Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El dolor nunca es eterno por yuljiyongie

[Reviews - 557]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

HOLAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ESTOY MUY FELIZ PORQUE JUNTOS LLEGAMOS A LOS 400 REVIEWS!!!!!!!!

Volví!!!!!!

 

Creo que ya ha nadie le importa, lo lamento, pero es que así soy, no sé, mis problemas para poder escribir los caps se están haciendo costumbre, pero en verdad espero superarlo y poder avanzar más seguido, bueno después de tanto ya no los entretendré, así que pasen a leer…

 

-¡JiYong! –gritó Seung, pero  el auto ya se había marchado.

-¿Seung que está ocurriendo?- cuestionó se7en con un rostro angustiado.

-ocurre que mi maldita fortuna me hizo una mala jugada. – gruñó.

-¿de qué hablas? – se acercó a su amigo.

-en el camino te lo explico, debo ir a casa de JiYong. – el otro asintió y ambos se subieron al deportivo. Con el límite de velocidad permitido comenzaron la travesía por las pistas de la ciudad.

-¿ahora sí me dirás? – volvió a preguntar. El menor soltó un soplido y afirmó.

 

FLASHBACK

 

Los tres habían llegado al restaurante de  primera clase, y  se dispusieron a ocupar una mesa. Les dieron la carta y ellos escogieron los platillos que más les gustaban.

 

-iré un momento al servicio. – dijo Seung, poniéndose de pie.

-está bien. – respondieron  JiYong y Dong Wook.

 

El pelinegro caminó por el pasadizo que lo condujo a los baños de caballeros, donde él ingresó. Éste estaba divido en dos áreas, la primera y la que daba la bienvenida era el del lavamanos, y cruzando un pequeño espacio estaba el área de los baños. Él pasó el área de lavamanos y fue a uno de los cubículos.  Al salir  se dirigió a la primera área, pero se sorprendió al ver a una mujer sentada sobre  el lavamanos, con las piernas cruzadas y un vestido que le llegaba a los muslos.

 

-hola. – ella lo saludó con una voz alegre.

-no deberías estar en un baño para hombres. – dijo sin darle mucha importancia, mientras presionaba uno de los caños   y el agua empezaba a correr.

-¿Por qué? – se escuchó el golpe de sus tacones contra el mármol del piso, empezando a caminar en dirección suya.

-porque no eres hombre, obviamente. – terminó de lavarse las manos y buscó el secamanos de aire caliente, la maquina comenzó a secar los rastros de agua en su piel. De manera inesperada unos delgados brazos se enroscaron en su cintura. -¿Qué haces? – preguntó sin hacer algún movimiento.

-compruebo… - susurró cerca del cuello de Seung. Remolineó sus dedos por la camisa de diseñador del pelinegro y con una sutileza única logró situar su mano sobre el miembro cubierto.

-¡hey! – tomó las manos de la chica y se giró para encararla. Ella tenía una sonrisa lujuriosa en el rostro, al igual que sus ojos brillantes. -¿Qué intentas hacer? – le preguntó aun sin soltarla.

-hago que me recuerdes. – se acercó, acorralándolo.

-¿Qué? - frunció el ceño. 

-hace como un mes nos conocimos en una fiesta, tú estabas sólo y me sacaste a bailar. – con agilidad logró liberar sus manos. – bailamos toda la noche, bebimos y pues… pasó lo que tenía que pasar.

-yo… no  te recuerdo. – respondió sin mucha seguridad. La realidad era que  hace un mes se la había pasado de fiesta en fiesta, de bebida en bebida, de mujer en mujer y de cama en cama.

-pero yo sí. – su firmeza lo asombró.

-ok, digamos que ocurrió. ¿Qué es lo que quieres?

-quiero revivir esa maravillosa noche contigo. – puso sus manos en el pecho del pelinegro. – aquí y ahora.  – se lanzó pero él logro esquivarla. Colocó sus manos en los hombros de ella separándola. - ¿no quieres?

-estoy seguro que la pasamos muy bien esa vez, pero yo estoy con alguien y no voy a serle infiel.

-yo también estoy con alguien, pero estoy dispuesta a hacerlo por ti.

-¿así? – sonrió incrédulo por lo desvergonzada que era. – entonces ve con otro, porque yo no lo haré. – se alejó.

-no seas así. – se puso delante de él, impidiéndole el paso.

-¿te das cuentas que me estás rogando para que te lo meta? – dijo fastidiado del hostigamiento.

-¡es lo que quiero! – exclamó.

-no grites. – gruñó manteniendo la compostura.

-¿Por qué? ¿Tu noviecita está por aquí? ¿Tienes miedo de que te encuentre conmigo? – sonrió de lado.

-estás loca. – espetó con  asco de haberse acostado con alguien como ella.

-sólo hagámoslo.

-no

-¡ayuda!- gritó escandalizada. - ¡ayu…mm!

-¡que te calles! – con su mano le tapó la boca.

-mnh… -sus ojos transmitían enojo, por lo testarudo que era.

-te soltaré, pero más te vale no gritar porque si no te interpondré una demanda, es enserio.  

 

Seung exhaló y alejó sus manos de ella, sin embargo, contrario de lo que pensaba la mujer se aventó a él, enroscando sus brazos y piernas alrededor de su cuerpo. Esa acción lo desequilibró por lo que retrocedió con torpeza. Ella ávida de volver a estar con el hombre que le hizo ver el mismísimo cielo  estampó sus labios con los de él.  Ambos jadearon por el impacto. Por puro instinto, Seung sostuvo con una mano el cuerpo femenino a la vez que con su mano sobrante se apoyó en la repisa del lavamanos. Como gata en celo, ella restregó su cuerpo con el otro e invadió su boca, todo tan rápido que no le dio tiempo de reaccionar. No obstante, como si de magia se tratase,  Seung dejó de sentir a la mujer.

 

-mi am…or – tartamudeó la chica arreglándose el vestido, luego de haber sido arrancada de los brazos del otro,  y sin tardar casi nada en reconocer a su pareja.

-¿Qué demonios hacías? ¡¿Qué diablos hacían?! – él les gritó a los dos.

-explícale, dile lo que me dijiste. – Seung habló  luego de comprender la situación. Ella lo miró aterrada.

-¿Qué tienes que decirme? ¡EH! – furioso se acercó a ella, tomándola de los cabellos.

-¡Ahhh! Suéltame por favor- le rogó en medio de su llanto. Estaba sumamente asustada, pero al mismo tiempo parecía acostumbrada.  Al ver tal trato fue imposible para el pelinegro no intervenir.

-déjala – dijo Seung con  un rostro impávido.

-¿Por qué? – respondió ejerciendo más fuerza sobre la cabellera de su pareja.

-a una mujer no puedes tratarla de esa manera. 

-es mía y la trato como quiera. – con desprecio tiró a la joven al piso provocando que un quejido escapara de sus labios. -¿o la quieres para ti? – amenazadoramente se acercó pero, fue recibido por un potente golpe en el rostro. 

-¿te encuentras bien? – preguntó Seung hyun al llegar al lugar de la chica. Sin embargo, la reacción de ésta lo descolocó.

-¿Por qué lo golpeaste? – le reclamó y corrió  a auxiliarlo.

-¡maldito idiota!-  gruñó el otro hombre y sacó de su camino a su novia. - ¡¿Cómo te atreviste?! – lleno de ira y aprovechando el segundo de descuido le devolvió el golpe logrando derribarlo.

-¡cariño por favor para! – le rogó desde una esquina, siendo espectadora de toda ese escándalo desenvuelto por su culpa.

-¡ni se te ocurra volver a golpearme imbécil!  - se recompuso y comenzaron una pelea cuerpo a cuerpo. Mientras ambos recibían golpes el pelinegro logró escuchar unos pasos acelerados fuera de los baños por lo que intentó ver si se trataba de algún empleado que lo pudiese ayudar a terminar esa pelea, por ello, tras su distracción un nuevo golpe lo hizo caer.

-¡¡ ¿Por qué cuando entré te estabas besuqueando con mi mujer?!! – gritó con una voz temible, llena de odio. Seung Iba a pararse y responderle toda la verdad de una buena vez, pero  esa idea se esfumó al escuchar un sollozo sumamente reconocible para él.

-hyun…nie –aquel pequeño llamado hizo voltear el rostro al pelinegro, quien abrió los ojos ampliamente al verlo llorar. En ningún momento le pasó por la cabeza que los pasos que oyó fueran de su novio.

-no es lo que piensas… - se paró en un solo movimiento pero, el menor desapareció tan rápido como apareció.   – ¡JiYong!

 

FIN DE FLASHBACK

 

-eso fue lo que pasó.

-¡te lo dije! – exclamó Dong Wook. –te dije que tus tonterías traerían consecuencias, ¡ya ves que tenía razón!

-¡lo sé! No tienes que repetírmelo. – giró el timón. – lo que me preocupa es como explicárselo a JiYong. No quiero que piense que lo engañé.

-pero lo hiciste.

-no lo hice.

-quizá no quisiste pero, sí lo hiciste.

-¡Que no!

-Seung tampoco te hagas la víctima. Sé que cualquier mujer con buenas curvas te fascina y te olvidas de todo.

-no ahora, sólo tengo ojos para JiYong, él es todo lo que quiero a nadie más ¿entiendes?

-vaya, nunca te había oído tan seguro de ti mismo por alguien.

-él es especial. – suspiró.

-entonces prepárate, porque ya llegamos.  

 

El  guardia de la residencia se aproximó al deportivo, y esperó que la ventana del piloto bajara.

 

-abran las rejas. – ordenó Seung al bajar la ventana polarizada de su auto.

-me disculpará joven Choi pero, no puedo  hacer eso. – respondió el hombre.

-¿Qué? – lo miró con el ceño fruncido.

-el joven kwon nos ha pedido que le prohibamos la entrada. Sólo obedezco órdenes. – contestó apenado.

-¿JiYong les dijo eso? – inquirió incrédulo.

-sí, le pediría por favor que se retire.

-yo no pienso irme de aquí hasta hablar con él. – de su bolsillo sacó su teléfono y marcó al menor. Apretó el aparato al no obtener una respuesta, sólo la odiosa música de espera. – no puedo creerlo. – inhaló aire para intentar calmarse y  guardó su móvil en la guantera. –encima que lo llamo no me contesta. Esto no se lo voy a pasar. – salió del carro.

-¿Seung qué vas a  hacer? – le preguntó su amigo, saliendo del auto.

-quiero que le digas a JiYong que no me moveré de aquí hasta hablar con él.-  le dijo al guardia que lo miraba sorprendido por la decisión que había tomado.

-¿te volviste loco? – dijo Wook viendo a Seung apoyarse en  el capó.

-ya me escuchaste, no me iré hasta que él venga.- cruzó sus brazos y miró la casa detrás de las rejas.

-tiene que ser una broma. – sonrió flojo. - mejor vayamos a curarte esas heridas en la cara.  – le tocó el hombro.

-ya te dije que no me iré.  ¿Y tú qué esperas para decirle a JiYong? – le reclamó al empleado, quien rápidamente se metió a su cabina y por el intercomunicador informó a la guardia interna de lo que estaba sucediendo. -  y respecto a las heridas  se quedarán así, quiero que él vea que nada mas me importa.

-Seung ya estás diciendo tonterías.

-si quieres vete, yo estaré aquí.

-me quedaré contigo. No quiero que después digas que soy un mal amigo. -   con una mueca de fastidio se sentó al lado de Seung.

-gracias. – le sonrió ligeramente y volvió a centrarse en la puerta de la mansión.

 

**********************

 

“toc, toc”

 

Tocaron la puerta de la habitación, mas no hubo respuesta.  Quebrando algunas reglas de la casa la señora Heo ingresó a la habitación de su joven jefe. El pelirrosa estaba acostado en su cama cubierto desde los pies a la cabeza, sollozando silenciosamente. Ella caminó hasta estar cerca de la gran cama y habló.

 

-joven JiYong disculpe que entre de esta manera pero hay algo muy importante que debo decirle.

-retí…rese por favor. – contestó con su voz quebrada, aunque intentando disimularla vanamente.

-sé que no quiere saber nada, pero debo decirle que el joven Choi está afuera de la mansión y quiero verlo. –  esperó que le contestara pero, se ahogó en el silencio. – joven…

-ya dije que no lo dejarán entrar, sólo obedezcan.-  contestó dolido y molesto.

-como usted diga, joven. – ella inclinó su cabeza a modo de respeto y salió.

-¿Por qué me hici…iste esto? – sollozó con su corazón lastimado.  Se mordió los labios para reprimir sonido alguno que escapara de su garganta y hundió su rostro en las blancas y blandas almohadas de plumas.  En su mente, se repetía una y otra vez aquella oración que el hombre aquel dijo en el baño justo cuando él ingresó.  Por más que quisiera olvidarlo no podía, algo en él lo llevaba de nuevo a lo mismo y lo hacía sentir como una nada comparado con cualquier persona. - ¿Por… por qué la besa…aste,  hyun…nie? – quería gritar, insultar, reclamar y golpear a Seung pero,  había prometido a sus padres en su entierro que jamás en su vida volvería a hacerlo, nunca más lastimaría a Seung hyun, soportaría todo el dolor que padeciera porque era lo que tenía que pagar. Y ahora se daba cuenta que su sufrimiento jamás acabaría. – siempre…iff… siempre será igu…ual. – sin  ser consciente más que del dolor de su corazón, sus uñas se clavaron  con saña en la piel desnuda de sus brazos.      

 

**********************

 

DOS HORAS DESPUÉS

 

-Seung no va a salir. – se lo dijo con el mayor cuidado que pudo. Sentía lastima por ver a su mejor amigo en esa situación, porque  en sí no había sido su culpa sino de la muchacha loca  y desesperada con la que se encontró.- está empezando a hacer frio entra al auto por lo menos.

-no – dijo con firmeza. A pesar  de que quería aparentar ser fuerte y firme, empezaba a creer que JiYong no saldría y eso le dolía, no porque estuviera afuera, sino porque eso quería decir que su novio de verdad estaba muy molesto con él y no quería verlo por Dios sabe cuánto tiempo.  

-mañana temprano ven o lo llamas en la noche cuando se le haya pasado la amargura. – insistió.

-ya te  dije que si quieres irte puedes hacerlo, el un asunto que debo arreglar yo no tú.

-no seas tonto, si  anochece la temperatura descenderá y te congelarás si no te metes al carro.  – lo regañó

-yo sé lo que hago, vete de una vez. -  contestó fastidiado de escucharlo.

-¿y cómo me voy si tú te vas a quedar?

-pues toma un taxi.

-Seung…

-ya no insista ¿sí?  Vete y déjame aquí, yo sé que saldrá.

-haz lo que quieras yo me iré. – se paró y caminó algunos pasos esperando que Seung lo detuviera y le dijera que tenía razón pero, el testarudo que tenía como amigo no se movió siquiera para comprobar que se estuviera yendo. - ¿De verdad te quedarás? – fue la última pregunta que iba a realizar, ya no persuadiría más.

-sí. – respondió exhalando, convenciéndose a sí mismo.

-está bien. – aceptó la decisión que tomó. – si necesitas algo llámame.

-ok.

 

Dong Wook metió las manos en los bolsillos de su chaqueta para calentarlas y siguió caminando  por la berma, avanzando mientras esperaba que algún taxi apareciera para que lo llevara a su casa.   

 

**********************

 

Dentro de la casa los empleados se miraban angustiados con la situación que se había armado desde la tarde. Nunca antes había sucedido algo así  en esa casa, era la primera vez y nadie sabía cómo debía actuar, porque finalmente ellos sólo eran  empleados y no tenían ningún derecho de meterse en la vida privada de su jefe, aunque claro que eso no significaba que no se preocupasen como en esos momentos.

 

-señora Heo la cena está lista. – avisó la señora YooMin, cocinera principal.

-le avisaré al joven. – respondió educadamente.

-señora Heo,  ¿no cree que deberíamos dejar entrar al joven Choi? – preguntó una de las empleadas.

-no es algo que debamos decidir nosotros, es cuestión de dos, no de tres ni de cuatro, únicamente de ellos. Así que todos me quitan esa cara, no quiere que el joven los vea con ese semblante. – los demás asintieron sin decir ni una sola palabra más. – volveré en unos minutos.

 

“toc, toc”

 

-adelante – respondió JiYong desde el interior de su habitación, con la voz ronca debido al llanto.

 

Al entrar la mujer fue recibida por la oscuridad de la estancia, ni una lámpara estaba prendida y las cortinas estaban cerradas impidiendo el ingreso de la luz nocturna.

 

-¿joven se encuentra bien? – preguntó, acercándose con cuidado hasta la cama del menor. No obstante, cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad  distinguió el lecho sin los edredones y sin el joven. -¿joven?

-estoy bien. – contestó. Ella giró rápidamente  hacia el mueble  ubicado al otro extremo del cuarto y frente al ventanal cubierto.

-joven,  la  cena está lista. – se aproximó y logró ver que estaba sentado en el amplio mueble con las piernas encima de éste y envuelto en un edredón. - ¿desea bajar?

-no tengo hambre. – contestó fríamente.

 

La señora lo observó en silencio durante varios minutos concluyendo en que el menor estaba ido. Su cuerpo estaba ahí pero, sus pensamientos volaban  muy, muy lejos del lugar. Ella anduvo unos cuantos pasos y se sentó en el mismo sofá a cierta distancia.

 

-joven JiYong – lo llamó con una voz calmada. – sé que  yo no soy alguien de su entera confianza, yo no lo he visto crecer y tampoco sé todos los hechos que han ocurrido en su vida. Sin  embargo, déjeme decirle que  así como usted sufre hay muchísimas personas que están iguales o peor que usted. No es un reclamo, sólo quiero que sepa que el mundo no se acaba ni se detiene por nuestro dolor. Todos tenemos una historia joven kwon. Yo ya he pasado la mía. – una pequeña sonrisa apareció en su rostro. – yo no tuve ni crecí con todos los lujos que usted posee, no pude estudiar  una carrera universitaria como usted lo está haciendo, pero… yo luché, luché día a día para poder alimentarme, pagar mi casa, cuidar de mis ancianos padres y de mis hermanos menores. Fue un sacrificio inmenso que hice orgullosamente desde joven porque fue lo que me tocó vivir. Cada día me levantaba muy temprano y preparaba el desayuno a  mi familia y con las mismas me iba a trabajar. – una indiscreta lágrima escapó de su ojo derecho. -  cuando eres joven y no conoces la vida te puedes encontrar con una y mil cosas, buenas o malas. Allá afuera, tienes que valerte por ti mismo. Debes ser fuerte si no quieres ser pisoteado por alguien  que se cree con el derecho de hacerlo.  Yo lo aprendí, después de muchos golpes aprendí. Es sumamente difícil no tener a alguien en el que te puedas apoyar cuando sientas que ya no tienes la fuerza para continuar,  cuando te ves tan minúsculo en este inmenso mundo donde cada quien se preocupa sólo por su persona y no por el otro. – suspiró. – pero… cuando ese alguien aparece, debemos ser nosotros quienes los cuidemos, porque son ellos lo que nos ayudaran a escapar de nuestra soledad, de la tristeza, de la agonía. Debemos aprender a escuchar, oír lo que nos tengan que decir. Nos daña grandemente el cerrarnos y no querer oír nada; hacernos los ciegos, sordos y mudos para no enfrentar la realidad.  Así creamos que es lo mejor, no lo es, porque nos estamos negando la oportunidad de ser rescatados y ser libres. No permita que  el dolor lo domine, porque si lo hace, no podrá salir. Se quedará ciego para siempre y no podrá ver más allá que solo sufrimiento, el suyo.    – se puso de pie despacio, y miró al menor. – aprenda a luchar joven JiYong, es algo que todos debemos asimilar en algún momento.  – retrocedió unos pasos para irse, pero el menor la interrumpió con sus palabras.

-señora Heo… ¿puede… puede quedarse un momento más? – murmuró, ya no con esa voz fría y dura si no con su contraparte, la dulce y cortés propia de él. La mujer sonrió agradecida de haber sido escuchada, en algún momento creyó que le hablaba al aire, pero el pedido del adolescente le decía lo contrario.

-claro que sí. – con sutileza volvió al misma lugar y sintió como el menor, cautelosamente, acercaba su cabeza a su hombro, apoyándose débilmente. Ella lo imitó y apoyó su rostro sobre su cabellera, suave y lisa; acompañada de una sonrisa.

 

**********************

 

-joven ¿Desea un poco de café? – preguntó el guardia. Ya eran más de las once de la noche y el pelinegro no se había movido ni por un instante de ahí, tampoco había tomado ni comido absolutamente nada, y el clima había descendido varios grados.

-gracias, pero no. - respondió con los ánimos caídos.

-por lo menos ingrese a su auto, ahí estará mejor. – Seung ya no respondió, ignorando al empleado. –buenas noches joven. – se alejó.

 

Seung hyun respiró pausadamente. El aire frío le caló hasta los huesos, y lo estremeció completamente.  Se paró del capó estirando su cuerpo entumecido.  Caminó a la puerta de su auto y la abrió. Metió su mano a la guantera y retiró su teléfono, después volvió a cerrar la puerta.  Volvió al capó y se apoyó de nuevo. Deslizó su dedo por la pantalla táctil y buscó entre sus contactos el número del pelirrosa. Junto al número tenía una foto que le había sacado hace pocos días, donde salía con un libro  apoyado sobre sus piernas cruzadas  con ambos brazos apoyados en éstos sosteniendo su cabeza y vistiendo una de sus pijamas.  Sonrió tontamente. Ese chico de la foto  era la persona que su corazón adoraba y por eso hacía esta locura de amor. Presionó sobre la etiqueta de mensaje  y comenzó a escribir.

 

“JiYong por favor necesitamos hablar”

 

Envió el mensaje.

 

**********************

 

POV JIYONG

 

Han pasado tantas horas desde que estoy encerrado en mi habitación sin hacer nada, y me siento muy cansado, como si hubiese hecho muchas actividades durante todo el día. Pero yo sé  que no he hecho casi nada. Aunque eso no es lo importante.  

 

Mi pecho aun duele, aunque no tan fuerte como antes, gracias a las palabras de la señora Heo, quien me acompañó hace un par de horas y permitió que llorara un poco más sobre su hombro, sin rebatirme el hacerlo. Mis ojos me arden por todas las horas  que lloré y mi cabeza me retumba ligeramente, además están esas marcas…  que me hice. No lo había notado hasta que la piel me ardía.  Aun me fastidian pero es soportable.  Por ahora quiero cerrar los ojos y descansar, deseo por un momento dejar de pensar y sentir.

 

“lalala… lala…lalala… ”

 

La melodía de mi teléfono comenzó a escucharse por mi habitación. Lo ignoré. Lo último que quería era hablar con alguien, así fuera Yunho hyung.  Cerré los ojos y me cubrí con los edredones, mi refugio.

 

 

 

-hmm…

 

Unas voces comenzaron a despertarme, no sabía de dónde venían, pero faltaba muy poco para que dejara de dormir. Mis fosas aspiraron el oxigeno  llenando mis pulmones. Un poco de aire escapó de mí al entreabrir mis labios.  Lentamente mis parpados se movieron hasta que pude abrir mis ojos.   Desperecé mi cuerpo con languidez y me senté. Guié mis manos a mi cabeza, me dolía. Mi habitación estaba a oscuras y mi vista empañada. Quité el edredón que me cubría y puse  mis pies en el piso alfombrado, a tientas hallé mis pantuflas.   Me levanté, necesitaba averiguar de dónde provenía el ruido que me despertó.  Con mi mano cubrí un bostezo.  Llegué a la puerta y tomé el manubrio, estaba por abrir pero al oír  voces del otro lado me detuve.

 

-no podemos despertarlo, lo mejor es insistirle al joven para que se vaya. – era la voz de la señora Heo.

-señora ya es muy tarde, si no se fue hace rato ¿Cómo cree que se irá ahora? – era otra de mis empleadas.

 

De qué estarán hablando, tengo mucho sueño y frío, necesito silencio para descansar.

 

-yo iré a hablar con él.- de nuevo la señora Heo.

-dejémoslo entrar, afuera está nevando. – insistía. – el joven Choi enfermará gravemente si continua esperando.  

 

¿Choi?

 

¿Choi… mi hyunnie?

 

No, él no sería capaz. Seguramente ya se fue,  él debió irse hace rato.

 

-son ordenes, no podemos desobedecerlas.

-pero señora…

 

No pude seguir  escondido tras la puerta y la abrí. Ambas mujeres voltearon a verme sorprendidas, yo mantenía mi cabeza gacha ocultándome tras el flequillo de mi cabello. Los latidos de mi corazón volvieron a acelerarse, mi cuerpo empezó a temblar, mis ojos a escocer.

 

-joven kwon – me  llamó la señora Heo. – lamento haber interrumpido sus sueños nosotras nos retiraremos,  vuelva a dormir.

-él… - mi voz salió sola. – Él… ¿él sigue… a…aquí?-  sentí mis mejillas humedecerse.

-joven…

-¿sí o no? – mordí mi labio, controlando mis ansias de una respuesta a mi pregunta.

-sí.

 

Un pedazo de mí se resquebrajó al escuchar aquello. Él seguía aquí. Seung… aun estaba afuera, esperándome. 

 

No supe cuando, pero estaba corriendo.  Bajé las escaleras rápidamente escuchando las voces de mis empleadas detrás de mí, pidiéndome que me abrigue. ¿Cómo podía pensar en mí cuando Seung estaba afuera?  Abrí la puerta principal y volví a correr.  El panorama en el exterior me tomó de sorpresa, pero me recordó lo que habían dicho ella minutos antes. Todo el jardín estaba cubierto por una manta blanca de  nieve, el agua ingresaba a través de mis pantuflas volviendo pesados mis pasos y haciendo lenta mi carrera. Lo copos de nieve continuaban cayendo mojándome, el vaho blanco que salía de mi boca me dio a entender la baja temperatura a la que estábamos. A lo lejos logré divisar una silueta. Continué corriendo logrando que esa imagen se aclarara cada vez más.  Mi pecho subía y bajaba aceleradamente. No veía la hora de por fin llegar y cruzar esas rejas.

 

-¡aauu! – exclamé al caerme, tras el hundimiento de mi pie  en la nieve. Levanté la  cabeza y pude verlo, a unos cuantos metros de mí. Tenía nieve cubriéndolo y sus ojos se mantenían cerrados. – Seung. – con fuerza de voluntad me levanté  y aceleré mis pasos. Mi pie empezaba a dolerme, quizá me hice alguna herida pero, después la atendería.  Logré llegar y me sostuve de los barrotes. – ábranlas. -  ordené a mi seguridad. Me aparté, segundos después éstas comenzaron a separarse causando un ligero sonido, uno que logró que Seung levantara la cabeza y abriera los ojos.  Un jadeo se ahogó en mi garganta al velo tan débil y herido. Caminé, avancé hasta quedar frente a él. Quise decirle tantas cosas, pero nada más que un sollozó salió de mis labios.

-sabía… -  su voz se oía sumamente endeble, y a pesar de eso cargaba una sonrisa en el rostro. Verlo así me lleno de culpa. – sa…bía que vendr…drías.

 

Lo próximo que sentí fue su cuerpo contra el mío. Sus manos heladas en mi espalda, sobre la delgada tela de mi pijama.  Su rostro oculto en mi cuello. La nieve helada mojando todo mi cuerpo.     

 

Y él… completamente inconsciente y desmayado.

 

CONTINÚA…

Notas finales:

La verdad es que Seung tiene la culpa, aunque bueno también está haciendo merito (?) jajja pero eso le pasa por andar de facilón durante el tiempo que ji lo rechazó, pero eso ya es para el sgte cap, jjijii bueno nos vemos espero más pronto de lo esperado, cuídense los leo en los reviews byebyeeeeeeee.

 

***** una pregunta, cada cuantos días les gustaría que actualicé el fic- sean razonables por favor :)- espero sus repuestas.*****


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).