

 

– ¡Que tonterías son esas! ¡Son hermanos!...haber…explícame por qué no tratas igual a Liserg o a mí…

 

– Es diferente…tú eres mi medio hermano, bueno, tú y yo no tenemos ningún parentesco de sangre pero te considero como si así fuera, y por otro lado  Liserg es el menor, todos adoran a los hermanos pequeños…

 

– Lo que dices es ilógico, los celos de hermano mayor te están durando demasiado, ¡ya supéralo…!

 

– Bien…pero no vamos a ser los mejores amigos  de  un día a otro…

 

– ¿Y la culpa es de…?  No solo tú sino también Leorio siempre lo molestaban cuando éramos pequeños, así que los dos deben disculparse.

 

– Está bien, está bien, lo pensaré…y le diré lo mismo a Leo… ¿Almorzamos ya?

 

– ¡Tengo hambre! – Dijo Liserg asomándose al comedor. – Kurapika dice que almorzará arriba.

 

– Siéntate, yo le llevaré el almuerzo a Kurapika – contestó amablemente Kazu.

 

– No es necesario, ya estoy aquí – dijo el aludido con desgano. Y los cuatro pasaron gran parte del almuerzo en total silencio.

 

– Mmnn…mañana viene mamá ¿verdad? – preguntó el menor del grupo para romper la incomodidad.

 

– Ah…sí, tenemos que recogerla en el aeropuerto y luego iremos al cementerio – respondió el mayor.

 

– Pero en la tarde viaja otra vez, por el trabajo, ya saben – Y otra vez  volvió ese incómodo silencio.

 

– ¡Cierto! Acabo de acordarme…espero que no les moleste pero invite a un amigo mío a vivir con nosotros. Llamé a mamá para preguntarle y me dijo que no había problema…

 

– ¿No te referidas a Leorio, verdad? – Kurapika interrumpió a Ranmaru, esa era la gota que colmaba el vaso.

 

– Sí… no tiene donde quedarse y…

 

– Puede morirse en la calle, no me importa…

 

– ¡Kurapika! – le llamó Kazuki en tono serio – hablé con Ranmaru y está de acuerdo en que todos deben olvidar y llevarse mejor…y quiero que pongas de tu parte. – dijo mirándolo fijamente. No podía negarse, después de su madre, a la persona que tenía más respeto era su hermano Kazu.

 

– Bien, hagan lo que quieran…– se levantó – tengo que ir a trabajar, llegaré tarde porque pedí permiso para mañana – explicó para subir a su habitación a recoger sus cosas.

 

– ¿Ves que no fue tan difícil? – comentó Kazuki.

 

– ¿Qué? – dejó escapar un suspiro de cansancio – solo espera y veras…–contestó Ranmaru – Solo espera.

 

 

*Continuará…*

 

Notas finales:

Pondré el próximo capítulo cuando escriba el quinto xD... espero que sea pronto.

 

Muchas gracias por leer y espero que les haya gustado!


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