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The one that I want por ArisuAkagi

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Slam Dunk le pertenece a Takehiko Inoue. No sé a quién pertenece el musical "Grease" pero seguro que a mí no.

The one that I want


por Arisu


 


 


 


Banda Sonora: "Hopelessly Devoted To You" - Grease, the movie - Olivia Newton John.


 


 


 


2


 


 


 


 


 


 


 


 


Koshino miraba la puerta cerrada del salón de actos de sus escuela con el ceño fruncido. Dos semanas después del comienzo de los ensayos, el director ordenó que se llevarían a cabo a puertas cerradas, no sólo por las constantes interrupciones de las enardecidas fans del yaoi sino también para alejar a novios celosos, es decir a Hanamichi Sakuragi.


 


Al principio Hanamichi estaba encantado de ver a su zorrito cantando pero Koshino quería tenerlo como aliado en su cruzada "Separemos a Rukawa de MI AKIRA ". Con esa intención le llenó la cabeza a Sakuragi, algo muy fácil de hacer, sin embargo las consecuencias fueron desastrosas. Si en el escenario se representaba Grease, fuera de él Hanamichi Sakuragi era Otelo y esa sí que no era un musical.  Mientras cantaban junto al piano,  todo estuvo tranquilo pero cuando comenzaron a ensayar el baile y Sakuragi vio las manos de Sendou a menos de dos metros de distancia de Rukawa  fue necesaria la ayuda de todo el equipo de basketball para evitar que matara al protagonista de la obra. Conclusión: nadie ajeno a la obra podía presenciar los ensayos, de paso se libraban de todas las fanáticas de la escuela que no querían perderse ni un minuto del yaoi dentro y fuera del escenario.


 


Koshino siguió suspirando frente a la puerta del salón. Se podía escuchar la voz de Rukawa cantando "Hopelessly Devoted to you".  ¡Maldita sea, qué bien  canta! Y seguramente lo hacía con sus lindos ojos azulados batiendo sus largas y espesas pestañas en dirección a Akira. ¡Ah, cómo le gustaría estrangular al odioso de Rukawa!


 


Por supuesto que no perdía las esperanzas de lograr un puesto en la obra, de haber sabido todo esto se habría anotado en el club de teatro, pero ahora no era tiempo de lamentaciones. Koshino siguió esperando en la puerta a que su plan diera resultado.


 


Fue una obra de ingeniería social, si daba resultado publicaría en internet la fórmula, aunque cualquiera con un poco de cerebro y un mínimo de conocimiento del sexo femenino  podría descubrirlo facilmente.


 


Antes del comienzo del ensayo, Koshino habló con el pequeño grupo de chicas que trabajaba en la obra, todas del club de drama y con las que hizo un pequeño trato: él cambiaba de lugar con alguna de ellas y a cambio les entregaba fotos yaoi de los equipos de basketball de Kanagawa. Koshino tenía muchas, no en vano había pasado varios campamentos de basketball con todas las parejas gay del distrito.


 


Las chicas lo miraron con los ojos desorbitados y un hilo de baba asomando por sus labios mientras nombraba a las parejas: Mitsui y Kogure, Kiyota y Jin, Fujima y Hanagata.


 


Por supuesto todas querían las fotos, entonces decidieron que harían un sorteo y después del ensayo, la ganadora hablaría con el director para decirle que dejaba la obra y que tenía al reemplazante ideal para su puesto. Ya se veía en la consola de sonido, deformando la voz del idiota del Super Rookie, ¡ja! o cegándolo con el reflector a ver si caía del escenario y se rompía el cuello o una pierna, cualquier miembro era aceptable.


 


Sin embargo, tres horas después, la puerta continuaba cerrada y Koshino estaba desesperado por entrar para alejar a SU AKIRA del idiota de Rukawa, maldita la hora que ése se metió en sus vidas, ojalá y lo atropellaran a la vuelta de la escuela.


 


Estaba maquinando la forma de empujar  a Rukawa  frente a un camión mientras conducía su bicicleta, cuando la ganadora salió por la puerta del salón. Oh, mierd... ella no...


 


—¡Yo gané, Koshino-san!—dijo la chica con una amplia sonrisa.—¡Mañana empiezas en la obra! ¿Cuándo me entregas las fotos?


 


 


 


Al día siguiente, Koshino entró con cara de pocos amigos al ensayo. ¡Dios, qué humillación! La ganadora del sorteo le dijo que debía llevar una muestra de su trabajo para que el equipo al que estaba asignado lo evaluara antes de aceptarlo.


 


¿Qué carajo hacía el elenco entero de la obra mirando su trabajo? Hace unos minutos todos estaban ocupados pero  ahora estaban a su alrededor. Los muchachos se reían a carcajadas, las chicas hacían lo mismo aunque tenían la delicadeza de taparse la boca con la mano. Y por supuesto, cómo no iba a estar Rukawa, en primera fila, presenciando el ocaso de su reputación en la preparatoria Ryounan.


 


—No lo hace mal—dijo con su voz monótona e insulsa.


 


—¡Nunca me dijiste que sabías hacer eso Hiro-kun!—agregó Akira, cómodamente instalado en el hombro de Rukawa.


 


Koshino los miró con cara de odio pero no dijo nada. Quería el puesto, para encontrar al kitsune apestoso en algún rincón oscuro y molerlo a golpes, a ver si podía alejarlo de Akira-chan de una vez y para siempre. La recompensa era grande así que valía la pena arriesgar su fama de hombre recio para tener el amor de Akira y de paso, darse el gusto de reventarle la linda carita a Rukawa.


 


Era difícil contenerse, pero contó hasta cinco millones y cuando terminó, el equipo al que pretendía entrar había llegado a una decisión. Todos callaron para escuchar el veredicto.


 


—¡Bienvenido al equipo de costureras, Koshino-senpai!


 


En medio de las carcajadas de la mayoría de sus compañeros, menos el dulce de Akira y el antipático de Rukawa, Koshino guardó su muestra: un precioso vestido de muñeca que le enseñó a hacer su mamá. Lo más dignamente que pudo fue a ocupar su puesto detrás de la máquina de coser. Dignamente, sí, claro, cómo no...


 


 


 


 


 


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