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Zatión y Zalión. por KeikoHikari

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Notas del capitulo:

Aquí tenéis el 5 capítulo :D

-         ¡Zatión! ¿¡Qué te ha pasado!? – pregunte nervioso y asustado, me temía lo peor.

-         N-No es nada, tan solo son unos rasguños... – respondió, no parecía muy convencido de su contestación.

-         ¡Si estás sangrando! Y, ¿cómo te los has hecho? ¿Qué te ha ocurrido? – curioseé, quería saber lo máximo posible.

-         P-Pues iba corriendo y mirando hacia atrás; cuando me he ido a dar cuenta me había topado con el primer árbol que se había puesto delante y me he arañado con sus ramas... – balbuceó.

-         Ah... Bueno pero igualmente hay que curarlo. Voy a preguntarle a Robbie si tiene botiquín o alcohol... – sugerí, pero no quiso.

-         ¡No! No quiero que se entere Robbie, pensará que soy un torpe o algo así, y se reiría de mí, y yo no quiero.

-         Entonces, ¿qué podemos hacer?

-         Tranquilo no te preocupes, se curarán solas, como todas las heridas anteriores... – afirmó.

-         Por lo menos déjame limpiarte la herida con el agua del lago que hay cerca de aquí, pero tienes que ser un humano, porque con todo este pelo que tienes alrededor no puedo encontrar las heridas que sangran. – dije refinadamente.

-         Ah... Claro. - Y en un cerrar de ojos se transformó en el humano que solía ser antes de convertirse en lobo, ahora se le notaban el triple las heridas. Arañazos que bajaban de su cuello hasta los abdominales, algunas sangraban, aquello no parecía una caída.

-         Va a ser mejor que vengas a mi casa para que pueda curarte con el botiquín. – Me siguió andando hasta mi casa. Al llegar no había nadie allí, mi casa parecía estar deshabitada.

 

Decidí coger la llave que siempre guardábamos debajo de la alfombrilla. Subimos a mi habitación, al baño donde tenía el botiquín, ya que solía caerme muy a menudo. Y cuando le administré el alcohol se quejó.

-         ¡Esto escuece! ¿Qué me has hechado? – gritó enloqueciendo.

-         Vamos, no te quejes, es alcohol y por supuesto que escuece, de eso se trata, tiene que desinfectar esa herida, ese es su trabajo – dije admirando como el alcohol corría desde su pecho hasta las heridas más fuertes que tenía debajo de éste.

-         No me gusta este líquido...

-         Eres un quejica, anda deja de quejarte y límpiate esto – le dí el algodón para que se limpiara el alcohol sobrante. – Estas heridas no pueden ser de una caída, tienes como perforaciones de colmillos o algo así por esta zona de las costillas, y los arañazos van de cuatro en cuatro, las líneas digo, como la zarpa de un tigre o algún animal así, se supone que si te caes no salen tan perfectos.

-         Una caída rara – respondió.

-         ¿Con quién te has peleado? – pregunté seguidamente.

-         Con nadie...

-         Si no me lo quieres decir no me lo digas pero no me mientas, soy un chico de verdades por delante. – dije poniéndole un parche en la herida más profunda del pecho.

-         ¿Te han mentido otras veces? – curioseó de golpe.

-         Prefiero no hablar de ello, no es algo de lo que me agrade discutir.

-         Mentir no está mal si es por tu bien – afirmó.

-         Esa es tu opinión... – expresé vendándole todo el pecho. – Los arañazos suben hasta el cuello, ¿quieres que pare o prefieres que también te lo vende?

-         P-Pues, pásame la venda por el hombro izquierdo y dale una última vuelta para asegurar que no se mueva, p-por favor – pidió.

-         Claro, como quisieras... – procedí a hacer lo que me pidió.

-         M-Me gusta el tacto de tus manos en mi cuerpo – murmuró sofocado. -  Es suave y delicado.

-         Como tu pelo.

-         ¿Mi pelo dices?

-         Así es, tu pelo es muy suave, me gusta acariciarlo, me recuerda a la primera vez que te acaricié...

-         Tuve una pelea – me cortó cuando estaba hablando. – Perdí, está claro en mis marcas, he perdido.

-         ¿Una pelea? ¿¡Con quién!? – exclamé alertado.

-         Alguien que te insultó sin conocerte, me entró rabia al escuchar sus palabras, estúpido desgraciado. Ya me caía mal antes, pero eso ha sido la gota que ha colmado el vaso. No lo soporto, quiere quitarme algo muy valioso para mí en este momento y no se lo voy a consentir. – explicó enfurecido.

-         ¿Quién es ese ‘alguien’? Me gustaría conoc-

-         ¡Jamás, no dejaré que te acerques a él! No quiero que me dejes, solo, para irte, como estaba antes, ¡no quiero! – dijo levantándose de la silla y saliendo del baño hacia mi habitación.

-         ¡No te enfades Zatión! Era una broma, no quiero conocerlo, no iba en serio, lo prometo, nunca me alejaría de ti por alguien así – balbuceé ruborizado. – Pero prométeme tú que jamás me vas a volver a dar un susto como el del otro día...

-         ¿Qué susto? No recuerdo haber hecho algo semejante. – afirmó.

-         Hace dos semanas o así, te vi cerca del lago, durmiendo a la orilla, me acerqué a verte y de pronto te despertaste y empezaste a gruñirme y a enseñarme los dientes, pensé que me ibas a morder de un momento para otro...

-         ¿Yo, morderte? ¿De qué estás hablando? Yo no haría algo semejante...

-         Pues pasó así, pensé que iba a morir allí mismo, que miedo pasé. – dije sentándome en mi cama.

-         ¿Estás seguro que era yo? – curioseó extrañado, su rostro mostraba incomprensión.

-         Estoy segurísimo que eras tú, eres el único lobo que conozco con tus características, ya sabes, como tú.

-         Te repito, ¿estás seguro de que era yo? ¿No tenía nada que destacase? Algo que me diferenciara... – repitió, parecía querer sacarme algo.

-         Bueno, ahora que lo dices, eras blanco, te pude ver por eso, esa blancura que brillaba más que la propia luna, me impresionó mucho que pudieras tener tant-

-         ¡No te acerques más a ese lobo! No lo vuelvas a hacer, jamás te acerques, ¿por qué no me llamaste? ¿Qué te hizo? ¿Te hizo daño? ¡Lo pienso matar! – gritó muy enfadado.

-         ¡Cállate y escúchame Zatión! – respondí gritándole yo también. – No me hizo nada, sigo vivo, ¿me ves? Ya te he dicho que pensé que eras tú, y por lo que me acabas de decir no lo eras, pero juraría que erais igual, la misma marca y todo... L-Lo siento...

-         No, perdóname a mí por gritarte y cortarte todo el rato, no es mi intención, pero en serio, no quiero que te acerques a él, te lo pido por favor. – rogó con la cabeza agachada.

-         N-No pasa nada, está bien, obedeceré, pero dame una buena razón para no verlo más...

-         Es lo peor con lo que te puedes topar en el bosque, fue con él con quién me peleé... La próxima vez que lo vea lo pienso matar.

-         No lo vas a matar... Primero por que me cayó bien y no me hizo nada y segundo porque odio la violencia. ¿Te ha quedado claro? – dije seriamente.

-         P-Pero...

-         ¡Nada! Además no me hizo nada y yo...

-         ¿Qué le hiciste tú?

-         Yo... Le besé...

-         ¿¡Qué!? Esto es increíble, no puedo más, me voy, gracias por todo...

-         P-Pero pensé que eras tú, ¡no te vayas! Espera – y cogiéndolo del brazo para impedir que se fuera lo lancé hacia mí, se dio la vuelta y lo besé sin pensar en las consecuencias que vendrían después.

Notas finales:

Dejar REVIEW, T-T


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