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Háblame de eso por MissCooper

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Notas del capitulo:

Aquí el siguiente capítulo.  Muchas gracias por los comentarios ^^ me encanta leerlos!!! 

Espero que os guste!!

  Capítulo 9



 



-¿Volviste a saber de ella?-Pude ver como Maggie estaba apenada por el final de la historia.

-No. Bueno, lo que sabe todo el mundo. Evidentemente Shage se recuperó y ahora está por ahí triunfando con el resto del grupo. Yo sin embargo, me quedé en esa escalera.

-¿No intentó contactar contigo o tu con ella en estos dos años?

Niego con la cabeza

-Yo lo intenté una vez... pero cambió de teléfono. Supongo que así sería más fácil. Si hubiese estado llamándola cada dos por tres ninguna lo habría superado. Al menos ella lo hizo.

-¿Y cómo te sientes al respecto?

-¿Al respecto de qué exactamente? ¿Cómo me siento por que se fuera?. ¿Cómo me siento por que se olvidase de mí?

-A todo.

Tomo aire un segundo y medito antes de realizar una respuesta.

-Ahora mismo no lo sé. He estado mucho tiempo deprimida. Me he sentido muy mal pensado en que clase de persona soy o era para que se olvidasen de mí de aquella manera. ¡Quiero decir!, si quieres a una persona no la eliminas de un plumazo. ¡Cambió de teléfono!.-No me había dado cuentas hasta ahora de lo enfadada que estaba con ella.

Me muerdo el labio inferior e intento reposar mi rabia.

-No es justo. Me merecía al menos alguna llamada. Entendía que se fuera para recuperarse. Entendía que la distancia no funciona... Pero podía haberme llamado para ver como estaba.
¿Sabe que he comprado todas las revistas donde salía?. Así me enteré que se recuperó. Por una jodida revista.

Maggie cerró la libreta y la apoyó en la mesa.

-¿Y no crees que es hora de pasar página?. No es saludable que te estanques en un momento de tu vida. Es hora de levantarte de aquella escalera.

Medité las palabras de Maggie, siempre muy sabias. Debía olvidarme de todo eso, han pasado dos años sin llamadas, correos, ni mensajes. Ni un simple ¿qué tal estas?. ¿Y todavía esperaba que volviese?.

-¿Va a ayudarme?

-Ese es mi trabajo.


-Pues dígame. ¿Qué tengo que hacer?

-Primero deshacerte de todos los lazos sentimentales que te recuerden a ella. Objetos, revistas, mensajes, cartas, fotos... La verdad es que lo que hizo Shage con el teléfono era la manera más efectiva de cortar lo vuestro. Si no tienes recordatorios acabas por olvidarlo.

-Genial. Entonces tendré que dejar la tele, la radio y Youtube. O internet entero.

-¿Tan conocidos son?- ¿Está de broma?

-¿De verdad no ha oído hablar de Black box?- No puedo creerme que lo diga en serio, hay que vivir en una comuna Amish para no saber de su existencia.

-Bueno no tengo tele ni escucho la radio. En mi familia somos más de leer y música clásica y jazz. La verdad es que no estoy muy puesta en las nuevas tendencias.

-Pues debería escucharles...Son muy buenos.- Paro un segundo para preguntar otra cosa que me rondaba la cabeza -En una sesión, me dijiste que se veía que iba a terminar mal. O algo parecido. ¿Por qué?.

-Bueno, en ese momento había otros datos conflictivos, como la presencia de Sophie. Pero parece ser que ese no fue el problema.

Jill, he tratado a muchos músicos a lo largo de mi carrera, muchos de ellos con personalidades muy dispares pero todos con algo en común. Una pasión y amor pleno a lo que hacen, a la música. Cuando alguien tiene algo que le llena tan profundamente, no hay más en su vida. Nada puede competir contra eso.

-Entonces, eligió el amor de su vida solo que no somos ni Sophie ni yo. Si no su guitarra.- Tiene sentido.

-¿Cómo va la fotografía?

-Bien. Me he centrado básicamente en eso. Voy a clase, estudio. Hago los trabajos y me vuelvo a casa. Esa ha sido mi rutina. A veces algo algún trabajo, como sesiones o bodas para ganar algo de dinero.

-No me refiero academicamente. Sino de forma altruista. ¿Has hecho fotografía solo por pasión?.

-No he estado demasiado inspirada...- Que horror, es cierto... He dejado hasta lo que más me gusta.

-Pues después de tirar todo lo que te recuerde a Shage, lo siguiente que vas a hacer son fotos Y quiero que me las traigas. Estoy desando ver tu trabajo.

La sonrisa de Maggie es como la de una madre, dulce y alentadora.

-Vale- No puedo evitar sonreír- Lo prometo.

La sesión ha terminado y me toca abandonar la sala. Me despido de Maggie y repaso rápidamente todos los consejos que me ha dado. Repaso todo lo que hemos hablado y todo lo que tengo que hacer.

Cuando salgo de mi estado de reflexión veo a Lissa en la recepción de la consulta.

-Ey. -Saludo apoyándome en el mostrador.

-Hola,¿Qué tal la sesión?

-Pues me alegra anunciar que estoy un poco menos loca.

Lissa se ríe y termina de teclear unas cosas en el ordenador.

-No creo que estés loca.

-¿En que te basas para hacer esas declaraciones?

-Pues, en que estoy estudiando psicología y que te vistes coherentemente. Los locos llevan calcetines desemparejados.


-Nada que objetar.

Las dos reímos y nos quedamos mirando.

Mientras la miro no puedo de dejar de pensar en la sonrisa tan bonita que tiene...quizás debería invitarla a salir. Sería un gran paso para mí.

-Oye... a lo mejor no te apetece. Pero, ¿te gustaría quedar algún día y hacer algo?. Como comer pizza, jugar al billar o mirar como lleva la gente los calcetines

Lissa parece sorprendida. Me da algo de miedo su respuesta.

-Claro. Aun que mejor lo de los calcetines lo dejamos como algo nuestro. Todavía no he patentado esa teoría.

-¡Genial! ¿El sábado?

-El sábado.

-¡Bien! Te llamo para concretar, ¿vale?

-Nos vemos el sábado.

Salgo de la consulta feliz, o eso creo hace mucho que no tengo esta sensación.

Voy a casa tarareando y dando saltitos. Cuando mi madre me ve entrar no se cree que sea yo.

-¿Jill?

-¿Si, mamá?

-Qué contenta estás. ¿Ha pasado algo?

-Nada importante. - Voy a la cocina y cojo una manzana del bol de fruta.- He tenido un buen día.- Le pego un mordisco mientras subo las escaleras para llegar a mi dormitorio.


Estaba muy contenta, pero no me dura mucho esas cosas.

Dejo la manzana encima del escritorio para empezar con la primera de las tareas que me habían sido encomendadas.


Enciendo el portátil y me siento con él encima de la cama. Se exactamente que busco, pero no puedo borrarlo todo de un plumazo.


Abro las carpetas con fotos mías y de Shage. Fotos de aquella fiesta de Halloween, de paseos en el parque, de la cabaña. Fotos de nosotras comiendo, riendo, besándonos... Se me pone un nudo en la garganta y cierro el portátil.

Tengo que tumbarme y respirar lento. Es demasiado duro. Puede que para Shage todo halla sido mucho más fácil. Pero a mi me cuesta deshacerme de ella.

Respiro profundamente y vuelvo a abrir el ordenador. Esta vez sin mirar , sin pensar. Agarro el ratón y elimino las carpetas. El error ha sido ver las fotos.

Me levanto de la cama agitando los brazos al ritmo de una respiración acelerada. Ha sido difícil, tremendamente difícil.

Lo siguiente que hago es abrir el cajón de mi escritorio. Miro las cosas que hay: más fotos, tickets, entradas de cine, de teatro, de conciertos...

Agarro la papelera y echo todo dentro. Sin compasión, sin mirar.

Acompaño a esos objetos con todas las revistas y subo más bolsas de basura para poder tirarlo todo.
Lo último que me quedan son los cds que me regaló Shage... y el disco que me compré cuando lo sacaron.

Esta vez me lo pienso más, no puedo tirar esto... Lo guardo en mi bolso y bajo las bolsas de basura para ponerlas con el resto.

Si Maggie tiene razón, esto me ayudará a librarme del peso que me lleva agarrando todo este tiempo. Podré seguir con mi vida sin ataduras del pasado. Pero...

Ojalá fuera tan fácil tirar mis recuerdos.


Bajo a cenar con el resto de mi familia. Mi padre nos cuenta que tal le ha ido el día y mi madre hace alguna observación sobre la vecina y el nuevo corte de pelo que ha decidido llevar.

Termino mi comida y ayudo a recoger la mesa.

Me lavo los dientes y vuelvo a mi dormitorio, más vacío que nunca.

Agarro mi teléfono y busco el nombre de Shage en mi agenda de contactos.

Hoy es el último día que voy a preocuparme por ella, el último que voy a esperar a que me llame, el último que voy a soñar con que vuelve, con que se arrepiente, con que me echa de menos.

Ha pasado mucho tiempo y no tengo escusas para seguir aferrándome a cosas que no existen. Es hora de dejar de cazar fantasmas.

Pulsos las teclas y elimino el teléfono de Shage. Apago el móvil y me meto en la cama.

Hoy es el último día que me haces esto.



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