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El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

Hola, hola, mis fanseses!!! Heme aquí después de una eternidad con nuevo capítulo. Como ustedes entenderán, la escuela suele absorber mucho tiempo y dejarnos sin inspiración, y como tal ese fue mi caso. En fin, para compensar los daños, XD, este capítulo va a estar muy muy extenso, así que léanlo sólo si tienen tiempo.

 

Notas preliminares:

Como dije anteriormente, este capítulo va a estar mucho más largo por las siguientes razones: para la ronda final de la guerra de bandas, he utilizado una canción llamada Panophobia, de The Agonist, del álbum Prisoners (2012). Para esta ocasión sí es recomendable (ojo, no obligatorio) que la escuchen antes de empezar a leer el capítulo, y sobre todo que presten atención a su estructura para una mejor comprensión. Habrá partes de la letra que no estarán traducidas, esto porque traté de hacer que la lectura fuera en tiempo real, por así decirlo. Por este motivo debe leerse sólo si tienen el tiempo suficiente, no pretendan leerlo a la carrera porque sí se van a liar un poco.

Ahora bien que si quieren ahorrarse el buscar la canción y demás, les paso más o menos la estructura (no lo recomiendo del todo, pero es decisión de ustedes):

Cuatro estrofas cantadas con voz gutural, un estribillo con voz clara, un ad lib (verso o línea adicional que se intercala entre las partes de una canción, generalmente es una línea repetida con diferente entonación)  y media estrofa con voz gutural, otra media estrofa con voz clara, otra estrofa con voz gutural, otra vez el estribillo con voz clara, un puente con voz clara y otro ad lib.

 

Por último, aparición de otro personaje nuevo, que sí tendrá relevancia de aquí en adelante.

 

Bien, dicho todo esto sólo me queda decir: ¡A leer se ha dicho!

 

Disclaymer: los personajes de Junjou Romantica y la canción Panophobia son de Shungiku Nakamura y The Agonist, respectivamente.

Capítulo 26: En el metal no hay actos inocentes -  Parte III

 

Los minutos transcurrían y Exilieth aún no conseguía una chica. Misaki se comía las uñas, inquieto por la negativa de Danielle. Y esa preocupación por Danielle le molestaba de sobremanera al escritor.

 

–¿A qué otras 'chavas' conocemos? –dijo el bajista– Necesitamos una, pero ya.

–Kira-san podría ser buena opción –Nowaki aludía a su compañera de la tienda de música.

–Acabo de llamarle y no responde –advirtió Shinoda.

–¿Y Mika-san?

–Enferma.

–Yo puedo ayudarles.

 

Al oír esa voz al fondo, Exilieth quiso saltar de la alegría: una persona de la misma estatura y complexión de Misaki, de larga y lisa cabellera negra, ataviada con un vestido corto estilo victoriano color blanco, y una bonita y reluciente armadura roja que se adaptaba perfectamente a su cuerpo, con detalles en plateado y máscara, espada y escudo incluidos (1), hacía acto de aparición. Aunque la máscara no permitía apreciar sus rasgos, por el timbre de su voz deducían que era precisamente la solución a su problema: una chica. Probablemente pintaba unos 18 años.

 

–¿Quién eres tú? –inquirió Hiroki con cierta desconfianza.

–Con todo respeto, el asunto sólo es con Exilieth, por favor no interfiera –el tono de la chica era seco.

–¡Pero qué…!

–Ya escuchaste a la dama, el asunto es con ellos –dijo Miyagi– Ven, vamos por un trago.

–¡Qué trago ni qué ocho cuartos!

–Vaya, Kamijou-sensei –le instó Nowaki sin perder la sonrisa– se le ve muy tenso.

–¡Tensas tus cuerdas vocales en cuanto te ponga las manos enci…! –se dio cuenta del numerito que estaba armando, así que prefirió callarse– Bien –gruñó resignado y se fue tras Miyagi.

–Creo que nosotros también estamos de más –espetó Akira, llevándose a su primo.

–Pues yo no pretendo mover un pie de aquí.

–¡Sensei! –replicó Misaki.

–Está bien, sólo no se meta ¿de acuerdo? –Usami asintió de mala gana– Bien, a lo que vine: esta noche cantaré con ustedes.

–Pero aún no nos dices quién eres.

–Mi identidad es lo de menos –musitó la pelinegra con tono frío– Lo importante es que me necesitan si quieren ganar.

–Sí, pero…

–Prometo que me conocerán en cuanto termine la competencia. Ahora por favor escuchen lo que tengo que decir.

–¿De verdad nos ayudarías? –inquirió el peliazul con esperanzas, ella asintió– Muchas gracias, señorita.

–Pero tengo mis condiciones.

–Ya decía que no lo harías de a gratis –murmuró Shinobu.

–Has acertado, Caballero Plateado.

–Lo que sea que necesite, con gusto lo haremos.

–¡Misaki! –le reprendió el baterista.

–¿Estás seguro, Caballero Esmeralda?

–Es lo menos que podemos hacer por la persona que nos apoyará ¿no creen?

–Bien dicho. En fin, mi primera condición es que sólo yo cantaré.

–¡Pero señorita, esa canción tiene partes…!

–Lo sé, Caballero Zafiro, pero me conozco bien y sé que puedo hacerlo. De lo contrario no estaría aquí parada frente a ustedes ¿no creen?

–Supongo que sí.

–Continúo. Mi segunda condición no tiene que ver con la competencia, pero la diré de todas formas: quiero una cita con el Caballero Esmeralda…

–Olvídalo –terció Akihiko, abrazando posesivamente al castañito– Misaki es mío.

–¡Sensei! –el ojiverde trataba de librarse de su agarre– ¡Déjese de bromas, esto es serio!

–Yo también voy en serio.

–No importa. Quiero una cita con él y no aceptaré menos.

–De ninguna manera. Si no te gusta, puedes declinar. Encontraremos a alguien que sí esté dispuesta a…

–¿En menos de tres minutos? Lo dudo.

–¿Cuánto quieres por cantar con ellos? –soltó al menor y sacó su chequera– Te pagaré la suma que quieras, menos con esa absurda condición ni ninguna de ese tipo.

–Quiero tu Stratocaster –la chica ignoró olímpicamente al escritor y se dirigió a Misaki.

–¿Qué?

–Por eso nunca hemos tenido integrantes mujeres –musitó Shinnosuke– Son muy problemáticas.

–Pero me necesitan, Caballero Dorado.

–Demo… esta guitarra… es muy especial para mí –farfulló Misaki con tono nostálgico– es de los pocos recuerdos que poseo de mi mentor, y me dolería mucho desprenderme de ella… por eso yo… acepto –el escritor no podía creer lo que su pequeño decía– ¡Acepto tener esa cita!

–Elegiste bien, Caballero Esmeralda. Ni tú ni tus amigos se arrepentirán… lo prometo.

 

 

Keep out the intruders! Put the drawbridge up!
The enemy ransacked what we had just rebuilt!
Now the garden lies in serene symmetry
And severe color theory…

(¡No dejen pasar a los intrusos! ¡Levanten los puentes!
¡El enemigo saqueó lo que habíamos reconstruido!
Ahora el jardín yace en serena simetría
Y teoría en color severa…)

 

Y empezaba el último número, con fuertes golpes y una áspera voz gutural a cargo de Yuuki, vocalista y líder de Ashes & Blood. Sobre el escenario se encontraban todos los integrantes de las dos bandas contendientes, pero en la parte central estaban los mejores elementos –según los jueces– a cargo de los instrumentos: Saito en la batería, Rika en el bajo, y a cargo de las dos guitarras Misaki y Nowaki. Como vocalistas contendían Yuuki y Ayaka contra la Dama Rubí –como se le apodó a la vocalista provisional de Exilieth–.

 

Akihiko, por su parte, asesinaba con la mirada a esa tipa tan osada que tuvo la desfachatez de exigirle a su pequeño una cita enfrente de sus narices. Sin embargo lo que le abrumaba de sobremanera –aunque no lo demostrara– era el hecho de que Misaki hubiera aceptado sin rechistar.

 

“Además mencionó a su maestro con tanta añoranza… ¿Quién? ¿Quién es ese tipo? ¿Por qué Misaki no puede desprenderse de esa guitarra? ¿Qué significa esto?”

 

Luego fue el turno de Ayaka, que entonaba el estribillo con una melodiosa voz clara:

 

Each battle lost is a mile gained on the terminal timeline.
We all fear the last few inches but they’re so far out, we’re blind.

 

Y antes de que Yuuki prosiguiera, la Dama Rubí atacó…

 

Each battle lost!!

(¡¡Cada batalla perdida!!)

 

…con una potente y poderosa voz gutural…

 

A dysfunctional team, we are, no one following the rules.
Yes I’ll do my best to protect you but your disobedience intrudes.

 

…para proseguir con una voz clara, mucho mejor que la de Ayaka…

 

Skeletons escape the flesh
like ants through tightly clenched fists.
This time impeach the tyrant!

(Los esqueletos escapan a la carne
como hormigas a través de los puños estrechamente cerrados.
¡Esta vez acusen al tirano!)

 

…y volver con voz gutural.

 

What a contradictory statement – suicidal self-preservationist...

(¡Qué declaración contradictoria - suicida auto-conservacionista!...)

 

El público estaba anonadado y a la vez extasiado por la interpretación de aquella mujer, pues su capacidad de cambiar drásticamente y sin ningún problema de voz gutural a voz clara era simplemente impresionante. Aunque los instrumentos tampoco se quedaban atrás: Saito, Rika, Nowaki y Misaki también aportaban lo suyo. No obstante, el dominio del público se lo estaba llevando Exilieth gracias a las melodías cruzadas ejecutadas por las dos guitarras… y la banda rival lo sabía.

 

Por otro lado, Kai Shinoda miraba a la chica esbozando una sonrisa de satisfacción.

 

–Tal vez pueda convencerlos de que sea vocalista permanente de Exilieth.

–Olvídalo –contraatacó el escritor– Si lo haces, te aseguro que Misaki no volverá a tocar ni para ellos ni para ti.

 

“Lo siento, Misaki”

 

–Esa decisión no te corresponde a ti ni a mí… es más, ni siquiera a sus compañeros, sino al mismo Misaki… y créeme, hará lo que sea por seguir tocando.

 

“¿Lo que sea… incluso irse de mi lado?”

 

La Dama Rubí terminaba el estribillo y se despojaba de la máscara, dejando ver su piel blanca como porcelana y unos bonitos ojos color magenta. El público eufórico lanzó otro grito, y ella al mismo tiempo iniciaba los versos finales.

 

This is a forced entry.
This is algometry.
This is panophobic.
Immunity gets sick...

(Esto es una entrada forzada.
Esto es algometría.
Esto es panofobia.
La inmunidad se enferma…)

 

“Una entrada forzada… ¿Eso es lo que soy para él? ¿Una entrada forzada en su corazón?” se preguntaban el escritor y el baterista de Exilieth, para su respectiva persona especial.

 

Entre gritos apasionados y el famoso headbanging, la audiencia declaraba a los ganadores.

 

–¡Exilieth! ¡Exilieth! ¡Exilieth…!

 

Y Ashes & Blood lo sabía: sabía que no sirvió de nada su artimaña y que la derrota ya era inminente.

 

Each battle lost!!

(¡Cada batalla perdida!)

 

Fin del juego.

 

–Y los ganadores, por una diferencia de cinco puntos son… ¡Exilieth!

 

Los cuatro caballeros no cabían en sí de tanta felicidad, incluso Shinobu sonreía, sorprendiendo a sus compañeros pero en especial a Miyagi, quien por primera vez veía esa expresión.

 

–¡El primer premio es… 100 mil yenes para cada uno! Incluyendo a la chica –en ese momento entraron dos chicas que hicieron entrega del premio– ¡Pero el premio más grande de esta noche, sin duda, es…! –abrió un sobre y exclamó con cierta sorpresa: – ¡Wow! ¡Tocarán en el previo para Onmyou-Za (2) en concierto!

 

Sí, todo era felicidad para los cuatro caballeros, tanto así que el Caballero Esmeralda abrazaba efusivamente a la Dama Rubí.

 

–¡Además de eso, tendrán la oportunidad de conocer a la persona que hizo posible esta contienda! ¡Muchas felicitaciones!

 

 

Un rato después bajaban del escenario, no sin antes estrechar la mano de cada uno de los integrantes de Ashes & Blood, quienes no tenían más opción que aceptar su derrota y agradecer que Exilieth no los hubiera denunciado.

 

–¡Seremos teloneros de Onmyou-Za! –exclamaba Shinobu– ¡El estúpido de Sumi se pondrá verde de envidia! ¡Toma eso, motherf*cker!

–¡Genial, viajaremos a Okinawa! –Shinnosuke pintaba cara de fan enamorada– Siempre quise ir a Okinawa… disfrutar un buen bentö, sumergirme en las aguas termales, visitar algunos sitios interesantes…

–Etto… señorita –habló Nowaki.

–Lo sé, lo prometido es deuda –en ese momento Kai, Akira, Hiroki, Miyagi y Akihiko llegaban para felicitarles– Mi nombre es Shimura Hotaru, discípula de Aramis…

–¿T-Taru-san? –inquirió Misaki, sorprendido.

–¡Vaya, sí que eres lento, Misa-chan! –ella esbozó una sonrisa de autosuficiencia– ¡Claro que soy yo!

–¡Oh, por amor a Cliff Burton! –el chico se lanzó a abrazarla de nuevo, inconsciente de que eso hería al escritor– ¡Sí que me engañaste!

–Debiste ver tu cara cuando pedí tu guitarra, fue tan…

–Eso fue muy cruel –el chico hizo un puchero.

 

Pero como todo en esta vida, el encanto se rompió por la intercesión de alguien.

 

–Nee, Misaki, es mejor que descansemos, ya es tarde.

–Estoy de acuerdo con Akihiko –dijo Shinoda– Hoy fue un día de emociones fuertes, todos nos merecemos un descanso.

–Bien, nosotros nos vamos –dijo Nowaki– Tenemos que estar bien descansados para la entrevista la semana que viene. Nos vemos.

–¿Qué entrevista? –inquirió Hiroki.

–Verás…

 

El segundo guitarrista le explicaba a su Hiro-san que conocerían el próximo sábado a la persona que les contrató a ellos y a las otras siete bandas, y que financió todo eso.

 

–Bien, yo también me voy –dijo el baterista– Ya conocen a mi hermana cuando no le contesto el teléfono… imagínense ahora cuántas llamadas tendré desde que nos secuestraron esos idiotas.

–Yo voy contigo, no pretendo dejarte solo esta vez –habló Miyagi, inconsciente de lo feliz que hacían esas palabras al baterista.

–Nos vemos mañana.

 

Asímismo Shinnosuke, Kai y Akira se dispersaban, quedando solamente el escritor, el primer guitarrista y la pelinegra.

 

–Tiene razón –un bostezo largo advirtió la necesidad de dormir– Etto… bueno, tengo que irme, Taru-san. Fue un gusto encontrarte.

–A mí también me dio gusto, Misa-chan.

–Sí, sí, sí –siseó el escritor, quien prácticamente se llevaba a rastras a su castañito.

–Por cierto, Misa-chan… –el aludido volteó a verla– lo de la cita sí va en serio… no se te ocurra llegar tarde o dejarme plantada ¿entendido?

–Etto… ¡hai!

.

.

Sábado por la tarde. Un auto negro bastante lujoso transportaba a cuatro muchachos y una muchacha, quienes ya habían vuelto de su entrevista con esa persona. Kai Shinoda les dio el día libre para que atendieran ese asunto, por lo que éste sábado Claymore tocaría en su lugar en El Cuartel del Metal.

 

–¿Cómo creen que se lo tomen sus padres? –inquirió Hotaru, mientras jugaba con el PSP de Shinnosuke.

–No lo sé y ni me importa –soltó el baterista– De todas formas nunca están en casa. Cualquier coartada que les invente es buena.

–¿Y no tienes a alguien que te cuide, o algo así?

 

Shinobu inmediatamente pensó en su ex-cuñado, pero luego recordó que tuvieron una pequeña riña.

 

–Sí, pero no le caigo muy bien que digamos… seguro que hasta se va a alegrar si tomo esta oportunidad.

–¿Y tú, Misa-chan?... ¡Espera! Adivinaré: como siempre Takahiro sigue de arenoso diciendo que el metal es malo para ti y blah, blah, blah…

–Etto… algo así… la verdad no creo que a mi tutor o a nii-san les vaya a caer esto en gracia –titubeó el primer guitarrista.

–Pero ten en cuenta que esta oportunidad es única e irrepetible… tal y que luego te arrepientes por no haberla tomado.

–Estoy consciente de eso, Taru-san, demo…

–Pobre de ti… en serio eso de ser menor de edad se me hace una lata… por cierto ¿Qué hay de ti, Kusama?

–Bueno, estoy preparándome para volver a la Facultad de Medicina al final del verano, pero supongo que no me vendría nada mal... quedé huérfano prácticamente desde que nací, así que vivo solo.

–¿Y tú, Shinno-tan?

–Mis padres me echaron y jamás regresé… no tengo ninguna responsabilidad con ellos, así que yo sí le entro.

.

.

Domingo por la mañana. Cierto pelinegro no había podido conciliar el sueño, pues anoche tuvo una riña con su rubio inquilino. El motivo había sido el mismo de siempre: la exigencia del muchacho por que asumiera su responsabilidad. La semana pasada, justo antes de lo del secuestro y la guerra de bandas, el chico aparentemente había dejado de lado el tema, pero cuando terminó la competencia otra vez le salió con lo mismo. Sin embargo, creía que esta vez sí se había pasado un poco de la raya con él.

 

“¡Si quieres divertirte, búscate a alguien más y deja de molestarme!”

 

Las palabras en sí mismas no fueron la gran cosa, al menos no comparadas con el empujón que le propinó cuando Shinobu entró a su dormitorio con la camisa desabotonada y se posicionó sobre él intentando hacer lo mismo con la suya. No se había medido y terminó por hacer que el ojigris se golpeara la cabeza con la mesita de noche a un lado de la cama. Posterior a esto, Shinobu salió huyendo como cervatillo asustado, y desde ese entonces no le dirigía la palabra.

 

–Ya me disculpé con él, pero simplemente no escucha –se sobaba las sienes, levantándose de su cama– ¿Qué se supone que haga?

 

Se vistió con lo primero que encontró, y luego procedió –como cada mañana desde los últimos días– a llamar a su puerta, pero le extrañó que no le contestara con su característico 'lárguese'. Harto de su indiferencia, procedió a abrir la puerta de la habitación, topándose con que ya no estaban las pertenencias del muchacho.

 

Pero no era el único, algo similar ocurrió con los otros tres miembros. Por ejemplo, Ijuuin, quien ya llevaba la semana viviendo en casa de Shinnosuke, intentaba por todos los medios ganarse la confianza y la amistad de quien fuera su discípulo de antaño en artes marciales, pero el bajista era demasiado obstinado. En una de esas optó por llevarle un muy elaborado desayuno a su dormitorio, pero sólo se topó con la puerta abierta y una nota:

 

»Estaré fuera por una temporada. Por lo que más quieras, no me llames ni me busques, no te voy a contestar. Dudo que te sigas quedando en mi casa después de leer esto, así que antes de que salgas, procura no dejar nada –eso incluye tu basura– y no olvides dejar la llave bajo el felpudo«

 

En tanto, Hiroki había ido al departamento de Nowaki, pues le había prestado un libro que necesitaba con urgencia y éste aún no se lo devolvía. Insistió varias veces al teléfono y a la puerta, pero nadie le contestaba. Transcurrieron cerca de cinco horas en las que estuvo parado ahí, hasta que apareció la portera del edificio.

 

–Disculpe ¿a quién busca?

–A Kusama Nowaki ¿sabe a qué hora volverá?

–Oh, por Dios ¿no le dijeron?

–¿Decirme qué?

–El joven Kusama se fue de aquí con sus cosas desde ayer en la noche. Incluso canceló el contrato de su piso.

 

Asimismo, el escritor había estado ocupado toda la semana en otro manuscrito, pues como siempre se atrasó con la fecha de entrega. Después de todos esos arduos días de trabajar en vela, al fin se tomaba un merecido descanso. Bajaba las escaleras, esperando encontrar a su dulce castaño preparándole un rico desayuno como todos los días, oyendo quizá a Metallica o Slayer –que ya más o menos podía distinguir sin necesidad de preguntarle–. Sin embargo sólo lo recibió un silencio abrumador. Sonrió, pensando en que seguramente su niño se habría quedado dormido con los auriculares puestos. Se dirigió a su cuarto, pero tal fue la impresión que se llevó cuando vio el closet vacío, las paredes limpias y sin uno solo de los tantos posters que la retacaban anteriormente, ni la guitarra ni el amplificador. Iba a salir a buscarlo, pero una llamada entró a su residencia: era Danielle.

 

–Etto… buenos días, Usami-san –titubeó ella– ¿Sabe usted a dónde fue Misaki-kun? –el escritor no respondió– él me llamó anoche… él se… –estaba conteniendo sus ganas de llorar– él se despidió de mí sin decir más… no me dijo a dónde ni por qué… ¿usted sabe algo?

 

Un ruido seco se oyó, pues de la impresión Akihiko soltaba la bocina del teléfono, mientras su corazón palpitaba a más no poder.

 

–Sensei… sensei…

 

 

CONTINUARÁ…

 

Notas finales:

1.- Me basé en estas imágenes para la armadura y el vestido (obviamente tienen que imaginárselos con los colores descritos en el fic):

http://1.bp.blogspot.com/-JYL2dTbEeWE/T724HQe3oVI/AAAAAAAAAIw/Cj9TOCpdzIQ/s1600/Yuna+Saint+seiya+Omega.jpg

http://www.ropa-gotica.com/vestido-pin-up-corto.jpg

2.- Onmyou-Za es una banda de heavy metal japonesa. Recomiendo que la escuchen, muy buena a mi gusto.

3.- Referente a la canción: 'Panofobia' es un miedo injustificado, como una ansiedad constante de que algo pasará en algún momento. Eso también incluye el miedo al mismo miedo. 'Algometría' se refiere a una estimación del dolor, o sea una forma de medirlo. 'Cuatro procedimientos' son: Pragmatismo, relativismo, positivismo y personalismo (esto viene en una de las estrofas que no incluí, pero lo aclaro por si les interesa checar la traducción completa).

Como otro dato interesante, la capacidad que le inventé a Hotaru en realidad sí la tiene Alissa White-Gluz, vocalista de The Agonist.

 

Lo sé, demasiado elaborado este cap, pero como dije antes tenía que compensar los daños, además que no sé cuándo pueda actualizar de nuevo. En fin, como siempre acepto sus comentarios, sugerencias, felicitaciones, críticas constructivas. Eso me ayuda a mejorar. Bien, sin más qué decir, me voy. Chaito.


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