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Háblame de eso por MissCooper

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                            Capítulo 8



Recuerdo vagamente el sonido de las sirenas, la sangre, los cristales rotos y el pitido constante del claxon del coche.

La conciencia me iba venia a ratos.

Desperté en la cama de un hospital. Tenía un goteo puesto y un dolor intenso en la cabeza y en el torso.

-¿Dónde estoy?- Había una figura al lado de mi cama. Los ojos no se me había acostumbrado a la luz de la habitación en no sabía descifrar quién era.

-Estás en el hospital, cielo- Por la voz supe que era mi madre.


Parpadeé rápidamente intentando localizarme.

-El coche...íbamos en el coche.-Llevé la mano a mi cabeza, me dolía tanto.

-Shh, no te esfuerces. Tienes una contusión y debes descansar.

Reposé la cabeza en la almohada y me tomé unos segundos.

-¿Dónde está Shage? ¿Está bien?.

-¿La chica con la que ibas en el coche?

-Si, ella...¿Le ha pasado algo? ¿Está bien?- Me pasé por alto eso del reposo y me incorporé desesperada buscando una respuesta.

-Tranquila. Túmbate. - Me forzó a volver a acostarme.- Lo último que se es que estaba en cirugía. Al no ser familiar no me dieron más detalles

-¿Cirugía? ¿Qué le ha pasado? ¿La has visto?- El corazón me iba a reventar, tenía que verla.

-No van a decirnos nada, Jill. Intenta relajarte y esperar a que salga de quirófano. Están esperando a que lleguen sus padres.

Esperar decía. Como si fuera tan fácil.

-Cariño, ¿podemos hablar?- se sentó al borde de mi cama poniendo una mano encima de mi pierna.

-Supongo.- No tenía fuerzas para nada, ni ánimos. Lo único que quería era ver a Shage.

-He hablado con los padres de Jules, y su tío no tiene ninguna casa de campo. ¿Por qué me mentiste?

-¿Quieres hablar de eso hora? ¿en serio?- Muchas veces no entiendo a mi madre.

-Está bien, hablaremos luego. Voy a comer algo con tu padre.-Besó mi frente -Duerme un rato- Salió de la habitación.


Yo me quedé mirando el techo durante horas. Esperando a que alguien me diera alguna información sobre Shage, cualquier cosa.

Al rato volvió a entrar mi madre con una enfermera y una silla de ruedas.

-¿Qué pasa?-Pregunté incorporándome en la cama.

-La enfermera va a ayudarte a sentarte en la silla. Vamos a ver a tu amiga.

-¿Está bien? ¿Ya ha salido de la operación? ¿fue todo bien?

La enfermera acercó la silla a mi cama

-El doctor ha dicho que todo ha salido estupendamente. Ahora mismo está recuperándose de la anestesia. Despertará en un par de horas.-La enfermera fue muy amable

-¿Han llegado ya sus padres?- Preguntó mi madre

-Todavía no.

Me senté en la silla y fui empujada hasta la habitación donde descansaba Shage.

Entré y me dejaron al lado de su cama. Estaba dormida con un montó de cables y vendas. Casi me quedo en el sitio cuando vi su mano izquierda, estaba en un cabestrillo.

-¿Qué le ha pasado en la mano?-Estaba nerviosísima.

-Con el impacto puso la mano para protegerse del golpe. Se ha roto el metacarpo y algunas falanges. También está dañada su clavícula y se ha roto alguna que otra costilla, una estaba pinchando un pulmón y había peligro de perforación, pero lo han solucionado en cirugía -La enfermera leía el informe de Shage para responder a mis dudas- Ha tenido suerte de no tener nada más grave.


Quería llorar, no sé como es posible estar bien, en un momento perfecto y que de repente la vida te golpeé terminando en una situación tan desastrosa.

-¿Podéis dejarme sola un rato?- Les dije a mi madre y a la enfermera.

Ambas asintieron a mi petición y yo me quedé allí. Observando como respiraba. Tenía heridas en la cara, como cortes por cristales. Se había hecho una en la ceja y otra en el labio. También me fijé en que le habían quitado todos los pendientes.


-¡Oh dios! ¡Mi niña!- una mujer entró gritando en la habitación. Era una señora de pelo negro y gafas, muy bien vestida. Iba acompañada de un señor de pelo canoso y traje. Ahí supuse que serían sus padres- ¡Shage!

La mujer acarició su frente sin percatarse de mi presencia.

-Hola-Saludé un poco tímida.

Los señores me miraron abriendo los ojos al darse cuenta de que había alguien más en aquella habitación.

-¿Quién eres tu?- Preguntó la madre

-Soy Jill...Estaba con Shage en el coche cuando pasó el accidente.

-¡Entonces podrás contarnos que pasó!-Aventuró a decir el padre acercándose a mí.

No me sentía muy cómoda queriendo recordar. Eran sus padres y merecían saber lo ocurrido, pero me dolí la cabeza, estaba preocupada y no tenía ganas de interrogatorios.

En ese momento mi madre entró con nosotras.

-¿Son los padres?-Preguntó colocándose detrás de mí.

-Si.¿Y usted quién es?

-Soy la madre de Jill- Les tendió la mano en forma de saludo.- Siento mucho lo que le ha pasado a su hija. Pero me han dicho que todo fue bien. Aunque cuando hablen con el doctor sabrán más cosas.

Los padres de Shage se quedaron mirándose unos instantes. Parecía que con las prisas y el disgustos se les había pasado hablar con el médico.

-¿Pueden quedarse haciéndola compañía mientras hablamos con el doctor?- Preguntó su padre apresurado.

-Por su puesto. Vayan a hablar con él.


Mi madre besó mi frente y se acachó para ponerse a mi altura.

-¿Sois muy amigas? No la había visto nunca.

Saqué una sonrisa.

-Si. No ha venido por casa... pero es muy importante para mí.

-Ya verás como se recupera.


Al rato volvieron los padres y nos pidieron intimidad. La mía me llevó de nuevo a mi cama, necesitaba descansar.

Dormí unas pocas horas hasta que mi madre me zarandeó para despertarme.

-¡Jill!

-¿Qué...pasa?- Intentaba abrir los ojos, pero los tenía pegados por el cansancio.

-Tu amiga se ha despertado y pregunta por ti.

En ese momento abrí los ojos de par en par.

-¡Llévame!

Volví a aquella habitación. Shage pidió a sus padres que se fueran y lo mismo hizo la mía. Estábamos a solas y yo agarré su mano sana.

-¿Cómo estas? -Pregunté desconsolada.

-Como se me hubiese golpeado un elefante- Al terminar la frase soltó una risita-¿tú estas bien?

-Yo no tengo casi nada. Te llevaste la peor parte.

-Me alegro- Tomó un instante para poder seguir hablando.-Parece ser que el gilipollas que nos dio estaba borracho.

-¿Si?

-Eso me han dicho mis padres.-Miró su mano unos instantes- Ojalá se pudra en la cárcel.

-Si...¿Te duele?.

-Ahora no mucho, estoy bastante drogada- Intentaba sonreír, pero no se la veía muy fuerte.

-¿Qué te han dicho de la mano? ¿Se te va a curar bien?- Sabía que le preocupaba, y yo no podía dejar de pensarlo.

-Claro, me quitarán esto, haré rehabilitación volveré a darle a la guitarra- En ese momento sacó otra de sus sonrisas, pero esta vez una muy falsa y forzada.


Yo volví a casa aquella noche. Y shage una semana después. Estuve con ella hasta que le quitaron la venda. Jugábamos a médicos o a enfermeras, ella bromeaba con eso .

El día que le quitaron la escayola fue muy importante, significaba que Shage comenzaría la rehabilitación y volveríamos a la normalidad. En teoría.

Mientras tantos nuestros padres quedaban mucho juntos, estaban de juicios y con abogados para meter al culpable entre rejas o al menos sacarle una cuantiosa indemnización.

-¿Vas a estar bien?- Pregunté a Shage dejándola en el Fisioterapeuta .

-Claro- Besó mi mejilla y bajó del coche.

Cuando fui a recogerla estaba rara. Y lo estuvo el resto de la semana, y la siguiente y la siguiente. Estaba enfadada y frustrada, no podía hacer nada con la mano y mucho menos nada con el grupo.


Un día recibí una llamada de teléfono con número desconocido y si llego a saber quien estaba en la otra linea no lo cojo.

-¿Diga?

-¿Jill?- Era Sophie.

-¿Sophie?- A cuadros.

-Si, tengo que hablar contigo.

-¿Qué quieres? -Estaba borde pero era normal.

-Mira, no me gustas. Nada. Eso lo tenemos claro. Pero a las dos nos importa Shage, ¿verdad?

-A mi sí. - Seguía borde.

-Vale, niña. El caso es, supongo que te habrás dado cuenta de que últimamente esta algo...irascible .

-Entonces no es solo conmigo.

-No. No viene a los ensayos, cosa normal por lo de la mano. Pero últimamente no nos coge las llamadas. Nos evita, no habla con Tina, nuestra manager y cuando lo hace es de malas maneras. Ella no es así.

-Lo de la mano le está afectando- Me puse triste.- Pero supongo que cuando se recupere volverá a ser la de antes. Tendremos que tener paciencia.

-¿Recuperarse? ¿No te lo ha dicho?

-¿Decirme qué?

-No va a recuperar toda la movilidad de la mano. Es posible que no vuelva a tocar nunca.


Ese momento fue como si arrancasen mi alma de cuajo. Colgué el teléfono y fui a casa de Shage. Tenía que hablar con ella.

Llamé a la puerta de la casa incansablemente hasta que me abrió.

Iba con una camiseta ancha y pantalones de pijama. Con pinta de no haber salido en días.

-Hola.- Se limitó a saludar.

-No me lo has dicho.

-¿Decirte el qué?.

-Lo de tu mano.

Bajó la vista un instante.

-¿Qué más da? ¿Qué importa?.

-¡A mi me importa!

-No iba a solucionar nada que lo supieses.

-¡Pero me iba ayudar a entenderte!.

Shage soltó una risa sarcástica.

-Si, muy útil. Mira, Jill. Ahora mismo no estoy de humor y no quiero ser borde contigo. Ya hablaremos.

Cerró la puerta en mis narices, cosa que me molestó mucho. Entendía que estuviese mal. Y me sentía culpable. Ella se había quedado sin lo que más quería en la vida y yo solo me había llevado un golpecito en la cabeza. No era justo.


Estuve semanas mirando el teléfono, esperando algún mensaje, alguna llamada. Hasta que un día volviendo de clase me la volví a encontrar sentada en las escaleras. Como aquella vez.

-Ey. -Estaba feliz de verla fuera de casa, y vestida sin ese pijama.

-Hola.-Parecía diferente...Mejor incluso.

-Hace mucho que no se de ti . Te he llamado...

-Lo sé...Lo siento.

-No te preocupes...Entiendo que lo estas pasando mal, y que no necesitar lidiar con mis tontería.

En ese momento me senté a su lado y se pegó a mí.

-Tengo mucho que disculparme. He estado fuera de mí todo este tiempo.

-He estado asustada- Me alegraba tanto que esto estuviese pasando, al fin podríamos superarlo.-Te echo de menos.

Shage besó mi frente y me acarició con su mano derecha.

-Yo también. Pero ahora no soy yo. Se que me paso con todos, que no me estoy portándome bien. Pero no puedo evitarlo.

Acaricié su mejilla y besé sus labios.

-No pasa nada. Te entiendo. No tienes por qué pasar todo esto sola, no tienes por qué aislarte.

-Ya...

-Lo importante es que te has dado cuenta y lo estás hablando conmigo.

En ese momento ella se mordió el labio. Su cara estaba triste, muy triste.

-No he venido a hablarlo, Jill. He venido a decirte que me voy.

Mis ojos se abrieron y mi corazón se paró. Simplemente no estaba preparado para ese golpe.

-¿Te vas? ¿cómo que te vas?.

-Mis padres ha hablado con un experto en esta clase de roturas y en rehabilitación de músicos. Le han pasado mis radiografías y me ha asegurado que puede hacer que vuelva a tocar. Me voy a los Ángeles.

No sabía que contestar. Simplemente no podía ser verdad.

-¿Cu-Cuánto tiempo?.

-Un año, año y pico, puede que dos... no lo sé.

Mi mirada se perdió en el suelo. Había una fila de hormigas trasportando comida al rededor de un chicle.

-¿Y el grupo?.

-Se vienen. He hablado con Tina y vamos a trabajar desde las oficinas de los Ángeles. Si hay posibilidad de que me recupere todos quieren apoyarme.

Afirmaba con la cabeza, ya sabía la respuesta a mi siguiente pregunta, pero cuando la formulase iba a hacerse real. Y te juro que no estaba preparada para eso.

-¿Y nosotras?.

Shage casi no podía hablar. Estaba tan mal como yo. O al menos lo parecía.

-No creo que podamos aguantar tanto tiempo separadas. No creo que sea justo para ninguna.

-Sin embargo que te vayas eso es super justo.- Ahí me salió la rabia. Hablaba de justicia cuando se había pasado semanas sin hablarme, y ahora viene a decir que se acabó. Que va a desaparecer de mi vida y que no puedo hacer nada.

-Lo siento.-Agachaba la cabeza y sus manos le temblaban.

No podía aguantar más la conversación. Me levante de las escaleras y sequé una de las lágrimas que empezaban a brotarme.

-¿Cuándo te vas?

-Mañana.

Genial, mañana.


-¿Y me lo dices hoy?. ¿Has pensado en mí en algún momento?

-Lo supe ayer por la noche...-Ella se levantó también para ponerse a mi altura.- No he dejado de pensar en ti. Eres la única razón por la que me quedaría... Pero tengo que irme. Tienes que entenderlo.

-¡Claro que lo entiendo!- Rompí a llorar, no podía aguantar más mis lágrimas.-Dios, te vas a ir. Y no hay nada que pueda hacer para convencerte porque te tienes que ir. Y voy a dejar de verte, ya no podré abrazarte, ni ver series estúpidas contigo, ni cualquier tontería que hagamos juntas. Simplemente te vas.

Me abrazó con fuerza

-Lo siento, no puedo decirte otra cosa. Tienes derecho a enfadarte, a gritarme y a odiarme si te apetece. Pero no he podido hacer las cosas mejor , en este momento no puedo hacerlo mejor . Si me quedo esto no va a terminar bien. Y te quiero demasiado para que eso pase -No separó un instante para darme el beso más intenso y triste que he recibido en mi vida- Siempre voy a quererte

Se apartó de mi y comenzó a correr mientras se secaba las lágrimas.

Yo simplemente me desplomé en las escaleras viendo como se alejaba.


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