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Desde el principio por Cucuxumusu

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Notas del capitulo:

Bueeeeno siento la demora, pero es que el cap es largisimo, importante y quiero que salga bien. Creo que sabeis por que ¬W¬ Bueno esto es demasiado obvio, sobreo todo el titulo XD pero en fin, que se le va a hacer, espero que os guste.

 

 

 

Aquel anhelado calor volvió a frotarse suavemente contra su boca totalmente invitador. Aquellos firmes y delicados labios se abrieron sin resistencia alguna contra los suyos, permitiéndole saborearle sin ningún tipo de resistencia. Rindiéndose al fin a él. Por fin suyo, por fin sin impedimentos, ni estúpidas dudas de por medio.

 

Degustó a Law a conciencia.

 

Relamió aquel sabor a delicioso café amargo que desprendía la boca del otro mientras le robaba el aire egoístamente, comiéndole ansioso de una forma en la que nunca lo había hecho, ni que creía que pudiese volver a hacer. No sabía que le pasaba, nunca había tenido una necesidad tan grande de acostarse con alguien, de darle placer y oírle gemir hasta que no pudiese ni hablar de las veces que le haría gritar.

 

La lengua del menor peleó de nuevo contra la suya, más por costumbre que porque realmente quisiese hacerlo, y el cuerpo del rubio se derritió de placer al notarlo. Solo Law conseguía desafiarle de aquella manera arrogante y irritante, aquel era el Law que conocía y no se lo podía imaginar de otra forma. Pero Doflamingo tampoco se rendía y entonces, sin darle ni la más mínima oportunidad de ganar, le clavó en el mullido colchón mientras le tiraba del pelo fuertemente y le obligaba a abrir todavía más la boca. Le obligaba a beberle. A tragarle casi por completo. Con un deseo y vehemencia demasiado diferente a su habitual y controlada forma de actuar.

 

Sus manos recorrieron por encima de la ropa a aquel indefenso cuerpo bajo suyo al que tenía totalmente aplastado. Pecho contra pecho, cadera contra cadera y sus piernas excitantemente entre las del menor. Anclándole allí con sus manos su cuerpo y su boca, dejándole claro que no le iba a permitir huir de aquello. Law se removía entonces incomodo bajo su intensa exploración haciendo que el rubio cada vez se excitase más al sentir sus cuerpos friccionarse violentamente, casi suplicantes por volverse uno con el contrario.

 

—Mng…—Law dijo algo contra sus labios intentando a la vez apartarse de ellos y recuperar el aliento que el rubio le robaba codicioso.

 

Pero Doflamingo ni pensó en detenerse. Alzando la otra mano acunó con ella la mejilla de Law evitando que sus bocas se alejasen más de lo necesario y, de paso, comenzó a chuparle y lamerle la mandíbula y cuello. Con velocidad e impaciencia. Haciendo temblar al moreno que se sentía asfixiado bajo el enorme cuerpo del otro.

 

—Doflamingo espera... —murmuró a duras penas sintiendo como la boca del otro volvía rápidamente contra la suya. Como si el mero hecho de separarse de ella durante más de dos segundos pudiese significar su final.—Espera...—Suspiro al sentir de nuevo sus labios contra los suyos.

 

El beso fue igual de intenso que el de antes: los largos minutos sin poder captar ni la más mínima molécula de oxigeno, la estúpidamente habilidosa lengua del otro marcándole como suyo como le daba la gana, y aquella extraña ansiedad en su pecho.

 

Le pasó al mayor los brazos por el cuello a duras penas gracias al reducido espacio que le dejaba el ojos violetas. Intentó entonces, con los brazos y manos libres, agarrar del pelo al rubio para separarles un momento o juraba que se iba a ahogar con aquello. Sin embargo sus dedos resbalaron en el corto cabello del otro dejándole totalmente indefenso a su boca. Sus pulmones dolieron necesitados mientras empezaba a sentir su pulso palpitar por todo su cuerpo. Gimió desesperado contra la lengua del otro sin saber que más hacer.

 

Y entonces, y solo entonces, el rubio le dejo respirar.

 

Se miraron a los ojos durante un rato. El rubio con el aquel hambre oscura en sus ojos y Law jadeando pesadamente. ¿Porque el rubio tenia la respiración totalmente tranquila? Era cierto que le había estado robando el aire, pero para estar tan campante tenía que tener unos pulmones de de buceador profesional. Y aquello no era justo.

 

—No pienso esperar—gruño bajo el rubio interrumpiendo sus pensamientos—voy a hacerte lo que me dé la gana, y tu no vas a poder hacer nada para impedírmelo—

 

Law sintió sus tripas apretarse tensas y a todo su cuerpo excitarse ante sus palabras. Oh dios aquello sonaba tan...tentador. Pero otra parte de su mente, la orgullosa y dominante que normalmente usaba, le gritaba y le zarandeaba para que le partiese la cara al rubito y luego usase sus poderes para castrarle y bajarle el libido de una maldita vez. Y como siempre tuvo que hacerle caso.  Entreabrió los labios con el ceño fruncido para responderle un par de cosillas a la cara a Don “ yo hago lo que quiero”, pero sus palabras se perdieron en su mente cuando el rubio le imitó el gesto.

 

La boca del rubio quedo abierta sobre la suya, con los blancos dientes por delante dispuesto a devorarle al segundo siguiente. Sin moverse en lo más mínimo, mezclando intoxicantemente sus alientos y mirándole con aquella mirada peligrosa que no anunciaba nada bueno. Como un tigre que le ruje silenciosamente a otro para que pare de tocarle las narices.

 

Era un recordatorio. La misma escena que hace un momento cuando le había besado con tantas ganas que había tenido que suplicar por aire. Cuando le había dominado como había querido. Un recordatorio de lo que podía volver a pasar si se portaba mal. Y Law definitivamente no quería aquello, no quería volver a suplicarle patéticamente, no quería encontrarse mareado por falta de oxigeno. Tenía un orgullo tocapelotas que seguía chillándole en la cabeza y al que luego le tocaría consolar si lo hacía. Pero rendirse ahora y aceptar las palabras del otro también seria destripar a sangre fría a su orgullo, sería volverse dócil y sumiso al otro, cosa que tampoco le gustaba.

 

No sabía qué hacer, si pelear una lucha que sabía de antemano que estaba perdida, o rendirse ante lo inevitable. Doflamingo seguía mirándole con aquella mirada bicolor plagada de un instinto salvaje. Diciéndole con aquellos ojos que destrozaría sin dudar cualquier cosa que se interpusiese entre ellos en aquel momento.

 

Decidió que rendirse era lo más inteligente.

 

Lentamente cerró la boca callándose el comentario ingenioso y cabreante, pero al instante frunció el ceño al ver la sonrisa victoriosa expandirse por la cara del mayor. Que hijo de puta. Las manos del de mirada bicolor se alzaron rápidas hacia las suyas aun abrazando su cuello y se las retiro suavemente inmovilizándoselas después sobre su cabeza.

 

Una ligera sensación de pánico se adueño al instante de Law al sentirse tan dominado, totalmente a merced de otra persona y sin muchas probabilidades de escapar de aquello. Pero al sentir la caliente lengua del rubio suave sobre sus labios, acariciándole de una forma amable y sin violencia, se obligo a sí mismo a quedarse en su sitio y a dejar de pensar por una vez en su vida.

 

Las manos del rubio se colaron por fin bajo su sudadera alzándosela rápidamente hasta dejársela atada en los inmovilizados codos. Descubriendo su tatuado pecho que choco contra el del rubio aun vestido al instante siguiente. La sudadera amarrada en sus brazos le impedía cualquier movimiento de una forma incomoda y fastidiosa, pero cuando quiso quitársela Doflamingo le mandó una mirada de advertencia dejándole claro que la dejase donde estaba y que quería que se quedase así una vez le soltase. Law obedeció disgustado como quería el mayor quedándose quieto y permitiéndole entonces a este utilizar las dos manos para hacerle lo que quisiese.

 

Se estremeció al sentirlas sobre su piel acariciándole ansioso. La boca del rubio le mordisqueo los labios que le estaban empezando a doler tras tantas atenciones, mientras, las manos seguían su camino haciéndole lo que querían. Su cintura, sus abdominales, delineando sus pectorales y acariciándole juguetonamente los pezones.

 

Suspiró anhelante contra su boca.

 

Bastante excitado ya con tantas atenciones alzó sus caderas apretándolas aun más contra las del otro que seguía sin dejarle ni el más mínimo espacio. Luego, levantando una pierna clavó el talón contra la base de la espalda del otro para apretarles aun más el uno contra el otro si era posible. Dejándole sentir su necesidad e impaciencia y sintiendo él también la del mayor contra su muslo.

 

El rubio le mordió sanguinario en contestación, y le pellizco uno de sus ya duros pezones obligándole a estarse quieto y haciéndole de paso contener un gemido firme contra sus labios.

 

Porque Doflamingo quería disfrutarle. Quería recorrer aquella tostada piel hasta haberla memorizado por completo, desde los pies a la cabeza, cada cavidad y cada recoveco. Quería lamerla, morderla, perderse en aquella suavidad y dulce calor hasta dejarla húmeda y marcada como suya. Quería al menor por completo, quería verle como nunca nadie le había visto, perdido y necesitado de sus manos y boca.

 

Con todo esto en mente, bajó sus manos hasta las caderas del menor donde seguía vistiendo aquel tentador pantalón ajustado. Con una delicada caricia introdujo sus manos entre los pliegues de la ropa descubriendo aun más firme y tierna piel y apretándole entonces el trasero entre sus dedos. Le restregó contra su miembro a través de la ropa en un aviso de lo que iba a pasar. Law abrió provocativamente más las piernas clavándole más el talón en la espalda para favorecer el jodido contacto. Provocándole a posta y animándole a seguir con aquel excitante juego.

 

Doflamingo siguió entonces bajando aún más las manos descubriendo aquellas largas piernas y bajándole aún más el pantalón. Mientras, seguía devorándole los labios y Law seguía respondiéndole aun sumiso sin intentar nada. Aquello le estaba sorprendiendo la verdad. Pensaba que se resistiría más al asalto y que pelearía con él un poco. Aunque tampoco le importaba mucho aquella nueva faceta, era bastante motivante saber lo que el menor también parecía desearle.

 

Alzó las piernas del menor que seguían enrolladas en su cintura y le quito por fin aquel maldito pantalón que estaba de por medio. Y por fin lo tuvo para él solito. Por fin consiguió lo que quería: al otro en su cama, desnudo, suspirando sin temor entre sus manos, perfectamente excitado, y claramente pidiéndole por más aunque se negase a ponerlo en palabras.

 

Su propia erección temblaba entre sus pantalones ansiosa por el moreno. Separándose entonces por primera vez desde que habían empezado de aquellos deliciosos labios, bajo su boca por el cuerpo moreno rápidamente hasta que se quedó sentado en la cama sobre sus talones. Con el menor tumbado en el colchón con las piernas a los lados de su cadera, atado y completamente desnudo bajo él. Se relamió ante la divina visión. No podía perder ni un momento.

 

Sin separar su vista de la grisácea del otro agarró una de las largas y esbeltas piernas del menor y la alzó contra su famélica boca. Sus dientes se pasearon por la parte interna de la rodilla del menor y subió lentamente por su muslo repartiendo lentos y torturantes lametazos. Los ojos del menor temblaron adorablemente y se deleito al verle tensar la mandíbula conteniendo cualquier suspiro que le pudiese provocar.

 

Sonrió divertido y observó al menor fruncir el ceño molesto por la sonrisa de satisfacción que acababa de poner. Y entonces, de repente, la pierna que degustaba ávidamente se alzó de su agarre abrazándole por el cuello y haciéndole entonces descender hasta que su cara quedo a escasos centímetros de la caliente necesidad del moreno. En una muda indirecta de lo que quería que hiciese. Aún sin rendirse a sus demandas y quedarse quieto, aún sin permitir que hiciese lo que quisiese con él, tomando la iniciativa pese a estar en clara desventaja.

 

Comportándose como el rubio había esperado que hiciese.

 

Doflamingo le complació divertido. Porque en el fondo era lo que él también había estado queriendo hacer, y porque sabía que los gemidos que le arrancaría al otro con aquello serian los mejores que habría escuchado en su vida. Su lengua le probó. Solo una suave lamida contra un lateral de su necesidad y el otro se revolvió contra él cerrando con fuerza los ojos y apretando la pierna en su espalda aun más. Doflamingo también tembló ante aquella visión. Law estaba tan deliciosamente sensible. Le sujetó las caderas en su sitio impidiéndole alejarse de aquel personal y débil contacto como estaba intentando hacer. Le había pedido algo y ahora que se jodiese con las consecuencias. Si nunca había echo hecho aquello y era un maldito punto erógeno andante, pues peor para el moreno pero mejor para él. Que lo hubiese pensado antes, así aprendería a no meterse con quien no debía, y dejaría de pedir cosas con las que no podía. Le trago, entero, relamiéndolo de arriba abajo hasta que le sintió palpitar contra su lengua. No le iba a dejar ni suspirar.

 

—Aah—esta vez Law gimió fuertemente alzando las caderas contra su agarre.

 

Doflamingo subió y bajo la cabeza, succionándole duramente, besándole aquella parte de su anatomía sin separarse en lo más mínimo de su cuerpo. Law volvió a gemir. Era tan delicioso, Law era su droga andante, parecía echo específicamente para él. Para perderle y someterle. Su cuerpo se amoldaba contra el suyo como el de nadie lo había hecho, su sabor le hacía querer lamerlo por el resto de su vida y sabia que nunca se cansaría de ello, su aspecto le hacía arder con una mínima sonrisa y su voz...su voz le ponía los pelos de punta cada vez que lo oía gemir como en aquel momento.

 

Law era su debilidad. Sabía que haría cualquier cosa que le pidiese por imposible que fuera. Sabía que sería capaz de dar su vida por salvar la del otro, por pasar una noche como la que estaban teniendo ahora. Pagaría millones, vendería sus títulos y posesiones si hacía falta por tenerle de nuevo de aquella manera. Y le importaba una mierda. Le encantaba entregarse tanto a otra persona, el necesitar tanto a alguien y que alguien también le necesitase tanto. Lo adoraba. Se sentía seguro y a gusto con el menor, aunque fuese la persona que más fácilmente pudiese acabar con él. Era increíble. Sintió entonces como las manos del moreno descendían desde su posición “inmovilizada” hasta su pelo, deshaciéndose de paso de la molesta sudadera que atrapaba sus codos.

 

—Ah...ah—Law se arqueaba contra el colchón sin poder montar ni dos palabras mientras él le saboreaba como le daba la gana. —Dofla..nng...espera—

 

El rubio alzo sus manos, volviendo a recorrer aquel fuerte pecho hasta que una de ellas llego a su boca. Sin parar el trabajo de su boca sobre la polla del menor, le metió los dedos en la boca instándolos a que los lamiese y a la vez obligándole a callarse y disfrutar.

 

Porque estaba claro que Law estaba aterrorizado. No solo porque estuviese haciéndolo con él, sino porque era la primera vez que lo hacía. La tensión estaba presente en cada línea de su cuerpo aunque lo ocultase perfectamente bajo aquella fachada de arrogancia y experiencia. Simplemente adorable. Doflamingo disminuyo la intensidad de sus lamidas intentando tranquilizarle y asegurarle que no iba a pasar nada.

 

La lengua de Law chupó entonces sus dedos casi con devoción, alzando una de sus propias manos y entrelazándola con la suya para profundizar el juego. Y a Doflamingo le estaba volviendo loco. Aquella mezcla de inexperiencia e inocencia con el maldito orgullo y arrogancia de por medio que le hacían meterse en situaciones de las que no sabía salir. Era simplemente demasiado divertido torturarle y verle dudar. Sus pensamientos de paz y tranquilidad que había tenido por ser la primera vez del menor, se evaporaron rápidamente como el agua en el desierto.

 

Dejando el sonrojado miembro del otro, se alzo sobre sus codos y volvió a atrapar la atrevida boca del otro con la suya retirando los dedos. Sus manos sin embargo siguieron el trabajo que acababa de dejar, bombeando al otro sin tregua.

 

—Ah..ah—El menor gimió contra su boca mientras le pasaba los brazos por el cuello de nuevo. Su mirada grisácea comenzaba a perderse en el mar de placer que le estaba dando el rubio.

 

Doflamingo le quería ya.

 

Habían jugado lo suficiente según su criterio, y aunque no se sintiese del todo satisfecho con la corta exploración del cuerpo del otro, luego podría repetirlo las veces que quisiese. Alzándole las caderas le pasó una mano por debajo del trasero arañándole ligeramente con las uñas y le apretó contra él. Comenzando a abrirle todavía más las piernas con suavidad.

 

Law se estremecía a cada caricia que le daba demasiado sensible después del trabajillo que le había hecho su boca y que seguían alentando sus manos. Había sido parte de su plan maestro, aunque los resultados habían sido mejores que en sus más fantásticas fantasías, sobre todo al estar el menor ya de por si tan sensible.

 

Law pasó sus manos por sus hombros quitándole la fina camisa y acariciándole en el proceso los pectorales y el pecho, por primera vez, sin duda ni temor en sus gestos. Doflamingo le beso igual de intensamente que al principio animándole a seguir su exploración, pero a la vez encontrando por fin aquel pequeño hueco en el cuerpo del menor que tanto había deseado invadir.

 

Le apretó introduciendo suavemente un dedo en aquel suave y estrecho calor mientras apretaba al otro contra el colchón haciendo que la punta de su erección se restregase contra sus macados abdominales.

 

Law jadeó en el beso sin saber si gemir o quejarse.

 

Pero Doflamingo le relamió insistente, y Law se obligó a relajarse entre las manos del otro que comenzaban a invadirle cada vez mas insistentemente. Al rato un segundo dedo y después un tercero entraron en él y Law se apretó contra el enorme hombre encima suyo tensando la mandíbula para no gritar de dolor. Doflamingo estaba repartiendo besos cariñosos por su cara, por sus ojos cerrados fuertemente, su boca, su frente...

 

—Relájate Law—le susurró preocupado por su tensión—se pasara en un momento—

 

Y Law como siempre quiso partirle la cara. Si tan fácil era ¿ por qué no cambiaban posiciones y era él el que le metía cosas en el trasero? Estúpido e idiota flamenco. Pero el otro seguía jugando con él y él estaba comenzando a perderse.

 

—Law, voy a entrar—le avisó de repente dándole un casto beso en la boca.

 

Y Law decidió que cuando aquello acabase le iba a estrangular. Sobre todo cuando oyó como el mayor se quitaba los pantalones y sacaba a la luz a su gigantesco monstruo en toda su gloria. Aquello no entraba dentro suyo ni de coña. Pero al parecer el rubio no pensaba lo mismo que él. Retrocedió asustado y de nuevo se encontró atrapado entre el mayor y el colchón. Mierda, joder, no quería, iba a doler. Doflamingo le miró con aquella mirada bicolor suplicante y hambrienta, y Law tragó saliva.

 

—No pasa nada—le dijo el mayor volviendo a rozar con delicadeza sus labios—te prometo que te va a gustar—

 

Y alzándole una de sus piernas y apoyándola sobre su hombro de nuevo, se apretó contra él deslizándose en su interior. Al principio fue doloroso como Law pensaba, el mayor era demasiado grande y él estaba demasiado poco acostumbrado a aquello, pero entonces el idiota golpeó algo dentro suyo y Law gritó repentinamente entre espasmos de placer. Jadeó sorprendido. ¿Qué cojones...?

 

—Ves... te lo dije—le comentó el otro sonriéndole arrogante desde encima suyo.

 

Law le fulminó con la mirada suspirando aun ante aquella impresionante sensación chispeando en sus terminaciones nerviosas.

 

—...Muérete—le soltó molesto con la actitud de sabelotodo del mayor.

 

Y Doflamingo en respuesta a tan cariñoso comentario, salió rápido y le volvió a embestirle violentamente haciendo que sus caderas chocasen con un sonido obsceno. Castigándole su entrada por tocapelotas.

 

Doflamingo gimió sin poderlo evitar ante el gesto. Law volvió a gritar al repetirse el mismo ataque a aquel punto, apretando al mayor entre sus brazos y piernas como si intentase exprimirle.

 

Y luego el rubio volvió a salir y a volver a entrar. Sin dejarse ni un momento para adaptarse a la situación. Solo embistiéndole violentamente haciendo que cada oleada de placer se sobrepusiese a la anterior que todavía no había acabado. Cada vez más fuerte, cada vez más potente. El cuerpo del menor dejo de responderle al rato totalmente entumecido, y simplemente intento dedicarse a sobrevivir a todo aquello. Su boca gritaba del más puro placer que había sentido en toda su vida, intentando captar aire entre la hábil lengua del otro y sus propios jadeos. Se estaba mareando. Su mente se alejaba de donde debía estar dejándole con una sensación eufórica. Su cuerpo palpitante coreaba a duras penas el ritmo que marcaba el mayor: aquel vaivén acelerado que le provocaba espasmos con cada empuje. Se aferró al rubio de ojos violetas sin poder hacer nada más, le apretó entre sus temblorosas piernas y le abrazó los hombros sintiendo como su cuerpo cada vez tocaba menos el colchón sobre el que estaba gracias a las fuertes manos del mayor apretándole tanto que le alzaba del colchón y que sabía que iba a dejarle marca en su sensible piel.

 

No sentía nada mas, solo estaba Doflamingo rodeándole y llevándole al séptimo cielo. Los dos juntos, los dos apretándose desesperados y sin poder pronunciar una palabra decente.

 

Doflamingo por su parte tenia calor, demasiado calor. Sabía que no iba a durar mucho más con aquello, Law estaba siendo más de lo que jamás había esperado. La forma en que le aferraba, como si estuviese desesperado por sus manos, por sus abrazos o por sus mordiscos estaban llevando al rubio rápidamente al abismo. Era la primera vez que veía al otro así, pidiéndole algo de aquella forma desesperada, apretándole e impidiéndole marcharse, con el sufrimiento en la cara cada vez que se separaban para volver a unirse.

 

Le quería, no sabía el menor lo estúpidamente enamorado que estaba de él. Y el sentirle así: tan entregado y falto de él, le provocaba tal sentimiento de felicidad que su pecho se desbordaba. Quería llorar y gritar de alegría: tenia a Law, Law era suyo. Le necesitaba. Le quería. La simple realización de ese hecho podía con él.

 

Sus besos cobraron intensidad al igual que sus embestidas, torturando aquel punto dentro del otro que desde el primer momento le había arrancado aquellos preciosos sonidos. El menor gimió fuertemente contra su boca como había esperado arqueándose contra el colchón entre sus manos y apretándole tan ávidamente que el mayor también se estremeció extasiado.

 

—Aaaaaah...—

 

Law acabó entre los dos. Temblando adorablemente bajo suyo aun aprisionado entre sus brazos y sin el más mínimo espacio personal que no estuviese invadido por el otro. Aguantando con ligeros lloriqueos sus cada vez mas erráticas embestidas cuando el ya había acabado y estaba más sensible que nunca a las caricias invasivas del mayor. Sin dejar de besarse ni un segundo, como si se necesitasen en cada suspiro para vivir.

 

Doflamingo se lo quería decir, le necesitaba decir que le quería, Law tenía que saberlo, debería liberar esa presión en su pecho y el otro tenía que conocer aquella peligrosa emoción, tenía que advertirle.

 

Pero a la vez su cuerpo decidió que tampoco podía aguantar todo aquello mucho más y las palabras murieron en sus labios. Con un grave gruñido se derramó dentro de la estrecha entrada del menor de golpe. Law le devolvió al sentirlo un leve y rendido gemido al rubio y le abrazo aun más fuerte, como si hubiese estado esperando ansioso que lo hiciese. Luego, pasado el perfecto momento de liberación, siguió paseando sus elegantes manos por el fuerte cuerpo del rubio extrañamente codicioso.

 

Los minutos pasaron mientras ninguno parecía querer parar los besos y caricias. Como si no tuviesen suficiente tiempo o vida para devorarse mutuamente. Con Law aun sintiendo al mayor en su interior, con Doflamingo sin querer abandonarle. Ambos cansados tanto física como mentalmente, pero aun así intentando calentar al otro de nuevo y repetir el asalto. Porque ya podrían dormir después, ya hablarían después, lo importante ahora era demostrarle al contrario lo que sentían sin la necesidad de empalagosas y patéticas palabras.

 

Porque ambos se habían dado cuenta de que ya no podían ocultar más sus sentimientos por el otro por mucho que lo intentasen. Porque aunque se peleasen y se tocasen las narices a todas horas ya no podían vivir sin el contrario.

 

 

Notas finales:

El otro dia estaba escuchando la radio y pusieron la cancion nueva de Pink, la de "True Love" ( http://www.youtube.com/watch?v=c6vsHF3E9NU ) y me recordo a este fic con lo de la relacion amor-odio que se tienen. Me emocione estupidamente, y mi amiga me miro raro pensando seguramente que estaba loca XD

Pero bueno, volviendo al fic ¿Ha sido lo suficientemente empalagoso o queriais más amor y arcoiris? No os quejareis, no? un lemon de diez malditas paginitas que me ha costado la de dios ¬¬

En fin, esto iba a ser más corto en un principio y iba a poner luego alguna que otra cosilla, pero nu se que pasa que siempre me enrollo mucho en estas partes asique el fic se va a alargar un poquillo más. Quedaran como dos capitulos o así, asique espero que os este gustando, porque llegamos al final. O.o

Bueno, un besaco a todos los que leeis y muchas gracias por los reviews.

Chauus~ 


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