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Cuando la normalidad falla por Mai_Kusakabe

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Notas del capitulo:

Aquí en España ya estamos a 20 de mayo, lo que se traduce en que es mi cumpleaños~~ 21 añitos ya.

Y como es mi cumple tengo regalitos~~ Capi de Cuando la normalidad falla y Cartas desde el mundo, un one-shot y un nuevo fic para vosotras :DDD Y para mi, revieeeeews~~

Capítulo 13: Los primeros pasos

El silencio apenas duró un par de segundos antes de que un estruendoso grito lo destrozara.

-¡ESE HIJO DE PUTA! ¡VOY A PATEARLE EL CULO!

Hicieron falta tres pares de brazos para evitar que Monkey D. Luffy saliera corriendo en ese mismo instante a cumplir la amenaza que acababa de lanzar contra el padre de Trafalgar Law.

-¡Cálmate, Luffy, joder! –Gritó Zoro, sosteniéndole los brazos al engañosamente fuerte adolescente.

-¡Así no vas a ayudar! –También gritó Sanji, sujetando con toda la fuerza que podía las piernas del chico, que habían comenzado a patalear en el momento en que sus brazos fueron retenidos.

-¡Va, Luffy, cálmate! –Suplicó Usopp, sujetándolo de la cintura.

Finalmente fue un puñetazo de Nami lo que hizo reaccionar al chico el tiempo suficiente como para escuchar.

-Estate quieto, imbécil. Law aún no ha terminado.

Con eso Luffy se calmó y los demás pudieron soltarlo, aliviados, hasta que cayeron en la cuenta de algo y se miraron los unos a los otros horrorizados: solamente habían sujetado a uno de los dos hermanos.

Pero Ace no había reaccionado, seguía sentado en su silla como había estado desde que comenzaron a cenar, solo que ahora tenía una expresión pensativa en el rostro.

-¿Pasa algo, Ace-ya? –Preguntó Law, y su amigo lo miró.

-Law, el policía que ha venido a hablar contigo, ¿se llama Marco por casualidad?

Todos se inclinaron hacia delante ante esto.

-Sí.

-¿Y tú cómo sabes eso? –Preguntó Shachi.

-Porque lo he conocido.

-¡¿QUÉ?!

-Oh, joder, no gritéis –protestó el mayor de los D.

-¿Qué quieres decir con que lo has conocido? –Preguntó Sanji, y a nadie se le pasó por alto la hostilidad en su voz.

-Pues eso, que lo he visto y me he puesto a hablar con él. Me ha dicho que era poli, pero no me esperaba esto. Me ha parecido que era un buen tío, pero ahora no se…

-No es uno de los que llevó el caso –interrumpió Law, y todos lo miraron, Ace sorprendido-. Estabas pensando en eso, ¿verdad?

El chico asintió.

-Aún así, no puedes confraternizar con el enemigo –dijo Sanji y Kid se apresuró a hablar al ver que Luffy iba a saltar.

-Espera, a lo mejor nos viene bien. –Este comentario le ganó varias miradas curiosas-. Si Ace puede averiguar si es un buen tío o no nos podría ayudar a saber qué hacer, ¿no os parece? Después de todo la opinión de quienes llevan el caso influye mucho en cómo este evoluciona.

Todos se quedaron mirándolo en silencio y Kid los fulminó con la mirada.

-¿Qué?

-Quién iba a decir que fueras tan listo –comentó Nami, y varios se rieron.

-¡ANDA Y QUE OS DEN POR CULO!

-Dejando de lado las discusiones –habló Robin con una sonrisa en el rostro-, ¿cuál es ese plan vuestro?

Law sonrió.

-Ahora mismo os lo contamos. No estáis obligados a ayudarnos, eso tenedlo en cuenta.

Ante esto, todos lo miraron fijamente, y no hizo falta que le dijeran nada para que captara el mensaje.

Law se encogió de hombros.

-Yo os aviso.

-Luffy, tú vas a necesitar una autorización de tu abuelo para ayudarnos –dijo Kid.

-¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!

-Porque eres menor, idiota –gruñó el pelirrojo-. Os cuento la idea…

--

Marco estuvo tentado de reírse al ver la cara de Caesar Clown cuando él y Thatch, nada más entrar a su despacho al día siguiente, le pidieron si podía arreglarlo todo para que el adulto presente en las entrevistas con Trafalgar Law fuese Crocus, el terapeuta del chico.

-¿Puedo preguntar a que viene esta curiosa… petición? –Inquirió el hombre, sin llegar a conseguir del todo utilizar un tono educado.

A alguien no le gustaba que no siguieran sus planes.

-Verá, doctor, -habló Thatch-, hemos pensado que, siendo su terapeuta y la persona a la que, como usted mismo dijo, ve dos veces por semana, es el que conoce más a fondo tanto su caso particular como al propio chico, y por tanto la persona más adecuada para mediar en la entrevista. Usted mismo me dijo ayer, además, que es un profesional muy capaz, así que nos pareció la solución más efectiva para todos. A no ser, por supuesto, que usted sepa de alguna razón por la que no sería buena idea…

Y ahí estaba, la expresión de ciervo frente a los faros de un coche. El mismo Caesar Clown, en su entrevista del día anterior con Thatch, se había asegurado de hacer varios comentarios resaltando la excelencia de su centro, incluyendo al propio psicólogo que Trafalgar Law. Si ahora se negaba, se estaría desmintiendo y arriesgándose a darse una mala publicidad.

Marco se sentiría cruel por querer reírse de no ser por las sospechas que tenía acerca del hombre.

-Claro que no –habló finalmente Caesar-. Pero comprenderán que tendré que hablar con el doctor Trafalgar para que lo autorice, y puede que él mismo desee estar presente.

-Perfectamente –dijo Marco, y dejó que el hombre se sintiera aliviado por un momento antes de soltar la siguiente bomba-, aunque no estoy seguro de que sea una buena idea que esté presente.

-¿Qué quiere decir? –Preguntó Caesar, y a Marco no se le pasó por alto el tono despectivo.

Sin alterar su expresión perezosa, siguió:

-Como bien sabe, este es un caso muy delicado, y más con la… pasada historia que ha tenido. Por muy discretos que estemos siendo, es solo cuestión de tiempo antes de que se filtre a la prensa, y es indudable que comenzarán a aparecer especulaciones-. Caesar Clown había comenzado a palidecer considerablemente-. Si tenemos en cuenta la naturaleza del ingreso de Law en el centro, por muy honestas que sean las intenciones de todos los involucrados, no sería extraño que estas especulaciones se desviasen a plantear la posibilidad de que alguien intenta evitar que el chico diga algo. –En ese punto, el psiquiatra habría pasado desapercibido entre un montón de papeles-. Como he dicho, todo especulaciones, pero la prensa es un factor muy importante a tener en cuenta en estos casos.

Marco terminó de hablar y esperó a que Caesar recuperase la bastante entereza como para hablar. Por dentro se entretuvo pensando que al hombre debían estar temblándole las piernas como hojas.

-P-Por supuesto –habló finalmente el médico, su voz temblorosa-. No queremos que algo así suceda. No dude que le haré saber su preocupación al doctor Trafalgar. Me alegra ver que se lo están tomando tan en serio.

Marco asintió con la cabeza.

-Esto nos afecta a todos –con ese comentario, le lanzó una mirada a Thatch, que giró disimuladamente la cabeza.

Tras acordar que el médico les llamaría tan pronto como supiera algo del padre de Trafalgar Law, los dos policías salieron del despacho y caminaron varios metros en silencio antes de que Thatch hablase.

-¿No crees que te has pasado?

-No.

-Lo has amenazado con llamar a la prensa. No podemos hacer eso, irían a por nuestros culos tanto como a por los de ellos, y lo sabes.

-Irían a por tu culo, quieres decir, ¿no?

-¡Y a por el de Oyaji! No me digas que piensas hacerlo –acusó Thatch.

Marco se detuvo y el otro lo hizo también.

-No, Thatch, no quiero llamar a la prensa. Pero no te equivoques, van a acabar enterándose, si no ahora entonces en el momento en que detengamos a alguien, eso si conseguimos mantenerlo oculto tanto tiempo. Es cuestión de tiempo, así que mejor ve pensando en cómo vas a intentar lavar tu imagen.

Entonces Marco se fijó en que al fondo en el pasillo estaba Ace, apoyado contra la pared. El chico le hizo un gesto con la mano cuando vio que lo miraba.

-Ves yendo al coche –le dijo a Thatch.

-¿Te vas con tu noviecito? Pues no pienso esperarte, te vuelves andando -Dijo su amigo, y en su voz era evidente que seguía molesto.

Marco podría haber discutido, podría haber tratado de hacerle entender que no era culpa suya que él y Oyaji la hubiesen cagado tan espectacularmente hacía doce años, que era imposible mantener a la prensa alejada de un caso tan polémico como esa… pero sabía que discutir con Thatch iba a costar horas, y que aún así el castaño tendría que irse a pensar a solas un par de horas para poder bajarse del burro lo suficiente para admitir que se había equivocado.

Así que Marco decidió saltarse las horas de discusión y optó por la clásica pero efectiva colleja antes de comenzar a alejarse, dedicándole unas últimas palabras a su aturdido compañero:

-¿Por qué no maduras un poco, anda?

-¿Va todo bien? –Preguntó Ace cuando el rubio de detuvo frente a él.

-Sí, no es nada.

Marco se preocupó un poco al ver lo serio que estaba el moreno, pero argumentó que no lo conocía demasiado y la actitud juguetona y alegre de ayer no tenía por qué ser la habitual en él. Entonces Ace ladeó la cabeza, y sus siguientes palabras lo dejaron clavado en el sitio.

-Así que tú investigas el caso de la madre de Law.

A Marco le costó varios intentos recomponerse y formar una respuesta coherente.

-¿Lo conoces?

-Es mi mejor amigo.

Joder. Fue lo que pensó Marco, no muy seguro de qué esperar a continuación.

-Law no está loco.

-Ya lo sé.

Ahora fue el turno de Ace de sorprenderse.

-¿Cómo puedes saberlo? Apenas has hablado con él.

-Cierto, pero he hablado con Caesar Clown, y no podría estar más claro que intenta ocultar algo ni que se colgase un cartel del cuello.

Una pequeña sonrisa apareció en los labios de Ace.

-¿Así que no vas a por Law?

Marco negó con la cabeza.

-Tendría que ser imbécil para creerme esa historia con todo lo que está pasando.

La sonrisa de Ace se volvió enorme.

-¡Genial! Sabía que eras un buen tío.

Marco también sonrió.

-Vaya, gracias.

Marco miró su reloj y vio que ya era casi medio día.

-¿Te apetece ir a comer?

-¿Invitas tú?

-Sí.

-Entonces claro.

Comenzaron a caminar hacia la salida, y cuando ya casi estaban en la puerta Ace se detuvo. Marco paró también y lo miró, temiendo que hubiese cambiado de opinión.

-¿No te arriesgas a joder el caso si sales conmigo?

-¿Estás emparentado con Law?

-No.

-Entonces no hay problema.

Continuará


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