POV JIYONG
Un nuevo domingo empezaba iluminado por los ligeros rayos del sol que ingresaban por las ventanas. Mis ojos aún se sentían somnolientos debido a las pocas horas de sueño. Mi mente se mantuvo pensando en lo que dijo Seung Hyun sobre la recomendación del psiquiatra. Exhalé angustiado y me envolví en las sábanas. Todo lo que quería era terminar de una vez.
Hoy me quedaría en casa debido que Wook hyung logró convencer a Seung de salir con él, se quejó que ya no compartían tiempo juntos. Al inicio se negó pero después de tanto insistir aceptó y me parece bien que despeje su mente de mi tormentosa vida. No quiero que por mi culpa se aleje de la gente que lo quiere. Así yo aprovecharé el día para poner en orden mi mente y descansar.
Lo mejor sería bañarme y bajar para comer el desayuno que la señora YooMin debió preparar. Luego de un baño en tina salí muy fresco y relajado, me vestí de prendas holgadas y bajé al comedor. Mis empleados ya habían realizado la limpieza de la sala y sólo estaban acomodando algunos objetos.
-Buenos días joven Ji Yong – me saludaron.
-Buenos días.
En el comedor se encontraba la señora Heo esperándome, cuando me vio sonrió y saludó.
-Buenos días joven Ji Yong, ¿Cómo amaneció?
-Buenos días señora Heo, estoy bien muchas gracias.
-Su desayuno se encuentra listo, enseguida pediré que le sirvan.
-Gracias
Ella fue a la cocina y quedé solo en el comedor. Era extraño, pero en corto tiempo me había acostumbrado a pasar las comidas con Seung Hyun en su casa, en la mía o en ocasiones en la calle. Ahora el silencio y vacío que reinaba se hacían tan lejanos y pertenecientes al pasado que no me agradaba. Me encantaría llamarlo y pedirle que venga para comer juntos, pero él también necesita espacio con su familia y sus amigos. No siempre puedo ser su eje aunque no niego que sería grandioso.
-Su desayuno – pronuncia una empleada, sonríe y se retira.
Mi primera comida del día se basaba en pan integral tostado con nutella, leche, jugo de fresas y panecillos. El nivel de azúcar era importante en mi dieta médica, ya que estaba más bajo de lo normal. Mientras untaba el pan con nutella recordé que mis tratamientos nunca funcionaban, terminaba recayendo a pesar del esfuerzo que pusiera en ello. Es como si algo dentro de mí se detuviera y tenía que empezar de cero. Aun me asusta pensar que pueda volver a ocurrir aunque quiero creer que esta vez será diferente.
Termino de comer y salgo a los jardines de mi casa, la primavera es mi estación preferida. No hace tanto calor ni frio, además los arboles parecen cobrar tanta vida que contagian su belleza. Me detengo en las plantas de cerezo las cuales tienen sus flores de un rosa tan precioso, una pequeña corriente de aire mueve las hojas y estas caen a mi alrededor. Cierro los ojos y siento como una paz llena mi pecho, sería hermoso que perdurara siempre dentro de mí, pero eso es una ilusión. No importa si mañana vuelvo a estar angustiado voy a disfrutarlo cuanto me sea permitido.
Con energías renovadas vuelvo al interior de mi casa y subo a mi habitación. Voy a mi armario y rebuscó entre los cajones inferiores una caja especial. Lo encuentro guardado al fondo. Mi piel se estremece cuando mis dedos lo tocan, hacía mucho tiempo desde que lo guardé. La llevo hasta mi cama y me siento en el piso frente a ella. No dudo en recorrer despacio los bordes que la forman; el olor de la madera llega hasta mi nariz. Es un aroma tan familiar, tan conocido. Tragó saliva ansioso por abrirlo pronto, pero mis manos apenas y son capaces de rozarlo. Tomo un respiro profundo antes de quitar el seguro.
Recuerdos.
Tantos objetos que son parte de mi vida, de mi pasado. Lo primero que veo es un pequeño dragón de felpa, un regalo de mi padre. No recuerdo desde cuando lo tuve, pero sé que siempre estuvo conmigo. Él decía que yo era su dragón, el más fuerte y valiente; que sería tan grande que no temería a nada ni nadie. Lo abracé como cuando era niño, era el único juguete que no compartía con nadie porque fue lo más especial que tenía. La sonrisa de mi padre apareció en mi mente y mis ojos se humedecieron, una lágrima rodó por mi mejilla pero no quería llorar por un recuerdo bonito.
Con mi mano me sequé el rostro. Puse a un lado mi dragón y volví a la caja. Lo siguiente que encontré fue una bola de cristal con un carrusel en su interior, esto lo usaba para dormir. Busqué en la parte posterior la cuerda que traía y al soltarla se comenzaron a mover los cuatros caballitos y un ligero vals emergió a la vez que pequeños copos de nieve caían. Su melodía siempre me tranquilizó. Lo aparté a un costado y continué hurgando.
Encontré postales de los viajes familiares que tuvimos, varias de estas fueron tomadas cuando era muy pequeño por lo que casi no los recuerdos, pero las sonrisas plasmadas en nuestros rostros son la máxima expresión de la felicidad que nos rodeaba cuando estábamos juntos. Mis padres lucían tan jóvenes y llenos de vitalidad, en las imágenes los veía en distintos sitios como parques de diversiones, lagos, montañas, cabañas, playas. Paisajes distintos pero en todos se veían contentos y yo también. El miedo al dolor fue el motivo por el cual en mi casa no había fotos de ellos, cada que los veía solo lloraba así como ahora, sin embargo el verlos también me hace feliz, hace que los tenga más cerca. Es como si estuvieran aquí conmigo y nunca se hubiesen marchado. No importa cuánto tiempo pasara yo siempre los recordaré y el dolor estará presente. Aun así quiero hacer mejor mi vida. Quiero que estén orgullosos de mí. Empiezo a guardar todo, pero no lo devuelvo a mi armario, lo coloco sobre la cómoda al lado de mi cama. A partir de ahora siempre lo tendré cerca.
Voy en busca de una casaca y me alistó para salir de casa. Bon Hwa, mi chofer, prepara el carro y nos vamos con el par de guardias custodiándonos de cerca. Es la primera vez que vendré con él por lo que desconoce el camino, pero lo voy guiando hasta que llegamos. Al descender vuelvo a sentir ese ambiente tranquilo y revitalizante. Empiezo a dar los primeros pasos que me llevarán hasta aquel lugar. Mientras camino recuerdo que siempre era acompañado, el señor JinYoung desde pequeño me traía cogido de la mano dándome el sostén necesario para sobreponerme al dolor. Ahora camino solo, sin embargo puedo decir que me queda su fortaleza como un grandioso obsequio de su parte. Aquí también fue donde Seung Hyun me recogió, sin querer nuestras vidas se entrelazaron hasta anudarse. Sin tener como explicarlo solo agradezco que haya sido de esa manera. Creo que no me alcanzará la vida para recompensar cada cosa que él hace por mí.
Finalmente estoy frente a las tumbas de mis padres. Ha pasado un tiempo desde la última vez que vine, aun así estando aquí me siento acompañado y mi corazón más tranquilo. Me siento en el césped y tocó las letras que componen sus nombres. Anteriormente siempre que venía no podía dejar de llorar del dolor que era muy fuerte, pero hoy es distinto. No negaré que aun duele sin embargo también me siento sereno. Finalmente ha llegado el momento de continuar y dejar el pasado atrás.
-Dejaré de ser tan débil, les prometo que me convertiré en el hijo fuerte que ustedes desearon que fuera. Cuando lo sea podré dejarlos ir y me sostendré por mí mismo. Los amo demasiado, por favor esperen por mí. – recito aquellas palabras que surgen desde el fondo de mi corazón.
Me quedo con ellos cerca de una hora disfrutando de la estabilidad que siento al estar ahí. Luego vuelvo al auto que me espera y Bon Hwa me mira preocupado, pero le doy una pequeña sonrisa que parece calmarlo.
En el trayecto de regreso pienso en todas las cosas que han sucedido en mi vida a lo largo de los años. Siempre huyendo de todo, sea por miedo o desinterés debido que no tenía por qué luchar. Sin embargo, ahora de verdad quiero estar bien para esa persona que amo desmesuradamente. Necesito hacerlo. Lo haré.
FIN POV JIYONG
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-Seung podrías poner otra cara – comentó Dong Wook. El nombrado exhaló, pero continuó con el rostro abatido. – Si ibas a estar así mejor ni venías.
-Lo siento. Estoy preocupado por lo que esté haciendo JiYong. Ambos estábamos acostumbrados a pasar los fines de semana juntos. – dijo mientras miraba su celular en las manos.
-Si quieres asegurarte que está bien sólo llámalo y ya. – soltó una pequeña risa.
-¿No vas a molestarte porque interrumpa nuestra salida?
-Jajaja no, ni que fuéramos pareja – comentó riendo.
-Está bien, te tomaré la palabra.
Levantándose del sillón se alejó de la música que ambientaba el nuevo club. Encontró una sala en donde el ruido ya no se oía y marcó el número del menor. Las primeras timbradas se empezaron a escuchar y no pasó mucho antes de que fuera tomada.
-Hyunnie – lo llamó la voz al otro lado. Inmediatamente una sonrisa se formó en sus labios.
-Hola Yongie ¿Cómo has estado?
-Extrañándote – murmuró quedamente. Casi como si no quisiera ser escuchado. Aquello conmovió el pecho del mayor.
-También te extraño, cariño. Prometo pasar por tu casa después de terminar con se7en.
-No, descuida. Estoy bien. No es necesario que vengas. – dijo apresurado.
-¿Acaso no quieres verme hoy?
-No es eso… - soltó un suspiro – Sólo quiero que te diviertas y te distraigas de mí.
-Me pides algo imposible. Mi mente no para de pensarte, y quien quiera que esté a mi lado lo sabe. – aunque no tuviera en su delante al castaño, sabía que probablemente tenía las mejillas sonrojadas y una tímida sonrisa.
-Está bien, entonces te espero más tarde.
-Estaré ahí pronto Yongie, no vemos. – se despidió y colgó la llamada.
Seung volvió al lugar donde se encontraba DongWook ahora con un semblante más tranquilo y alegre. El mayor observó con agrado como su mejor amigo recuperaba el ánimo con solo escuchar la voz de su pareja, sonrió amenamente y disfrutaron de unas copas más antes de retirarse cada quien a distintos destinos.
Cuando Seung llegó a la casa de JiYong ya pasaba de las cuatro de la tarde. Al ingresar la ama de llaves le dio la bienvenida e informó que el joven lo esperaba en la biblioteca. Al llegar a dicha habitación, sus ojos buscaron rápidamente a su chico de cabello rosado y lo encontró recostado sobre uno de los muebles, con un libro en las manos y unos lentes de descanso.
Cada que tenía la oportunidad de hallarlo distraído era una bendición para él. Poder admirarlo era casi una obsesión. Cada movimiento en su rostro era almacenado en su memoria para que nunca le falten recuerdos.
Empezó a acercarse y al estar casi al frente JiYong levantó la vista de su lectura. Una sincera sonrisa apareció en su rostro y sus ojos cafés brillaron al verlo.
-Hyunnie, estás aquí -dijo poniéndose de pie.
-Te dije que vendría – respondió acortando la distancia entre los dos y besando sus labios sutilmente.
-ven, siéntate a mi lado – tomó su mano y lo llevó hasta el amplio mueble donde estaba anteriormente. – ¿Cómo estuvo tu día? – preguntó con interés.
-pues, bastante ameno – comentó con una pequeña sonrisa – desayuné con mis padres y estuvieron alegres de verme después de un tiempo – soltó una pequeña risa por su comentario – a veces parezco más un visitante en mi propia casa.
-no creo que ellos estén muy felices con que pases mucho tiempo en mi casa, supongo que también quieren estar contigo. – dijo JiYong con un poco de tristeza. Él no quería que el mayor dejase de estar más tiempo con él, su compañía era tan esencial para su día a día.
-Hey – lo llamó Seung a la vez que con sus dedos tomaba la barbilla del menor. Ambos se miraron y el pelinegro sonrió de lado. – No quiero que te preocupes por eso, ¿sí? Ellos entienden nuestra relación, y saben que cuando amas a alguien lo único que quieres es permanecer a su lado el mayor tiempo posible. Y yo siempre voy a querer estar contigo.
-¿lo dices enserio? – en su frente apareció una pequeña arruga.
-Lo digo muy enserio. Lo único que quiero es estar contigo, abrazándote…– lo atrajo a sus brazos, envolviéndolo - mirándote, mimándote y llenándote de besos. Muchos besos – tras decirlo sus labios ocuparon los de JiYong, quien sonrió de felicidad.
Pequeñas risas y ligeras mordidas juguetonas se fueron brindando a la vez que Seung hyun lograba recostar a JiYong sobre el mueble. Cuando el aire les hizo falta tuvieron que terminar su beso. El pelinegro admiró embelesado los labios rojos de Ji y como su cabello rosado quedaba esparcido sobre el sillón. Acercando de nuevo su rostro se centró en la mirada de JiYong, ansiaba transmitirle tantas cosas que no podía expresar con palabras, pero casi era imposible.
-Te amo Yongie – susurró sobre la boca ajena.
POV JIYONG
Seung posó sus labios en los míos y mis brazos se enlazaron en su cuello. Esta vez se sentía diferente, su beso era lento pero apasionado. Su cuerpo cerca del mío, la leve presión de su peso envolviéndome me generaba escalofríos, pero extrañamente se sentía bien.
Mi mente se obnubilaba con cada segundo transcurrido porque lo estaba disfrutando.
No obstante, sus manos empezaron a acariciarme. Recorrían mi rostro y mi cuello de una manera distinta, íntima. Reacomodó su cuerpo y pude sentirlo más cerca, como si estuviera acorralándome. El toque de sus dedos sobre la piel de mis brazos me hizo soltar un suspiro que él ahogó en nuestro beso.
Una sensación de malestar empezó a nacer en la boca de mi estómago, pero intenté ignorarlo. Sin embargo, no transcurrió mucho tiempo cuando empeoró. Cortos flashes en negro comenzaron a aparecer en mi mente, uno tras otro empezaba a dispararse en mi memoria. Sentía mi corazón acelerándose y aquel malestar inicial empezó a convertirse en temor.
Mis manos se movieron hacia sus hombros para poder conservar un poco de espacio, pero solo se vio reducido cuando se presionó sobre mí y su mano se sumergió bajo mis prendas para recorrer mi abdomen. No fue mucho cuando esas perturbadoras imágenes que traté de borrar se proyectaron con claridad en mi cabeza. Aquella pesadilla me hizo abrir los ojos del golpe, y en un movimiento brusco tomé su muñeca y aleje su mano de mí.
-¡Seung, no!
FIN POV JIYONG
CONTINÚA…