La luz se colaba por las cortinas de aquella habitación, los rayos iluminaban la cama al igual que a su ocupante quien se removió inquieto.
Mmh…-se quejo el pelinegro colocando su antebrazo para cubrir su rostro.
Veo que ya despertaste –comento Claude, entrando a la habitación sonriendo.
Sebastian se levanto de golpe recordando la noche anterior, trato de levantarse sin embargo sintió un dolor muy pronunciado en sus caderas, prueba de los recuerdos tenidos.
No deberías moverte tanto, no fui tan dulce anoche-dijo sensualmente el demonio de los Trancy, guiñándole un ojo a su amante quien se sonrojo completamente; Claude se acerco a él y acaricio su mejilla- te vez tan adorable.
Se acerco mas para besarlo sin embargo este lo empujo.
Lo que sea que pasara anoche fue un error….un gran error debido a…. a…. a algo-dijo rápidamente Sebastian antes de salir corriendo medio vestido.
Claude suspiro con cansancio.
Ahí vamos de nuevo-comento a la nada y salió de la habitación.
El día transcurrió normal, Sebastian evitada a Claude a toda costa y este ya estaba cansado, harto, cada vez lo seguía más lento, cada vez perdía más sus pasos. Ciel siempre estaba quitándose a Alois de enzima.
Alguien toco a la puerta y Claude fue a ver quién era.
Ya es muy tarde, sea quien sea debe de tener algo importante-pensaba Alois siguiendo a su mayordomo hacia la puerta, al igual que Ciel y Sebastian.
Al abrirla los demonios se quedaron de piedra.
¡Claude!-grito una mujer de cabello largo blanco-azulado, vestida de una manera muy provocativa, lanzándose a abrazar al demonio-araña, haciendo enojar a otro cierto demonio amante de gatos.
Hanna, ¿Qué haces aquí?- respondió fríamente Claude quien no se movió ni un pelo al ser abrazado.
¡Hey! Suéltalo, él es mío-grito Alois jalando a Claude y apartándolo de la chica en, esta ocasión, poniendo celosos a demonio y amo, quienes ya imaginaban como podían morir la mujer y el mayordomo de los Trancy.
Sebastian tenía claro con que tortura comenzaría a atacar a Hanna mientras que Ciel tenía en mente el quemar vivo al demonio al cual Alois defendía tanto.
¡¿Cómo te atreves a hablarme así!? ¡Mocoso!-grito Hanna colocando sus ojos de color escarlata y acercándose a golpear a Alois.
Tócalo y te mueres…Hanna, sabes muy bien que no me gusta que otros se atrevan a meterse con mis almas-menciono Claude fríamente, Hanna retrocedió lentamente, temiendo por su vida- bien, ahora responde ¿qué haces aquí?
Solo venía a verte y…a pedirte que volvamos, mi vida no es la misma sin ti-respondió con los ojos llorosos, Sebastian respingo y esta le volteo a ver- ¡¿Qué diablos haces tú aquí?! –menciono con repulsión y enojo.
Él es invitado junto con su amo de esta mansión, y una grata presencia para mí…creo-a última palabra la menciono solo para sí usando un tono frío pero quebrado.
Entiendo….-susurro un poco desconcertada al igual que los demás- en ese caso ¿puedo quedarme un tiempo? Te seré de mucha ayuda y serviré a tu amo como si fuera el mío.
Claude miro a Alois y este asintió con una sonrisa aun dudando de ella
Acompáñame, te enseñare donde dormirás y que uniforme usaras- Hanna asintió y comenzó a caminar detrás de Claude.
Sebastian los siguió con la mirada, sus ojos detonaban ira pura y el color escarlata que brillaba en ellos lo demostraba.
2 horas después Sebastian se encontraba en el mismo pasillo de la otra noche, viendo por la ventana antes rota por el shinigami la cual ya no presentaba ni un solo rasguño.
¿Esperas a que el shinigami regrese? ¿O a que pase lo mismo de ayer y te haga mío?-susurro sensualmente Claude mientras lamía el lóbulo de la oreja de Sebastian, posando sus manos en la cintura de este atrayéndolo hacia su cuerpo; Sebastian no pudo evitar el gemido que escapo de sus labios, para deleite de su amante.
Y-ya te dije que lo de anoche fue un error debido al coraje y no volverá a pasar-dijo Sebastian alejándose de Claude y comenzando a caminar al lado contrario de donde este se encontraba. El demonio-araña no hizo nada y solo dejo que se alejara.
No voy a seguirte, Sebastian…te pedí perdón de mil maneras, te demostré mi amor de millones más…pero no me escuchas, no me ves, no me crees, huyes…y no pienso seguirte más, si tu decisión es alejarte de mí, si elegiste vivir sin mi…lo acepto… así mi negro y maldito corazón muera… ten entierro hoy en mi memoria para nunca más sacarte de ahí-susurro al aire frío de una noche sin estrellas antes de desaparecer en la obscuridad enterrando un amor eterno que, tal vez, nunca más iba a volver a florecer.