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El dolor nunca es eterno por yuljiyongie

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Notas del capitulo:

¡Aquí esta lo prometido!

 

Ayer estaba apurada y no pude siquiera felicitarlas por las fiestas así que aprovecharé.

¡Felices fiestas!

Ojala hayan estado felices con sus familias. Voy a comenzar con los otros fics, es fin de semana  así que espero avanzar. 

 

Al día siguiente los jóvenes se armaron en grupos y fueron a visitar los  sitios turísticos. Compraron recuerdos, se tomaron fotos, cambiaron opiniones y platicaron amenamente. Al llegar la tarde  volvieron al hotel para alistar sus maletas. Al siguiente día zarparían hacia otra isla y nadie podía retrasarse.  Pero aun faltaban horas y podían aprovechar el tiempo.

 

-¿yongie estás listo? – preguntó el pelinegro entrando a  la habitación del menor. Vestía un polo blanco estampado  y unos bermudas  estilo playero, calzando un par de sandalias aqualetas marrones.

-ahora salgo. Un momento. – dijo desde el interior del baño.

 

Seung hyun se sentó en un sillón a esperarlo, luego de unos minutos el pelirrosa salió, sonriéndole. Éste vestía un manga larga crema con un chavo en denim  que le llagaba a las pantorrillas y zapatillas blancas.

 

-ya. – anunció acercándose. Se tomaron de las manos y salieron del hotel.

 

POV JIYONG

 

Me sentía muy nervioso. En toda la noche no pude cerrar los ojos y dormirme.  Mi mente rememoraba el beso que nos dimos una y otra vez. Fue la primera vez que Seung hizo algo como eso. Al principio me asusté mucho, porque sentía el sabor del alcohol, pero luego dejé de pensar y  caí ante la maravillosa sensación que me causó. Mi corazón nunca había estado tan alterado como ayer. De verdad pensé que me daría un ataque.

 

Lo único malo es que ahora no tengo cara para verlo de frente. Pienso que en cualquier momento va a querer besarme  de esa manera y yo no sabré como responderle. Me siento muy torpe en esto. No sé ni cómo practicar para aprender.

 

-¡JiYong! – gritó, zarandeándome levemente. Lo miré sin entender porque me gritó. - ¿en  qué piensas que no me escuchas?- sus ojos buscaron una respuesta en mi mirada.

 

Rogué a Dios que no pasara lo mismo de siempre, pero no. Sucedió. Prontamente mi rostro se calentó y percibí  una ligera sonrisa en Seung, que trató de disimular abriendo la puerta del auto al cual me metí sin esperar. Dentro, exhalé todo el oxigeno contenido en mis pulmones y golpeé mis mejillas para que se les quitara ese tono, que sólo me causaban mas vergüenza.   Él se metió al auto, alquilado, y no hizo ningún comentario por mi actitud, sólo manejó. Cómo se atrevería a decirme algo si es el causante de lo que siento.  Sacudí mi cabeza y miré por la ventana. Otra vez no sabía a dónde nos dirigíamos, pero por la ruta que tomamos no parecía ser el mismo lugar. La curiosidad se apoderó de mí y  necesitaba preguntar.  Tal vez eso ayudaría a quitar el ambiente tenso en el carro.  

 

-¿A dónde estamos yendo? – puse todo de mí para que mi voz saliera bien y no temblara.

-oh… ya decía a qué hora me preguntarías jajaja. – rió y me contagió. – estamos yendo  a una playa que me recomendaron.

-¿Qué playa?

-su nombre es  ‘Sarakiniko’. Es una playa a la  que pocas  personas van, pero es hermosa.

-¿y está muy lejos de aquí?

-un poco, pero primero iremos al muelle.

-¿no iremos de frente?

-no se puede acceder por tierra, solo por mar. Ya no te sientes mal, ¿cierto?- me miró preocupado. Yo negué para que se tranquilizara. – Esa es una buena respuesta.- sonrió, mirando  el camino. – estamos cerca. Aquí me estacionaré.

 

Estábamos a unos metros del mar y habían varias embarcaciones, grandes y pequeñas. Había muchos turistas por la temporada de verano.  Se subían en grupos grandes y pequeños, algunos parecían ser familias. Viajes familiares, debe ser bonito.  

Nos bajamos del auto  y Seung me llevó hasta el muelle, donde un hombre bien vestido de rasgos nativos,  lo saludó. Yo también lo hice cuando lo hizo.

 

-tenga cuidado y disfrute el viaje. – dijo aquel hombre en inglés, extendiéndole unas llaves.

-subamos a  nuestro yate. –me dijo y lo miré con los ojos abiertos. – lo renté para nosotros. Ven hay que subirnos. – se despidió del hombre y me jaló. Había un pequeño puente entre el muelle y el  yate lo que sirvió para que cruzara.-ponte cómodo, está será una hermosa travesía.

-¿tú manejarás?- pregunté al ver que se ponía esa gorra, que usan los marinos.

-¡claro! Cuando viajo con mis padres yo manejó. No te preocupes, tengo experiencia.- decía orgulloso. 

 

Puso en marcha  la embarcación y yo tomé asiento. Nos comenzamos a alejar de la orilla, la gente se veía pequeña. Creí que me llenaría de miedo, pero al ver balsas y veleros aun mas al fondo me tranquilicé. Aparte Seung conducía bien, no iba demasiado rápido por lo que las olas no tenían un gran efecto.  Más relajado me paré y comencé a explorar.

El yate no era pequeño para nada. Aparte de la cabina de comando poseía varios ambientes estos contenían un refrigerador, un  microondas, un bar, una mesa baja con muebles, también un televisor, habitaciones, baños y más cosas. Era lujoso a simple vista. Salí de ahí  y fui a la cubierta, mantuve una distancia prudente y observé detalladamente el mar. Era inmenso, pero azul y transparente a la vez.  Luego de respirar esa fresca brisa volví a la cabina.

 

-¿te gusta? – Seung me preguntó cuando entré.

-es muy bonito y grande, demasiado para los dos.- comenté sonriéndole.

-es el único que pude alquilar, los otros ya no estaban disponibles.

-está bien, me gusta que tengamos espacio.- él asintió y soltó un suspiró.

-según el radar ya estamos en Sarakiniko.

 

Viré mi cabeza y me impresionó demasiado  ver un paisaje completamente blanco. No había ningún vegetal, por lo menos hasta donde mi vista llegaba.  Todo era blanco, casi color hueso.

 

-sabía que te sorprenderías.  – Añadió contento por acertar conmigo.- prepárate para bajar, descenderemos en poco.

 

Verdaderamente estaba anonadado, está playa era única y exótica. Jamás en mi vida había visto algo así. Seung me ayudó a bajar, y mis pies descalzos tocaron la fresca agua marina. Podía ver a través de ella mis extremidades. Era agua pulcra.

 

-es asombroso. – dije mientras caminaba y admiraba esta maravilla.

-lo es. – sentí los brazos de Seung rodearme la cintura  y apoyar su mentón en mi hombro. -¿y sabes que es lo mejor?- esperé con expectativa su respuesta que llegó de inmediato. – que es toda nuestra. – besó mi mejilla, estremeciéndome.

-qu…e bueno. – sonreí con nerviosismo.

-traeré algunas cosas del yate. – asentí agitado mientras él corría de regreso, sin fijarse de mi reacción.

 

Me gustaba estar junto a él, pero estar completamente solos me causaba inseguridad.

 

No, no, no. No puedo desconfiar. Hyunnie es diferente. Él me quiere y me cuida. Él no me lastimaría nunca. Jamás. Nos amamos y nuestro amor es mar fuerte que todo. Sí.

 

Seung hyun no es… 

 

¡No debo recordar eso!

¡No quiero alterarme!

¡Eso ya pasó!

 

Tengo que estar bien por Seung, tengo que demostrarle que todo está bien. Que yo estoy bien. Él es lo único importante para mí. Así tiene que ser.

 

Inhaló y exhaló repetidas veces para calmarme. Después de varios intentos lo consigo.

 

-¡yongie! Ayúdame, por favor. – escucho su voz llamándome y lo veo en la cubierta. Camino hasta la nave y ahí está. – te voy a ir pasando unas cosas, llévalas a la arena, ¿ok? – me dice desde arriba.

-sí

 

Me pasa flotadores, una pelota, una cubeta con palas. Me río mientras los llevó a la arena. Sigue dándome más cosas que llevar hasta que acabamos.

 

-¿en dónde estaba todo eso que ni lo vi?- sonríe de lado a mi pregunta.

-obviamente que escondidos de ti. – corre luego de responderme.

-¡Eres  malo!- contesté yendo tras él.

 

Comenzamos a correr y jugar olvidándonos de todas las preocupaciones. Pero esta persecución es injusta porque él tiene un gran físico en cambio yo me canso muy rápido. Así que después de unas cuantas vueltas más terminó sentado en la arena.

 

-¡ya no puedo más! – exclamé. Apoyé las manos en la arena y eché mi cabeza atrás. De verdad estaba agitado, añadiéndole el sol esto era mortal.

-jajaja… necesito entrenarte para que tengas más resistencia. – oí su voz a un lado mío.

 

Moví mi rostro  hacia él, pero rápidamente sentí algo cubriendo mi cabeza. Parpadeé confundido. Su mano estaba extendida encima de mí, levanté la mirada y vi las alas de un sombrero. Volví mis ojos a su rostro y me sonrió. Su otra mano coló por mi mentón. Estaba cien por ciento seguro que me besaría, pero en cambio sentí como ajustaba las tiras del sombrero a mi rostro.

 

-este sombrero te cubrirá del sol. No quiero que luego me culpes por algún dolor de cabeza.

-gracias. –olvidándome mi beso, con mis manos lo acomodé mejor. –no había pensado en esta solución.

-yo solucionaré los problemas que tengas, ahora o después, descuida.- Él parecía haberlo dicho sin ninguna otra intención más de lo que significaban, pero sus palabras calaron muy profundo en mí.-aprovechemos las horas que tenemos para estar aquí. – se puso de pie y sin miramientos se quitó el polo, dejando al descubierto su torso.

 

Cabe recalcar que eran pocas las  veces que me fijaba en su físico. Ocurría sobre todo cuando no había algo que ocupase mi mente.  Y en este preciso instante no pensaba en nada, por ende  admirar lo perfecto que era causaba estragos en mí.  Quité mis ojos debido al pudor que me consumía. Desearía ser tan libre como él, arriesgarme sin temor a las consecuencias, pero aun no puedo. El temor y negativismo son grandes armas que albergan en mi interior. Forman parte de mí, y siendo sincero conmigo mismo dudo que pueda existir sin ellos.

 

-el mar se ve genial. – llevó su mano hasta su frente observando lo amplio que era. –ya quiero meterme.

-ve, yo pondré la sombrilla. – me paré rápidamente. Lo mejor sería que me ocupara en hacer algo y olvidara mis pensamientos.

-ah… no, tú vendrás conmigo.

-¿Qu…? ¡ahhhhh! – grité cuando mis pies dejaron de tocar la arena y mi cuerpo quedó en el aire. -¡Seung bájame! -  pataleé para que me soltara, pero no. Él comenzó a correr conmigo en sus brazos.- ¡No! ¡No! ¡No traje más ropa! ¡Noooo…nghngh!

 

Nos hundimos en el mar. Mi cabello se mojó, mi ropa también, TODO  se mojó. No duré mucho bajo el agua, salí a flote a los pocos segundos. Tosí varias veces escupiendo el agua salada que me había tragado. Mi sombrero había quedado colgado en mi cuello. A mi lado escuché unas risas estridentes.

 

-ríete, ríete… ahora estoy todo mojado. ¿Cómo volveré al hotel? – le reclamé. Con mis  manos arreglé mi despeinado cabello para ver algo.

-¿Crees que haría algo como esto y no tener un plan?- su voz sonaba divertida. En serio, él sólo parecía reírse de la vida.  Tomó mi rostro entre sus manos y me hizo mirarlo. – quiero que te diviertas conmigo, no viéndome. Como te conozco sé que te ibas a quedar en la orilla, por eso lo hice.

-pero me lo hubieses dicho y…

-y  te habrías negado o ¿no? -Agaché la mirada. Era cierto. Le hubiese dicho que no así me lo pidiese. –Pero como ya estás mojado, no importa.- sonrió y se alejó. -¡luces sexy con el cabello mojado!- gritó  haciéndome sonrojar, pero también sonreír.- ¡ME GUSTAS MUCHO KWON JIYONG!- dicho esto se sumergió.

 

Mi sonrisa creció y llevé mis manos al pecho, asustado de que mi corazón se fuera corriendo. Este tipo de emociones me demostraban y confirmaban el increíble hombre que era Seung hyun. Su espontaneidad era magia para mí.  

 

-vamos a nadar, mi amor. – su masculina voz susurró en mi oreja, detrás mío. Posó una mano en mi cintura y me llevó  a nadar a su lado.   

 

El resto de la tarde nos divertimos jugando en el mar, chapoteamos, buceamos, nos fotografiamos debajo de esta. Algo inesperado fue cuando Seung se hundió y apareció cargándome sobre sus hombros. Guardamos varios recuerdos en nuestros teléfonos. Videos y fotos. Nos tomamos un descanso y alistamos lo que habíamos traído.  Además, sacamos algunas frutas del yate la cual las colocamos en bandejas en una pequeña mesa armable. Ambos estábamos tirados sobre las toallas extendidas en la arena, con la sombrilla cubriéndonos del sol.

 

-yongie ten. – una bolsa fue colocada sobre mi regazo.  Miré a Seung, pero con su barbilla me señaló la bolsa.

-¿Qué es?- pregunté sentándome.

-debes quitarte la ropa. Ahí tienes unos bermudas como el que tengo.

 

Abrí la bolsa negra y saqué la prenda. Una prenda. Por las dudas volteé la bolsa pero no cayó nada más.

 

-sólo hay esto. – alcé la prenda.

-lo sé.

Tragué grueso. –pero, ¿Qué más me pondré? –Bajó los lentes de sol y sonrió.

-¿Cómo que qué más?

-pu…ues no tengo otro polo.

-no necesitas usar un polo.

-¿quieres que use únicamente esto?- al verlo asentir me cohibí. 

-aquí no hay nadie más que pueda verte, no tengas vergüenza.

 

Él sabía que no me gustaba mostrarme y es por eso que lo hacía. Que no hubiera gente era un punto a su favor y uno en contra mío. Exhalé con desanimo.

 

-prometo que estarás bien. – dijo acariciando mi mano. Estaba siendo sincero al hablarme y era por mi bien. Tomé valor y me puse de pie. -¿quieres irte?- preguntó bajando la cabeza. Malentendió mi acción.

-i…ba a cambiarme.-hablé  tímidamente.

-¿lo harás? –preguntó aún dudoso de mi palabra.

-¡sí! –quise mostrar seguridad en mi voz, pero terminé gritando mi respuesta.  Situaciones como esta me hacían cuestionarme si de verdad era tan inteligente como reflejaban las notas. La armoniosa risa de Seung inundó el ambiente volviéndolo acogedor.

-vamos, cámbiate. Quiero ver como luce en ti.  – me animó. Asentí, pero rápidamente hallé un problema.

-no tengo donde cambiarme.

-¿y todo este espacio?-  con sus brazos abiertos señaló el lugar. Me miró por unos segundos y rompió en carcajadas.- jajaja  puedes cambiarte aquí… juro que no mirare.- traslado sus manos para cubrir sus ojos. ¿De verdad lo hacía o estaba bromeando?- no escucho que te quites la ropa.

-¿Es enserio? – pregunté sin moverme. Él se destapó y asintió.

-te daré la espalda para que tengas más  confianza. – ¡lo hizo!

 

Esto era un caso perdido, tendría que hacerlo. Miré a todos lados y no vi a nadie.  Observé a Seung y sus manos estaban sobre su cara. Mientras más rápido acabara con esto, menor sería mi angustia. Con una habilidad que me sorprendió me desvestí quedándome en ropa interior y con el mismo apuro me vestí con los bermudas playeros.

 

-¿ya? – preguntó provocando que diera un pequeño salto en mi lugar.

-s…sí. – respondí en voz baja. Mi pulso nuevamente estaba acelerado, expectante de la opinión de Seung. Cuando  volteó me sentí descubierto. Una sensación muy desagradable. Estaba tiritando y ni siquiera me atrevía a levantar la cara.

-luces hermoso.-dijo en mitad de un suspiro. Mordí mi labio abochornado por su comentario.

 

Me rodeó con sus brazos, atrayéndome a su cuerpo. Él tan atlético y yo tan… “huesudo”. Nuestras pieles expuestas se tocaron dándome problemas para respirar. Su piel bronceada contrastaba con mi palidez. Un par de dedos  alzaron mi barbilla y encontré sus bellos ojos negros. Él se acercó y rozamos nuestros labios. Mis hombros se encogieron en acto reflejo y mis ojos se cerraron en lo que duró esa caricia.

 

–Me siento orgulloso por ser pareja de alguien tan sublime como tú.- me abrazó y lo abracé, tocando con las yemas de mis dedos la piel de su espalda. Oír el ritmo de sus latidos acompasados con los míos era la mejor melodía que existía.

 

Nos propusimos construir un castillo de arena.  Él tomó un balde y yo las palas de juguete. Creamos una pequeña fuente de agua que  se encargó de llenar. Entre derrumbes y malos cálculos terminamos nuestra obra. Nuestro castillo lucía majestuoso. Hasta había ciudadanos y dos reyes.

 

El rey Choi y el rey kwon.

 

El ocaso nos alcanzó. Las nubes tomaron un color rojizo, y el sol nos daba los últimos rayos del día.  Era una vista inigualable.

 

-yongie mira la cámara. – dijo Seung, sacándome de mi ensoñación.  

 

Ambos estábamos sentados sobre la toalla, él atrás mío cercándome con sus piernas y brazos, permitiéndome apoyar mi espalda contra su pecho. Otro hecho excepcional.

Dirigí mi vista hacia su teléfono, el cual estaba grabando el espectáculo natural y también a nosotros. Sonreí mostrando sinceridad y calma. Me sentía de esa manera.  Seung acomodó su mentón en mi hombro y tomó una foto.

 

-he pasado un día genial contigo. – comentó suspirando y dejando su móvil reposar en la arena.

-para mí ha sido muy especial. – añadí recostando mi cabeza en su hombro.

 

Sus  manos que hasta ahora se habían mantenido quietas, se movieron. La derecha  buscó la mía y  la cubrió, entrelazando nuestros dedos.   La otra asomó por mi mejilla, acariciándola. Ladeé mi rostro para verlo. Su cabello aun tenía gotas de agua y rastros de arena, pero era irrelevante ante su perfil iluminado por el ocaso.   Cuando sus ojos me encontraron una chispa brotó entre nosotros.  Claramente escuchaba el bombeo de mi corazón, como si un altavoz estuviera conectado a él.  Por su mirada sé que él también lo apreció. Con su pulgar recorrió mis labios, entreabriéndolos. No hubo necesidad de palabras. Los gestos y miradas lo dijeron todo. Nuestras emociones fluyeron con naturalidad.

 

Mis ojos se cerraron cuando su boca  tocó la mía y suspiramos al mismo tiempo. Mi mano libre se transportó a su largo cuello y se acomodó ahí. Moví mis labios y él también lo hizo. Iniciamos un cortés baile musicalizado por los susurros del viento al chocar contra sí, la arena o el mar.  Mis sentidos  no habían sido perceptivos jamás y lo estaban siendo ahora. Cada sonido era independiente, cada sensación tan apartada de la otra. Algo mágico estaba pasándonos y éramos conscientes de ello.

 

Mi estomago sintió cosquillas al ser tocado por  nuestras manos entrelazadas, haciéndome suspirar en mitad del ósculo.  Sus húmedos labios  mojaron la fina piel de mi boca.  Su aire  sopló en mi cavidad llenando mis pulmones de aquel elemento vital. Un jadeo nació de mí  cuando atrapó mi labio inferior.  Yo quería revivir esa experiencia, él también. 

 

La fascinante sensación  de la que fui dueño al momento en que su lengua cruzó la barrera  y se sumió en mí, conmocionó mi ser. Su experiencia  relució  al navegar en aquella cueva y su amor  alojó serenidad y  ternura.

 

Él mi tripulante y yo su aprendiz. Los dos socorriéndonos para no permitirnos naufragar.

 

El recorrido de su musculo  llegó a todas partes. Satisfizo la torpeza de mi lengua y la nutrió   con su destreza. Se envolvieron con la ilusión de no renunciar a la otra. Esta entrega tan íntima no tenía comparación. Me sentía agradecido de ser yo quien capturó su corazón porque sin él no hubiese conocido esto tan milagroso.  Manifestándose el receloso oxígeno nos vimos obligados a  parar. No sin antes despedir con castos y pequeños mimos nuestros labios insaciables de mucho más, pero que por hoy habían sido proveídos. 

 

-albergaré este día… por lo que me quede de vida. – susurró con la respiración agitada, sobre mi boca.  

 

Yo sonreí aun sin abrir los ojos, deseaba gozar un tanto más de la sensación que  continuaba en mi cuerpo. Tomó mi mano que estaba en su cuello   y   creó un abrazo al juntarlas con el otro par entrelazado.

 

-gracias por amarme tanto. –dije sumido en mi mundo perfecto.

-gracias a ti por dejarme amarte. – dijo sobre mi cabello y con un último beso sobre estos, nos despedimos de Sarakiniko.

 

FIN POV JIYONG

 

**********************

 

-chicos, ¿han visto a Seung hyun y JiYong? – preguntó SunWoong.

-salieron en la tarde.- respondió   Yunho.

-Seung me llamó  y dijo que estaban volviendo. – agregó Dong Wook.

-ah… que tranquilidad. – exhaló y su rostro dejó a un lado la preocupación. –pregunté a sus compañeros pero no me dieron una respuesta. Gracias que todo está bien. – suspiró con una mano en el pecho causando risas en los pelinegros. – no se burlen de mí, ser supervisor es un trabajo agobiante pero me gusta.

-eres masoquista. – argumentó Wook.

-nada de eso, y para que lo sepan y vayan alistándose, a las nueve va a ver una fiesta en el boulevard que está a pocas calles de aquí. Milos no es una isla muy fiestera, pero tiene sus rincones. –dijo secretamente. –sus compañeros ya lo saben. Todos han quedado en ir  y sería un agradable recuerdo que ustedes también asistan, incluyendo al par que no está.

-cuenta con eso, estaremos presentes.- dijo Yunho.

-me encargaré personalmente de decírselo a Seung y JiYong. –continuó Wook.

-nos vemos chicos.- se despidió dejando a los jóvenes en el lobby.   

 

**********************

 

-¿Sandara ya acabaste? –preguntó Bom, sentada en el mueble.

-¡taram! – exclamó la rubia. Se había puesto un vestido que le llegaba a los muslos, color turquesa,  tenía un corsé en forma de corazón con brillantes en el borde.  Lucía muy sensual.  

-te ves linda – la alagó – pero te demoraste una eternidad.

-tú tardaste igual, así que sin reclamos.- tomó su pequeño bolso y se acercó a su amiga.- ¿no estabas apurada?… ahora camina o perderemos a los chicos mas lindos de la fiesta. – cogió su mano y salieron corriendo de la habitación de la rubia. Al salir del ascensor vieron a un grupo de sus compañeros subiendo las escaleras. –oye, ¿ese no es Seung hyun abrazando a JiYong? – hizo referencia a los jóvenes que subían junto a Dong Wook y Yunho.

-ahm… creo que sí –afirmó, jalándola para que salieran de una vez.

-últimamente lucen muy unidos, demasiado. Hasta me atrevería a decir que… lucen como pareja. -comentó en voz baja.  Decir algo así no era cualquier cosa.

-¿pa…reja?- tartamudeó pálida de que la rubia descubriera la verdad.

-uhm… ¿Por qué  te pones así?-cuestionó preocupada.

-es que me sorprende tu conclusión.

-ah… no me hagas caso, debo estar viendo cosas donde no las hay. ¿Te imaginas si Seung se entera de lo que he dicho? Jajaja… seguro y no me vuelve a hablar en la vida. – rió acompañada la fingida e inquieta risa de su amiga.

 

**********************

 

-¿de dónde sacaste esa ropa? – preguntó Yunho a JiYong, al ver que vestía una ropa distinta a la que solía usar.

-Seung me la dio.- respondió con simpleza mirando su atuendo. A él tampoco le había gustado mucho. Cabe señalar que traía un slim fit jean, un pantalón en denim pegado al cuerpo. No era ajustado pero si se amoldaba a su figura. Además, un polo manga larga  cubierto en su totalidad por lentejuelas en  oro viejo,  también a medida.  El pelirrosa siempre prefería ropa un poco suelta, pero no podía negarse a usar esa ropa y llegar semidesnudo al hotel.

-¿no se ve hermoso?- preguntó el pelinegro abrazando su obra  maestra, sonrojándolo.

-uhm… se ve bien. – asintió el mayor, no muy convencido.

-claro que luce bien, aparte de sexy jajaja. – comentó Dong Wook entre risas. Él sabía perfectamente porque lo decía y es que su amigo le había pedido que le acompañara a comprar esas prendas. El concepto usado fue: sensualidad.

-¡hey! Yo soy el único que puede decirle sexy. – lo resondró.

-ya chicos, mejor vayamos a la fiesta. – habló Yunho.

-¿tengo que ir? – preguntó el menor.

-estaremos un rato y luego volvemos. – lo animó su novio. El pelirrosa soltó un suspiro de resignación y asintió.

 

**********************

 

El boulevard estaba lleno de jóvenes, entre nativos y turistas.  Las razas se mezclaban entre la música y bebidas que corrían. Era el lugar central donde se llevaban a cabo las fiestas de la ciudad. A esa hora estaba semi-abarrotada.   No obstante, el gran grupo de jóvenes coreanos que acababan de ingresar no pasaron desapercibidos por los  asistentes que sin perder tiempo fueron a entablar conversación con los chicos y chicas.

 

-¿Cómo la pasaron? – preguntó Yunho que estaba sentado en un sillón al lado de su dongsaeng.

-ah… estuvo increíble. – respondió mordiéndose el labio, sonrojado al evocar tantos recuerdos.

-se  nota. Cuando te vi llegar tus ojos brillaban como nunca.

-oh… ¡qué vergüenza! – se tapó el rostro con ambas manos.

-no hagas eso.- retiró las manos del menor. – si eres feliz debes serlo ante todos, no tienes que ocultarlo. – le aconsejó. Ji sonrió ante las sabias palabras de su hyung e iba a responderle que así lo haría, pero una voz femenina los interrumpió.

-disculpa, ¿quieres bailar?- una chica rubia y de piel clara  preguntó en inglés a Yunho.

-ah… - el pelinegro un poco aturdido por la inesperada propuesta y también por la belleza de la joven no sabía que responder. Fijó su mirada en el pelirrosa como preguntándole que hacer. El menor al ver las dudas del mayor le instó a divertirse.

-diviértete hyung, no vinimos para que te sientes a conversar  conmigo. – dijo sonriendo.

-pero te quedaras solo.

-no, Seung sólo fue a acompañar a Dong Wook hyung  a la pista, vendrá pronto.

-bu…eno en ese caso… creo… creo que podemos bailar. – se paró y tomó la mano de la chica. – pero si necesitas algo no dudes en buscarme.

-sí, hyung. – asintió sonriéndole y lo vio irse.  – ay… extrañaba que hyung se preocupara por mí. – presionó su lengua entre sus diente con ligereza  mientras sonreía traviesamente. Con su mano cogió el vaso de refresco en la mesa y le dio un sorbo. En ese lugar hacía mucho calor. Empezaba a entender porque la mayoría vestía prendas delgadas y pequeñas. Había pasado cerca de una hora y media ahí, y él continuaba sentado. Seung había insistido en bailar, pero  no le gustaba y se negó rotundamente. Por eso no se molestó cuando Dong Wook dijo que se llevaría a Seung un rato a bailar.

-¡JiYong! – sus ojos ubicaron al dueño de la voz.

-Wook hyung.- le sonrió al verlo acercarse. Buscó al otro pelinegro, pero no lo veía por ningún lado. -¿Dónde está Seung?

-ah… sigue bailando. Entre todo el mar de gente nos encontramos con las chicas de la uni y se quedó  bailando con Bom. – respondió tomando un vaso de whisky sin darle importancia a lo que dijo.

 

El hasta ahora sonriente pelirrosa sintió como si al recibir aquella información  le hubiesen dado un gran golpe.   Dejó de prestarle atención al mayor e intentó encontrar a su pelinegro. Por desgracia, lo encontró… en brazos de su compañera Bom. Esa frágil burbuja que había estado fortaleciéndose con todas las emociones que tuvo en la tarde se pulverizo sin pena ni gloria. Tanto Seung hyun como la pelirroja bailaban y reían sin tapujos. Los dos lucían tan bien juntos, se notaba que tenían gustos similares y que les divertían las mismas cosas. Sus ojos escocieron  y apartó la mirada incapaz de continuar viendo aquellas escenas llenas de felicidad.

 

-hy…ung- habló y se reprendió internamente al notar su voz entrecortarse. – estoy muy cansado y… tengo sueño. Ehm… le dices a Seung que regresé al hotel, ¿sí?- dijo con la vista baja y poniéndose de pie.

-¿pero aún es temprano? – preguntó viendo su reloj, sin notar la verdadera razón.

-estoy acostumbrado a dormir temprano. – sonrió ligeramente para no alertar al mayor.

-¿quieres que te acompañe?- también se paró.

-no es necesario.- agitó sus manos en negación.

-bueno, pero me envías un mensaje cuando llegues, ¿ok?

-lo haré. – no volvió su rostro ni una vez, sólo se marchó con los ojos cristalizados y el corazón compungido.

 

**********************

 

-Yunho si que está disfrutando. – dijo Bom mirando al alto  junto a una rubia.

-jum… más le vale sólo bailar, que no intente nada más con ella.- Seung  fulminó con su mirada al mayor, aunque este ni lo vio.

-¿te preocupa que coqueteé con alguien? – levantó una ceja, mirándolo sospechosamente. El pelinegro sonrió comprendiendo la intriga de su amiga.

-sácate esas ideas de la cabeza. Lo digo porque Yunho está con mi prima y no quiero que la engañe. Ningún Choi puede ser pisoteado.- pronunció con soberbia.

-jaja todo un Choi. Felicidades por tu nuevo cuñado.- sonrió y siguieron bailando.- Seungie extrañaba bailar juntos. – comentaba. Ella tenía los brazos alrededor del cuello de su pareja de baile.

-yo también, es como si hubieran pasado muchos años desde que no nos vemos. -  dijo mientras la hacía girar y volvía a tomarla por su estrecha cintura.

-es porque ya no andas con nosotros. – sus labios pintados de un naranja pastel hicieron un mohín.

-tú sabes cuál es la razón. – ella asintió comprendiendo.

-pero podrías invitarlos a nuestras reuniones.

-me gustaría, pero este tipo de ambiente no es para él.

-él ya no es un niño. Es un adolescente  en su mejor etapa.

-si pasaras un tiempo con él te darías cuenta que debes tratarlo como a un pequeño.

-jajaja eso lo dices porque quieres engreírlo. – rió llena de felicidad. Conversar como antes con su amigo  le devolvió la alegría.

-no es cierto. Él es muy inocente y sensible como los niños.

-eso quiere decir… que te atrae esa inocencia que puedes corromper. – dijo sugestivamente, pero bromeando. No obstante, sus labios formaron una “O” al ver el rostro avergonzado de su amigo. –ah… ¡eres un pervertido Seung hyun!  - golpeó su brazo suavemente, burlándose del pelinegro.

-¡no digas eso! – gritó en voz baja. -¿Qué van a pensar?- Bom siguió riendo ante el comentario.

-¡Seung! ¡Seung! – los dos se voltearon al oír la voz de su  amigo, quien llamaba al pelinegro con apremio y empujaba a las personas para llegar a ellos.

-¿Qué tienes se7en? – preguntó el menor. El Choi mayor tomó aire y se dispuso a hablar.

-creo que la regué.- dijo con una expresión de culpabilidad.

-no entiendo. – habló Seung.

-explícate mejor Dong Wook. – insistió Bom.

-le dije a JiYong que ustedes estaban bailando y de repente él se fue al hotel. Lo siento, no fue mi intención.

 

Seung sintió una punzada en su pecho. Había cometido un error.

 

**********************

 

La amplia habitación estaba con las luces apagadas. Todo en su lugar. Únicamente las mantas sobre la cama estaban movidas y cubrían un cuerpo delgado en posición fetal. Debido al silencio de la noche, se escuchaban discretos sollozos llenos de dolor. Provenían del lecho, más precisamente del jovencito que lloraba por lo difícil que era amar.

 

El amor podía ser tan deslumbrante, pero también desgarrador. Él sólo anhelaba sentir lo primero;  lo ultimo lo había vivido por tantos años en su vida que ya no quería sentirlo más. Cuando pensaba que no volvería aparecer,  éste regresaba con más fuerza demostrándole que siempre estaría atado a ese dolor que te destruye lentamente y carcome tu alma.

 

Por eso sus lágrimas seguían cayendo sin parar.  Lo que más temía se avecinaba. Si su razón de existir se  iba de su lado… ¿qué sería de él?  ¿Por quién debería de seguir intentando ser feliz? ¿Volvería a ser adoptado por la tenebrosa soledad? ¿Ese sería  su hogar eterno?

 

No tenía respuestas. No podía pensar en una.   Volvió a cubrir su boca con el pañuelo en el que ahogaba su llanto. Estaba muy asustado, no quería que esos ojos negros lo dejasen de ver. Quizá era egoísta, pero anhelaba que siempre estuvieran observándolo que nada ni nadie más  atrajera su atención.

 

Mordió fuertemente sus labios, lastimándose. Marcas de dientes se asoman en la delgada piel, signo de su  autolesión. El dolor se hacía presente cada vez que lo hacía, pero una voz dentro de él le decía que se lo merecía por no hacer lo suficiente por retenerlo. Tal vez era  su propia consciencia quien  hablaba, no importaba.  No quería oírlas, pero era inevitable. De cada sollozo se alimentaban y alentaban su culpa.  El sentimiento de merecer un castigo cobraba vida. Sus brazos y piernas comenzaban a picarle, pero no se animaba a rascarse. Había prometido que no lo haría más. Se lo había prometido a él.

 

A ese hombre que sonreía feliz bailando con aquella mujer.

 

-hyun…nie- lloró su nombre. El nudo en su garganta le impedía seguir sollozando en silencio. Su dolor fue ocupando espacio en la habitación, escuchándose incluso fuera de la puerta que fue abierta abruptamente, asustándolo. Unos acelerados pasos llegaron a su lado y la sabana que lo cubría fue retirada, dejándolo al descubierto. Por la oscuridad, lo que sus ojos vieron fueron dos orbes brillantes de los cuales se escondió debido al terror que le causaron.

-JiYong… - esa voz.

 

Tenía la cabeza oculta en el colchón y las manos cubriendo sus oídos. No estaba seguro si era su mente, pero juraba haber oído la voz de ese hombre que lo destruyó.  La respiración ajena cerca de él aumentó su miedo. Los latidos de su corazón se perturbaron. Sus pulmones haciendo erráticamente su labor empezaban a hiperventilarlo.  Pronto entraría en un ataque de pánico. Las manos extrañas tomaron sus hombros forzándolo a levantarse.  Su mente se llenó de horribles memorias y gritó y pateó descontroladamente a su agresor.

 

-¡Aléjate! ¡Aléjate! – gritaba, tratando de luchar, pero su cuerpo se sentía débil. La fuerza se escapaba como el aire extinguiéndose de sus pulmones.  

-¡JiYong mírame! ¡Abre los ojos! ¡JiYong! –lo llamaba una y otra vez.

 

En la única oportunidad que el susodicho dio para pestañear, vio el macabro rostro tan grande y siniestro como ninguno, burlándose de su desdicha.

 

-¡maldita sea! ¡HAZME CASO!-reunió toda su fuerza y lo pegó a su cuerpo. Abrazándolo. -¡soy Seung hyun! ¡Seung hyun! ¡Escúchame, mi amor!

 

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En la mente del joven los dolores más grandes se reproducían sin tregua, pero  a la lejanía, un susurro clamaba su nombre, le rogaba despertar. Sintiéndose mareado y débil intentó seguir esa voz. Una  nacida del mismísimo cielo,  donde los ángeles habitaban y lo llenaban de paz.

 

-Ji…

-está despertando.

-yongie, bebé…- el pelinegro tomó la  pequeña mano entre las suyas, llenándola de besos. – gracias por despertar. – murmuró  acariciando el rostro del menor.

-joven kwon, ¿Cómo se siente? –preguntó el médico. El pelirrosa enfocó su vista en las dos personas que lo observaban. Al hombre mayor no lo conocía, pero al más joven sí.

-hyu…nnie- murmuró  dificultosamente. No tenía fuerzas ni para hablar.

-tranquilo, estás bien. El doctor dijo que tuviste una crisis, pero ya pasó.

-no debe alterarse joven kwon. Le dejaré unas pastillas que lo relajarán. Si necesitan algo no duden en llamarme. Estoy a disposición de ustedes toda la madrugada.

-gracias doctor. Cualquier cosa lo llamaré. – Estrechó la mano del mayor y este se retiró.- ¿quieres un poco de agua? – JiYong asintió y con ayuda de Seung logró sentarse, apoyándose en su cuerpo. – toma despacio.

 

Seung hyun sostuvo el vaso con agua y dio de beber en pequeños sorbos al pelirrosa. Luego de beber la mitad del vaso el menor ya no quiso más.  Cerró los ojos, recostando su cabeza en el hombro del mayor. Su estado se había normalizado, sólo un minúsculo dolor de cabeza lo incomodaba, pero nada que no pudiese soportar. Suspiró con cansancio. Estaba agotado. Al límite.

 

-yongie… dime, ¿qué pasó? – pidió Seung. Se había llevado el susto de su vida cuando entró a la habitación de su novio y escuchó su llanto, pero fue peor al tratar de hablarle. Se puso como loco. Gritaba, lloraba, golpeaba sin razón. Era como verlo en trance. Como aquella vez en el hospital. Pero todo terminó cuando se desmayó en sus brazos. Estaba a nada de ponerse a llorar. Volver a verlo reaccionar así lo asustó terriblemente.

-lo vi… lo vi a él. – sus mejillas se vieron bañadas por finas corrientes de agua salada.

-te equivocas. Era yo, él nunca estuvo aquí. -  cambió su posición, colocándose delante del menor para acogerlo en sus brazos.

-¿y su voz? – cuestionó temeroso, dejándose consolar.

-él está pudriéndose en la cárcel.  No te confundas. No volverá. – dijo con rabia.

-tengo miedo.

-me quedaré contigo. Velaré tus sueños. – tomó el rostro del menor y le dio un suave beso en la frente. –antes toma el medicamento. – Le pasó la dosis recetada y JiYong se lo tragó.-  durmamos.

 

Seung hyun se recostó  y abrazó al pelirrosa, y éste se aferró con todas sus fuerza a él. No apagó las luces durante toda la noche, y como dijo cuido que durmiera bien. Tuvo algunas agitaciones, pero unas frotaciones bastaron para que se relajara.

 

 

POV SEUNG

 

La luz del sol comenzó a ingresar por las cortinas. Debían ser alrededor de las cinco y media. Mis ojos estaban cansados, pero no significaba que me daría el tiempo de cerrarlos. JiYong es mi prioridad y si no debo dormir por días con tal de hacerlo sentir seguro, lo haría.  Exhalé despacio ante las lágrimas que cayeron de mis ojos. Yo también me sentía mal de verlo así. Sé que él intentaba mostrar mejorías, pero esto es mucho más grande que sus ganas de estar bien. Necesita el tratamiento adecuado.

 

Unos leves golpes fueron dados a la puerta. No sabía quién podría ser a esta hora y tampoco podía parame porque lo despertaría. No obstante, la puerta se abrió lentamente dejando a mi vista dos cabelleras negras. Me sorprendí al reconocer sus rostros, pero no dije nada.  Ellos caminaron silenciosamente y se acomodaron en  la cama.

 

-¿Cómo está? –preguntó Yunho, viendo el rostro dormido de JiYong.

-no se ha levantado en toda la noche. El doctor del hotel le dio unas pastillas y creo que hicieron un efecto correcto.

-¿se puso así por lo de Bom?- esta vez fue Dong Wook quien habló. Mi amigo-hermano se sentía sumamente culpable por la crisis de Ji, y no tenía porque sentirse así. Él no fue quien dejó a su novio sentado y se  fue a bailar.

-quizá lo inició, pero… - me miraron atentos esperando que continuara. Ellos aun no sabían lo que había ocurrido, solamente les había mandado un mensaje diciéndoles que ji se había puesto mal y que me iba quedar con él, cuidándolo. Pero debía comunicárselos, yo también necesitaba desahogarme. – cayó en crisis porque creyó que Lee estaba aquí. – sus expresiones llenas de asombro se mostraron frente a mí. Los dos, en realidad todos sabíamos a quien nos referíamos con ‘Lee’.

-¿él está aquí?- me cuestionó Yunho en un gruñido. Sus manos estaban empuñadas causando que sus nudillos se pusieran blancos. Él quería cobrar venganza contra ese malnacido, al igual que yo.

-no. JiYong me confundió. Realmente intenté hacerlo entrar en razón, pero estaba bloqueado. – acomodé unos rebeldes mechones rosados, que hacían encantadora su imagen, pero que le fastidiaban.

-¿y qué va a pasar ahora?-Wook  nos miró a los dos. Nos importaba mucho la recuperación de JiYong, y sabíamos que debíamos de actuar lo antes posible.  Ahora que manifestaban su preocupación, me dieron ánimos para decirles lo que hablé con mi madre.

-tengo que contarles algo importante, pero no quiero que él escuche. – Ambos asintieron.- reunámonos  antes de tomar el ferry, en mi habitación.

 

FIN POV SEUNG

 

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-jóvenes alas diez en punto los espero a todos en el lobby. Revisen sus pertenencias, no quiero retrasos de última hora, ¿entendido?

-sí, SunWoong-ssi- respondieron a una sola voz Hyun Joong, Changmin y Young Bae.

 

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-¿te gustó el desayuno?- preguntó el pelinegro, recogiendo los trastes.

-sí. - contestó con simpleza, observando las acciones del mayor.

-¿necesitas algo más?- dejó en la mesa la bandeja con los platillos usados y se sentó en la silla, frente al pelirrosa.  El rostro del menor mostraba tristeza, esa bonita sonrisa que lo había acompañado la tarde de ayer había desaparecido. –yongie… dime algo. – rogó acongojado.

-estoy bien.- suspiró lentamente y desvió la mirada.

-se7en me dijo que te fuiste de la fiesta porque te dijo que estaba con Bom, ¿esa es la razón?- tímidamente el menor asintió. Seung dejó el asiento y se arrodilló frente a su novio, quien miró con sorpresa su acción. –JiYong… ella sólo es mi amiga, pero tú eres mi novio. La persona que amo. – dijo acunando su rostro.

-ustedes… parecían muy felices bailando. – pronunció alicaído.

-¿nos vistes  sonriendo?

-sí

-¿quieres saber porque sonreíamos tanto?- el menor movió la cabeza, negándose a saber sobre ellos.- dame la oportunidad explicarte.

-me dirás que ella está enamorada de ti, y que te contaba cosas divertidas. – contestó calmado. Aunque por dentro se derrumbaba. No comprendía porque el mayor insistía en contarle, ¿acaso no entendía que le dolía que hablara de ella?

-estás equivocado. No puedo afirmarte que ella ya  no sienta nada por mí, pero de lo que estoy seguro es que no intentará nada conmigo.

-¿tú no puedes saber cómo piensa?

-pero sé lo que hizo.- JiYong no comprendió de lo que hablaba.- ella sabe que estoy contigo.- dijo sin rodeos causando  que los ojos almendrados se ampliaran por la información. – ella… aunque no lo creas, fue cómplice de Yunho, Hyomin y se7en para emparejarnos.   

-¿Qué? – no lo podía creer, definitivamente no lo creía.

-ella fue quien me envió a Gapyeong. – el pelirrosa iba preguntar, pero Seung continuó hablando. – y también lo sabe Young Bae.  Los cinco formaron parte de esa “mafia”.- le regaló una encantadora sonrisa al más joven. Este no podía asimilar todo, no estaba ni cerca de sonar real.  

-pe…ro ellos… - estaba confundido, ni siquiera sabía que decir.

-por eso te digo que no te preocupes, ni tampoco hagas novelas trágicas en tu cabecita. Si Bom y yo estuvimos bailando fue porque hace mucho no nos veíamos. Yo he pasado las vacaciones contigo y fueron geniales. Amo estar a  tu lado, pero ella como mi amiga me extrañó al igual que los demás. Sabes que soy muy sociable. Además, de lo que hablamos fue… de ti.  Nos reíamos porque me decía que te cuido como a un niño. Parezco una nana tras mi niño bonito.

 

Ese último comentario logró sonrojar a JiYong e hizo sonreír a Seung hyun. 

 

-entonces…- tragó saliva y continuó su pregunta. – ¿no me dejarás?

-¡no! – Respondió apresurado.- ni siquiera se me ha pasado por la cabeza. ¿Cómo podría dejarte?  Tú eres quien hace latir mi corazón con desenfreno. De verdad, te amo. ¿Recuerdas nuestra salida de ayer? ¿Lo bien que lo pasamos? Ayer fue mágico e irrepetible. ¿Acaso no lo sentiste igual que yo?

-sí lo sentía así, pero… cuando te vi con ella todo eso desapareció y… y… – bajó la cabeza. No era necesario completar lo que diría, era más que obvio. Él y sus pensamientos pesimistas siempre por delante.

-ok. También fue mi culpa por dejarte solo y no decirte nada, pero siempre ten en cuenta que mis sentimientos por ti son reales.

-¿me amas?- fijó sus ojos cafés en los negros, queriendo ver  sinceridad y lealtad en ellos.

-como a nadie en este mundo. – se acercó a JiYong y besó su mejilla con dulzura.

-yo también te amo. – añadió sonriendo con  su felicidad renovada.

-gracias yongie. – lo abrazó, siendo gratamente recibido.

 

**********************

 

-Seung debería estar acá, que impuntual. – comentó Yunho.

-aquí estoy, mal hablado. – el pelinegro  entró a su habitación.

-te dije que vendría pronto.- se7en como buen amigo defendió al recién llegado.

-bueno vayamos al punto. ¿Qué nos quieres decir? – apuró el más alto.

-la crisis que tuvo JiYong ayer me hizo reflexionar sobre su verdadera situación. – los mayores asintieron. – hace casi un mes, o tal vez un poco más, con mi madre hablamos del comportamiento de Ji. Ella me dijo que involuntariamente en momentos de mucho estrés él podría tratar de autolesionarse. Lo ha hecho antes. – las  miradas desconcertadas de ellos recayó en él. – cuando me di cuenta, lo regañé y prometió no hacerlo, pero sé que esa no es la solución. Por eso, mi mamá me recomendó que hablase con él y lo motivará para que entre a un tratamiento psicológico.

-creo que lo necesita con urgencia. – acotó el mayor.

-¿y has hablado de eso con él?- cuestionó Yunho.

-aun no, por eso que es quería hablar con ustedes. Quiero que me ayuden a decírselo. No tengo ni idea de cómo iniciar el tema.

-cuenta conmigo, por el bien Ji haría lo que sea.

-gracias, Yunho.

-tú sabes que conmigo contarás para todo.

-gracias, se7en.

-JiYong se recuperará, confió en eso.- las palabras Yunho fortalecieron sus compromisos. 

 

**********************

 

ISLAS JONICAS, PAXOS

 

-¿A dónde vamos, hyunnie? Yo quería dar una vuelta por la isla antes de regresar a Atenas. – la expresión de su rostro mostraba desilusión.

-esto es más importante, yongie. – contestó sin detener su andar.

 

El menor  miró con resignación  el amarre de sus manos. Seung lo sostenía con firmeza y lo guiaba a quien sabe donde, sin darle chance de soltarse y pasear por Paxos como lo había planificado la noche anterior. De verdad, quería salir. Ese era el último día que estarían en Grecia y después regresarían a Corea.  Sin embargo,  sus planes se vieron interceptados cuando su novio apareció minutos antes de su salida,  en su habitación y se lo llevó diciendo que tenían que  salir.

 

La joven pareja llegó a un salón  privado dentro del hotel, con hermosas pinturas colgadas en las paredes. Las ventanas ocupaban casi toda la pared, pero  eran cubiertas por delgadas cortinas  que permitían el paso de la luz del sol.  El piso estaba alfombrado y había cuatro asientos, dos de ellos ocupados y otros dos vacíos.

 

-toma  asiento, Ji. – dijo uno de los hombres sentados, Yunho.

-hyung – lo llamó vacilante de  acatar su pedido. El lugar se sentía sumamente tenso y eso lo asustaba, aunque no lo exteriorizaba.

-siéntense chicos.- habló se7en con un poco de gracia, para relajar el ambiente. Seung hyun empujó suavemente al menor y lo ayudó a sentarse en el asiento vacío, y él se sentó a su costado.

 

Los tres pelinegros se miraron entre sí  y asintieron al mismo tiempo. Eso fue percibido por el pelirrosa, quien se sintió pequeño entre ellos. Era innegable que tramaban algo.      

 

-¿ocu…rrió algo?- sin querer su voz sonó antes de analizar lo que pasaba. Arrepintiéndose al instante por haber iniciado la conversación.

-queríamos conversar contigo, JiYong. – Dijo Dong Wook, tomando la batuta  como el mayor de todos.-es sobre lo ocurrido la semana pasada.

-uhm…- los ojos del nombrado recorrieron los rostros de los chicos con sospecha. Tragó inquieto y juntó sus manos, comenzando a jugar con ellas.

-hemos querido que disfrutes estos días porque sabemos que lo que te digamos no te agradara, creo. – agregó Yunho. Se notaba rígido.

-pero sabemos que es por tu bien.- la reconocible voz de Seung sonó al costado del menor, quien volvió su cabeza en esa dirección. 

-no me asusten.- pidió a sus hyungs. -Lo que tengan que decirme, díganlo sin rodeos. – suspiró, listo para escucharlos.

-queremos… que recibas ayuda profesional. – dijo Seung hyun, mirando sin parpadear al pelirrosa.

 

JiYong pensó poder escuchar cualquier noticia por  parte de ellos, sin embargo, al oír esas palabras sintió que se congelaba.  Sus ojos dejaron de mostrarse asustadizos para volverse fríos. Robóticamente, observó a los otros dos causándoles estremecimientos por aquella hostil  mirada.   

 

-no- habló cortante y con la cabeza gacha.

 

Los tres amigos se miraron confundidos. Ninguno tenía idea de lo que ocurría.

 

-¿Cómo que no? – se aventuró Yunho.

-no quiero.- se paró sin flaquear. Su firme actitud  encendió las alarmas en los otros.

-comprendo  si estás asustado, pero… - Dong Wook fue interrumpido por el grito del menor.

-¡dije que no quiero! – su  voz resonó en aquella estancia, asombrando a los presentes. Ellos veían como inhalaba y exhalaba con fuerza. Seung  se levantó  preocupado por que entrara en una nueva crisis.

-yongie tranquilízate, siéntate conmigo.- cuando su mano cogió el brazo del menor, este se zafó en un solo movimiento.

-¡no voy a sentarme! ¡Me engañaste!- bramó con una mirada llena de ira.     

-no lo hice.- contestó apabullado. Los dulces ojos que tanto amaba Seung hyun no estaban; la persona frente a él parecía otra.

-nadie ha mentido aquí. Te estamos diciendo lo que debes hacer para  estar bien.- intervino se7en. Ahora los cuatro estaban parados.

-ustedes no tiene ningún derecho de decidir qué es lo mejor para mí. –contestó  molesto.  Se dio la vuelta, dirigiéndose a la puerta para irse.

-JiYong… -lo llamó Yunho.

-¡estoy bien! ¿No me ven? ¡Estoy muy bien! – les gritó a los tres.-No necesito la ayuda de nadie. Nunca la he necesitado, ni la necesito, ni la necesitaré jamás.

-¡sí lo necesitas! – exclamó el pelinegro, cansado de oír las excusas de su novio. Cogió su rostro en sus manos y lo obligó a mirarlo. – estás mal yongie. No quiero que vivas con esos traumas el resto de tu vida.

-no estoy mal.

-sí lo estás.

-¡no!

-¡carajo! ¡Sí, lo estás!

 

JiYong tembló por la ruda voz del mayor. Su mirada fría pasó al miedo y se llenó de lágrimas. El rostro embravecido de Seung le causaba terror.  Esos ojos cargados en cólera lo asustaron por primera vez, y no quiso tenerlos cerca. Ni él mismo supo cómo, pero sus brazos empujaron  el cuerpo del mayor tirándolo al suelo. Se sentía como un cervatillo acechado. Sus piernas se movieron en dirección de la única persona que en ese momento no le causaba pánico.

 

-hyung… ayúdame, ayúdame. No quiero iff… yo estoy bien, te juro que estoy bien iff… por favor protégeme… - sus plegarias mezcladas en llanto  paralizaron a Yunho. Nunca lo había visto así. Naturalmente, sus manos se envolvieron en la espalda menor, cubriéndolo de los otros.  Sin embargo, en su rostro se marcaba la desazón.

 

Miró a sus amigos, sin saber qué hacer, pero ellos lo miraban de la misma forma.

 

-¿Por qué iff…me hacen esto? – continuó llorando. Se sentía desesperado. Acorralado.

-cálmate, Ji.-dijo suavemente. Lo sentía muy asustado. Esa no era la intención de ninguno.-  no lo decimos porque seamos malos. Nosotros te queremos. Sabes que te quiero como mi hermanito. No podría lastimarte. Quiero que seas feliz estando bien. Sin sentir miedo cuando estés solo, ni que te estreses por problemas comunes. Me encantaría ver una sonrisa libre de dolor. Quiero que seas libre de tus ataduras. – JiYong tranquilizó su llanto por las sinceras palabras de su hyung.

-si no quieres hacerlo, no te voy a obligar. – pronunció Seung hyun. Arrepentido de haber propuesto sus ideas. 

 

El menor, aun asustado y sin alejarse demasiado de su hyung, buscó al pelinegro. Este lo veía entristecido, pero no le sostuvo la mirada. JiYong se sintió mal; le había gritado y empujado, cuando sólo se preocupaba por su bienestar.  Volvió su vista a su hyung, quien al ver los ojos cafés de siempre le sonrió gentilmente.

Yunho lo liberó de sus brazos y lo giró, posando sus manos en los pequeños hombros de su dongsaeng. Como si le enseñara a caminar, lo guió hasta su novio.

 

-abrázalo con todo tu amor.-  dijo con una sonrisa. Un simple empujón  bastó para que el pelirrosa fuera recibido en los otros brazos. Estos lo acogieron sin resentimientos. 

-respetaré tu decisión, lo siento. – murmuró Seung sobre el cabello rosado.   Ocultó su rostro en esa maraña para evitar que los mayores vieran el par de lágrimas que caían de sus ojos.

-hyunnie no llores. – sollozó abrazándolo con fuerza. El pelinegro era alguien muy fuerte y eran escasas las ocasiones en que lo vio llorar, por eso le dolía verlo en estado, sabiendo que era su culpa.

-no debí gritarte, perdona a tu estúpido enamorado. – sus lagrimas mojaron el cuello del menor. Ji negó frenéticamente con la cabeza.

-no. Tú tuviste razón de hablarme así. Los traté muy feo, no debí.

-no es motivo para mi comportamiento.

-yo… yo lo haré.- dijo  JiYong  con su rostro enterrado en el pecho de Seung.

-¿Qué cosa?- preguntó, mirando al más bajo.

-iniciaré el tratamiento. - su grácil voz fue clara para los tres.

-no tienes que hacerlo. – sus dedos alzaron el rostro del menor. Vio en ellos la esperanza de empezar de nuevo.

-sí lo tengo que hacer, ¿me acompañarás?

-a donde vayas yo te seguiré. Verás que estarás mejor. –volvió a abrazarlo y les sonrió a sus compañeros, quienes felices se acercaron y abrazaron a JiYong.

 

Cuando llegaran a Seúl, nuevos retos los esperarían y ellos se sentían listos para enfrentarlos.

 

CONTINÚA…

Notas finales:

*me he leído en face los fics  “a los ojos del amor” y  “amor a los ojos cerrados” (¿?) no me acuerdo el título, pero son hermoso tan dramáticos, es recomendable, los hayan en la página de BigBang fanfics yaoi en face.*

Gracias por comentar, son adorables, enserio.


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