POV JIYONG
Entré a la habitación de Seung porque habíamos venido para que se cambiase de ropa, él fue a la ducha y me dejó solo. Inhalé el aire abundante en el ambiente, pudiendo sentir el aroma del perfume que él usa. Me senté en su cama, viendo todo el ambiente donde Seung vivía la mayor parte del tiempo, claro que descontando estos últimos días. Sonreí al saber que esos días estuvo conmigo. Continué observando y reparé que unos de los cajones del buró, al costado de la cama, se encontraba un poco abierta. Me acerqué y la abrí, con la intención de volverla a cerrar. No obstante, un portarretratos volteado me llamó la atención. Deslicé mis dedos por éste y lo saqué. Los latidos de mi corazón se alborotaron al leer la leyenda grabada. “JiYong y Seung hyun” .Al volverlo, mis ojos se abrieron sorprendidos por la imagen en ella. Sentí como un balde de agua me cayera, mi espalda se pegó a la cabecera de la cama y mi garganta se quedó sin voz. Éramos nosotros. En ese día de fin de año. Cuando… cuando él…
-oh… lo encontraste. – escuché su voz. No sé cuánto tiempo me había quedado en shock, pero él ya había terminado de bañarse y estaba sentado frente a mí.
-¿Cu…ándo lo toma…aste? – tartamudeé al preguntar está interrogante que me carcomía.
-no lo tomé yo… fue se7en.
-¿Qué? – saber que fue él me llenó de sorpresa.
-digamos que… estuvo caminando por ese lugar por pura coincidencia. – sonrió como si fuera gracioso.
-pero entonces… él… ¿nos vio ese día? – qué vergüenza.
-sí, pero ya sabes que nos apoya, no te preocupes. – sentí su mano sobre mi mejilla. – ese día fue tan especial para mí. Un día que nunca olvidaré. – levantó mi rostro. – fue la primera vez que pude besarte.
-hy…un…nie - pronuncié asombrado por la ligereza con lo que habló. Seguramente mis mejillas debían estar enrojecidas.
-eres la persona más dulce que he podido conocer yongie, no tienes ni idea de cuánto te amo.
De improvisto acortó la distancia entre nosotros. Por qué siempre debe hacerlo así. Nunca me avisa, sólo lo hace y ya. A mí me toca aceptarlo como si fuera mi obligación. Eso no me parece justo, Corea del Sur es una democrática, ambas partes debemos estar de acuerdo en hacer algo, no únicamente él.
Aunque bueno, no es que no me guste que lo haga. En sí es algo nuevo para mí, nunca antes había estado en una relación y todo lo que conlleva estar en una me intimida con cada acción. Sin embargo, sentirlo así de cerca me pone muy nervioso y me cuesta reaccionar, yo también quisiera besarlo como él lo hace.
Al sentir su mano sobre mi cabello entreabrí ligeramente mis ojos. Los de él estaban completamente cerrados y parecía muy concentrado, y de verdad que lo estaba porque no paraba ni un segundo. Mis energías parecían descender con el avance del tiempo. Mis ojos volvieron a cerrarse mientras que mi cuerpo parecía dormirse, era una sensación extraña, había cierto placer en esto. Ya me sentía a punto de desfallecer por la falta oxigenación, necesitaba respirar. En todo este corto tiempo de pareja con Seung jamás me había besado de esa forma, y sí que era distinta pero sí seguía estaba seguro que me desmayaría. Quise terminar el beso que compartíamos, pero segundos antes el sonido de vidrios rompiéndose y los espeluznantes gritos que llamaron a Seung hyun nos alejó al momento.
¡Oh por Dios!
Eran la señora y señor Choi, los padres de Seung. Lo que se había caído eran una bandeja, vasos y una jarra con líquido. Esto no me puede estar pasando, no frente a ellos, no ahora, ni siquiera habíamos hablado sobre decirles. Sus miradas estaban directamente puestas en Seung y él no se quedó encantado en la cama como yo sino que se paró. Ay no, ni cuenta me había dado que sólo vestía una toalla. De verlo la sangre subió a mis mejillas con rapidez desvié mi vista de su cuerpo.
¿Qué hago?
¡Ah, No sé qué debo hacer! Si me escapo por la puerta de la habitación y corro hasta mi casa, quizá no me atrapen y… y no, no puedo hacer eso. Es muy tonto pensar que algo así puede funcionar menos estando ellos en mitad de ella.
-¿Qué crees que estás haciendo? – oí que preguntó el señor Choi. Su voz sonaba tan molesta que me daba miedo. Quisiera desaparecer, pero no puedo dejar a Seung solo. Si su padre lo insultaba, golpeaba, echaba de su casa o aun peor lo desheredaba de todo; él de seguro necesitaría de mi apoyo o quizá me odiaría por ser culpable de todos sus problemas así como en el pasado.
-nada. – respondió seriamente, con la voz más neutral que tenía. No me gusta nada como le está hablando a su padre, no quiero que tenga problemas por mí.
-Se…ung – susurré, pero nadie me escuchó. No obstante, la señora Choi pasó de mirar a Seung a mirarme. Cuando nos vimos mi cuerpo se estremeció por completo. No quiero que me prohíban ver a Seung, no lo soportaría, es muy cobarde de mi parte pensar así, pero no quiero estar lejos de él. Únicamente a su lado me siento completamente feliz.
-JiYong ven conmigo. – dijo ella con extraña tranquilidad que no supe cómo interpretar.
Estaba peor que una roca de mil años enterrada en la tierra, me estaba costando horrores moverme un centímetro y cuando finalmente me levanto escucho el quebranto de algo muy cerca de mis pies. Todos me miraron buscando que se rompió, luego observaron el piso y yo también lo hice. Mis ojos comenzaron a arder al descubrir lo que había roto. Era… nuestro retrato.
-¡ten cuidado! – la alarmada voz de la señora fue la única que sonó y el retumbar de sus tacones contra el piso, acercándose. Lentamente levanté la vista en dirección de Seung, y él miraba afligido el suelo. Yo también sentía ese dolor en mi pecho. Esto no auguraba nada bueno para nosotros. - descuida, es sólo un retrato. – ella se hincó para tomar el portarretratos y al levantarlo vio la foto de los dos.
Comencé a sollozar sin poder contenerme. Prontamente sentí mis mejillas ser bañadas con el agua que caía de mis ojos. Con mi mano me cubrí la boca, y me alejé de ahí, quería salir de esa casa antes de que todo fuera más doloroso. Al pasar cerca de Seung intentó tomar mi mano pero lo esquivé e hice lo mismo con el señor Choi. Una vez en el pasadizo aceleré mis pasos, podía escuchar el eco de mis lamentos rodeándome.
-¡JiYong espera! - sus pasos a una velocidad más rápida que los míos comenzaron a seguirme, pero no iba a detenerme, lo último que deseo es que el sufra las consecuencia de estar conmigo. No deseo lastimar a nadie más, mucho menos a él.
Bajé las escaleras lo más rápido que mis piernas me lo permitieron, pero no fue lo suficiente para evitar que Seung me detuviera. Cogió mi brazo y me volteó hacia él.
-¿A dónde vas? – me preguntó entre ofuscado y preocupado.
-quie…ro irme - le respondí con mi voz entrecortada. Hice un esfuerzo y logré que me soltara. – no iff…me sigas. – me volteé otra vez para irme, pero de nuevo me detuvo, esta vez con más fuerza, lastimándome los brazos.
-¿Por qué te quieres ir? - acercó su rostro al mío. Sólo mordí mi labio porque no quería seguir llorando. – dijimos que estaríamos juntos, ¿ya se te olvidó que me amas? – miró mis ojos sin discreción. El temor y el anhelo estaban presentes en los suyos. Como podía preguntarme algo así, sé que por mi comportamiento pareciera que huyo pero solo deseo hacerle un bien, pero al ver como lo lastimo, no puedo, me niego.
-sí iff… iff… te amo – me rompí al decírselo y lo abracé con todas mis fuerzas. – no quiero que nos separen, quiero que estemos juntos hasta que seamos viejitos y que nadie pueda jamás distanciarnos. No quiero, no quiero dejar de verte. – lloré contra su cuerpo y dije lo que sentía. Él también me abrazó, sus manos rodearon mi espalda y con sólo eso me fueron reconfortando.
-nadie nos va a separar JiYong, no lo permitiré, te dije que estaría contigo y así va a ser. No tengas miedo por favor. Yo te amo, te amo de verdad. - sus palabras terminaron de consolarme, pero aun tenía todo mi cuerpo temblando. – hey, mírame… - con su mano levantó mi rostro, sollocé con la mirada gacha. – yongie… te amo. - susurró con mucha dulzura y me besó con la misma delicadeza con la que tocas una flor. Mis parpados se cerraron al contacto y se abrieron al culminar. Mi respiración estaba acompasada, sin alteraciones. Él sonrió, con esa hermosa sonrisa que tiene, y volvió a abrazarme. – cuando no, este niño siempre preocupándome de más. – sacudió mi cabello. – Me haces ir tras de ti todo el tiempo, así no resistiré mucho. - lo abracé un poco más cuando dijo eso, y él se rió. – es mentira, yo duraré mucho, mucho tiempo. No debes preocuparte. – susurró para mí y se lo agradecí internamente. Escucharlo de él me daba paz.
FIN POV JIYONG
Desde la parte superior, pero con una vista bastante clara de lo que sucedía en el primer piso de la mansión, la pareja Choi observaba con cautela al par de enamorados que no dejaba de abrazarse y soltar pequeñas risas. La mujer, aun con el cuadro entre sus delgados y finos dedos, miró la imagen plasmada y sonrió. Con su mano libre buscó la del hombre a su lado y entrelazó sus dedos, podía sentir la rigidez en estos, pero los acarició con esa dulzura propia de ella, y fueron relajándose. Acomodó su cabeza en el hombro de él, posando sus ojos nuevamente en la de los jóvenes que empezaban a vivir su historia de amor.
-deja que nuestro hijo sea feliz, y que también haga feliz a ese niño. – dijo para su esposo. Éste afirmó sus manos enlazadas y suspiró.
-sabes que lo haré. Únicamente me sorprendió que lograra enamorarlo tan pronto. – comentó sin dejar de ver a su hijo con una sonrisa que antes no había mostrado en ninguna de sus relaciones pasadas.
-el amor no nació ahora, amor. – murmuró con una sonrisa.
POV SEUNG
Me asusté mucho cuando JiYong salió así de mi habitación. No me importaba lo que tuvieran que decir mis padres, lo único que quería era mantenerlo a él conmigo. Lo amo demasiado. Por eso tuve que hacerle esa pregunta, necesitaba que reconfirmara su amor por mí, y gracias al cielo me dio la respuesta que deseaba oír. Lo abracé y protegí de sus propios temores, sé que aun temé que esto se acabe pero le probaré que no será así.
Con más tranquilidad, froté su espalda con cariño. Yo aun sentía sus frías manos en mi espalda desnuda, añadiéndole que aun estamos en invierno, prácticamente me estaba congelando.
-Ji ¿puedes esperarme aquí mientras me cambio? – le pregunté. Sentí como se puso rígido.
-¿a…aquí?
-será cuestión de minutos, regresaré y nos iremos a tu casa, ¿ok?- suspiró desanimado, ya sabía que no quería estar solo, pero sería peor si volvía a subir conmigo.
-está bien. –sus brazos se alejaron de mí y volvieron a cada lado de su cuerpo. Su mirada estaba puesta en el suelo y tenía un adorable puchero en sus labios. Si no fuera por la situación en la que estábamos me lo comería a besos, pero por hoy han sido más que suficientes.
-Seung –escuché la voz de mi madre en mi espalda. Claramente noté cuando JiYong levantó su rostro y se puso pálido. Antes de que hiciera algo tomé mano, pidiéndole con ello que confiara. Volteé para darle la cara. Ambos estaban frente a los dos. No voy a negar que tenga cierto temor por lo que me dirán, pero ya he padecido mucho para estar con Ji así que ni ellos me harán cambiar de opinión.
–queremos hablar con ambos. – dijo mi padre. Ya no parecía tan rabioso como cuando me habló en mi habitación. – pero primero ve a cambiarte. – ordenó.
-te esperaremos en la sala junto a JiYong. – se apresuró mi madre, y eso espantó Ji. Su miedo se reflejó en la fuerza de su agarre sobre mi mano. Los miré con recelo, son mis padres así que conozco sus actitudes, y no lucían como si fueran a ser malos con él. Por ese lado estaba más tranquilo. Aún así, él que yo los conociera, no quería decir que JiYong no les temiera.
-bien. – asentí. Me acerqué a Ji y le hablé despacio y sólo para él. – si dicen algo que no te gusta, no les hagas caso, vuelvo rápido. – me costó hacer que me soltara pero finalmente lo hizo. Les di una mirada de advertencia a mis padres y fui a mi habitación.
FIN POV SEUNG
Las tres personas que quedaron en el recibidor se sumaron en un silencio incomodo. Los adultos tras un par de minutos perdidos volvieron a hablar.
-JiYong síguenos. – dijo la señora Choi. El nombrado asintió inseguro y ellos empezaron a caminar. Al llegar a la sala los Choi tomaron asiento en un mueble largo de color caoba, mientras que el menor de cabellos rosados se quedó parado en la entrada del lugar. – toma asiento, por favor. – le pidió amablemente. Sin decir una palabra él caminó hasta otro sillón, del mismo color, frente a ellos y se acomodó con las manos sobre sus rodillas y la cabeza agachada. La pareja se miró sin saber cómo iniciar una conversación con el chico que parecía estar a punto de ser degollado por el miedo y la angustia. Ella exhaló, esa simple acción estremeció al joven y el señor Choi no pudo evitar sonreír divertido ante esa respuesta. La mujer también sonrió pero se recompuso al instante y con un leve manotazo reprendió a su marido. No podían estar riéndose de los nervios ajenos. – ahm… ¿Cómo has estado? - inició.
-bi…en – respondió con minúscula voz. Casi inaudible para los mayores, casi.
-me da gusto saberlo. – sonrió. – sé que tus clases de nivelación ya empezaron, ¿estás asistiendo?
-sí. – suspiró cautelosamente.
-que bueno, eres muy inteligente así que dudo que tengas problemas para comprender los temas. Darás esos exámenes próximamente, te deseo la mejor de las suertes. – él asintió sin emitir una repuesta. –JiYong…
-mhn
-¿desde cuándo estás con mi hijo? – la pregunta impuesta por el señor Choi sorprendió a ambas personas. Su mujer lo miró con la boca entreabierta, y el pelirrosa se comenzó a arañar con un poco de rudeza las rodillas con las uñas de sus dedos, algo que llamó la atención de ella.
-desde hace unos días, papá. –respondió Seung hyun, quien había llegado segundos antes de la pregunta dicha por su padre.
-ya acabaste de vestirte, que veloz. – comentó con ironía mientras lo veía sentarse al lado del menor y tomaba una de sus manos e intercambiaban miradas de alivio.
-sí. – respondió con firmeza.
-así que sólo están desde hace unos días… me alegra. – agregó sonriente el padre de Seung.
-no tienes que fingir que te agrada, sólo dígannos si lo aceptan o no, entenderé la decisión que tomen, pero eso no cambiara lo que sienta por JiYong.
-Seung, tu padre no está fingiendo. – intervino la señora. – los dos ya hemos hablado y lo que queremos es que seas feliz, y si tu felicidad es al lado de JiYong para nosotros está bien.
-¿Eso es cierto? – cuestionó el pelinegro, sin creer que aceptarían gustosamente.
-aunque te cueste creerlo, así es. – afirmó el patriarca de la familia. – sé que por mi culpa nos distanciamos mucho tiempo, y aceptó que me equivoqué al juzgarte, pero espero que puedas comprenderme. No quería que te ilusionaras con alguien solo por el cariño que sentías.
-pero ya sabes que no sólo es cariño, yo… verdaderamente amo a JiYong con toda mi alma. Quiero que lo acepten como parte de la familia, por favor. – inclinó la cabeza como petición hacia ellos. El menor a pesar de no haber dicho nada también se inclinó como lo hizo el mayor. Los padres se miraron comprensivos y con sonrisas en el rostro.
-lo aceptamos. – dijeron en coro. Seung hyun y JiYong levantaron sus rostros para sonreírles y sonreírse mutuamente.
-gra…acias señora y señor Choi. – dijo el menor tímidamente.
-no tienes porque, es a mí quien más me alegra que estés con Seung, por fin dejaré de ver a mi hijo llorar por ti. – soltó la señora Choi como si nada.
-¡mamá! – Seung levantó la voz, totalmente abochornado y con un novio mirándolo con una diminuta sonrisa de alegría.
-sí, es cierto. Lo único que faltaba era que yo fuera a pedirte que le correspondieras. – esta vez fue el señor Choi, quienes rieron al ver la cara roja de su hijo. JiYong sonrió más ampliamente a la vez que Seung hyun se hacía el desentendido y miraba a otro lado.
-si ya terminaron JiYong y yo nos retiramos. – Seung se levantó y de paso alzó a su acompañante.
-¿ya se van? – preguntó su madre dejando las risas de lado.
-sí, aun no hemos almorzado así que iremos a su casa.
-entonces aprovechemos que están aquí y almorcemos juntos, nosotros tampoco hemos comido. – dijo su padre.
-¿quieres?- le cuestionó a su novio.
-sí. – respondió con una de las sonrisas más brillantes que le había mostrado.
-bueno, entonces almorzaremos juntos. – dijo Seung.
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Al caer la noche, Seung y JiYong llegaron a la mansión del último. Toda la tarde la habían pasado con los padres de Seung quienes entre broma y broma les fueron sacando información de cómo es que se hicieron novios. Ambos estaban muy sonrojados al terminar de contar la pequeña historia que los tuvo al borde del desamor. Así como ellos, los mayores también se animaron a contar como se conocieron y como es que tuvieron a su adorado hijo. No obstante al ver que se hacía tarde se despidieron y partieron, aunque los señores Choi querían tener a su hijo en casa entendieron que la pareja quería compartir estos primeros días de su unión.
-ahh… estoy muy cansado. – bostezó JiYong tirándose en su amplia cama. Seung que lo seguía con pasos lentos se sentó a un lado de él y meneó sus cabellos suavemente.
-¿ya no quieres cenar? – le preguntó sonriéndole.
-no. –negó con voz infantil. – comí muchos bocadillos que hizo tu mamá, ya no puedo más. -Ladeó su rostro en dirección de Seung y le correspondió el gesto feliz.
-está bien, pero entonces ve a darte un baño, te pones tu pijama y hacemos un repaso de lo que has hecho en clase.
-¿un repaso? – cuestionó sentándose con las piernas cruzadas.
-sí, estudiaremos un rato antes de dormir. –El pelirrosa sonrió hasta morderse los labios y abrazó a Seung casi tirándosele encima. –Cuidado jajaja – rió correspondiendo el efusivo mimo.
-gracias, gracias, eres el mejor novio que he tenido. - dijo dándole un pequeño beso en la mejilla. Seung elevó una ceja y lo alejó unos centímetros.
-¿Cómo que el mejor novio que has tenido? ¿Acaso has tenido otros? – lucía un tanto celoso lo que causó mucha risa en JiYong. - ¿De qué te ríes? –frunció el ceño ciertamente molesto.
-hyunnie~ eres muy celoso. – comentó mordiéndose el labio inferior.
-¡¿celoso yo?! – inquirió indignado. – atente a las consecuencias de llamarme así. – aprovechando la fuerza que tenía comenzó su ataque de cosquillas. - ¿Quién es celoso yongie? ¿Quién? – cuestionó viendo como el menor se revolcaba en la cama.
-tú jajajaja… eres muy… muy jajajaja celoso. - a pesar que le costaba hablar se atrevió a responderle al mayor quien aumentó el calibre del asalto logrando que hasta las lagrimas desbordasen de sus ojos. – no sigas jajaja no jajajaja si… jajajaja gas- rió adolorido ya sin aire de donde respirar.
-no debes provocarme si no quieres ser merecedor de mis planes maléficos. – comentó con un aire oscuro, pero deteniendo el movimiento de sus dedos. – y que te quede claro. No soy celoso, ¿entendido? - lo miró con “seriedad”.
-ent…endi…do. – respondió entrecortado por la agitación.
-bueno, te doy permiso de ir a bañarte. – sacudió su mano con arrogancia y JiYong se levantó tratando de contener la risa que quería escapar de él.
-ya vuelvo. – apresurado se metió al baño y ya dentro se puso reír todo lo que quiso.
Los dos llevaban más de una hora recostados bajo los edredones y apoyados en la cabecera con la mirada puesta en los libros y cuadernos pertenecientes al pelirrosa. Los hombros de ambos se rozaban cuando el mayor movía la mano pasando las páginas. Cuando estaban finalizando el último tema, Seung sintió un peso extra sobre su hombro, giró un poco el rostro y se dio cuenta que JiYong había terminado por dormirse. Sonrió con ternura. El día de hoy fue muy estresante para Ji y lo entendía perfectamente. Cerró el cuaderno y lo puso en la mesa de noche, de paso apagó la luz de la lámpara que los iluminaba.
-yongie – lo zarandeó despacio y el nombrado parpadeó con lentitud.
-uhm… - se quejó somnoliento.
-vamos a dormir, echémonos bien. – ayudó a su pequeño durmiente a acomodarse ya que parecía sonámbulo. Una vez que se acomodaron, Ji se arrimó cerca de él y paso los brazos por su cintura. Volvió a sonreír como un completo enamorado, y con un ligero beso en la frente lo dejó dormir. –buenas noches yongie.
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3 SEMANAS MÁS TARDE
-maldito no puedo creer que no me hayas dicho nada de tu viaje. – comentó sonriéndole.
-pero para que te lo digo si estás tan entretenido con tu nueva adquisición. – respondió con burla.
-¡oye! No lo llames así. – le dio un golpe en el hombro.
-aww… que dolor.- fingió estar adolorido.
-ya deja de actuar, cuéntame como la pasaste.
-¿pues cómo te imaginas que lo pase? – sonrió y luego rió. – con tanta mujer merodeando por las playas me hice muchas, definitivamente no hay nada como el Caribe. Las playas, los tragos, las fiestas, ¡las chicas!… esas mujeres sí que son de infarto. – explicó enérgicamente.
-yo tratando de localizarte y tú perdido en otro continente. – pasó la mano por sus cabellos negros y acomodó su lentes oscuros.
-pero quien te entiende, cuando estaba aquí ni siquiera te asomas para verme y cuando me voy vas a buscarme. Lo siento hermano pero yo no puedo estar a tu disposición como tu pequeño novio… que luce como niña. – dijo con sorna al ver al menor yendo hacia ellos con su cabello rosa meneándose por el aire que dejaba de ser tan frio.
-ya te dije que no hables así de él, menos si está presente. – le advirtió mientras levantaba su mano correspondiendo el saludo del menor.
-ok, como quieras. Entonces diré que ahí viene tu hombre, el más macho de los machos… ¡Tu machote! – recalcó lo último riéndose de sólo decirlo, su amigo también sonrió.
-tampoco tan machote. – agachó su cabeza para ocultar la sonrisa que tenía en su rostro, porque viera por donde viera JiYong no era un machote.
-dejémoslo en “pequeño novio” entonces.- al terminar de decirlo, la persona de la que tanto hablaban terminó de llegar hasta ellos. Los dos Choi se levantaron del capó del deportivo de Seung.
-¡hyunnie~! – exclamó con su hermosa sonrisa siendo recibido por los largos brazos de su amado novio, quien lo apretujó contra sí. – ya di mi último examen, estoy seguro que lo respondí bien todo. – le comentó con alegría.
-estoy orgulloso de ti. – dijo y le dio un suave beso en los labios, sonrojándolo debido a la presencia de su amigo.
-Seung no seas tan meloso con JiYong, lo estás avergonzando. – rió el mayor de los tres.
-aish… cállate se7en. Yo sé cuando demostrarle mi amor, y quiero demostrarle mi amor ahora, así que guarda silencio. – contestó con todo los derechos del mundo. JiYong sonrió y antes de que Seung le “demostrara” más su amor se escabulló de sus brazos, corrió al auto y se metió al asiento de atrás. -¡JiYong! – lo llamó con la frente levemente arrugada al verlo dentro de su carro.
-¡tengo hambre! – respondió poniéndose el cinturón de seguridad y dejando su mochila en un costado. –Wook hyung vayamos a comer los tres. – propuso para fastidiar al pelinegro.
-¡Comida, sí! – siendo cómplice del menor se metió en el asiento copiloto, al cerrar la puerta chocó su mano con la de JiYong, burlándose entre los dos de Seung hyun.
-¡¿Por qué mi mejor amigo y mi novio se ponen en mi contra?! – cuestionó “molesto” una vez que entró a su carro. - ¿Acaso soy el criado que debo ceder ante sus caprichos? Los dos se aprovechan de mí, que malos son. – encendió el motor del auto oyendo además las risas del par. – pero más tarde te lo cobraré yongie. – amenazó mirando por el espejo retrovisor a su novio que se sonrojó hasta las orejas. – bien, vayamos a comer. – sonrió de lado visualizando en su mente el castigo del menor por abandonarlo antes.
Los tres llegaron a un lujoso restaurante donde pidieron una mesa, un empleado rápidamente se acercó y les ofreció la carta del día. Todos pidieron lo que deseaban comer y el mesero se fue. Como la comida aun iba a tardar Seung se disculpó y fue al servicio. Mientras Dong Wook le preguntaba a JiYong como había pasado su semana de exámenes finales la comida fue llegando y ellos comenzaron a degustar de ella.
-hyung, ¿Por qué Seung no viene? – cuestionó JiYong mirando el lugar por donde el pelinegro se había ido.
-uhm… no lo sé, debió haber vuelto hace rato. – a él también le parecía extraño eso.
-iré a buscarlo. – se levantó.
-mejor esperémoslo.
-lo traeré de vuelta. – dijo sonriendo. Dejó la servilleta sobre la mesa y caminó con dirección a los servicios. Una sensación extraña se insertó dentro de él, algo le decía que era mejor no acercarse a los baños, pero no quería obedecer, al estar en mitad de los pasadizos un grito lo alarmó y detuvo
-¡maldito idiota!- no reconoció esa voz, pero claramente se notaba que era de un hombre y parecía furioso. - ¡¿Cómo te atreviste?! – se escuchó el golpe de algo cayendo, como un cuerpo chocando con el piso. Esa voz provenía del baño de los hombres que tenía la puerta abierta.
-¡cariño por favor para! – oyó la voz de una mujer alterada, que también provenía del mismo baño. Su corazón empezó a latir con más frecuencia y sus pies si n pedírselo volvieron a caminar.
-¡ni se te ocurra volver a golpearme imbécil! - esa voz, esa sí que la reconocía en cualquier lugar. Corrió la poca distancia que faltaba y vio la escena del baño. Seung estaba agarrándose a golpes con un hombre mientras una mujer de vestido corto estaba arrimada en una esquina con la cara pálida. Cuando menos lo esperó Seung cayó al piso por el golpe de aquella persona, eso lo asustó mucho e iba a entrar, pero lo que dijo ese tipo congeló todos sus sentidos.
-¡¡ ¿Por qué cuando entré te estabas besuqueando con mi mujer?!! – gritó con una voz temible.
-hyun…nie –sollozó con lagrimas descendiendo por su cara. Aquel pequeño llamado hizo voltear el rostro al pelinegro, quien abrió los ojos ampliamente al verlo llorar.
-no es lo que piensas… - se paró en un solo movimiento, pero el pelirrosa no quería explicaciones y salió corriendo. – ¡JiYong! – lo llamó, pero el otro tipo lo empujó contra el lavamanos.
-de aquí no te vas hasta arreglar este asunto. – habló con las manos listas para enfrentarse.
-¡ME IMPORTA UNA MIERDA LO QUE QUIERAS! ¡JÓDETE CON TU MENDIGA PERRA Y DÉJENME EN PAZ! - respondió sumamente embravecido y salió del lugar corriendo.
-¡¿Seung que sucedió?! – lo interceptó Dong Wook al verlo salir golpeado pero eso no lo detuvo, él también estaba alterado por la ofuscada salida de JiYong. Las personas del restaurante miraban a los jóvenes sorprendidos. El pelinegro salió del elegante lugar y se cruzó para detener el auto de los guardaespaldas donde su novio estaba metido.
-¡JiYong por favor tienes que escucharme! – pidió sin alejarse del auto para impedir que arrancara.
-¡muevan el auto! – exclamó el pelirrosa sin dejar de llorar.
-yongie escúchame, no es lo que oíste. Es una equivocación.
-¡Seung quítate! –intervino Dong Wook que no entendía por qué diablos JiYong estaba llorando y su mejor amigo bloqueaba un auto.
-¡vámonos ya! –ordenó a sus guardaespaldas. Uno de ellos bajó del carro y empujó a Seung hyun dándole la libertad al carro de marcharse.
-¡suéltame estúpido! – empujó al empleado del menor. -¡JiYong! ¡JiYong regresa! – pero eso no sucedió, sus ojos veían como el auto de lujo se alejaba más y más. Todo por un estúpido reencuentro que él no provocó.
CONTINÚA…