Habían pasado ya 7 años de aquella navidad en la cual el fuego había separado al amor de mi… por años miraba hacia la ventana de mi cuarto para ver si nuevamente veía al niño con los más hermosos ojos que había visto, esos ojos azules que me demostraban el cielo, el cielo en el cual vive ahora mi amado abuelo… se me hizo costumbre el mirar hacia el horizonte esperando a mi querido niño, pero él no volvía, lo que antes era su casa ahora era un apartamento bien arreglado, vi como un camión de mudanza llego, los nuevos vecinos han llegado, eran unos señores ya mayores…
-Sebastian, ven démosle la bienvenida a los nuevos vecinos
-Si madre, voy
Preparamos rápidamente un canasto con frutos y nos dirigimos al departamento, al tocar la puerta un joven nos abrió la puerta, me pareció familiar, llevaba un parche en el ojo y una mirada melancólica, la cual no me dejo ver bien su rostro, se nos invitó a pasar. Tomamos asiento y nos presentamos.
-Buenas tardes somos los vecinos de al lado, soy la señora Michaelis – dijo mi madre dándome un pequeño y silencioso golpe con su codo para tomar la palabra
-Mi nombre es Sebastian… Sebastian Michaelis – me limite a sonreír, por detrás mío sonó la charola con el té caerse
-Ciel ¿estás bien? – dijo la mayor… No puede ser… ante mis ojos tengo a mi pequeño niño, como ha cambiado, su mirada se quedó atónita al verme, yo no podía salir del shock…
-¿Ciel? – Pregunte con nerviosismo - ¿eres tu Ciel? ¿El Ciel que yo conozco?
-¿Se… Sebastian? – corrí y lo abrase, lo estreche fuertemente en mis brazos y una lagrima rodo en mi mejilla por la emoción.
Nos escapamos del departamento y salimos a los alrededores, nos fuimos a los lugares que solíamos jugar cuando éramos niños, comenzamos preguntándonos como nos había ido después de aquel día, Ciel me conto brevemente que al morir sus padres se había mudado inmediatamente con sus abuelos y esa era la razón por la cual no se pudo despedir de mí.
-Ciel… - dije sonrojado – te extrañe todo este tiempo
-Y yo a ti Sebastian – me sonrió, su sonrisa era triste, aunque era Ciel, no se veía como el Ciel que yo solía conocer, este Ciel era frio y melancólico… tratando de animarle le dije
-¿Recuerdas la promesa que hicimos? – Se quedó mirándome un poco confundido - … cuando éramos pequeños prometimos estar siempre juntos… ¿sabes? Yo no olvido esa promesa – rápidamente lo rodee con un brazo- para mi esa es la promesa más importante que haya hecho
-Se… Sebastian – de su hermoso ojo azul salió una lágrima mientras inconsolablemente rompió en llanto en mi pecho
-Yo… yo siempre te querré Ciel – tome su delicado rostro e interrumpí su llanto, lentamente acerque mis labios contra los suyos, sus labios eran delicados y suaves, en un instante nuestras bocas se unieron, vi como cerro su ojo lentamente mientras sus brazos rodearon mi cuello y yo gentilmente lo tome por la cintura, todo era tan hermoso, era tan preciado para mí que vagamente desee que ese momento nunca terminara.
-¡No! – me alejo rápidamente de el – ¡No Sebastian, esto esta mal! … tu y yo ya no podemos seguir con ese juego de niños
-Mis sentimientos hacia ti no son un juego Ciel
-¡Imposible!... Tu y yo ya no debemos vernos mas Sebastian, ignorame, haz lo que quieras, pero debes alejarte de mi
-¡No lo hare Ciel! ¡Te he esperado por mucho tiempo!… yo… yo no soportaría el hecho de que te separes nuevamente de mi – tome su mano y la coloque en mi pecho
-Aléjate de mí Sebastian… es lo mejor para ti… puedes conseguirte fácilmente una novia, estoy seguro que no tendrías ningún problema para ello
-No quiero Ciel… yo a la única persona que quiero como pareja es a ti – dije acortando la distancia
-No hagas esto difícil Sebastian, tener una relación entre nosotros no será fácil… ya no somos niños – se dio la vuelta dándome la espalda, tome su hombro
-Para mí tu siempre serás un niño – le susurre al oído y a la vez le sonreí gentilmente, desesperados buscamos nuestros labios en la puesta de sol, en un sutil y cálido abrazo nos encontramos, dándonos calor en esa tarde de invierno, la cual me había devuelto nuevamente a mi querido primer y único amor… Ciel Phantomhive.