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El dolor nunca es eterno por yuljiyongie

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Notas del capitulo:

HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAA

 

Sé que he tardado demasiado, pero recién he podido culminarlo, agradezco a quienes comentaron y pues también a chibit-gtop quien me ataco por safecreative y  a alguien más que me ataco por correo de amor yaoi, aunque no sé si sean las mismas personas pero gracias porque fue por su insistencia que se culminó el capitulo, bueno ahora si a leer.

 

29  DE FEBRERO

 

“tum, tum, tum… tum, tum, turum…”

 

-Aló – contestó  sonriente y se echó sobre su cama, espléndidamente tendida.

-Yongie ¿estás listo?

-¡Sí! –respondió animado.

-Entonces baja, porque ya llegué.

-¿De verdad?- se levantó apresurado  esperando una respuesta.

-sí, estoy en la entrada. No me hagas esperar.

-ya bajo. – se mordió el labio.

-yongie~ – lo llamó dulcemente.

-uhm…

-te amo.

 

El corazón de JiYong latió con júbilo al escuchar las palabras del pelinegro, por escasos segundos su garganta se secó, pero  se recompuso y correspondió lo dicho.

 

-también te amo.

-ven por mí.

-ok – terminó la llamada.

 

Guardó  el teléfono en el bolsillo de su chaqueta, cerró los ojos al mismo tiempo que exhalaba.  Caminó hasta el espejo de cuerpo entero y se observó. Comparándose con antes ahora relucía,  lo notaba. Sus ojos, su piel, su cabello, sus expresiones, sus sentimientos; todo era más cálido.  Su sonrisa se amplió. Acomodó la boina roja en su cabello y salió de la habitación.

 

Escaleras abajo, Seung hyun lo espera. JiYong aparece  y desciende los escalones, compartiendo durante el trayecto pequeñas sonrisas y miradas con el mayor.

 

-hola. – saluda JiYong, con timidez,  al llegar al último peldaño.

-hola – responde sonriéndole. El pelirrosa  agacha la mirada nervioso.  Seung sonríe y coge su mano para jalarlo y envolverlo en un abrazo.  –me encantas. -  susurra en su oído. JiYong suspira y lo abraza dejando su timidez  a un lado. – luces hermoso.

-tú también. -  comenta.

-¿listo para irnos?

-sí

 

Terminan el abrazo, se sonríen y  acercan. Sus labios chocan, ambos suspiran y cierran los ojos.  Pequeñas caricias  inician el beso que se dan,  las manos contrarias tocan el rostro ajeno por  varios segundos, se entrelazan y caen a los lados al finalizar el ósculo. Con las manos unidas salen de la residencia.

 

 

-¿A dónde vamos? – pregunta, poniéndose el cinturón de seguridad.

-a un lugar muy bonito. – contesta encendiendo su carro.

-¿no me dirás?

-se que te gustará.

 

Atraviesan la larga ciudad mediante la carretera central,  donde ven a la gente trabajando, ya que era miércoles; aun así  era el último día del mes de febrero por lo tanto varias familias salían de compras.  Después de casi una hora de viaje llegaron al lugar planificado.

 

-llegamos- avisó  el pelinegro, deteniendo su auto en el estacionamiento.

-¿Dónde estamos?  -preguntó cuando Seung le abrió la puerta del carro.

-mhh…- intentaba hacerse el interesante.

-¿Por qué estamos en el  lago Seokchon? – saliendo del aparcamiento frente al menor el hermosísimo lago se manifestaba en su vasta expresión, aunque no era muy grande era precioso.

 

JiYong observa la cantidad de gente que circulaba por el lugar, muchas parejas y niños con sus padres, pero además de eso lo que resaltaba ante todo eran las sonrisas que cada una de las personas llevaba consigo de un lado a otro. Aunque le resultara extraño ver tanta felicidad fue gratificante sentirlo.

 

-Estamos en… ¡LOTTE WORLD!- exclamó con una sonrisa.

-¿Dónde?

-¡Acerté! – sonrió con suficiencia. – es un día tan especial como hoy, quise compartir este lugar contigo.  Lotte World es un parque temático, supuse que no lo conocías por eso te traje.

-te agradezco que hayas pensado en mí para planear esto. – dijo agradecido.

-sí. – sonrió bobamente. – bueno, bueno, mejor entremos porque dudo que nos alcance el tiempo para disfrutar de todo. –Entrelazó sus manos y emprendieron  la marcha al interior.

 

 

Con cada paso que daban las personas  sonreían más  y más, los niños sobre todo corrían de un lado a otro siendo seguidos por sus padres. Se detuvieron ante un arco  con letras enormes que les daba la bienvenida.

 

 

-Esta es la Isla Mágica, yongie. – con un brazo extendido señaló el cartel en lo alto. El nombrado divisó cada una de las letras y suspiró con una sonrisa enorme. – ¿quieres entrar?

-¡sí!

 

Tras cruzar  el nombre gigante, los ojos del pelirrosa se abrieron con amplitud ante todo lo mágico que apareció y aparecía mientras seguían avanzando. Jamás en su vida hubiese imaginado que algo tan hermoso e inmenso  existiera en esa ciudad que sólo lo había llenado de tragedias, pero ahí estaba. Diseñada  con un estilo europeo medieval. Era real.

 

Un imponente castillo de color perla con techos azulados,  y distintas combinaciones a lo largo y ancho de su extensión, descubierto, algo que facilitaba el ingreso de la luz del día.  Banderolas con escudos de la realeza flameaban en los puntos más altos.  Las tiendas de dulces sacadas de un cuento de hadas, con colores tan llamativos que no podías despegar los ojos de ahí, los juegos  y algo que asombró a JiYong.

 

-¡¡WOW!! – exclamó sumamente emocionado.

 

Su cuerpo giró inconscientemente en dirección a aquel monorriel que cruzó por encima de sus cabezas.  Recién caía en cuenta que los muros que él creyó era parte de la ornamentación,  formaban  parte de una vía.

¡Un Monorriel  Real dentro de un Castillo Real!    

El asombro no cabía en su ser.

 

-¡¿Seung  lo viste?!- le preguntó sin dejar de observar como el tren desaparecía perdiéndose más allá de lo que sus ojos llegaban a ver.  

-desde  luego que sí. Ese monorriel es una de las atracciones, cruza todo el parque de diversiones.  – comentó, viendo como los ojos del menor brillaban con intensidad.

-me gustaría estar en él. – susurró para sí mismo, como un deseo.

-es muy pronto, debemos disfrutar de lo que hay. Dejémoslo para más tarde. – declaró. Ji realizó un pequeño mohín  por lo dicho, pero Seung lo borró con un discreto beso en los labios. – hay mucho más por ver.

-está bien. – respondió sin mucho convencimiento.

 

Subieron al castillo paseándose por los pasadizos  que estaban decorados a un estilo principesco, lleno de pinturas sobre las paredes y con estatuas de personajes animados.  Aparte de eso los trabajadores vestían personajes de fantasía, era como estar en Disney  sin ir a Estados Unidos.

 

-¿Cómo conociste este lugar? – preguntó JiYong mientras observaba a las personas divertirse en los juegos mecánicos.

-lo conocí  por se7en.

-¿Dong Wook hyung? -  cuestionó incrédulo, logrando que Seung hyun sonriera.

-sí… así como lo ves  él tiene su lado inocente.

-¿así?

-jajajaja… - empezó a carcajearse de la credulidad del menor, quien al notar que se burlaba de él, zafó la unión de sus manos y lo observó con la frente arrugada. – yong… yong… jajajaja

-no me parece divertido que te rías de mi. – se quejó sin quitar la expresión de indignación en su rostro.

-pero es que tú eres el responsable. – decía intentando calmarse.

-¿yo?-  se apuntó a sí mismo.

-sí. – asintió enérgico. -¿Cómo vas a  creer que se7en tiene un lado inocente? – realizó la pregunta  como si fuera una obviedad.  – él podrá ser infantil y hasta algo tonto a veces, pero de inocente no le queda ni un pelo.

-¡¿Y yo cómo iba saberlo?!- gritó y resopló.

 

Varios de los que paseaban por el mismo pasadizo miraron con curiosidad al pelirrosa que al sentir tantos pares de ojos sobre él, se sonrojó  y agachó la cabeza. Las personas después de unos segundos siguieron sus caminos olvidándose del pequeño acontecimiento. Seung observó todo en silencio y cuando los visitantes  desaparecieron rodeó  a su novio con  los brazos y lo llevó hasta una de las paredes donde lo besó sin detenerse a pensar un segundo.

 

-por eso te amo. – le susurró  al separar su labios.

-Se…ung -  tartamudeó con las mejillas mas rojas que antes.

-tú si tienes la inocencia intacta, no importa lo que hayas pasado… sé que no cambiarás. – dijo sinceramente. Volvió a acortar el espacio entre ellos, rozando las puntas de sus narices sacando suspiros en él. – pero… temo algo.

-¿Qu…é? – preguntó  mirando directamente los ojos negros del mayor.

-corromperte.

 

Los ojos castaños se expandieron en sorpresa   y miedo, sin embargo, esto último  desapareció cuando la boca ajena buscó la suya y la tomó con amor.   En  ese momento, JiYong recordó que Seung  lo amaba, lo cuidaba, y a pesar de sus palabras siempre buscaba hacerlo feliz.  Sobre todo confiaba ciegamente en él porque sabía que no sería capaz de lastimarlo.

 

-¿Me dejarías? – dijo Seung.

 

Esperaba  con ansias escuchar una respuesta que le permitiera  compartir su manera de amar con la persona dueña de su corazón.  El pelirrosa tragó sin disimular, pero asintió torpemente por bastante tiempo como si hubiese sido hipnotizado  por aquellos pozos azabaches que parecían escarbar en lo profundo de su alma.  Con bastante emoción sonrió al ver como Ji cerraba los ojos lentamente, volvió a acercarse y colocó sus manos en el pálido cuello, que con su solo contacto lo estremeció de cuerpo entero.

 

-mami, mami vayamos al carrusel.

 

La voz chillona de una pequeña niña resonó  muy cerca de la ubicación de los jóvenes, quienes  despertaron de la nube donde se aislaron  por minutos.  El mayor exhaló en medio de una sonrisa embobada. Lo habían interrumpido justo cuando obtuvo el permiso del pelirrosa.

 

“Quizá sea mejor así”, pensó Seung hyun.  

 

-disfrutemos del paseo.  –habló, y dejó un dulce beso sobre la frente de su novio, que lo miraba desconcertado.

 

Se tomaron de las manos y siguieron el camino del pasadizo, al doblar en la esquina se encontraron con una familia y una pequeña vestida de princesa que se detuvo para sonreírles y después siguió  correteando.  

 

-Que linda  niña. – comentó JiYong.

-ella nos sonrió, ¿Por qué lo habrá hecho?

-tal vez porque vio el amor en nosotros. – agregó despreocupadamente sin saber que aquel simple comentario significó muchísimo para Seung. - ¿venderán algodones de azúcar aquí?

-¡Claro! Vayamos por unos. –respondió contento, y se lo llevó fuera del castillo.

 

 

POV SEUNG

 

LOTE WORLD era el lugar perfecto para celebrar nuestro primer mes. Estaba lleno de vida,  juegos, dulces. Mi intención al traer a JiYong  aquí era que  dejará sus miedos a un lado  y se entretuviera  en  las ilusiones que este lugar ayudaba a cumplir.  Gracias  al cielo estaba funcionando.  Habíamos salido del castillo y estábamos  descubriendo otras partes de esta isla. Justo ahora reía porque le manché  la mejilla con una migaja de algodón.

 

-¡hey! – se quejó cuando hice lo mismo en la otra.

-¿Qué? – le respondí e hizo un mohín gracioso y con su mano limpió la zona melosa. - ¿Acaso el rosa no va con rosa? – hice referencia al color del dulce y su cabello.

-esa no es justificación  para que me  ensucies. – sopló fingiendo estar molesto.

-¿Qué puedo hacer para que estés feliz de nuevo? – dije con una expresión triste.

-¡tengo una idea!-exclamó.

-¿Qué tiene planeado tu pequeña mentecita, eh? – entrecerré los ojos.

-ya lo sabrás.

 

Caminamos a pasos apresurados hasta llegar a un juego  con forma de árbol. Swing Tree. Éste tenía asientos ovalados personales y estaban colgados al árbol como si fueran frutas a través de largas y gruesas cadenas que lo mantenían firme.  Empezaba a descubrir cuál era el capricho de mi novio.

 

-¿Y esto?- me hice el desentendido.

-esto… - respondió muy calmado y cruzando los brazos. – será tu castigo por embarrarme algodón en el rostro y burlarte de mi cabello.

-¡¡ ¿Yo cuándo hice eso?!! – dramaticé. Vi que quiso sonreír, pero se aguantó y frunció el entrecejo.

-lo hiciste, yo estuve ahí. Así que tienes que subirte para que te perdone y podamos seguir con el paseo, si no… - pausó y me miró amenazante. – esto se termina aquí.

 

Por un segundo, por uno solo, me imaginé que sus palabras eran ciertas y  no lo hacía de broma; el cuerpo se me escarapeló, mi corazón latió desbocado por la angustia de sentir que podía perderlo y el  bullicio alrededor se apagó como si  alguien hubiese desconectado el interruptor. Si fuera real sería un terrible e inmenso dolor que no sabría cómo enfrentar.

 

-¡Seung hyun!

 

Despabilé al escuchar su voz llamándome. Me fijé y vi un poco de preocupación en su mirar, se acercó y mordió el labio. Suspiró lentamente con la mirada en el piso y los hombros caídos, sus dedos rozaron los míos y me habló.

 

-si no quieres hacerlo está bien, podemos buscar otro cosa a la que no le temas… -dijo en voz baja, pero seguro.

-no le tengo miedo yongie. – Respondí rápidamente – puedo hacerlo, ahora vamos por un boleto.

 

Asintió y fuimos a la boletería, había una pequeña cola por lo que nos atendieron con prontitud. Regresamos al juego y había personas alrededor de la reja, que separaba a los espectadores del juego por precaución. El encargado dijo que todos dejemos nuestras pertenencias  con algún conocido porque en el transcurso del juego estas podrían salir volando; hice lo que recomendaron y le entregué todo a JiYong.

 

-¿Aun quieres hacerlo? – me preguntó con su rostro de inquietud. – porque yo ya te perdoné, no tienes que hacerlo.   

-es sólo un juego,  espero que te diviertas un poco viéndome. – le comenté sonriendo.

-ya pueden subir. – dijo el encargado.

-vuelvo.

-¡Ponte bien el cinturón!- gritó cuando ya estuve dentro. Le hice un gesto con la mano para que supiera que lo había escuchado.

 

Me subí al jueguito y aseguré bien el cinturón y después  bajé el seguro de presión, hecho de metal y forrado con un material acolchado.  Me agarré a los sujetadores  y el juego  inició.  Primera vuelta.  Empezamos a rotar  lentamente, desde aquí podía observar a JiYong cargando mis cosas, a pesar que le había dicho que no le temía subirme al juego me parece que era él  quien estaba más asustado de que subiera.  Le mostré una sonrisa que creo lo tranquilizó porque su rostro se relajó, sin embargo  a mí me desconcentró hacerlo y por eso no me di cuenta de la velocidad ni la altura a la que estaba.   Las personas a mi alrededor ya estaban gritando. Hombre y  mujeres, por igual.   

 

Los gritos y la adrenalina provocaron que yo los siguiera y empezara a vociferar sin control. Hace mucho no sentía este tipo de emociones, arriesgarse a veces es divertido. El juego siguió con su movimiento  giratorio por unos cuantos minutos  hasta que la velocidad comenzó a  disminuir, dando por terminado nuestro turno en él.

 

Mientras bajaba pude ver a varias personas mareadas por tantas vueltas y salían casi tropezándose. Algunos se ayudaban mutuamente, había un poco de aglomeración para poder salir, pero cuando lo hice vi a ji a un par de metros. Nuestras miradas se encontraron  y él caminó hacia mí. Yo también caminé al encuentro, no voy a mentir pero sí estaba un tanto mareado, pero al llegar lo primero que hice fue tirarme sobre él.

 

-¡Seung! – exclamó asustado. -¿Estás bien? – sus delgados brazos me sostuvieron con fuerza.

-estoy muy mareado. – balbuceé débilmente. Enterré mi rostro en su cuello y lo envolví  con más insistencia, pudiendo percibir el olor de su perfume… como olvidarlo, Chanel.

-vayamos a sentarnos. – cuidando de no soltarme fuimos hasta unos asientos, donde me ayudó a acomodarme.  -¿Quieres que te compré una bebida?

-no, sólo abrázame.

-¿ah?

-quiero disfrutar el momento… guarda silencio.  -JiYong no volvió a decir nada así que nos quedamos abrazados por un largo tiempo.

-Seung – me llamó.

-¿Qué? –pregunté sin soltarlo, mis  ojos se habían cerrados hacía  un instante.

-n…no estabas ma…al, ¿cierto? – no pude evitar sonreír ante sus palabras.

-tenerte junto a mí, me hace bien. –di una respuesta indirecta que  pareció no entender. Me alejé y tomé sus hombros, encarándolo. –si te preguntas si el juego no me afectó en nada, pues te respondo que te equivocas y sí me mareó, pero al verte y sentir tu preocupación todo  se esfumó.  ¿Me crees?

-s…sí- respondió con un ligero sonrojo.

-ahora que ya estoy bien, ¿te parece  si seguimos disfrutando de otros juegos?

-está bien.

 

FIN POV SEUNG

 

Los chicos se enrumbaron  hasta unos juegos menos alocados. Escogieron uno donde varias parejas estaban  participando  para derrumbar   una torre de latas pintadas de azul  con una pistola de balas de goma, con tres oportunidades,  y el premio podían escogerlo de todo lo que se exhibía en la tienda.  Cuando fue su turno los empleados les entregaron dos pistolas  para que cada uno participe con su  propia torre de 21 latas. 

 

Durante el  primer disparo ambos fallaron, al segundo sólo JiYong logró derrumbar cinco latas, en el tercero Seung  derrumbó seis,  por lo tanto ambos perdieron la oportunidad de ganar algo.  

 

-no tuvimos suerte con esas latas. – comentó el pelirrosa.

-fue porque era nuestro primer intento, verás que si practicamos más los derrumbaremos de un solo disparo. – lo animó el mayor.

-ojala.

-mejor juguemos algo que no necesita de suerte, únicamente habilidad.

-¿Cómo cual?

-ehm… ¡Ese de ahí!  -apuntó a unas casetas de básquet  con canastas aseguradas. 

 

Ahí no se necesitaban boletos, sólo fichas. El pelinegro cambió un billete por diez fichas  y metió  una en la maquina.  En la pantalla LED del juego apareció un mensaje.

 

3…2…1… ¡¡¡GO!!!

 

Con pelotas en manos se alistaron para el inicio y  las lanzaron a la canasta, en el tablero digital su puntaje comenzó a aumentar de tres en tres o dos, disponían de cinco pelotas por lo que no perdían el tiempo y mientras una ingresaba o no ya iban lanzando otra, por lo que a veces se daba la situación que la pelota lanzada botaba a la que iba a ingresar.

 

-¡Seung! – exclamó JiYong. – botaste mi balón.

-lo siento, no fue mi intención.

-dices  eso pero lo sigues haciendo. – le reclamó. –así ya no quiero jugar.

-mi amor no te molestes, que te parece si juegas un turno tú y luego yo, ¿quieres? -  JiYong lo pensó por un rato y asintió. – entonces inicia tú. – insertó una ficha en el juego y este empezó.

 

POV JIYONG

 

Comencé a tirar las  pelotas unas tras otras, pero pocas entraban y mi puntaje era bastante malo. El problema no era ese sino que  podía oír como Seung se reía muy despacio detrás de mí, eso sí me molestaba. Con 23 puntos mi tiempo terminó y me hice a un lado.

 

-ya acabé – dije  sin mucho interés.  

-¡mi turno! – exclamó con una emoción desmedida, muy  exagerada para mi gusto.  El marcador volvió a cero y la cuenta regresiva empezó. 3,1,3,2,2,2,2,1,3,3,3… ¡¿CÓMO ERA POSIBLE QUE ENCESTARA TANTAS PELOTAS Y A ESA VELOCIDAD?! ¡No es justo! Él lo hace ver tan fácil y yo no pude. -¡YEAAAHHHH! Pasé al segundo nivel. – gritó.

-no tienes que gritar, te oigo perfectamente. – sonrió cuando dije eso y… y…  y mi corazón volvió a enloquecer como cada vez que lo hacía. Aparté mis ojos de los suyos  y exhalé lentamente.  

-¿Sucede algo? – preguntó, acercándose unos pasos que yo retrocedí sin meditar. Se detuvo y continuó sonriendo. - ¿estás molesto?

-no.

-mírame a los ojos y dímelo.

-no ne…cesito hacerlo, yo… - de pronto su rostro apareció frente al mío. Sus rodillas estaban un poco dobladas logrando quedar a mi altura.- yo…

-dime que pasa – se oía sincero. Él sabía que le estaba mintiendo así que no servía de nada continuar con la mentira.

-tú dijiste que no necesitaba suerte para ganar este juego, pero sólo tú estás ganando y disfrutando, menos yo no. – murmuré sintiéndome triste.

-no quería que te sintieras así, lo siento.- me abrazó y sobó mi espalda.  

-sé que no soy bueno haciendo deportes, pero… si tú me ayudas tal vez mejore.- ya sentía mi rostro ponerse caliente por lo que acababa de decir.

-¡Te enseñaré! – colocó sus manos sobre mis hombros. – no es nada difícil, ya lo verás. – Asentí y me giró quedando frente a la máquina de juego.- primera lección: toma la pelota con las dos manos.

-ya.- lo hice.

-ahora –sus largos brazos emergieron a cada lado de mí y cogieron mis manos elevándolas  a la altura de mi rostro, pero debajo de mis ojos.- observa con mucha atención la canasta de adelante. – dijo totalmente serio, pero a mí las emociones me traicionaron y lo único que pude hacer fue estremecerme al sentir su voz en mi oído. -¿estás bien?

-s…sí.- tartamudeé vergonzosamente.  

-bueno, ahora que ya sabes dónde debe ingresar, calcula cuanta fuerza debes poner en el lanzamiento. –Se alejó unos pasos para darme comodidad, y rogando a Dios de no hacer una escena vergonzosa lancé la pelota con los ojos cerrados. -¡EXCELENTE!-  voceó.

 

La pantalla marcaba tres puntos. No pude ni reaccionar cuando sentí que mis pies  se despegaron del suelo y todo comenzaba a dar vueltas, no porque estuviera mareado sino porque Seung hyun me estaba cargando y dando vueltas a la vez. 

 

-te dije que no era difícil. – agregó al detenerse.

-gracias. – el impulso por abrazarlo me ganó y me dejé llevar. La seguridad que me proveía cuando me abrazaba  me fascinaba.

-no tienes que agradecerme, yo soy feliz al saber que puedo ayudarte.- dijo correspondiendo mi abrazo.

-siempre me ayudas por eso te agradezco  tantas veces.

-está bien, tú ganas. – Rió.- pero ¿quieres seguir jugando o prefieres que probemos otro juego?

-juguemos este un rato más.- le pedí  con alegría.

-lo que ordenes. – me sonrió.

 

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Después de casi una hora de estar  encestando balones como maniáticos expertos, porque sorprendentemente rompimos el récord que había hecho una pareja hacía un tiempo. Caminamos unos metros y llegamos a los autos chocones.

 

-¡Ay que subirnos! – señaló Seung, lucía muy feliz hasta más que yo podría decirlo.

 

Compramos los boletos y  cuando acabó el turno actual ingresamos nosotros y  algunas personas más.  A  mí me tocó un auto naranja y a Seung uno azul. Era extraño estar en uno yo solo, a pesar de que eran de juguetes por así decirlo, en mucho, mucho tiempo no me había atrevido a conducir uno. Sé que era por el accidente de mis padres. Sin embargo, ahora no tenía ese sentimiento de miedo, quizá un poco, pero también  emoción por empezar de una vez.

 

-¡Yongie conduce! -  dijo Seung.  Los demás ya estaban conduciendo, menos nosotros.

-sí. –pisé el pedal lentamente y el auto avanzó.  Seung manejó con más facilidad y fue a darse una vuelta por  todo el circuito. Con cautela giré el timón y el auto también lo hizo en la misma dirección. Mis manos sudaban un poco por los nervios y mi mirada estaba en el timón.

-¡hey! –exclamó una mujer.

 

El movimiento brusco del auto me paralizó por unos segundos, el coche de ella me había chocado por adelante.  De soslayo vi otro auto acercarse y era el de Seung que me veía con el rostro preocupado. Volví la vista a la mujer y ésta sonrió, no con malicia más bien con alegría.

 

-chico, despierta. Disfruta el momento. – dijo y después se fue como si nada.

-JiYong ¿estás bien? Respóndeme por favor. – Seung tomó mis manos y me obligó a mirarlo. Lucía sumamente angustiado a espera de una respuesta de mi parte. 

-s…sí. –contesté cohibido, pues varios curiosos miraban  en nuestra dirección. –No fue nada.- intenté mostrarle una sonrisa, aunque por los nervios no me salió muy bien. Él exhaló más relajado.

-¿quieres salir de este juego?- lo miré con sorpresa. ¿Tanto le inquietaba  que me sintiera mal?

-no. – negué repetidas veces. – Me gusta, sigamos.- sus ojos buscaron en mí, algún indicio de valentía arrebatada y la encontraron. Me sonrió.

-ok, pero estaré a tu lado. – asentí.

 

Condujimos tranquilamente dando vueltas o cruzando con los otros conductores, sin accidentes, hasta que escuché que Seung me hizo un pedido.

 

-chócame – dijo sonriente.

-¿Qué? – pregunté confundido.

-que me choques- repitió.- de eso trata esto, inténtalo, verás que no es nada de otro mundo. – se adelantó unos metros y yo quedé  tras él. – hazlo yongie. 

 

Él quería que lo chocara, y yo quería que se dé cuenta que no tenía que preocuparse por mí, así que tomando un largo respiro  avancé.  ¡POM!  Mi auto empujó al suyo y él  lo celebró. Verlo feliz me hizo emocionarme y reír junto a él. 

 

-¡Excelente choque! – exclamó.

  

Compartimos varios encuentros en el transcurso del juego.  Se podría decir que le perdí el miedo a chocar el auto de Seung hyun.  Cuando culminó salimos de ahí; me percaté que el  cielo estaba dejando atrás su claridad y las nubes oscuras comenzaban a invadirlo, pronto sería de noche. Estábamos compartiendo toda una tarde juntos, sólo nosotros dos. Era imposible ocultar la alegría que sentía en todo mi ser y gracias a él. Nunca antes una persona me había hecho sentir tan vivaz. Él es especial, y haría de todo por hacerlo feliz.

 

Observamos a muchas personas empezar a comprar comida para sus hijos y para ellos mismos, y otros  seguían yendo de juego a juego como nosotros.  Seguíamos buscando más circuitos divertidos y nos sorprendimos al ver a lo lejos dos asombrosos juegos. De solo verlos mi cuerpo se  sentía tan débil.  Mis oídos eran fieles receptores de los espantosos gritos que se emitían desde ese lugar.

 

-yongie…

 

 ¡Oh no!  Que no me pida subirnos a esas cosas monstruosas. ¡No quiero, no quiero!

 ¡Tengo mucho miedo! 

 

-mmh… - no pude ni responderle con palabras, estaba acobardado.

-¿Hay que intentarlo? – me preguntó, aunque yo sabía que más bien me lo estaba pidiendo. ¿Por qué le gustará arriesgarse tanto? Yo no soy así. -¿Qué dices?

-ehm… - pensé rápidamente en alguna excusa, pero nada se vino a mi mente, así que solo pude aceptar con una sonrisa nerviosa. – me gu…ustaría.

 

La línea curvada en su rostro demostraba que esa era la respuesta que quería y no esperó mucho cuando comenzó a jalarme del brazo  para que llegáramos rápidamente.  Al llegar a uno de los juegos, éste tenía una larga cola. Seung se desanimó al ver cuánto deberíamos esperar.   

 

-calculo que tendremos que esperar  como 20 minutos para subirnos. – comenté con la intención de desanimarlo completamente.

-bueno  - sus ojos se fijaron en el juego y suspiró, y yo también suspiré aliviado, internamente. No me tendría que subir porque a Seung no le gusta esperar, así que  mi alma volvió a mi cuerpo. –…esperaremos. – lástima que sólo fue  por cortos segundos.  – formémonos en la fila para que nadie más nos gane. – y volvió a llevarme  hasta la cola. 

 

Era una tortura tener que esperar por subirme a ese juego. Con cada ronda que se daba  menos ganas tenía de subirme. No obstante, toda la gente que estaba en la fila incluyendo a Seung  gritaba emocionada por  los alaridos ajenos y miraban con un anhelo único a las esas personas que estaban en lo alto del juego.  

 

El juego al cual nos subiríamos tenía por nombre, GYRO DROP, éste poseía asientos apilados en forma circular y en el centro un enorme faro, no sé si lo era pero simulaba a uno. Los encargados  anunciaban que ningún menor de 14 años podía  subirse, tampoco personas que pesaran más de 84 kilos, y tampoco que midieran menos de 1.40 metros así que no faltó el momento en que empezaran a quejarse incluiso unos niños que querían hacer su cola. Si yo tuviera esa edad estaría muy feliz de no tener que subirme.

 

-por favor dejen sus pertenecías en esos espacios y reciban su ticket para que después puedan recogerlos.- dijo el empleado  a través de un megáfono.  

-es nuestro turno. – dijo Seung con  la emoción  desbordándose  de sus poros.

 

La fila se movió, la gente iba pasando dejando sus cosas y subiéndose en los asientos.  La persona delante de mí pasó y me tocó entregar mi boina, pulsera, reloj,  y pendientes. Seung hizo lo mismo y nos entregaron nuestros tickets.  Nos guiaron por donde debíamos entrar,  unos pequeños peldaños aparecieron, no más de  ocho, escalamos y llegamos al gran círculo de asientos.   Ocupamos dos lugares, juntos, y nos abrochamos los cinturones.    Poco  a poco los lugares vacíos fueron llenados y  no quedó ninguno.  Los empleados se acercaron y bajaron  las barras de regazo y las ajustaron perfectamente.   El juego iniciaría en segundos.

 

El operador de juegos estaba esperando que no quedara nadie dentro del perímetro marcado, así que los poco que quedaban se retiraron. Las rejas se cerraron, las luces azules debajo de nuestros pies se encendieron,  el ruido del motor se escuchó,  mis ojos se cerraron y empezó.

 

Subía lentamente, lo sentía. La gente que estaba en el juego murmuraba cosas o expresaba sonidos de emoción y otros reían, quizá de nervios. Lo cierto, es que mi pecho se sentía oprimido.  Mis brazos se aferraron  a las barras y encogí mi cuerpo en el asiento.

 

¡QUIERO BAJARME YA!  

 

Mi respiración se volvió agitada cuando sentí que nos detuvimos, seguramente habíamos llegado a la cima, por lo que sé debíamos estar a unos 70 metros de altura. Tragué saliva. El aire tocó mi rostro como una caricia y oxigenó mis pulmones. Esto era diferente a estar en un elevador  o en un edificio alto, porque  aquí estaba expuesto directamente y no me sentía seguro.  Prontamente   todo el aro de asientos empezó a girar despacio, despacio. Sabía que venía después, y era lo peor.

 

-Ji… - oí que el aire trajo ese murmullo con mi nombre hasta mis oídos, pero no quise averiguar   de dónde venían, mantuve mis ojos cerrados con firmeza. – JiYong – no los abriría, no tenía la valentía para  hacerlo. –yongie… - no sólo llegó su voz también sentí su mano posarse sobre la mía.  –mírame, mi amor-El suave tacto de su piel  y la dulzura de su voz provocaron que siguiera sus  palabras y lo mirara.

 

De verdad tenía mucho miedo y mis ojos se lo transmitían sin ningún tapujo.  Estábamos demasiado alto podía ver mis pies en el aire. Ganas de llorar no me faltaban  y aumentaban con los gritos de las mujeres y algunos hombres, yo ni siquiera podía pronunciar alguna palabra.

 

-no tengas miedo, estoy contigo. – dijo cálidamente. Quería creerle, necesitaba hacerlo. Asentí  torpemente.- ¿prefieres cerrar los ojos? –volví a asentir  y jadeé. – hazlo, yo te estaré mirando.

 

Por última vez vi sus ojos negros como la noche presente hasta que terminé de cerrar mis parpados.   Seung afirmó su mano sobre la mía y el juego continúo.  Caímos. Caímos los 70 metros en menos de tres segundos. Los ensordecedores gritos inundaron y mi corazón estaba a punto de ser expulsado por mi garganta. Mi cabello  se elevó por la fuerza del aire y mi cuerpo igual.   Clave mis uñas en los colchones de la barra, parecía como si en cualquier momento saldría volando. Volvimos a  subir y después a girar y luego a bajar, y se repitió  unas nueves veces.  Ya no me sentía,  el ruido estaba desapareciendo, creo que  estaba a punto de caer en la inconsciencia.

 

-yongie, mi amor…

 

Mi mente y oídos volvían a aclararse, pero no lograba abrir mis ojos.

 

-mi amor ya acabó, abre los ojos.

 

Sus manos tocaron mi rostro y acariciaron mis mejillas. La barra sobre mi regazo fue retirada y me vi obligado a soltarlas, el cinturón corrió la misma suerte. Aun así no me movía. Las voces de personas hablando, cuchicheando sobre qué estaba ocurriendo se hacían más grandes y sospechaba que era por mi causa.

 

-JiYong por favor.

 

De pronto sentí un cuerpo abrazando el mío, era él, de eso no tenía duda. Sus brazos  me rodearon con mas ahínco y sentí sus besos ser repartidos en mi rostro.  Al sentir su calor sobre mi piel, mis brazos recuperaron su movilidad y correspondí  su abrazo. Mi cuerpo estaba temblando completamente, hasta mi respirar seguía siendo inestable.

 

-ven conmigo. – me levantó del asiento con cuidado y comenzamos a caminar. Él me guiaba porque yo no podía dejar de aferrarme a su cuerpo y ocultar mi rostro en su cuello.  Escuché como le preguntaban que me ocurría. –sólo está asustado, no se preocupe. –respondió.

 

Yo dejaba que él me dirigiera y desconozco por cuánto tiempo estuvimos así, sólo sé que cuando nos separamos estábamos sentados sobre el pasto y debajo de un árbol de cerezos de flores rosadas,  frente al lago Seokchon.  Nuestras pertenecías estaban a un lado suyo. Él me miraba  con amor, ternura y paciencia. 

 

-¿estás bien?

-s…sí – tartamudeé, mis dientes castañeaban  no estoy seguro si era  por  lo vivido o por el frio.

-debiste decirme que no querías subirte. – dijo suavemente.

-no… no  quería arru…inar nuestra  salida.- bajé la mirada.

-no tienes que hacer todo lo que te pida. No lo hagas, no es lo que yo quiero. –asentí  sintiéndome pésimo por hacerlo sentir mal.  Se removió en su lugar  y después sentí como algo era colocado sobre mis hombros. Levanté mi rostro y me observé.  Su abrigo ahora me estaba cubriendo. –no enfermes, yongie. – me abrazó y yo a él.

-lo siento. – murmuré en su hombro.

-descuida. – aunque no lo veía sabía que estaba sonriendo. – te diré un secreto. – Parecía un tanto emocionado y yo estaba interesado, pero ninguno cambió de posición.-cuando yo era niño le tenía mucho miedo a los payasos, tanto era mi miedo que cuando los veía me ponía a llorar o peor aun… - pausó. – No te vayas a reír, ¿ok?-  moví mi cabeza en afirmación y sus manos siguieron frotando mi espalda. -Cuando veía un payaso yo… mojaba mis pantalones.

 

Nos quedamos en silencio ante su secreto revelado, pero tras unos cuantos segundos no pude evitar reírme.

 

-¡JiYong! – me reclamó, pero no podía parar de reír.

 

Seung hyun mojándose los pantalones debió ser  todo un acontecimiento, nadie creería que le tuvo miedo a unos payasos.

 

-jajaja yo… yo  creí que… jajaja… que no le temías a nada. – dije entrecortado,  intentando ahogar  mis risas en su hombro.

-claro que tengo miedo, todos tememos algo.

-sí, jajaja- reí un poco más.

-si sigues  riéndote le diré a mi madre. – esa declaración hizo detener  la sensación gozosa dentro de  mí y lo miré con asombro.  Una sonrisa de lado  surgió en su rostro.- pero ya que has parado no diré nada. – su mano acarició mi mejilla y reposé mi rostro en ella. – te amo.

-gracias. – dije con el corazón contento por sus palabras. – gracias por amarme.

-en ese caso… debería ser yo quien agradezca el que hayas aparecido en mi vida, que te haya vuelto a encontrar, y que me hayas aceptado.

-te amo Seung hyun. – dije en voz baja. 

 

Sería la primera vez, la primera vez que yo tomaría la iniciativa.  Lentamente me moví  para acercarme a él. Coloqué mis manos en sus mejillas, nos miramos a los ojos  y terminé la distancia que nos mantenía separados. No era necesario tener los ojos abiertos.  Tocar sus labios era como tocar el cielo, mi cuerpo entero se estremecía  con solo sentirlo.  Que su aliento se combinara con el mío era un simbolismo tan puro  de nuestro amor. Estar tan cerca, brindarnos  ese cariño, me hacía muy feliz.  Quizá era tonto pensar que con solo rozar sus labios podía demostrar lo que sentía, pero para mí sí era suficiente.  Me alejé unos centímetros y suspiré sobre sus labios, abrí los ojos  y sonreí.

 

-de verdad, te amo. – repetí.  

 

FIN POV JIYONG

 

Los enamorados  terminaron su paseo en Lotte World, y  se marcharon de ahí. Ya eran más de las 8:30 de la noche y quisieron ir a cenar juntos. Encontraron  un restaurante elegante y con comida exquisita. Seung  ordenó la comida para ambos y cenaron  entre sonrisas y recuentos de lo vivido en el parque de diversiones. 

 

-¿haremos un brindis? – preguntó el pelirrosa.

-no. – respondió Seung, sorprendiéndolo. – quiero decir que  aquí no.  Tengo algo más preparado para ti.

-¿para mí? – se señaló a sí mismo.

-¿quieres acompañarme?

-me encantaría.

 

Salieron del lujoso restaurante aproximadamente a las 10:40 de la noche, subieron al auto del mayor y se marcharon en busca de la última sorpresa de la noche. Durante el trayecto, ambos entrelazaron sus dedos y viajaron de ese modo. Tras una hora llegaron a la montaña Namsan.

 

-¿Qué hacemos aquí?- preguntó el menor.

-ya lo sabrás. – Seung salió  de su auto y le abrió la puerta. Extendió su mano y  el otro la tomó. -¿quieres realizar este pequeño viaje a mi lado?

-ya hemos avanzado mucho, no voy a desistir ahora. – sonrió.

-entonces continuemos.

 

Llegaron  a la estación del teleférico y lo tomaron, después de 5  minutos llegaron  a una hasta la parada. Se bajaron y realizaron una pequeña caminata hasta la plataforma donde estaba la torre.

 

-la torre de Seúl cierra a las once, ya no podemos entrar. – comentó JiYong.

-lo sé. – afirmó, pero siguieron caminando hacia la entrada principal. – Por eso lo alquilé.- anunció dejando pasmado al más joven.

-¿lo hiciste? – cuestionó. Seung sólo asintió y tocó la puerta de entrada. Un hombre de unos cincuenta años apareció.

-buenas noches joven Choi,  joven. – se reverenció ante los dos, y estos lo imitaron. – acompáñenme por favor.

 

JiYong observaba atónito lo que ocurría. El hombre los encaminó al interior de la torre y los llevó al  ascensor.

 

-¿Irán hasta la tercera plataforma? – preguntó el hombre.

-sí,  ajhussi. – respondió Seung.

-bien. – el hombre marcó el numero del piso y las puertas se cerraron.

-no entiendo qué está pasando. – comentó JiYong.

-sólo espera un poco más.- dijo  Seung. Después  de unos minutos llegaron al lugar deseado. Se bajaron del ascensor  y  el pelinegro  caminó junto al menor  hasta llegar a la dichosa plataforma con mira a toda la ciudad de Seúl. Una barrera de 1.20 metro, transparente,  rodeaba todo el piso.

-que hermosa vista.

-lo es.- afirmó el mayor. Éste alzó un poco la manga de su chompa y vio que faltaban apenas  cinco minutos para la medianoche.-JiYong. – el nombrado volteó a mirarlo.

-¿sí?

-sé que nuestra aniversario no era un 29 febrero sino debió ser un 30. –dijo tomando sus manos. – pero como obviamente febrero nunca tendrá treinta días, quiero que brindemos  a las cero: cero horas de este día y el siguiente.  

-oh, Seung. –su interior se removió gratamente.

-falta muy poco así que mejor apurémonos.  – se adelanta hasta un pequeña mesa que hay cerca donde se encuentra un pequeño balde con champagne y cubitos de hielo, además de dos copas. El pelinegro  destapó el corcho  de la botella y sirvió en las copas. – ten. – extendió una de ellas a su acompañante.

-gracias. – éste lo recibió.

-hagamos una promesa -  tomó la mano libre del menor. – no importa que ocurra, no importa cuando sea, prometamos que a pesar de todo… siempre cuidaremos del otro. – levantó su copa.

-quisiera que prometamos que nos seguiremos amando más allá  de lo que pueda durar nuestras memorias,  más de lo  que dure nuestras vidas.- levantó su copa.

 

Con la mirada puesta en el contrario chocaron las copas de cristal  y  pronunciaron:

 

-lo prometo.

 

Bebieron hasta terminar la última gota de champagne y  se juntaron para compartir un beso que daría por culminado esa noche.  Mientras compartían el ósculo una luz roja los iluminó. JiYong pestañeó un tanto desconcertado, se alejó del rostro del pelinegro y observó  una de las pantallas que se hallaban en lo alto de un edificio.

 

-ah – un jadeo de sorpresa escapó de sus labios.

 

“I LOVE U”, se proyectaba en la pantalla de fondo rojo luminoso y letras blancas.

 

-i love u, yongie – susurró Seung hyun en el oído de JiYong.  Éste sonrió con el corazón en la mano.

-i love you, hyunnie. – susurró y volvieron a besarse. No importó si ya era 1 de marzo, para ellos aun seguía siendo un día especial.

 

CONTINÚA…

Notas finales:

 

Espero leer sus bonitos  comentarios. Yo tendré que salir de mi casa así que espero que en la noche o mañana pueda escribir brazaletes imantados, y recompensar a quienes también lo han esperado, nos leemos byebye.


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