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Casualidad por Carito_d

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Notas del capitulo:

Holi :3 segunda parte y finalisima del twoshot, espero que les guste esta vez y no nos odien u.u

-          ¿Tengo a alguien?

 

Su tía suelta un bufido y le mira con odio, dándole la respuesta sin necesitar palabras. Mucho menos cuando Taemin sonríe y camina rápido hacia la habitación, casi corriendo, abriendo la puerta de golpe y encontrándose con lo que le quitaba el aliento hace ya bastantes días.

 

Minho le miraba sentado desde el borde de la cama, sonriéndole apenas le vio entrar. Y no es necesario ni un hola para que Taemin se le lance encima, acostándolo de un solo empujón y besándolo desesperado.

 

Desde la primera vez que lo hicieron, Minho no dejó de ir. Y no es que Taemin se lo hubiese pedido –aunque nunca pensó en oponerse-, pero ya era inevitable y horrible si no se veían un día.

 

El cabello del castaño le hace cosquillas en la cara a Minho, dejándolo soltar una risa algo juguetona. Taemin lo mira desde encima de él, acorralándolo y dándose cuenta cuánto lo necesitaba en su vida.

 

Llevaban más de un mes viviendo esa situación, y cada vez se volvía mejor.

 

-          ¿Por qué no viniste ayer?

 

Minho le da un corto beso en los labios, mientras el otro seguía con el ceño fruncido por la pregunta que le hacía.

 

-          Porque el dinero se acaba y me cobran lo mismo que a todos.

-          Te extrañé.

 

El alto le acaricia por debajo de la polera, sintiendo como la piel de Taemin reaccionaba con su contacto.

 

-          Yo también, bonito.

 

Se besan despacio y con el tiempo suficiente para quitarse la ropa como si se tratara de algo normal y no de algo por lo que Minho estaba pagando. Con el resto solo tenía sexo, con Minho era algo más.

 

Algo así como hacer el amor de verdad.

 

Él lo trataba con cuidado. Lo quería. Le importaba si estaba cómodo o si le estaba haciendo daño.

 

Minho le enseñaba como era querer a alguien y él ya se estaba sintiendo el mejor aprendiz.

 

Se besan, enredándose con las sábanas y sonriendo cuando eran torpes.

 

Taemin no se sentía un experto cuando estaba con Minho. Solo era él. Taemin a secas que no sabía como querer y que había trabajado desde los quince en esto porque no sabía de qué otra forma podía sobrevivir.

 

Nadie sabía nada de su vida. Nadie le preguntaba si estaba en el colegio o si iba a la universidad. Ni siquiera si tenía padres.

 

-          ¿Cuándo podrás salir conmigo?

 

Taemin se acuesta sobre él, luego de compartir un largo rato de gemidos y embestidas que le hacían ir al cielo. Tiene la respiración algo agitada, pero no le importa.

 

-          Pronto- le susurra, besándole el cuello-. ¿Vendrás mañana?

-          No estoy seguro.

-          ¿Por qué? Te quiero ver mañana.

-          No tengo más dinero, lo siento.

 

Se acurruca más sobre su cuerpo desnudo, buscando el calor de sus brazos que no se demoraron en rodearlo. Siente como Minho suelta un suspiro, mientras le acariciaba el cabello con extremo cuidado.

 

Odiaba que su “relación” fuera así. Pero era eso o morirse hambre día tras día y no tener dónde vivir.

 

Siente unos golpecitos en la puerta y la mira sin querer moverse de ahí, pero Minho levanta su cuerpo, preguntándose también porqué golpeaban.

 

-          Ya voy- bufa Taemin, levantándose rendido y vistiéndose rápido para ir-. Tú espérame aquí. No te muevas.

-          Lo intentaré- sonríe-.

 

Pero cuando la puerta se cierra y empieza una acalorada, pero silenciosa discusión al otro lado de la habitación, Minho se sienta y pasa la camiseta por su cabeza, escuchando inevitablemente.

 

Parecía que Taemin discutía con su tía, no estaba seguro, pero era una mujer.

 

¿Pretendes toda la noche quedarte con él? ¿No vas a trabajar más si no se trata de él? tienes que ganarte el dinero Taemin, vivir aquí no es gratis.

 

Él paga.

 

Pero no por estar toda la noche contigo. Estamos perdiendo clientes.

 

Qué esperen.

 

Él se va a las seis de la mañana, ¿cuánto quieres que esperen?

 

Pero Taemin es rápido y entra de un solo golpe, viendo como Minho miraba hipnotizado la puerta, escuchando ya de forma demasiado obvia.

 

Le mira preocupado, casi con un puchero en los labios.

 

-          Es mejor que me vaya- susurra.

-          No- se acerca y se sienta a su lado, apoyando la cabeza en su hombro-. No quiero.

-          Pero tienes problemas.

-          Me da igual.

-          Intentaré volver mañana.

 

Se levanta desde la cama y termina de ponerse los pantalones ante un atento Taemin que no le quitaba la vista de encima. Le miraba con tristeza y eso a él lo desesperaba.

 

-          ¿Me lo prometes?

 

Minho se queda en cuclillas frente a él para quedar a su altura y enreda sus manos con las suyas, dándole calor.

 

-          No, pero haré lo imposible porque sea así.

-          Roba un banco.

-          Está bien.

 

Intenta sonreírle, pero el menor lucía demasiado cabizbajo para que fuera así. Solo le pasa los brazos por el cuello, sumiéndose en uno de esos tantos abrazos que le encantaban.

 

Y cuando se despega y lo besa, a Taemin le dan ganas de colgarse de él y irse de ese infierno en el que vivía y del que nunca se dio cuenta.

 

Minho le había enseñado un mundo mucho mejor, lamentablemente.

 

**

 

Taemin lo vio apenas salió al escenario. No le sonreía como siempre, pero le miraba con cierta distancia para pasar desapercibido. Lástima que para él no fue difícil llegar hasta su mesa y dedicarle el mismo baile de siempre, pero cada vez con más ganas que el día anterior.

 

Minho sonreía y mucho más cuando Taemin se subió a su mesa, bailándole cerca del rostro. Esa noche era la envidia de todos los viejos.

 

Al igual que la anterior y la anterior a esa.

 

Todos notaban que había preferencia con él, pero nadie se atrevía averiguar porqué tanta.

 

-          ¿Puedes salir?- le susurra cuando Taemin se hinca sobre su mesa, moviendo la pelvis cerca de su rostro, solo que Minho parecía imperturbable-. Quiero hablar contigo.

-          Lo intentaré.

 

Continúa bailando como si nada, pero inevitablemente desconcentrándose un poco porque el rostro de su “novio” no era el mismo de siempre. Parecía más serio, como si algo pasara.

 

Y más cuando lo ve levantarse y caminar hacia un pasillo, llevándose la atención de él y unos silbidos de molestia de un par de viejos que habían notado su desconcentración.

 

Le cuesta seguir moviéndose con soltura cuando ya no tenía ningún incentivo ahí cerca.

 

Minho empezó a significar mucho para él, no supo desde cuando.

 

-          ¿Dónde vas? Tienes clientes.

 

Su tía le ataja apenas lo ve moverse lejos del usual pasillo que lo llevaba donde los clientes. Taemin se ata el cabello, mientras la mira con odio.

 

Más del que sintió nunca.

 

-          Ya vengo. No me voy a escapar.

 

Le cuesta encontrar al alto. Lo busca entre un par de viejos que le silban mientras lo ven, sacando arcadas por su parte. Ahora todo le molestaba. Todo en lo que Minho no estuviera, le repugnaba.

 

Pero cuando lo ve de pie, escondido en un sillón, una sonrisa se apodera de su rostro, acelerando su velocidad y dando un saltito para llegar más rápido a él.

Minho le mira sonriendo y guardando rápido su celular para recibir ese agradable abrazo.

 

-          ¡Viniste!

-          Sí- se desenredan del abrazo y Taemin sostiene una mano de él, enredándola con la suya-. Pero no tengo más dinero, lo siento.

 

Le entristeció más de lo que pensó.

 

Inevitablemente su cara lo demuestra porque nota como el moreno se preocupa por él, acariciando su mejilla con cuidado.

 

-          Pero podemos ir a otro lado, ¿puedes? Te prometo que lo pasaremos bien- su entusiasmo a pesar de todo, le motiva-. Ando en el auto de mi amigo Jonghyun y…

-          Sabes que no puedo. Debo trabajar.

-          No, no digas nada- le acaricia de nuevo y sonríe sincero-. Estaré afuera, te esperaré quince minutos y si no puedes…  lo entenderé.

 

¿Cómo podía ser tan bueno?

 

Incluso le besa con cuidado antes de irse y dejándolo más hundido en la mierda de lo que era posible. Y todo fue peor cuando llegó arrastrando los pies a la habitación de siempre, viendo como un viejo de casi cien kilos le esperaba sentado en el mismo lugar que usaba Minho todos los días.

 

Solo que este no tenía su sonrisa y… no era Minho.

 

-          Al fin llegaste, putita.

 

El solo hecho de escucharlo le dio asco. Su estómago de revolvió, provocando un bufido inevitable en él.

 

-          No- ve como se le acerca y él se toma el suficiente valor de empujarlo-. Hoy no. Ni mañana, probablemente tampoco.

 

Toma una chaqueta desde una silla cercana y camina rápido por ese interminable pasillo que lo llevaba a pasar inevitablemente por frente su tía.

 

-          ¡Taemin!

 

La ignora y continúa caminando, a la vez que sus tacones comienzan a sonar rápido tras él. Empuja a un par de viejos que se le lanzan encima, mientras se dirige a la salida sin dudarlo ni un segundo.

 

Desde ahí ya podía ver a Minho esperándolo dentro de un auto.

 

-          ¿¡Dónde crees que vas!?

 

Y no sabe de donde saca la valentía suficiente para detenerse y hacerle frente como nunca había podido. La mira con la respiración entrecortada y furioso.

 

Furioso de que no pudiera estar con Minho en ese mismo instante por culpa de ella.

 

-          ¡A la mierda, ahí me voy!

 

Cuando Minho siente la puerta abrirse a su lado, le mira con miedo e impresionado por su respiración, cómo si estuviera escapando de algún lugar.

 

-          Vámonos antes de que me arrepienta.

 

Ni siquiera necesitó saber más para echar a andar rápido el auto. Ve por el retrovisor como una mujer los miraba desde lejos, sin poder creer lo que veía. Pero eso no era lo que le preocupaba, sino que como el castaño miraba casi de forma angustiada hacia fuera.

 

Como si hubiese hecho lo peor que pudo hacer en su vida.

 

-          ¿Pasó algo?- le acaricia la pierna, intentando tranquilizarlo.

-          No- une la mano con la de él e intenta sonreírle-. No me pasa nada.

-          ¿Estás seguro?

 

Se detienen en un semáforo y nota como los ojos de Minho parecen más grandes por la preocupación. Le hace suspirar y acercarse de golpe hasta rozar sus labios, besándolo despacio.

 

-          Más seguro que nunca- sonríe-. ¿Dónde vamos? Estoy ansioso.

 

Taemin nunca había tenido una cita en su vida. Nunca había salido de ese antro asqueroso ni tampoco tenía amigos. Por lo que cuando entraron al cine y Minho le compró un paquete enorme de palomitas, creyó que eso era el paraíso y que automáticamente se había convertido en el mejor día de su vida.

 

Y vieron una película de invasión de zombies que al final terminó causándoles gracia porque eran las únicas personas que habían en la sala.

 

 

-          ¿Estás seguro que no hay nadie?

 

Se baja del auto con temor, frente a una gran casa que parecía salida de película. Minho le sonríe y se acerca, tomándolo de la mano para arrastrarlo.

 

-          Da igual, dudo que mi mamá se enoje si te ve.

 

Pero cuando entran, todo cambió, Taemin sintió que nada podía hacerlo sentir más especial. Más único y querido. Incluso se siente sucio cuando entra a un lugar tan hogareño y familiar como ese. Hasta tenían un perro, lo que era su sueño desde hace muchos años.

 

Minho le da un vaso de jugo, abrazándose a él mientras veían televisión. Todo parecía tan perfecto, que de verdad no podía creer que en ese momento pudiera estar viviendo su propia vida, no una ajena.

 

-          ¿Qué pasa?- el alto le mira acostado encima de sus piernas, con el ceño fruncido-. ¿Cambio de canal?

-          ¿Minho?

-          ¿Mm?

-          ¿No te doy asco?- deja el vaso encima de la mesa, sin moverse demasiado-.

-          ¿De qué estás hablando?

-          No sé- se encoge de hombros, algo afligido-. Me acuesto con tantos hombres que hasta a mi me da vergüenza.

 

Ve como Minho se levanta rápido desde sus piernas, acariciándole la mejilla y sin dejar que una lágrima lograra escaparse por su mejilla.

 

-          No seas tontito, ¿quieres?

-          Estoy siendo realista.

-          Entonces deberías venir a vivirte conmigo y salir de esa mierda de una vez por todas.

 

Le parece absurdo e imposible. Una idea salida de un libro de hadas. Pero Minho parece serio, como si eso no se tratara de un juego.

 

-          ¿De qué estás hablando?

-          De que puedes venir a vivirte acá, mi mamá no tiene problema.

-          ¿¡Tú mamá sabe que andas con un puto!? Genial, Minho, genial.

 

Se levanta furioso desde el sillón, yéndose todo tipo de amor extremo que sentía por el chico. Piensa en las consecuencias que le traería haberse escapado y cómo mierda tendría que pagar por eso.

 

Las cosas ya no parecen tan bonitas y menos cuando Minho le ilusiona con cosas tan estúpidas como esas.

 

Y le hubiese gustado que las cosas comenzaran de la misma forma en la que habían comenzado, pero no fue así; Minho no quiso insistir y él no quiso seguir hablando, solo le pidió que lo llevara de vuelta y que se fuera.

 

Que lo dejara en ese lugar en el que había crecido y que su destino, se había encargado de no dejarlo ir.

 

**

 

Si hubiese tenido que contar las llamadas de Minho en su celular, hubiese sido imposible. Le llamó durante días y durante horas. Al parecer no se cansaba nunca y mucho menos cuando notaba que él se había encargado de apagar su celular.

 

Taemin apenas trabajaba con ánimo. No, ni eso. Simplemente trabajaba y entregaba su cuerpo a lo que viniese, como si le diera lo mismo su vida.

 

Viejo tras viejo, asqueroso y el próximo peor aún.

 

Y le costó que Minho se venciera, pero luego de dos semanas, lo logró. Pareció haberse dado cuenta que su relación no saldría a flote y que eso no tenía sentido. Que era estúpido que tuviera que pagar para poder estar con él.

 

Pero Taemin lo extrañaba. Demasiado y más de lo que podía controlar. Le daban ganas de saber como iban las cosas con su ingreso a la universidad y cómo estaba su perro del que se enamoró a primera vista.

 

Incluso se pregunta si ya conoció a otra persona.

 

Se mueve hacia un lado de la cama, desnudo y arrastrando las sábanas para echarlas en un canasto que le gustaría quemar. Recién había estado con un viejo y se sentía baboseado y hastiado de seguir ahí. Creía no poder soportar más.

 

-          ¿Lo trataste bien?

 

Ve la cabeza de su tía, asomándose sin pudor por la puerta, inspeccionando que todo estuviera en orden.

 

-          Dejé que fuera un viejo cerdo y repugnante, si eso quieres saber.

-          Genial.

 

Genial, hija de puta.

 

Arrastra los pies hacia el baño y se apoya en la puerta luego de echarle pestillo. Y piensa, piensa en cuántas veces Minho intentó entrar al lugar, sabiendo que tenía prohibido el acceso.

 

Le costó rendirse, pero lo hizo.

 

Solo porque él no insistió.

 

Y ahora mira su teléfono en la pantalla de su celular, preguntándose una y otra vez que estaría haciendo en ese momento, o simplemente si le contestaría al ver su llamada.

 

¿Y qué podía oír aparte de una negación de su parte?

 

Ya no perdía nada.

 

Eran casi las cinco de la mañana cuando marcó su teléfono. Se sentó en la taza del baño y esperó con una calma digna de admirar. Y no podía negar que su estómago estaba apretado a tal punto de dolerle, y mucho más cuando sintió como le contestaba casi en un gruñido a causa del sueño.

 

No había duda que estaba durmiendo.

 

-          ¿Taemin?- le siente bostezar y sonríe-. ¿Eres tú?

-          Sí. Hola.

-          ¿Pasa algo? Es tardísimo. ¿Estás bien? ¿quieres que vaya?

 

Su preocupación de siempre le hace sonreír más grande, provocando que se tapara la cara con una mano, ocultando su felicidad.

 

Su estómago sentía un agradable calor mientras él se sentía la persona más feliz del mundo.

 

-          ¿Tae…?

-          ¿Me puedo arrepentir?- le dice de pronto-. ¿Aún está en pie tu oferta?

 

Cuando siente su tímida risa atolondrada con el sueño, a Taemin le dan ganas de conversar por horas y quemar esa habitación asquerosa y escapar de ahí.

 

Y ojalá estuviera su tía adentro, para olvidarse de una puta vez de ese asqueroso mundo y comenzar a vivir por primera vez.

 

Y mejor aún, si eso era con Minho.


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