PARTE 1.
El único contacto que habían tenido durante semana y media habían sido los simples mensajes de trabajo que Mello enviaba comentando la situación a Near y este respondía con monosílabos u horas concretas.
Pero esa madrugada, sobre las 5:30, el teléfono de N sonó y, rompiendo el silencio de la noche, parecía que nada hubiese sonado nunca tanto. La gran torre de fichas cayó por toda la moqueta.
-¿Sí?
-Perdona que te despierte a estas horas, Nate, verás...
-No estaba durmiendo. Estaba jugando, ¿Qué ocurre?- Al otro lado del teléfono, el rubio no pudo evitar una mueca de confusión.
-Eh... Han confirmado que Yagami Light es Kira.
-Mis deducciones no son incorrectas.
-Pasaré a buscarte en media hora. Estate preparado en la puerta: hay mucho que organizar. *CLICK.* Fin de la llamada.
Near se dio una rápida ducha y, al salir, volvió a ponerse su pijama blanco. Esquivó las fichas hasta su escritorio, de donde cogió una gruesa carpeta con la pegatina "Caso Kira".
Cuando Nate salía por la puerta, llegaba el rujido de la moto.
La melena rubia se asentaba al dejar de sonar el motor. Near recordó, mientras observaba el rostro de ese chico, todo lo que le había hecho sentir. "Mihael..."
Después, desvió la mirada y advirtió:
- Deberías llevar un casco...
-Son incómodos. Sube. ¿Qué es eso?
-Los documentos de mi investigación.- Y cuando se hubo sentado tras Mello, este arrancó. Empezaba a amanecer.
-Deberías sujetarte.-
Tímidamente, Near rodeó la espalda del rubio y pegó su cuerpo.
Mello sintió un escalofrío y algo de calor en las mejillas. Dejó escapar un suspiro.
Nate no sabía a dónde se dirigían, pero no preguntó.
45 minutos después, aparcaban frente a un garaje desconocido.
-Ya hemos llegado. Se ha alquilado expresamente para organizar la detención de Yagami. Vendrán mañana a primera hora. Tenemos 24 horas para pensar un plan. Mañana lo explicaremos a los agentes y se intentará llevar a cabo antes de que termine esta semana.- Pulsó un botón y la puerta del garaje subió. Llevó la moto hasta una esquina de la estancia.
Near entró lentamente.
Mello pulsó de nuevo el botón y la puerta se cerró.
Al sentir que estaban de nuevo solos, en un sitio cerrado, comenzaron a evitar el contacto visual directo.
Se sentaron alrededor de una mesa, en la que había diferentes impresos sobre el caso. Near incorporó su carpeta.
Mello estaba muy rígido, teniendo cuidado con cada uno de sus actos, y Near, aunque mostraba su actitud habitual, estaba entre el deseo y el miedo de rozar por error la mano del rubio.
Mello leía hoja a hoja los datos importantes y los descubrimientos desde el inicio del caso. Nate los sabía de sobra, y no prestaba mucha atención. Intentaba averiguar por qué el estar con Mello le hacía apretar los muslos. O por qué, en numerosas ocasiones, no había podido apartar la mirada de esos ojos azules. Por qué tenía que jugar de esa forma con él el Maldito Mihael.
Entre lecturas, Mello miraba de reojo al albino, y cada vez que lo hacía, su respiración se aceleraba.
-Y eso es todo. Vamos a echarle un vistazo a tus últimas aportaciones, ¿de acuerdo?- Al abrir la carpeta de Near comprobó que más de la mitad de la documentación eran aportes nuevos. -N, ¿qué es todo esto? Hay muchísimos papeles.
-Eh.. oh, sí, bueno...- Atendía de nuevo.- Yo... hice un plan. No dudaba en que Yagami fuera Kira.- Se retorció el cabello, y se atrevió a mirar directamente esos ojos azules.
Con ese gesto, Mello se quedó sin aliento, sumando la sorpresa de que Near ya tuviese una idea para atrapar a Light.
-Bu...bueno, está bien. Entonces, comienza por contármelo.- Near alargó el brazo hasta coger sus documentos, se acomodó, y comenzó a leer.
La explicación completa duró más de una hora, en la cual intercambiaron varias frases, absortos en el plan. Al finalizar, se había hecho mediodía.
No tenían nada más que hacer, y estuvieron unos cuantos minutos callados, sin ni siquiera moverse. Solo se oía un tic tac de fondo.
Al estar tan parados, comenzaron a sentir un poco de frío.
Near rompió el silencio:
-Podríamos... salir un rato. Comer en algún lado.
-Han dado órdenes estrictas de no salir hasta que ellos lleguen. Lo siento.- Sonaba desesperado.
-Oh.- Y mientras decía esto, estiraba mucho su camisa procurando taparse más, pero solo conseguía que su cuerpo se marcara a través de ella. Al mirarle Mello, pudo notar a la perfección la figura de sus pezones, intensificada por el frío. Casi se atraganta. Se levanta de un salto y se aleja rápidamente.
-¿Quieres café?- La voz le salía con dificultad.
-Por favor.
Mello llevó dos tazas a la mesa, estirándose antinaturalmente para acercarse lo menos posible a Near.
A mitad del café, Near se derramó unas gotas, que crearon un camino desde sus labios hasta la apertura de su camisa.
-¡JODER, NATE!- Se apartó bruscamente y se fue hasta el fondo de la habitación gruñendo.
Near observaba con la cabeza torcida cómo el rubio resoplaba, se apretaba la cabeza y, de vez en cuando, golpeaba la pared.
-MIERDA, COÑO.- Y bajaba algo la voz: -Se tenía que tirar el puto café... Jodido patoso el blanquito...
Cuando tuvo el valor de mirar a Near de nuevo, se dejó caer deslizando la espalda por la pared y se llevó una mano a la frente. Suspiró e intentó hablar delicadamente, aunque lo hizo demasiado pausado:
-Nate... por favor... límpiate... las manchas.
-Oh, disculpa.- Se desabrochó un botón para poder hacerlo más fácilmente, al oír que Mello maldecía al hacer eso, lo comprendió. Ocultó una malévola sonrisa girando el rostro, y comenzó con el teatro.
Mordiéndose el labio, se desabrochó varios botones más, a punto de que la camisa dejase ver un pezón. Utilizando su saliva, mojó su dedo y lo pasó por su cuello a modo de esponja.
-Mihael... ¿podrías ayudarme?- Mello lo miraba atónito, furioso, tensando todos los musculos del cuerpo, y haciéndose daño de apretar tanto los dientes.
-...N-No...- No podía soportar más ver a Nate, así que apoyó la cabeza en sus rodillas y miró hacia abajo. Se topó con su abultada entrepierna, retenida por sus ajustados pantalones negros. "JODEEER..."
Near se sorprendió por la fuerza de voluntad del rubio, y también se molestó, así que jugó al límite.
Aprovechando el recorrido que su dedo hacía para limpiar el café, se desvío un poco hacia uno de sus pezones. El primer contacto le causó un suspiro y una mordedura del labio inferior. El ligero sonido hizo que Mello pusiese de nuevo los ojos en esa escena. Al notarlo, Near se pellizcó, y no pudo evitar un gemido. Comenzó a mover inquieto sus piernas, como tratando de ocultar o impedir una erección.
El rubio tenía la respiración entrecortada, y el pulso acelerado. El pequeño siguió con su juego individual, perdiendo el control poco a poco, dejando caer alguna gota de saliva.
-Ah...aaah!...mmm...- Near se retorcía sobre la silla.
Mello no aguantaba más. Se levantó con decisión, agarró al albino y lo lanzó al sofá.
-JODER, NATE, VALE YA. TU TE LO HAS BUSCADO.
Near estaba atónito, tumbado observando cómo la figura delgada y musculosa tenía cada vez más piel al descubierto.
PARTE 2. (Por completar)