Después de pasar toda la noche fuera fumando y conduciendo llegué a casa, el auto seguro apestaba al humo de los cigarrillos y seguramente yo también, la madre de Seung me miró apenas llegué, estaba seguro de que preguntaría por Dae pero al ver mi expresión no pudo menos que quedarse con la pregunta en la boca y avanzar hasta abrazarme. El calor maternal de ella me hizo sentir mejor, algo reconfortado pero no demasiado, era algo a que aferrarse así que solo la dejé llevarme al sillón y prepararme un té que bebí despacio
- ¿Qué pasó? – preguntó ella rompiendo el silencio al ver que mis lágrimas volvían a caer y sin poderme contener más comencé a contarle…todo… desde el principio de mi historia con Dae hasta acabar en un mar de llanto contándole sobre la pelea
- Oh, yo no sabía que Dae se sentía tan mal respecto a ti, pero ahora que lo dices… - dijo la madre de Seung mirándome con duda – él siempre preguntaba cosas como “¿crees que le guste a él?” “¿crees que él lo comería?” no le gustaba comprar cosas sin pensar antes si a ti podría agradarte – dijo ella y mi corazón solo se sintió un poco más pesado en mi pecho
- Es un idiota… ¿crees que no le demostré lo mucho que lo amaba? – le pregunté a la mujer y ella hizo una mueca de comprensión
- Fuiste bueno, SeungHyun… en mi experiencia, en la que viví durante años con un hombre que no me amaba y que no valoraba mi presencia a su lado puedo decirte que lo tratabas bien, eres amable, siempre le dabas pequeños mimos y comprabas lo que él necesitaba, lo cuidaste en el hospital también… ¿no es verdad? Eres bueno… no es lo tuyo aquello de los sentimientos en público, pero cada vez que lo abrazabas el amor prácticamente flotaba en el aire… soy muy consciente de que lo amas muchísimo – dijo ella mientras me acariciaba la mano que en algún momento había tomado entre las suyas
- ¿entonces qué hago mal? Con un carajo… - negué mirando el techo, me sentía miserable, probablemente demasiado y si no tuviera a esa mujer buena a mi lado tratando de darme ánimos, con Ji lejos y mi corazón roto ya estaría bastante ebrio
- Esto no es tu culpa, SeungHyun… es culpa de DaeSung… no se siente confortado porque tiene miedo, tiene una baja autoestima y cree que todo lo que haces por él lo haces por lastima, no porque lo amas en verdad… - dijo ella y me sonrió llena del cariño que ni siquiera mi madre me había dado, el novio de Ji sí que tenía suerte en mi opinión y ahora mismo lo envidiaba bastante, con franqueza
- Como sea… espero que sea suficientemente inteligente como para darse cuenta que yo… lo amo en verdad y que nada de lo que hice lo hice por lastima… yo lo amo – dije y suspiré cansado para después beber hasta el fondo mi taza de té.
Después de ese día pasaron un par de semanas sin que tuviera noticias de Dae, de vez en vez me llamaba Ji, pero no le había contado sobre mi pelea, no quería que se preocupara por mí y arruinara su hermosa luna de miel o quisiera volver antes y arruinarle yo el gusto a su novio que bastante hacía ya con prestarme a su madre para contarle mis penas. No sabía nada en lo absoluto sobre Dae y su familia, no me había llamado, ni siquiera un mensaje, y supongo que yo era lo bastante orgulloso como para no llamarle también, además quería que reflexionara sobre nosotros, no que volviera y siguiera creyendo que yo le daba limosna de amor… en definitiva lo mejor sería que él volviera si es que sentía que valía la pena y si no… bueno, quizás también era lo mejor que no lo hiciera, en todo caso era por completo decisión suya.
De vez en cuando recibía llamadas bastante sospechosas de un número de casa que no reconocía, en mi mente había pasado que quizás era ese el número de la casa de Dae, no me importaba, yo solía contestar y al no recibir ningún tipo de respuesta al otro lado de la línea solía colgar.
El martes acababa de regresar del trabajo, Soo, la adorable madre de Seung se había ido a dormir después de cenar, no me había esperado ya que había llegado extra tarde por verificar la llegada de un empaque especial de licor que nos llegaba para el negocio, Ji me había pedido que tuviera especial cuidado con esas cosas de los embarques ya que siempre podían tratar de vendernos botellas de licor falsificado… así que me esforzaba un poco más, solo un poco. Me senté en el sillón comiendo una sopa instantánea y tratando de no quedarme dormido y centrar toda la atención posible en la caja luminosa donde salían tantos programas en mi opinión estúpidos. En estas estaba, casi más dormido que despierto, casi derramando la sopa contra mis pantalones, el sofá y la alfombra, pero entonces el sonido del teléfono timbrando me hizo pegar un salto y derramar un poco de caldo en mi playera, deje el tazón de sopa sobre la mesa de café y estiré mi mano para alcanzar el teléfono que en su tercer timbrazo no parecía tener intenciones de parar.
- ¿diga? – pregunté, pero no hubo ningún tipo de respuesta para mí - ¿Dae? – pregunté por primera vez en todo ese tiempo, quería saber si me contestaba al saber que sabía que era él, pero no, no contestó, solo escuché un pequeño jadeo, miré la televisión – estoy bien ¿sabes? He estado comiendo bien, la madre de Seung me hace la cena y sabe todo muy bien, claro que aún extraño tu comida y que mi cama se siente muy sola si tú no estás… pero oye… así es como decidiste que las cosas debían ser ahora – dije en el teléfono y cuando el ruido de alguien gimiendo entre llanto se escuchó no me quedó duda alguna de que era Dae… era mi adorable novio que tímidamente me llamaba esperando que le pidiera volver… pero no lo haría.
- Las cosas no van tan mal, el negocio va bien también , Ji y Lee aún no vuelven de su luna de miel pero estoy seguro de que ya no deben tardar, estoy trabajando y… bueno, cuando quieras puedes venir por las cosas que aún quedan tuyas en mi casa, no las necesito, las empacaré en cajas mañana para cuando vengas te los de la señora Lee o la mujer de la limpieza si te parece mejor – dije tratando de no sonar afectado por las cosas que estaba diciéndole, pero sabía bien que eso iba a herirlo más
- ¿….cajas? – preguntó de pronto una voz tan queda que pensé que era un ratón quien me hablaba al otro lado de la línea
- Sí, claro… quería hablarte de eso también, ahora que finalmente entendí como son las cosas… ya no creo que debamos estar juntos, mientras tu sigas pensando esas cosas yo seguiré siendo completamente incapaz de hacerte feliz, no quiero vivir así con la persona que amo así que ahora, cuando aún se puede y no es demasiado tarde… quiero terminar, necesito terminar, me di cuenta que no eres el chico que creía que eras y me siento tan decepcionado que… - dije en la línea
- ¿terminas conmigo? – preguntó él, seguía llorando, lo sabía bien – no lo hagas… yo te necesito… – pidió tratando de sonar fuerte, tratando de mantener algo de orgullo
- Dijiste que estabas dispuesto a dejarme cuando yo te lo pidiera ¿no es verdad? Bueno, ahora mismo te lo estoy pidiendo, ven por tus cajas antes de dos semanas o tiraré todo a la basura – dije con el tono de voz más frío que pude encontrar en mi
- ¡SeungHyun! ¡no me hagas esto! ¡yo te amo! – exclamó él aun llorando, si, lo sabía bien yo, allá iba su orgullo corriendo por las calles cercanas a su hogar
- Yo no te estoy haciendo nada, resulta ser que me enamoré de alguien que no se amaba a si mismo… por eso mismo tampoco podía amarme a mi… y por eso no podré ser feliz nunca con ese alguien, no necesito ser infeliz, ya tuve una infancia bastante dura que aún no termino de superar, todo lo que pido es alguien que me ame… solo un poco y con defectos, solo eso pido, pero no puedo obtenerlo de quien yo amo… sé libre, amor, ve allá y conoce a muchas personas, ve allá y aprende a amarte o encuentra a alguien que pueda amarte sin esperar amor a cambio también, yo no puedo ser ese – dije mientras me dedicaba a escuchar como lloraba cada vez más y más fuerte.
De pronto él colgó el teléfono, me acaricie el cabello y sentí que lo había perdido, quizás para siempre, quizás él ya no iba a volver pero estaba seguro de que bajo las condiciones en las que nos encontrábamos lo que había hecho era lo mejor, estábamos a tiempo, no quería casarme con él y después tener que enfrentarme a un divorcio o a meses de terapia de pareja para poder superar el daño que nos hacíamos mutuamente… estaba demasiado jodido.
Las lágrimas comenzaron a escapar de mis ojos y entonces fue cuando sentí las manos de la señora Lee abrazándome suavemente contra su pecho, como una verdadera madre hacía con los hijos que amaba, quizás Soo no había sido una verdadera madre para Lee o al menos ya no, pero no tenía nada que reprocharle, conmigo estaba haciendo un excelente trabajo. Aparentemente había escuchado todo sobre mi pelea así que no le tuve que explicar nada y ella me brindó un hombro sobre el cual llorar…quizás si no la tuviera a mi lado habría perdido la cordura, quizás me habría dado un tiro, pero la tenía y eso me reconfortó demasiado cuando una semana después apareció el padre de Dae a recoger las cosas de su hijo, pidiéndome disculpas por razones que no entendía y diciéndome que se sentía apenado por todo lo ocurrido… después de que se marchó en su auto con algunas de las galletas de Soo supe que había sido todo para Dae y para mí, pero al menos tenía galletas y chocolate caliente para confortarme.