- Sigo pensando que no es el tono correcto – dijo Seung cuando salió de la habitación en que se preparaba aún con los ojos fijos en su corbata que era muy bonita en mi opinión
- Ningún tono es el correcto, mi corbata es rosa no azul – dijo riendo Ji mientras tomaba la mano de su novio
- ¡Ji! Quizás debimos comprar corbatas iguales…no me siento muy seguro… - susurró
- Ah, qué horror… no usaré corbata si tu no usas tampoco – le ofreció Ji mirando a Seung con una sonrisa
- Bien – dijo el castaño peleando con su corbata para quitársela – hola, TOP ¿y Dae? – me preguntó de pronto cuando su atención se fijo en mi y mientras que sus mejillas enrojecían
- Oh, los está esperando asegurándose de que la audiencia no pierda la razón – dije yo con una sonrisa amable
- Bien… ¿tienes los anillos? – me preguntó Ji mientras dejaba su corbata en la perilla de la puerta
- Claro que si… - dije sonriendo
- Te espero allá – dijo Ji con muchos nervios y salió corriendo por el pasillo hasta pararse en el altar
Yo miré a Seung y como el padrino que era le ofrecí mi brazo para acompañarlo al altar, como no irían sus padres yo me había ofrecido a hacerlo pues pese a que la boda no era más que una cosa civil y no religiosa queríamos que fuera hermosa y memorable ya que la iglesia aun no aceptaba bodas de “este tipo”. Seung me dio el brazo muy nervioso, mi relación con él no era demasiado buena, Dae por otra parte parecía fascinado con que el novio de mi mejor amigo pudiera procrear vida y se habían vuelto cercanos, para mi aún era complicado, ese sujeto era a quien Ji había elegido y no podía meterme del todo eso en la cabeza.
Caminamos despacio hasta el pie de la alfombra roja, yo sentía como sus manos temblaban aferradas a mi traje y su respiración se aceleraba. “no es la gran cosa, solo una boda por el civil” es lo que pensé en decir, Ji no se veía tan afectado…pero entonces pensé que esa no era mi boda y que no quería quedar mal con el chico con el que apenas y éramos corteses así que no dije nada mejor. Iba a comenzar a caminar hasta el altar cuando sentí una mano sobre mi hombro haciéndome girarme. Ahí, frente a mi estaba una mujer de unos 38 mirándome con una sonrisa amable, se veía arreglada discretamente y mucho más nerviosa de lo que Seung estaba, solo me hizo falta mirarla por unos momentos para darme cuenta que ella era la madre del chico a quien se supone que yo debía entregar en el altar.
- ¿me permites? Quisiera hacerlo yo… - dijo la mujer con una voz muy suave y nerviosa
- ¿mamá? Creí que no vendrías… ¿papá está…? – preguntaba Seung con una enorme sonrisa mientras me alejaba un poco
- No, cariño…tu padre ya no es el hombre con quien me casé…ahora vamos allá, hoy es tu día y te ves hermoso… - dijo la mujer sonriendo – todo es bellísimo… - dijo ella
Ambos caminaron hasta el altar, yo sonreía contento de ver que aquello parecía funcionar, la mujer en verdad parecía ir para dar su bendición y eso es algo que hasta yo valoraba, si mi madre no daba su bendición cuando yo me casara con Dae seguro me iba a morir…pero ella, sentada junto a los padres de Ji parecía conmovida casi hasta las lágrimas y mi padre, sentado a mi lado parecía muy orgulloso de Ji, después de todo éramos familia. Mis padres ya conocían a Dae y aunque al principio mi padre le había hecho una cara sería igual de rara que la mía al final le había sonreído con aprobación “ya veo porque siempre pareces serio” dijo Dae entonces “yo no estoy serio, mi cara se niega a sonreír” dije yo.
La bella ceremonia se fue rápido, el notario dijo bellas palabras sobre el amor y la unión que me hicieron estrujar la mano con Dae, un día, quizás no hoy y quizás tampoco pronto pero un día sería yo quien me estuviera casando ahí, frente a todo mundo, con una sonrisa boba en la cara igual a la de Ji y sin poder articular palabra como Seung y ese sería sin duda alguna el día más feliz de mi vida.
Ambos firmaron su acta de matrimonio, con sus anillos puestos y sus votos dichos, uno no cree de cuanta cursilería es capaz una persona hasta que le está prometiendo su amor eterno a otra enfrente de una multitud enternecida por la escena, al final Ji dejó la pluma sobre el contrato y el notario dijo las palabras que esperábamos
- Ya pueden besarse – dijo orgulloso y ambos se besaron con tal pasión que más de uno se quedó con la boca abierta al verlos, eso incluye a sus padres y a los míos
Comimos, bebimos, fue una linda fiesta, se hizo de noche y la madre de Seung nos explicó que había decidido que quería divorciarse del militar tirano en que se había convertido el hombre lleno de ilusiones con el que se había casado, ella dijo que no quería arruinarnos la fiesta y nos pidió bailar así que eso fue lo que hicimos, yo bailaba con Daesung, el padre de Ji con la madre de Seung, Ji con su ahora esposo y todo a nuestro alrededor era bellísimo.
- Mi madre en verdad se lamenta de que tus padres no estén aquí, cree que hubiera sido una excelente oportunidad para conocerlos – dije sonriendo a mi novio
- Me da la impresión de que tu madre hubiera querido interrogar a mis padres – dijo Dae mientras se acomodaba contra mi pecho
- Puede ser, ella es una persona de mente cerrada – dije mientras le acariciaba la espalda – pero igualmente eso no hubiera hecho ninguna diferencia, tarde o temprano un día seremos tu y yo quienes nos estemos casando – le dije con una sonrisa tierna y él me miró
- ¿podemos hacer una fiesta de máscaras para nuestra boda? – preguntó mirándome con ilusión
- Pero claro, ya verás…será todo lo que tú quieras – dije sin saber que un día me arrepentiría de decir eso, porque claro que Dae no pedía mucho pero lo que pedía lo quería justo como estaba en sus sueños y para nuestra boda sí que fue complicado complacerlo.