Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Zatión y Zalión. por KeikoHikari

[Reviews - 41]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Perdonar sí véis alguna falta ortográfica... A veces algunas se me cuelan sin darme cuenta -.-

Quería cogerle del brazo e impedir que se marchara, pero mis lágrimas tenían mi cuerpo temblando y no me respondía. Sobre lo de María había posibilidad de ser verdad, Zatión no la había matado. Aun así me costaba creerlo. Pero, ¿cuándo Zatión me había defraudado? Cuando me ‘abandonó’ era para protegerme desde el otro lado, nunca me dejó solo, sabia que Zalión, por mucho que le doliera, iba a estar siempre cerca de mí. Todo era un lío, intenté hacerme unas ideas claras pero no pude. Cansado de todo caí rendido al suelo sin terminar de responderle a Zatión.

Desperté con dolor de cabeza, ya apenas recordaba lo que había pasado la noche anterior. Zatión me observaba sentado en la silla de mi dormitorio. Yo me quedé observándolo, él me sonrió. Me alegraba de verlo allí por mucho que le había dicho que se fuera todavía seguía allí.

-         Buenos días Rayne, ¿cómo te encuentras?

-         Z-Zatión... – susurré esbozando una sonrisa. – Sigues aquí... A-Ah, me duele la cabeza, noto mi cuerpo pesado, y tengo que prepararme para el instituto y... – me sentís desfallecer, y casi me caigo de la cama, pero Zatión me agarró.

-         Si te duele la cabeza no te pongas boca abajo. – No podía mirarlo a los ojos de la vergüenza. - ¿Todavía sigues enfadado conmigo?

-         N-No, he decidido creerte, aun que vas a tener que presentarme a María. Después de todo siempre he estado colado por tus huesos, no es fácil sacarte de mi cabeza. – Lo vi sonreír, mis palabras lo hicieron feliz. Me encantaba verle sonreír, su risa era contagiosa. De repente se me vino a la cabeza Zalión. Me levanté de sus brazos y me puse nervioso.

-         Oh no, si viene y te ve aquí, será tu fin y el mío. Tienes que irte, o me voy yo, o salimos los dos. No, nos puede ver juntos. ¿Dónde están los gatos? ¡Tom, Sorata! ¿Ukio?

-         Rayne...

-         Tengo que encontrarlos, como venga y sepa que no se donde están me va a odiar. ¿Por qué sigues ahí? ¡Ya te he dicho que no puede verte! ¿Eso que he oído no era Tom? Pequeño, ¿dónde estás? Maúlla un poco más para papi, vamos... – Estaba buscando como loco a los gatos.

-         O-Oye Rayne... – Paré de repente, dándole la espalda a Zatión.

-         Pero si ayer los tuve en mis brazos, ya sé estarán abajo... – bajé corriendo las escaleras, al cabo de un rato subí, no los encontraba. – No los encuentro mi madre me matará si...

-         ¡Rayne! ¿¡Quieres parar y escucharme!? – dijo interrumpiéndome. – Los gatos están en tu cama, y seguramente estás preocupado por si Zalión entra y se  tropieza conmigo aquí... No te preocupes, no noto las vibraciones de Zalión cerca.

-         Soy un desastre. No merezco tener lo que tengo. Ya no sé ni quién soy, ni con quién estoy saliendo mis sentimientos están confusos. N-No soy capaz de decir a quién quiero más. -  Sin decir nada más, con las lágrimas a punto de salir de mis ojos, Zatión me besó cogiéndome de la cara. Mis lágrimas brotaron, pero estaba petrificado.

-         ¿Esto te ayuda? – preguntó secándome las lágrimas. Al ver que no decía nada volvió a besarme.

-         Esto no está bien... – murmuré. - Os voy a hacer daño a los dos y es lo último que quiero. Zatión tú no eres feliz así, dices que mi felicidad es la tuya, que tú sonríes porque yo lo hago, pero ambos sabemos que es no es así. Y yo ya no sé lo que quiero, son muchas cosas las que han pasado en menos de un año.

-         Quieres tiempo para ti, lo entiendo... Está bien pequeño, si necesitas cualquier cosa ya sabes como llamarme. Adiós, Rayne. – Se despidió besando mi frente.

 

Zalión vino dos horas después, también se lo comenté, quería tiempo para mí, para pensar las cosas. Después de discutirlo por unas horas se fue, algo enfadado porque creía que lo abandonaría.

Pasé el fin de semana con mi madre, hicimos pasteles, dulces, una tarta de chocolate, galletas, toda clase de pastelería, ya que ambos éramos muy golosos. Fuimos de paseo, de tiendas, también visité a Seine... No perdí el tiempo, lo único que no quería era dejar de estar ocupado, porque si eso pasaba me pondría a pensar. Supuse que cuando empezara el instituto no tendría mucho tiempo libre, y eso me ayudaría.

Lunes, hermoso lunes soleado, perfecto día para ir al instituto, como hacía, antes de que Zalión apareciera en mi vida, esperé a Seine en la puerta del instituto. Se alegró mucho de verme, no había roto su promesa. Del que sí me sorprendí fue de ver a Zalión hablando con sus amigos y hechándose unas risas. Al verlo bajé mi cabeza y seguí conversando con Seine, él apartó la mirada. No quería tener ningún contacto con ninguno de los dos lobos, aun que sabía que me estarían vigilando.

Llevé bien la primera semana, supe centrarme en mis estudios, gracias a Seine que me explicaba lo que no entendía. Mientras estudiaba tenía la mente ocupada así que no me sobraba tiempo para pensar en mis problemas con el amor. Pronto llegaron los exámenes antes de las vacaciones de Navidad. Había estudiado y preparado mucho esos exámenes gracias a la ayuda de Seine, pasé satisfactoriamente en todos. Para celebrarlo, mi madre y yo invitemos a Seine a cenar, aun que también se quedó a dormir. Mi padre también apareció por una semana. Él es marine y debido a su trabajo siempre está en la mar y dispone de unas semanas al año para visitarnos. Me trajo unos regalos tanto a mí como a mi madre. Esa semana la disfrutemos al máximo, teníamos tanto que contarnos, pero no le comenté nada de mis dos ‘lobos’. Mi padre volvió a partir, me dio mucha pena ver como se alejaba sabiendo que no lo volvería a ver hasta no sabía cuando, mi madre estaba más acostumbrada que yo a aquella escena pero aun así no pudo evitar llorar. El día de Nochebuena Seine nos invitó a cenar a su casa, y el día de Navidad se vino a la mía. Le dí un regalo, era un osito de peluche que portaba en la mano una foto nuestra de cuando éramos pequeños. También tenía regalos para los gemelos y para mi madre. Seine me regaló a mí un móvil. Hasta el momento no había tenido ninguno, no me había hecho falta. En la caja donde estaba el teléfono había una nota: ‘Para que siempre estemos conectados’. Todos nos tomemos los números.

Nos tomamos las uvas, juntos, pasamos un buen fin de año en compañía. Yo también fui a la casa de Zatión a llevarle su regalo antes de que el año acabara. No estaba así que le dejé el recado a Robbie, para el cual también tenía otro pequeño regalo.

Al empezar el año nuevo lo primero que vi fue a María, pero la María que había visto en el bosque acurrucada con Zatión.

-         ¿M-María? ¿Eres tú? – pregunté acercándome a ella. Sabía que era ella, pero quería que me lo dijera ella.

-         ¡Tú eres el que me ayudó con mi castillo!

-         V-Vaya, sí que te acuerdas de mí. ¿Cómo has crecido tanto en un par de días, María? – pregunté.

-         Un hada me ayudó... Era tan simpática. Ahora soy feliz, tengo todo lo que necesito, ya no quiero a mis padres; ellos no me necesitan. – respondió fríamente.

-         No digas eso María, yo estuve a punto de morir cuando tu príncipe Zatión me rescató. Desde ese momento tengo algo por lo que vivir, me he dado cuenta de cosas que no veía y espero que  a ti te ocurra lo mismo. – Tenía un cuerpo de una chica de 16 años, pero su mente seguía siendo la de una niña. – Bueno, ¿has visto a Zatión?

-         Sí, ¡tenemos una cita! Lo estoy esperando, no creo que tarde mucho, vamos a ir al parque de los cisnes.

-         ¿Una cita? Me han dicho que es un parque precioso, así que no os aburriréis. – Con que una cita, Zatión no perdía el tiempo... Ese mentiroso... – Oye María, ¿me puedes decir como era aquella hada?

-         No puedo decírtelo, me hizo prometer que no dijera nada sobre ella. ¡Pero era muy bonita! Con un pelo muy largo y bastante alta. – No cabía duda era Sharmin.

-         Bueno, muchas gracias por todo María. Ya nos veremos. Dile a Zatión que Robbie quiere darle una cosa, ¿está bien? – Ella asintió. – Muy bien, adiós pequeña.

 

Así que Sharmin había vuelto a las andadas. Ya no podía fiarme ni de mi sombra, y menos ahora que estaba indefenso. No tenía a ninguno de los gemelos a mi lado cuando caminaba, me hacía sentirme inseguro. Sabía que si por cualquier cosa me metía en líos o estaba en peligro vendrían a por mí, y eso era lo último que quería. Tenía que empezar a protegerme a mi mismo.

Esa noche, 1 de enero, cuando iba de regreso a casa con la cena, un hombre me atacó. Me amenazó con un cuchillo, me llevó a un callejón oscuro, donde no habitaba nadie, me quitó el poco dinero que llevaba encima, acababa de hacer la compra. Después de zarandearme y golpearme, darme algunos cuchillazos por todo el cuerpo, me violó. Intenté no pensar en los gemelos que vendrían a socorrerme en cualquier momento de desesperación que tuviera. Lo único que recuerdo son dos rostros que no pude identificar antes de caer rendido al suelo.

Notas finales:

Espero que os haya gustado, no os olvideis del review! :D Un beso lectores. Espero leer con ansias vuestro review.

- Keiko.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).