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Cuando la normalidad falla por Mai_Kusakabe

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Notas del capitulo:

Buff, casi no escribo este capítulo… Una semana, esta vez he “cumplido” la fecha. Llevo una semana de mierda, joder.

Capítulo editado.

Capítulo 8: Ira

Kid ya había aprendido que la forma más eficaz de callar a Monkey D. Luffy era meterle un trozo de carne en la boca, y eso es exactamente lo que hizo cuando ese día en la cafetería el chico no dejaba de preguntarle si iba a ir a clase o algo el próximo curso. Entonces tuvo que hacer lo mismo con Ace cuando este comenzó a imitar a su hermano pequeño.

-No entiendo por qué te cabreas tanto, Kid, es solo una pregunta –dijo Nami, moviendo el tenedor al gesticular con la mano.

-¿Y a ti qué coño te importa, zanahoria con patas? –Gruñó Kid, y tuvo que tirarse debajo de la mesa cuando un zapato salió volando en su dirección, pasando justo por donde había estado su cabeza momentos atrás.

-¡¿Cómo te atreves a decirle eso a Nami-san, jodido burro de los cojones?! –Le rugió Sanji, y Kid le dio un puñetazo a Law en la pierna antes de volver a sentarse cuando lo escuchó reírse.

-Cierra la boca, ma-

El pelirrojo sintió como si el mundo se helara a su alrededor cuando sus ojos se fijaron en la puerta, detrás de Sanji. Por ella entraban Franky y Robin, el brazo de él rodeando la cintura de ella, que se reía por algo que Franky había dicho. De haber estado comiendo, se habría atragantado.

-¿Pero qué…?

-Misterios de la vida, Eustass-ya –dijo Law, mirando al mismo sitio que Kid.

-¿Cómo coño ha conseguido el pervertido ese salir con Nico Robin? –Preguntó Kid, tratando de comprender cómo la pareja que se acercaba a su mesa podía existir siquiera.

-Ni idea, pero llevan más de un año juntos.

Kid le dedicó una mirada incrédula.

-¿Estás seguro de que Robin no es una paciente? Porque salir con Franky muy normal no es.

Luffy comenzó a reírse, y Sanji saltó de su asiento, diciendo que Franky y Robin no estaban juntos y tratando de ir a salvar a la “pobre dama en apuros”. Zoro lo sujetó de la cintura para detenerlo y, como era costumbre en ellos, comenzaron a gritarse el uno al otro. Luffy y Ace aprovecharon para vaciarles los platos y Nami les ignoró, saludando a Robin cuando la mujer se sentó a su lado.

Kid, sorprendentemente acostumbrado a aquello para llevar poco más de una semana en aquel lugar, simplemente siguió comiendo, y trató de apuñalarle la mano a Luffy con el tenedor cuando este fue a por la comida de su plato.

Una vez aprendías cómo funcionaba cada uno, allí no se estaba tan mal.

--

Kid estaba tirado en su cama, enfrascado en la importantísima actividad de releerse un comic innecesariamente violento por décima vez, cuando la puerta de la habitación se abrió de un estruendoso golpe, rebotando contra la pared. Kid apartó el comic justo a tiempo para ver entrar a Law y cómo la puerta se volvía a cerrar sola por la fuerza del rebote.

-Deduzco que la visita ha ido bien –comentó sarcásticamente Kid.

-Vete a la mierda, Eustass-ya –respondió Law, haciéndole un corte de mangas y sentándose en su cama a quitarse los zapatos.

Kid lo miró, inseguro de qué decirle. Se había esperado que Law volviera de mal humor, después de todo Caesar Clown era cuanto menos un personaje muy desagradable y pasar una hora con él no era algo a lo que uno se sometería por voluntad propia, una opinión que Kid había obtenido tras una sola visita. Lo que el pelirrojo no se había esperado era que Law volviera de tan mal humor.

Ni siquiera había considerado la posibilidad de que su excesivamente relajado compañero de habitación pudiera tener arranques violentos hasta ese momento.

-Ven aquí –dijo el pelirrojo finalmente, sentándose.

Law levantó la cabeza y lo fulminó con la mirada.

-No me des órdenes, Eustass-ya.

-No es una orden, solo ven, ¿vale? Necesitas relajarte o vas a cargarte a alguien.

Law levantó una ceja.

-Prometo no pasarme de la ralla –aseguró Kid, suponiendo que eso era lo que había pensado.

Law terminó de quitarse los zapatos y se levantó, caminando hasta Kid y sentándose junto a él en la cama.

Kid se giró y, rodeándolo con un brazo por la espalda, lo atrajo hacia su cuerpo, besándolo con mucha más suavidad de lo que solía hacerlo. Law correspondió con mucha más ferocidad que Kid, descargando parte del enfado que sentía en el beso, y se movió, subiéndose por completo a la cama, quedando de rodillas frente a Kid, y comenzó a pasear las manos por el torso desnudo del pelirrojo. Hacía tanto calor ese día que Kid ni se había molestado en ponerse una camiseta.

Separándose, Kid preguntó:

-¿No eres tú el que no quiere correr?

-Te recuerdo que ya te he visto desnudo, Eustass-ya. No quiero correr con cosas nuevas, pero con lo que ya hemos hecho no tengo problemas.

-Entonces –comenzó Kid, metiendo las manos bajo la camiseta de Law-, yo a ti también te he visto desnudo.

El moreno levantó los brazos para ayudarlo a quitarle la prenda y, en cuanto esta hubo salido volando, volvió a besarlo.

Kid lo tumbó sobre la cama y se colocó encima de él, dejando un camino de besos por la mejilla de Law hasta su oreja, donde comenzó a lamer el lóbulo y a jugar con los pendientes en él con su lengua.

-¿Quieres hablar? –Preguntó, acariciando los costados de Law y sonriendo cuando este se estremeció.

-No, no es nada… -respondió el moreno.

-Ya, y por “nada” casi te cargas la puerta –dijo sarcásticamente Kid, bajando ahora por el cuello de Law y deteniéndose a dejar varias marcas por el camino. Una de las manos de Kid bajó a la entrepierna del moreno y la apretó por encima de la tela, arrancándole un gemido. Kid sonrió de oreja a oreja y levantó la cabeza para mirarlo-. ¿Seguro que no quieres contármelo?

-Que no, pesado –respondió Law, fulminándolo con la mirada.

-¿No hay forma de convencerte? –Insistió Kid, sin dejar de mover la mano sobre la erección de Law.

-N-No…

-¿Y si te la chupo?

La expresión de pasmo de Law fue tal que Kid tuvo que morderse el labio para no reírse.

-¿Qué?

-Es un simple trato: tú me cuentas lo que te ha puesto de tan mala hostia y a cambio yo te hago una mamada.

-… Hazla primero.

Kid lo miró, escéptico.

-¿Y después mantendrás tu parte y me lo contarás?

Law le dio un para nada suave puñetazo en el pecho.

-Sí, joder, pero hazla primero. Dudo que después de contártelo vaya a tener muchas ganas –dijo, girando la cabeza a un lado con expresión malhumorada.

-De acuerdo –dijo Kid.

Le abrió el pantalón a Law y lo apartó junto con la ropa interior, pensando el gran incordio que aquella segunda prenda era la mayor parte del tiempo. Inclinándose sobre él, sostuvo su erección con una mano antes de lamer la punta de esta, con lo que Law se estremeció. Sonriendo ante aquella reacción, comenzó a pasear los dedos, despacio, por toda la extensión, y los siguió con la lengua, volviendo a subir y a envolver la punta con la lengua tras arrancarle el primer gemido a Law.

Law volvió a gemir y dio una embestida hacia arriba. Kid llevó ambas manos a las caderas del moreno y las sostuvo contra el colchón.

-Nada de eso –dijo, sonriendo contra la ardiente piel de Law antes de seguir con lo suyo.

Era evidente que aquella era la primera vez que se la chupaban a Law y Kid sabía que no duraría mucho, del mismo modo en que sabía que no le devolvería el favor, así que, como pudo con una sola mano y sin dejar de atender la polla del moreno con su boca y la otra mano, Kid se abrió el pantalón y comenzó a masturbarse, tratando de acelerar su orgasmo para que llegase con el de Law.

Orgasmo que, efectivamente, no tardó mucho. Law balbuceó algo, seguramente tratando de avisarlo, y se corrió con un fuerte gemido en la boca de Kid, quien se afanó por tragar lo más deprisa que pudo para no atragantarse y en terminar con su propia erección, corriéndose sobre las sábanas.

Kid subió por la cama hasta quedar a la altura de Law, que estaba jadeando sobre el colchón, y se dejó caer a su lado, rodeándolo con un brazo y tumbándolo sobre su pecho.

-Tu turno –anunció sin poder contener la sonrisa. Si Law había reaccionado así ahora, se moría por ver cómo lo haría cuando por fin se la metiera.

-… ¿Recuerdas que estoy estudiando medicina por mi cuenta? –Preguntó Law finalmente.

Kid levantó la cabeza y lo miró extrañado, pero en aquella posición solamente podía ver la parte de arriba de la cabeza del moreno.

-Claro, te pasas el día leyendo esos libros.

-En cada revisión mensual a ese capullo le encanta recordarme que no voy a poder ser médico.

Kid apretó el brazo alrededor de Law al escuchar el tono amargo y helado con el que dijo aquello. Estaba enfadado, sí, pero aquella no sonaba como la clase de rabia que Kid solía sentir, la que se calmaba dando cuatro hostias bien dadas.

-¿Por qué no?

-Mi padre no me dejaría –Kid estuvo a punto de soltar un bufido y decir que aquello era una gilipollez, pero se contuvo y esperó. Al cabo de unos segundos, Law volvió a hablar-. Cuando iba a cumplir los 18 años ese hijo de puta certificó que soy incapaz de tomar mis propias decisiones. A efectos legales, soy como un menor.

--

-¡Ya va, coño! –Gritó Zoro, yendo a toda prisa hacia la puerta para abrirle a quien fuera que estaba al otro lado y no dejaba de machacar el timbre.

Tiró de la puerta y sonrió al ver al rubio que estaba de pie al otro lado.

-Vaya, hombre, mira a quién tenemos aquí –dijo Zoro, sonriendo burlonamente.

Fulminándolo con la mirada, Sanji lo empujó, entrando en la casa y cerrando la puerta de una patada. Agarró a Zoro por el cuello de la camisa y lo besó violentamente.

Decidiendo dejar las burlas para después, Zoro rodeó a Sanji con los brazos y comenzó a retroceder hacia el dormitorio. Era mejor no tentar a la suerte, especialmente con semejante cabezota.

Continuará

Notas finales:

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