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El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

Hola, hola, fanseses!! He aquí con otra entrega de este fanfic. Debo admitir que fue difícil tomar una decisión, pues al inicio los votos estaban iguales, así que tenía que escribir las dos opciones por separado. Sin embargo justo hoy las terminaba, y justo hoy me llegó el comentario decisivo.

Citaré los comentarios que recibí para que sepan el por qué tomé tal decisión (dije citaré, eso incluye sus faltas ortográficas, XD). Repito, las dos opciones ya estaban listas, pero una la publiqué justo ahora y la otra la subiré la semana siguiente.

 

La pregunta era: ¿les gustaría que lo continuara en el próximo capítulo, aunque implique alargar más este corto, o lo dejo como un extra para la posteridad y sigo con la línea de tiempo original?

 

Kido_Kun (Amor Yaoi):

O.O!!!! p-pero quedo muy abierto... ahora no me despegare de la pantalla

 

stuki-chan (Amor Yaoi):

me gustaria mas el original quiero saber que sigue, adoro amo tu fic espero tu proximo cap besos te kiero..... ;)

 

usami tenshi (Amor Yaoi):

me encanto el cap *0* y pues pienso que deberias seguir la linea del tiempo normal haha me encanta el lemon y todo pero no quiero que sea un problema para la historia que ya tienes haha bueno esperare el proximo capitulo a ver que decides n.n

 

Krissia Snchez (FF):

Wwwoooooowwww Misaki, guitarra, Akihiko, dijo que si.

Exijo otra entrega de este corto con una escena candente en donde Misaki deje de ser inocente y ademas lo esperare con ansias.

Espero lo subas pronto porque lo tienes que subir.

 

BlackLady713 (Mundo Yaoi):

WOOOOOOOOOW!!!!!

 

Otra pista mas!! cada vez mas cerca de Aramis!!!!! valgame! ya kiero saber mas!!!! que paso con Aramis!! en donde esta y cuando va a volver!! al fin supe como se hizo ese tatuaje!!! ese Aramis.... se ha ganado mas mis respetos. Donde consigo uno asi?

 

x lo mientras.... MISAKI ES LINDO!!!!! X DONDE LE VEAS ES LINDO!!!! me vale si me echa un panal en el coche x eso o si m golpe hasta la muerte.... Misaki es jodidamente lindo (incluso sus venganzas y travesuras son lindas)

 

y waaaaa!!!! me djaste pikada, kiero saber del lemon (si, si, lo se, soy una perver y q? yolo crayolo) kiero saber q "cosas" le hizo o l va a hacer Usagi a Misaki en el carro, que por cierto se gano esa "sesion" despues de comprar semejante guitarra...

 

ya kiero saber mas....

 

Y por último el comentario de hoy (que fue inesperado para mí, XD)

 

aryana (Aino Fansub):

Kyaaaaa esta muy buenoo mmm y lo dejaste en la mejor parte y me encanta creeo k deberias seguirle como dices hacerlo un poco mas largo

 

Bueno, pues como pueden ver ganó la mayoría. Así que ya saben de qué va esto. Pueden escuchar la música que quieran, pero no es obligatorio. Yo escuchaba estas canciones mientras redactaba el cap.:

 

Slow, love, slow, de Nightwish, del álbum Imaginaerum (2011).

Losing my religion, cover de Lacuna Coil, que encuentran en el álbum Dark Adrenaline (2013).

Wait for you, de Atreyu, del álbum Congregation Of The Damned (2009)

Nothing Else Matters (clásico), tanto la original de Metallica, como la versión de Apocalyptica (en el álbum Inquisition Symphony, 1998).

Snowbound, de Arch Enemy. La versión original es del álbum Wages of Sin (2001), y la versión acústica pertenece a Khaos Legions (2011).

Trois Vierges, de Epica, del álbum Consign to Oblivion (2005).

White waters, de Epica, del álbum Design your Universe (2009).

Astral Romance, de Nightwish, del álbum Angels Fall First (1997).

 

Eran más, pero son todas las que recuerdo. Bueno, basta de mi perorata ¡A leer, se ha dicho!

 

Disclaymer: Nada me pertenece, salvo el fanfic y algunos personajes de mi invención.

Capítulo 42: La cuerda roja de un corazón enamorado

 

—Misaki… voy a hacerte el amor.

—H-hai.

 

E: Primera cuerda, la más fina de todas.

 

Recordaba vagamente que Aramis le había dicho alguna vez que las palabras no tenían su peso por sí mismas, sino que lo adquirían con el tono y los sentimientos con que eran pronunciadas —tanto en una canción como en la vida misma—. Asimismo, decía que aunque la sexta cuerda también llevara ese nombre, el calibre y la nota que daba cada una era lo que hacía la diferencia. La proposición de Usami bien podía haberle sonado como la sexta cuerda: grave, penetrante al oído y profunda. En cambio el dar su aprobación había sonado más bien como cuando pulsó la primera cuerda de su primera guitarra por primera vez: un sonido un tanto corto y agudo, pero cristalino y muy claro.

 

Las yemas de los dedos de Akihiko se deslizaban sutilmente sobre su piel semidesnuda, como si intentara memorizar cada centímetro únicamente con el tacto. Al mismo tiempo unía sus labios con los suyos, de forma tierna, con paciencia, sin apuros. En esos momentos él no podía hacer más que llevar las manos tímidamente hacia las plateadas hebras y deslizar sus dedos entre ellas. Aunque no se lo dijera abiertamente, le gustaba esa sensación en sus dedos. Esos simples roces producían en él vibraciones parecidas a las de la primera cuerda de su guitarra: cortas, un tanto agudas, pero en suma profundas.

 

B: Segunda cuerda, ligeramente más gruesa que la primera.

 

El peliplata apresaba los labios de su adoración, profundizando cada vez más ese beso cargado de amor, ternura y una pasión latente. Cuando fue necesario separarse, los ojos violetas se encontraron con los verdes, que estaban entrecerrados y mostraban ese brillo tan especial y único que nadie, ni siquiera él, podría borrar. Le dio un beso corto y pasó a morder levemente el lóbulo de su oreja…

 

—Aahh… —…sacándole un corto pero audible jadeo. Depositó varios besos desde el cuello, pasando por los hombros hasta sus finas clavículas— Hmmm… aaah… ngh…

 

Asimismo esos besos pasaban a ser pequeñas mordidas, no demasiado fuertes, pero sí lo suficientemente como para dejar marcas… marcas que lo caracterizarían como suyo y que nadie podría borrar, ni siquiera Hotaru Shimura.

 

—Misaki… te amo…

—U-sa-gi-san…

 

Si bien era cierto que ya había tenido otras experiencias en el pasado, el hacerlo con la persona a la que verdaderamente amaba era toda una experiencia nueva para él —por decirlo de alguna manera—. Asimismo no era necesario preguntar para saber que era la primera vez de su adoración, pues la inocencia e incertidumbre con que lo miraban esos ojitos esmeralda, así como las pulsaciones de su corazoncito bajo las yemas de sus dedos, y el leve temblor de su cuerpo, lo delataban.

 

G: Tercera cuerda, de un calibre intermedio.

 

Ahora el ojiverde sentía cómo el escritor se enderezaba y lo tomaba de la cintura con una mano para que se sentara a horcajadas sobre él. Sin que dejara de besarlo, Akihiko se deshacía de su camisa y más tarde se separaba para comenzar a lamer uno de sus pezones, trazando con la punta de la lengua círculos a su alrededor. En cuanto se puso duro, lo mordió…

 

—Aaaah… —provocándole algunos suspiros todavía más audibles que los anteriores, tales como la tercera cuerda de su guitarra: vibraciones de mediana duración y aún más penetrantes al oído. Lo mismo sucedió con el otro— aaaah… U-sagi-san…

 

Besos más duraderos y más demandantes. Ahora ya no eran simples roces: la húmeda lengua del mayor buscaba adentrarse en su boca, y una vez que lo consiguió, comenzó una batalla entre ésta y la suya, una batalla en la que Usami llevaba la ventaja. El guitarrista no se había soltado del cuello del escritor y eso le permitía aferrarse con más fuerza. Cuando era necesario respirar, se separaban de manera lenta para mirarse a los ojos y sus labios volvían a unirse.

 

D: Cuarta cuerda.

 

El ojiesmeralda estaba recostado de nuevo sobre el asiento. Akihiko seguía descendiendo entre besos húmedos por todo el torso del menor, desde el cuello hasta el ombligo, en el que introdujo la lengua y simuló penetraciones. Misaki arqueó la espalda ante esto, y un calorcito recorrió todo su cuerpo. Le dio otro beso y luego se dispuso a desabrochar lentamente los jeans del menor. Los bajó un poco, encontrándose con ese tatuaje tan malditamente provocador. Por los nervios de estar de vuelta con el escritor, Misaki olvidó cubrirlo con la pintura como siempre lo hacía. Usami daba unas cuantas lamidas y pequeños mordiscos sobre la estrella negra de Metallica.

 

—Nnngghh… Usagi-san… hhhmmm… —mientras una mano lo estimulaba con movimientos de arriba abajo y cada vez más rápidos— Aaahhh… es-pere… no… aaahh… —y la otra jugueteaba con sus pezones.

 

Debía admitir que nunca le había pasado por la cabeza llegar hasta este punto con ninguna persona, hombre o mujer, pues a decir verdad no había más mundo para él que su familia, la escuela, su guitarra y su música, pero justo ahora estaba conociendo otras cosas, sensaciones que no podía enseñarle un maestro, tal como lo dijera Aramis. Por ello tal vez le resultaban nuevas —y a veces hasta vergonzosas— las demostraciones de afecto de Usagi-san. Su cuerpo vibraba y temblaba ligeramente, su respiración se volvía agitada y el calorcito que sintió inicialmente se volvía abrasador. Tanto sus jeans como el bóxer fueron retirados por completo, dejándolo totalmente expuesto ante la mirada color violeta.

 

—Eres tan lindo… —dijo el escritor en un murmullo cargado con cierta lascivia.

—N-no diga e-eso —Misaki desvió la mirada, con los pómulos teñidos en carmín— No soy lindo…

—Tienes razón —Akihiko le daba otro beso y al separarse le sonrió y agregó: —…esa palabra se queda corta para describirte, mi Caballero Esmeralda.

 

Y era cierto, las palabras no le alcanzarían para describir la vista que le ofrecía su amado: con las piernas flexionadas y abiertas, las manos apretando con fuerza el asiento, con las mejillas teñidas de un intenso color carmín y la piel perlada por diminutas gotas de sudor, los cabellitos castaños revueltos, diminutas marcas rojizas en todo su torso, los botoncitos enrojecidos y un brillante caminito de saliva sobre su láctea piel, desde la comisura de los labios hasta el ombligo. Su miembro se levantaba sobre su vientre, como pidiendo a gritos ser atendido, y esos ojitos verdes… ¡cómo amaba esos ojos!

 

A: Quinta cuerda, de mayor calibre que todas las anteriores, con una mayor tensión.

 

A estas alturas la entrepierna de Akihiko comenzaba a doler y sus pantalones a apretarle, pero debía ser paciente y darle a su amado Caballero Esmeralda una experiencia grata e inolvidable. Se arrodilló y acercó su rostro a esa parte tan íntima. Primero lo lamió, saboreándolo; su lengua no se quedaba quieta, ya que disfrutaba demasiado de aquello, prestándole especial atención al glande del castaño. Luego metió completamente su falo en la boca, y el menor instintivamente aferró sus cabellos con una mano, y la otra la apoyó sobre su hombro.

 

Misaki se sentía desfallecer ante tanta calidez y presión; su cuerpo se retorcía ante las corrientes eléctricas que lo recorrían, mientras sus caderas parecían moverse por su propia cuenta en sentido contrario a como lo hacía la boca del escritor, como si buscara intensificar esas sensaciones lo más posible. Los movimientos de arriba abajo, y cada vez más rápidos, semejaban un poco a esas progresiones que lograba con sus dedos a lo largo del diapasón de su guitarra (1).

 

—Me voy a… —gimió con dificultad, pues era tal el éxtasis que experimentaba que apenas si podía respirar—… U-sa-gi-san… ¡aaaaahhh…!

 

Sin poder contenerse más, Misaki liberó su láctea esencia dentro de la boca del escritor, quien la tragó toda. Aramis le había dicho alguna vez que los momentos más intensos y significativos en las vidas de las personas eran tan efímeros y por ello adquirían un valor tan grande. Y así era: esa oleada de sensaciones tan placentera había durado apenas unos segundos, pero fue lo suficientemente intensa como para atesorarla eternamente en su memoria.

 

E: Sexta cuerda, la más gruesa de toda la serie, con una vibración más duradera, un sonido más grave y una resonancia mucho mayor. Sin embargo por sí misma no podía producir todos esos brillantes riffs y esos poderosos solos, sino en conjunto con las demás.

 

Las sensaciones anteriores hicieron a ambos vibrar, sus respiraciones eran agitadas, y ambos corazones latían desbocados, pero a estas alturas ninguno estaba dispuesto a parar. De nueva cuenta los besos y caricias se hacían presentes, con la diferencia de que el Caballero Esmeralda también se deshacía tímidamente de la camisa del escritor y deslizaba sus dedos sobre todo su espalda y su torso suave y vehementemente. A pesar del aspecto fino de los dedos de Misaki, Usami pudo percibir cierta aspereza en las yemas y las puntas, misma que atribuía a todos esos años de labores y sobre todo de práctica por los que su pequeño ahora era el primer guitarrista de Exilieth.

 

Después de darle a su pequeño un beso, Akihiko llevó sus dedos sobre los labios de Misaki, quien en principio no comprendió el mensaje. No fue sino hasta que introdujo uno de ellos dentro y tocó apenas la punta de su lengua cuando el chico pareció entender, y los lubricó muy bien, con un poco de timidez.

 

—Esto dolerá un poco —acercó su mano al trasero del menor y adentró el dedo intermedio, comenzando a realizar movimientos circulares, para acostumbrarlo.

—Nnnnn… aahh —las manos del menor se aferraron al asiento, ya que se encontraba recostado nuevamente. Unas pequeñas pero agudas punzadas de dolor se hacían presentes.

—Relájate, Misaki. Todo va a estar bien —adentró el segundo, ahora realizando movimientos en tijeras, y de a poco Misaki comenzó a relajarse. Encajó entonces el tercer dedo, dilatando cada vez más la entrada de su amado— Misaki… voy a entrar.

—Ahh… h-hai…

 

Su rostro estaba rojo hasta las orejas, cosa realmente adorable que encendía aún más al escritor. Las pulsaciones en su falo se hacían dolorosas, por lo cual tan pronto como el guitarrista estuvo preparado se despojó de su ropa, acomodó su virilidad y la introdujo lentamente.

 

—¡Aaaaahhhh… ngh…! —gemía el primer guitarrista conforme la hombría del mayor se introducía en su interior— ¡Aaahh… hmmmm… du-e-le…!

—Calma, todo estará bien…

 

Pero no era el único. Mientras masturbaba de nuevo al castaño para distraerlo de la intromisión, Usami podía sentir lo cálido y condenadamente estrecho que era el interior de su adoración. Incluso se permitió soltar un par de gemidos roncos, solo por tratarse de Misaki.

 

—¡Aaaahhh…! Misaki… eres tan… estrecho…

—¡Aaaah… hmmmm…! —cada uno de los sonidos que salía de la boca del menor tenía una duración y tono diferente, pero en conjunto formaban un riff o bien un solo, como las cuerdas de su lira. No obstante intentaba reprimirlos, ya que le resultaba un tanto vergonzoso dejarse oír así.

—Por favor, no te contengas… —murmuró el peliplata con una voz tan ronca y seductora— déjame oírte…

 

Las estocadas no se hicieron esperar después de esto. Lentas al inicio, poco a poco se hacían más rápidas y más fuertes. En principio Akihiko quería ir despacio por tratarse de la primera vez de su amor, pero la pasión era tal que no podía evitar dejarse llevar y subir sobre sus hombros las delgadas piernas del muchachito, de tal manera que las embestidas fueran más profundas.

 

—¡Usagi-san! —aquel grito por parte del castaño lo sorprendió un poco, pero pronto comprendió que había tocado ese punto en que la cordura de su pequeño desaparecía por completo. Arremetió con fuerza en ese punto, sin soltar las piernas del menor. Éste arqueaba la espalda y se retorcía debajo suyo como muestra viviente de esa nueva sensación que precisamente él le brindaba por primera vez— ¡Usagi-san… aaahhh…!

—Misaki… te amo… no lo olvides nunca…

 

Sus corazones latiendo a mil por hora, los gemidos agudos de uno y los gruñidos casi guturales del otro, sus respiraciones aceleradas, el choque entre sus cuerpos y las palabras de amor que se profesaban el uno al otro, formaban una canción, una canción que sólo podía ser ejecutada con una sola cuerda: la cuerda roja de dos corazones enamorados.

 

—U-sagi-san… me… ven-go…

—Solo un poco más.

 

Dio una última estocada y su adoración no tardó en acabar, ensuciándose el vientre. La entrada sonrosada se contrajo de golpe, provocando un gemido fuerte en el ojivioleta, quien terminó al segundo, derramándose dentro de Misaki. Ésta poderosa sensación de haber alcanzado el éxtasis con la persona que amaba era completamente diferente a cualquier otra, simplemente incomparable. Era como tocar Orión (2) con las manos. Salió del interior de su pequeño y se posicionó encima de él para abrazarlo, sin dejarle caer todo su peso.

 

—Te amo, pequeño… te amo… —decía entre suspiros.

 

Pero ya no recibió respuesta, pues el pequeño cayó rendido al mundo de los sueños.

 

Al día siguiente Misaki abría los ojos a la vida, pero la oscuridad del recinto lo hizo caer en cuenta de que no era el interior del auto con los vidrios polarizados, sino la habitación del escritor. Y eso lo comprobó cuando se supo envuelto por los brazos de Akihiko, por la espalda. No recordaba cómo había terminado ahí, pero un intenso dolor en todo su cuerpo, especialmente las caderas, lo hizo caer en cuenta de que lo sucedido el día anterior no había sido un sueño, realmente había ocurrido. Haciendo acopio de sus fuerzas y con su habilidad de escapista, se libró del abrazo del escritor, se levantó de la cama y fue a su habitación a vestirse. Como cerca de su armario estaba el almanaque, arrancó la hoja del día anterior, y con gran sorpresa vio qué día era hoy: el último día para entregar su manuscrito La metalización del alma interior.

 

—¡Por amor a Cliff Burton y todo lo que representa! —gritó— ¡Todavía no lo he impreso!

 

Agradecía de sobremanera que Akihiko tuviera una impresora, así que entró a hurtadillas al estudio y procedió a imprimir su trabajo. No demoró mucho. Apiló las hojas y las introdujo en un sobre rotulado. Todavía le quedaban algunas horas para entregárselo a Ijuuin-sensei.

 

—Vaya, aquí estás.

 

Iba de salida cuando la voz de Akihiko se dejó oír y casi lo mata de un susto. En el proceso tropezó con uno de los peluches que el mayor solía dejar por ahí tirado, y tan mala fue su suerte que el manuscrito se salió del sobre, quedando todo esparcido. Asimismo un libro del estante le había caído justo en la cabeza.

 

—¡Rayos, duele! —se quejó, sobándose el pequeño chichón que le causó ese libro.

 

Pronto calló al ver el libro abierto y leer una última línea de esa página que él entendía bien: él amó mucho a sus padres cuando estaban en vida, pero el haber conocido esa faceta oculta de su madre lo había hecho amarla todavía más. El conocer de esa música que en principio calificaba de ruidosa y sin sentido, lo había hecho apreciarla y amarla tanto como para aprender a tocar y unirse a una banda, aun cuando corría el enorme riesgo de que Takahiro se enterara y las consecuencias fueran fatales. La convivencia en estos meses con Usami Akihiko hizo que saliera a la luz una faceta de sí mismo que nunca hubiera pensado mostrar… y aunque todavía no conocía del todo al novelista, algo le decía que ese hombre al que se había entregado tenía una historia que contar, una igual o incluso más grandiosa que la suya… una historia que quería saber de principio a fin… y ¿Por qué no? Ser partícipe de ella.

 

—… Misaki… Misaki… ¡Misaki! —la voz preocupada y un poco exaltada del escritor lo trajo de vuelta a la realidad. Al parecer ya llevaba un buen rato pensando sin decir nada.

—¿Pasa algo?

—Yo pregunté primero ¿pasa algo? Te quedaste pensativo.

—Bueno… etto… no realmente. En fin ¿Qué quiere de desayunar?

—A ti.

—¡Espere, Usagi-san, no…!

 

Algunos arrumacos y algunas minutos más tarde, ambos terminaban de desayunar y ahora el chico se encontraba lavando los trastos mientras oía música.

 

“Usagi-san se ha tomado muchas molestias conmigo… incluso me compró esa guitarra tan costosa…”

 

—¿Cómo podría compensarle todo lo que ha hecho por mí?

—Únicamente cumpliendo con la primera condición que te puse ¿lo recuerdas?

 

Los brazos de Usagi-san alrededor de su cintura lo hacían estremecer. Y por supuesto recordó la condición que Akihiko le impuso aquella primera vez.

 

”Y por todo esto, mi condición es que me permitas amarte… y que me ames tanto como amas al metal” Su corazón inevitablemente latió de forma desbocada y llegó a una conclusión contundente “Tal vez… solo tal vez… quiero conocerlo y que me conozca como nadie lo ha hecho…”

 

Después de ese descubrimiento, Misaki se dirigió al estudio del escritor, donde había quedado su manuscrito. Juntó las hojas y de igual forma que hiciera el ojivioleta con el original, las pasó por el triturador de papeles para después incinerarlas.

 

»Solo el conocimiento abre la puerta al encuentro y al amor« era lo que decía esa única línea.

 

 

FIN DE LA CUERDA ROJA DE UN CORAZÓN ENAMORADO

 

Notas finales:

1. Progresión de acordes o simplemente progresión, hace referencia a una secuencia de acordes, es decir, varios acordes que se tocan uno tras otro que armonizan entre sí.

2. En varios fanfics he leído cosas como que los personajes se sienten en el cielo o las estrellas al hacerlo. Aunque significa básicamente lo mismo, mencioné a Orión porque mientras escribía, escuchaba Orion de Metallica, del álbum Master of puppets (1986). No es muy romántica que digamos, pero es la canción instrumental (sin letra) que más me ha gustado de Metallica y considerada dentro de sus mejores canciones.

 

Bien, pues esto ha sido todo por ahora. Como dije, estaré subiendo la continuación la próxima semana. Chaito.


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