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La Rosa Amarilla(fic con Dragon no Shiryu ) por gen_sagitagemini

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Los días pasaban, y Dohko de Libra se había atrevido a unirse a los pequeños paseos nocturnos que daba Albafica por el pueblo. Shion de Aries se dedicaba a reparar las armaduras de los jóvenes caballeros de bronce y plata cuando salía la luna, por lo tanto, Dohko y Albafica siempre hallaban el templo de Aries vacío, de modo que no tenían que pedir permiso para atravesarlo.

Sin poder explicarlo, al caballero de Libra le alegraba no encontrar a su amigo en la primera casa, aunque eso significara no dedicarle siquiera un saludo en el día, pero lo prefería antes que invitarlo a sus paseos con Albafica. No era que le molestara su presencia, era sólo que estar con el caballero de la doceava casa lo hacía sentir tan bien, que cualquier otra compañía salía sobrando.

Dohko y Albafica hablaban de muchas cosas, iban a la fuente en donde se habían conocido y el caballero de Piscis le abría su alma al santo de Libra como jamás lo había hecho. Le contaba sus pensamientos, sus secretos, sus sentimientos… algo que jamás se había atrevido a hacer con nadie que no fuera su maestro y padre Lugonis, pero Dohko le inspiraba tal confianza y empatía, que sentía hablar con su alma misma cuando conversaban entre ellos.

Esa noche, Albafica le había confesado a Dohko de Libra lo que representaban las rosas rojas para él, que, al contrario de los demás, le recordaban la muerte y la sangre.

-Entonces… debe ser una tortura ver esas rosas todos los días- Dohko estaba sentado en la fuente al lado de Albafica.

-Si… bueno, son mi compañía, es como si formaran parte de mi, porque a fin de cuentas, así es, pero… cuando las miro… me recuerdan el dolor, la muerte… creo que no puedo explicarme bien-

-No hace falta- Dohko le sonrió -te entiendo mucho más de lo que crees-

-¿Es en serio?-

-Claro… vamos, no tienes por qué sorprenderte, tu eres casi transparente… eres como una rosa, Albafica, misterioso, pero tu alma es tan bella como la más hermosa flor de tu jardín-

Albafica no dijo nada, sólo sonrió mientras sintió un ataque de nervios apropiarse de todo su cuerpo. Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no dejarse sonrojar, era la primera vez que alguien era capaz de encender sus mejillas. Por lo general, detestaba que le dijeran lo hermoso que era, pero Dohko no lo había hecho como el resto de las personas a las que conocía, el caballero de Libra había visto dentro de su alma, sin detenerse en la que todos consideraban una cara bonita.

-Y… ya que estás obligado a permanecer entre todas esas rosas- prosiguió el caballero de Libra-… hay un obsequio que quiero darte- se su espalda sacó una hermosa rosa de color amarillo y la puso en las manos de Albafica de Piscis -ten, para que la pongas en tu jardín… así, ya no sólo verás las rosas rojas, sino también ésta… como una nueva alegría que quizá llegue pronto a tu vida-

-Una que…- Albafica acarició la rosa -que quizá ya llegó- dijo en voz baja y alzó la vista a los ojos del caballero de Libra -te  lo agradezco mucho, Dohko, es una flor hermosa-

-Es un placer, además… hay cosas más hermosas en éste mundo- le dijo sin dejar de contemplar sus orbes color celeste y de perderse en su bello rostro y su profunda mirada. Ambos frente a frente, sintiendo el calor de sus rostros, sintiendo su corazón desenfrenado salir de su pecho, acercándose cada vez más, hasta que Albafica se apartó ligeramente, con el rostro ardiendo y sonrojado, sonriendo con la mirada perdida en la rosa amarilla.

-Dohko yo… creo que… ya deberíamos volver… es tarde-

-Si, Albafica… yo entiendo- contestó Dohko intentando asimilar sus sentimientos encontrados. Estaba alegre, nervioso y ligeramente decepcionado, sintió que su conexión con el caballero de Piscis se había cortado de tajo.

 

Habían llegado hasta la doceava casa y llegó el momento de la despedida. Albafica de Piscis acariciaba los pétalos de su rosa mientras miraba a los ojos al caballero de libra sin por decir nada. Desde aquél acercamiento, no habían musitado palabra alguna, pero se dedicaban miradas cómplices y tímidas sonrisas.

-Bueno, Dohko… gracias por acompañarme… al templo-

-No es… nada, tu compañía… me hace… me gusta, además estar contigo es… me… la… paso bien- tartamudeó completamente nervioso, sintiéndose como todo un tonto, seguramente había decepcionado a Albafica con esos comentarios tan inseguros y poco aterrizados, que parecía estar diciendo mentiras, y en definitiva, esa no era la impresión que quería darle al caballero de Piscis.

Se acercó a su compañero de armas, y sin avisar, le robó un beso en la mejilla. Luego, realizó una elegante reverencia mientras besaba su mano y se retiró a la casa de Libra.

El caballero de Piscis se quedó con la boca y los ojos abiertos de par en par, al ver desaparecer a Dohko, comenzó a asimilar las últimas escenas y sintió su cosmo arder involuntariamente y hacerlo sentir que consumía su cuerpo en medio de las llamas. Cerró los ojos y se llevó la flor a la nariz. Aspiró su delicado aroma y sólo entonces, sonrió como pocas veces lo había hecho en su vida, sintiendo sus manos temblar y su corazón acelerarse. No, no iba a permitirse sentir algo por el caballero de Libra, pero cada día que pasaba, parecía imposible encariñarse con su amistad…

-Si, sólo amistad- se dijo a sí mismo el caballero de Piscis, mientras la rosa amarilla parecía mirarlo suplicante, justo como Dohko lo había hecho antes marcharse de la doceava casa.

El caballero de Piscis estaba a punto de dormir, con la rosa entre las manos, cuando Shion de Aries apareció frente a sus ojos.

 

El de la doceava casa al adentrase mas al ver a shion de aries en el otro extremo. Se pregunto cual seria le motivo de esa visita a esa horas de la noche.

-. Hola buenas noches albafica, discúlpame que me presente a estas horas nocturnas.

-.No tienes que disculparte seguramente vienes de la casa del patriarca por lo del arreglo de las armaduras, ademas yo no me encontraba en el templo asi que no tenias que esperarme para poder pasar.

Era cierto que acaba de desocuparse de sus labores, pero quería pasar a saludar a albafica, no podía sacarse de la mente a ese hombre que lo flecho con la mirada. Esos ojos azules profundo como el mismo mar, peligroso y misterioso, en definitiva un hombre peculiar.

-. Bueno..y.o me preguntaba...s-si te parece que conversemos un poco... solo unos momentos.- en definitiva se sentió patético, llegó a picis siendo don seguridad y ser don tartamudo.

Para el santo de cabellera color cielo ese reaccionar le conmovió mucho, era increíble que por medio de aries viera reflejada a su hermosa rosa amarilla que no tenia mucho de haberse marchado a dormir.

Una risita fugaz se le escapó, recordar a su bella flor de libra lo ponía contento, no podía creer que ya lo extrañara si compartieron todo la tarde hasta la noche juntos, recordó entonces ese beso en su mejilla y su mano, metiendo en nuevas cavilaciones.

Shion analizaba cuidadosamente al santo de picis, el motivo de varias noches en vela, vió que en sus estilizadas y suaves manos posaba una flor amarilla, en definitiva le sentaba bien destacaba cada parte de Albafica pro ejemplo, esa piel blanca, ese cabello claro como el mismo cielo, esos ojos mar, lo observó todo.

Agradeció la distracción del otro para que no notara sus mejilla encendidas.

No le pareció oportuno sacarlo de sus pensamientos pero su impaciencia por conocerlo mas le podía, queria sentirse especial para el picisiniano, ser alguien en su vida asi como él ya lo era en la suya.

-. Esa flor que tienes en las manos es muy bonita, su color singular hace resaltar mas tu tez, resaltarà mucho en tu jardín.

Albafica salio de los pensamientos, que eran provocados por dohkko.

-. Eh? ah la flor.- dijo distraido.- tienes razón es muy bonita, coincido en tu forma de pensar encajará de maravilla en mi jardin, destacará mucho sobre las rosas rojas.

Se llevo la flor a sus fosas nasales para aspirar su aroma una vez mas, no podía quitarse de la mente a dohko, recordó los sentimientos que afloraron es los instantes que compartio con libra añorando que saliera ya el sol y poder compartir mas con el santo de la septima casa.

El del doudecimo templo no hizo esperar mas a aries y lo llevo al comedor del templo, platicaron amenamente de cosas que no tenían trascendencia para picis, pero le significado que tuvo para shion fue mucho.

Dos horas después se encaminaron a la salida, se despidio de aries cortesmente.

El peli verde se despidió dándole un superfluo beso en la mejilla, sin dar tiempo al picisiniano de nada, aprovecho que manejaba la teletransportacion para entrar en su templo en un parpadeo.

 

Albafica se quedó consternado. No sólo esa actitud era similar a la de su rosa amarilla, sino que parecía hacerlo sentir confundido al respecto. Si bien recordaba con alegría la forma en que Dohko lo había tratado, temió, al encontrar la misma actitud en Shion, que no se tratara sino de simple demostración de amistad. Albafica se daba cuenta que quería significar algo más en la vida de Dohko de Libra, que no lo consideraran como algo más allá que un simple compañero, un simple amigo… ¿acaso el…?

-No, no- se dijo a sí mismo el caballero de Piscis -yo no puedo estar enamorado de nadie… es sólo… es sólo mi primer amigo en mucho tiempo-

Dejó la rosa en uno de los fustes rotos que utilizaba como mesa y se marchó a su cuarto, dispuesto a despojarse de la armadura y dormir.

No obstante, poco después de quedarse dormido, despertó sintiendo una estrenaste inquietud. Sabía que era provocaba por el caballero de Libra, pero no iba a admitirlo, prefirió seguir dando vueltas en su cama hasta que se hartó y fue a buscar la rosa amarilla.

Sentía que su actitud era demasiado extraña, pero algo dentro de sí le decía que ya no podría ocultar las cosas por mucho tiempo. Derrotado por sus propios sentimientos, durmió mucho más tranquilo con la rosa al lado suyo. De verdad sentía que Dohko estaba ahí, que tenía su compañía, y eso era lo que lo reconfortaba, lo hacía sentir bien, lo hacía sentir vivo.

 

Temprano en la mañana, el caballero de la séptima casa bajó a la casa de Aries. Llevaba varios días sin cruzar palabras con su amigo Shion, y la verdad era que no le había hecho ni falta, pero estaba tan emocionado, que no logró abstenerse de contarle sus sentimientos al que por tanto tiempo, había sido su mejor amigo.

Al llegar a la primera casa, encontró a Shion hablando con el caballero de cáncer. Sonrió al verlo tan divertido conversando con él, y aguardó pacientemente hasta que el santo de la cuarta casa se retiró, no sin antes, dedicarle un saludo a Dohko.

-Buenos días, Shion-

-Vaya- respondió el lemuriano sonriendo -eso de ser caballeros nos ha convertido en unos formalistas incorregibles… buenos días, Dohko-

-Es cierto- el caballero de Libra soltó una risa -bueno, ya van varios días que no podemos conversar siquiera un poco… ¿cómo has estado?-

-Si, tienes razón, el trabajo de las armaduras… todo el tiempo debo ir  a ver al patriarca, pero he estado bien, gracias, ¿y tú?-

-Yo… bueno, creo que… creo que mejor que nunca-

Shion se mostró sorprendido

-¿Y eso a qué se debe?-

-Bueno, yo… yo creo que me estoy enamorando, Shion… de un caballero dorado-

-¡¿Qué dices?!- Shion abrió los ojos de par en par y luego sonrió -¡vaya, no puedo creerlo, Dohko!… y se puede saber… ¿quién es el afortunado?-

-Bueno… intenta adivinar, tiene el cabello del color del agua-

-Cabellos azules- Shion se mostró divertido -no sólo hay varios caballeros que los tienen de ese color… sino que… bueno…-

-Vamos, dime- le pidió Dohko intrigado

-Yo… a mi también me gusta alguien en el santuario… y tiene el cabello del mismo color-

Dohko de Libra recordó a Manigoldo de Cáncer y sonrió. Seguramente ése era el hombre de quien Shion se encontraba enamorado.

-Si, eso lo se- le dijo Dohko jovialmente

-Eso no puede ser- Shion se sonrojó -¿es que soy tan evidente?-

-Bueno… no es eso, es sólo… que se nota un poco cuando estás cerca de él-

-Ayer… ayer me atreví a visitarlo en su casa por la noche… platicamos tanto tiempo y… Dohko, me siento tan confuso-

-Tranquilo Shion, creo que no le resultas indiferente-

-¿De verdad lo crees?- al lemuriano le brillaron los ojos

-Si, de verdad lo creo… sabes, me alegro mucho por ti… pero debo retirarme, si termino el entrenamiento temprano, podré salir con…- sintió como su rostro enrojecía y se limitó a bajar la mirada y sonreír nerviosamente.

-En verdad estás enamorado, Dohko, bueno, y dime ¿quién es?-

-Lo sabrás pronto, Shion- el santo de la séptima casa sonrió de nuevo y se retiró dejando a su amigo completamente intrigado.

 

Notas finales:

Dejen sus comentarios les agradecemos su lectura bonito fin de semana n_n


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