-Sebastián –susurre, este me miraba de la misma manera.
No había cambiado, su pelo igual que siempre, su bello rostro, sus ojos, hipnotizadores como siempre, sus labios, esos labios que me volvían loco y de los cuales era adicto, su cuerpo sensual como siempre aun trayendo un abrigo largo; todo él estaba igual, endemoniadamente igual. Un leve sonrojo se asomo en sus mejillas al notar mi escrutinio, sonreí, seguía igual de penoso, al menos conmigo.
¡Ciel! ¡Me alegra verte de nuevo!-el grito de Alois me hizo salir de mi trance y recobrar mi postura, gire a verle, no me extraño la situación: un conde morado a falta de aire y él tranquilo mientras apretaba más y más, suspire.
Su alteza, compórtese-dije jalándolo un poco para que se calmara- lo va a ahogar.
Ash, ¡Claude! Eres un aguafiestas-dijo haciendo un puchero, y cruzándose de brazos, suspire de nuevo; una leve risita entro a mis oídos llenándolos de vida, su risa, su hermosa risa.
Gire a verle, estaba sonrojado y apenado, el conde le veía sorprendido al igual que Alois.
Lo lamento-dijo y recupero ese semblante frio tan característico de él.
No hay problema-contesto Alois soltándose de mi agarre y corrió colgándose de Sebastián, mi enojo salió a flote, ¡¿cómo se atrevía a tocar lo que era MÍO?!- por lo menos tú si te ríes-siguió lamiendo el lóbulo de su oreja, mi ira fue creciendo y logre notar un aura igual que la mía, no tan fuerte pero con el mismo sentimiento, mire a la persona que la producía y me encontré con un Ciel de seño fruncido y ojos resplandecientes de ira. Me acerque a ambos y jale a Alois del cuello del traje.
Es suficiente, amo-dije tenso y este lo noto.
Claude, ¿te sientes bien?-dijo mirándome atento, le mire con frialdad.
Si, ahora, ¿piensa dejar a sus invitados afuera toda la noche?-dije normal, Alois no dejo de mirarme extrañado y después miro a Sebastián, sonrió.
Así que si tienes corazón-dijo alegre, rodee los ojos y escuche un sonido de enojo por parte de Sebastián, solo audible para mí.
Él miraba a Alois con enojo, sonreí al verlo, y mi corazón se lleno de una pequeña porción de esperanza, pensando que él tal vez aun me amaba como yo a él, pero descarte la idea al instante, no podría amarme después de lo que hice, así le demostrara que todo fue un malentendido no me aceptaría de vuelta. Pero…
Al fin y al cabo ¿qué me importa si no me acepta ahora? Tengo un mes entero para volverlo a enamorar.
Sonreí maquiavélicamente y entre aun sosteniendo a Alois.
-prepárate Sebastián-
Pov. Sebastián.
Miraba a ese tal “Alois” de manera acecina, ¿¡cómo se atrevía a decir eso de Claude!?
“maldito mocoso”-pensé y mire a Claude quien me miraba sonriendo, pero no normal, ¡esa sonrisa! Esa maldita sonrisa que usa cuando algo le cruza por la cabeza. Mis sospechas fueron confirmadas al escuchar sus últimas palabras antes de entrar “prepárate Sebastián” ¿qué quería decir con eso? ¿Qué haría? Y más importante ¿Por qué a mí?
Suspire y entre detrás de mi amo quien me veía aun con sorpresa, volví a suspirar y él me vio aun mas atentamente.
Iré ha hablar con Alois, tu ve e inspecciona todo-susurro mi bocchan.
Yes my lord-dije un poco distante, me miro aun mas sorprendido y subió siguiendo al tal Alois- esto será difícil- susurre.
Ni te imaginas cuanto-susurro Claude en mi oído de manera sensual, lo cual me hiso estremecer y soltar un gemido cuando mordió el lóbulo de mi oreja derecha-hace tiempo que no te escuchaba gemir, Sebastián – su voz era lasciva, sus manos comenzaban a acariciar mi abdomen, bajando poco a poco hasta llegar a mi entrepierna, comenzó a acariciar a través de la tela. Mis gemidos eran más audibles y espasmos de placer me recorrían completo, comenzó a morder mi cuello, hice a un lado mi cabeza para que tuviera más acceso a él. Logro meter una de sus manos en mi pantalón y ropa interior haciendo el masaje más fuerte y satisfactorio; coloque las manos en la pared, no sé como termine frente a esta, buscando un apoyo. Después de un rato más me corrí manchando su mano, la cual este lamio. Me giro bruscamente y me alzo quitando completamente mis pantalones junto con la ropa interior; bajo su cremallera y sin preparación me penetro de una sola estocada haciéndome gemir de dolor y a la vez de placer, era masoquista, lo sabía; comenzó con las estocadas gimiendo roncamente en mi oído y mordiendo mi cuello de vez en vez dejando marcas que sabía tendría que ocultar. Mis caderas subían y bajaban tratando de hacer más profundas y rápidas las estocadas, perdiéndome en el placer que él me daba.
Me corrí por segunda vez, manchándonos, y él se corrió dentro. Nuestras respiraciones eran agitadas, salió con cuidado y se recargo en mí mientras lograba calmarse. Al igual que yo.
Te extrañaba-susurro en mi oído, sentí un escalofrió ante sus palabras y mi conciencia despertó. Lo empuje y comencé a arreglarme. Cuando acabe me di vuelta y antes de salir susurre:
Esto solo fue un error, comprende…-sin embargo no pude acabar de hablar pues sus labios habían apresado los míos en un beso demandante que no pude rechazar.
Entonces, seguiré haciendo lo mismo hasta que no sea un “error” –dijo con el mismo tono sensual característico en el, separándose y desapareciendo en segundos.
Como si fuera a caer tan fácil-susurre a la nada y salí de la mansión para inspeccionar por fuera.