En una mansión en la cima de una colina cuyos residentes, eran ahora un hombre cuyo corazón no encontraba conforte, y el amor de su vida, cuya alma no encontraba perdón.
Sesshoumaru luego de horas de haber llorado y gritado hasta lastimar su garganta, solo siguió llorando y gritando hasta que no pudo más, solo se quedó ahí abrazando a Inuyasha contra su pecho, quien jamás movió un musculo, Sesshoumaru supo luego de un tiempo, que Inuyasha había abandonado el plano físico, su frustración, el dolor, la culpa, la sangre derramada, acabo finalmente por arrastrarle a un lugar lejano a el que no podía seguirle, mientras lo tuvo en sus brazos todo este tiempo, recordó, cuando este era un niño por obra de su padre Inutaisho, cuando él era un perro y lo vio en el callejón, recordó cada caricia que este le dio, los abrazos la felicidad que este le transmitía al creerlo solo un simple perro, pensó entonces –si no me hubiese revelado, si tan solo hubiese seguido siendo un perro para él, seguirías aquí.
-Ho mi querido, creo que soy honesta al decir que nunca antes te había visto en un estado tan deplorable.
La vos de su madre no le causó sensación alguno a Sesshoumaru quien ni siquiera se molestó en voltear a verla, sus ojos seguían clavados en los inexpresivos ojos de su querido Inuyasha.
-sabes es posible que no te hayas percatado pero, tu dolor y tus gritos han causado que todo allá afuera se pusiera bastante feo.
Sesshoumaru entonces se percató de lo que había hecho, desato todo su poder en su ola de dolor y desesperación, el cielo estaba totalmente rojo, rayos aterrizaban a cada instante por todas partes, era toda una escena apocalíptica, grandes fosas se habrían en los suelos de todas partes y las personas de las aldeas desde las lejanas a las más cercanas huían desesperadas de lo que parecía el fin del mundo. Sesshoumaru nunca había liberado ese catastrófico poder desde la última vez que lo hizo al desatarlo tras un enfrentamiento con su padre hacía ya muchos años, sabía que podía significar el fin de toda la existencia de la vida e incluso de la muerte, siempre mantuvo el control, no importa que tan crítica fuera la situación, jamás perdió el equilibrio, pero…¿ahora?, luego de años de haber buscado a su querido Inuyasha y de haberlo recuperado, lo había perdido en sus brazos, ya no sabía cómo recuperarlo, todo lo que quería era irse a donde el estuviera, pero no sabía dónde, lo había perdido y ya no le importaba nada.
-Sesshoumaru, Inuyasha no se ha ido del todo sabes.
Estas palabras hicieron en Sesshoumaru eco en sus oídos, de inmediato los rayos afuera cesaron.
-¿Qué dices?
-sabes hay un lugar donde las almas de los muertos cuyas vidas fueron intempestivamente interrumpidas van, es un punto medio, un lugar donde no tienen descanso y no puedo cruzar al más haya para seguir. Ahí es donde se encuentran.
-pero……entonces Inuyasha…
-él no está muerto, puedes darte cuenta por su respiración y su pulso que él está con vida, sin embargo su alma ha partido a ese sitio.
-pero ¿Por qué?
-porque es ahí a donde han partido las almas de quienes el asesino.
-¿dices que él fue a ahí a redimir sus acciones?
-bueno no intencionalmente, de hecho es la primera vez que algo así sucede, supongo que es uno de los poderes que no conocíamos de él, ni siquiera el mismo, pero la única forma en que el podrá volver es habiendo logrado dar paz a su atormentada alma.
-¿pero cómo es eso posible?
-bueno no olvides que él es mitad humano, esa mitad humana es la que posee alma y como tal busca encontrar la paz, es algo que ni tu ni yo podremos alguna vez comprender como youkais que somos, los humanos ciertamente son complicados.
-¿y que si no logra encontrar paz?
-entonces…morirá y lo habrás perdido para siempre.
Estas palabras produjeron un duro golpe contra Sesshoumaru, la sola idea de que la posibilidad de volver a verlo o perderlo para siempre pendiera de un hilo, lo estaba matando.
-sabes tu padre sabía que esto podría ocurrir, fue por eso que hizo todo esto, se negaba al igual que tú a perder a su hijo, aunque claro no contaba con que tu irrumpirías en sus planes, debo decir que me sorprendió que te lo haya entregado sabiendo a lo que se arriesgaba, pero supongo que es porque sabe lo mismo que yo.
-¿a qué te refieres?
-bueno a diferencia de ti que heredaste fuerza absoluta de tu padre y de mí, Inuyasha heredo las típicas características inestables humanas de su madre y poca fuerza de su padre, los humanos son tan frágiles emocionalmente, si presencian o hacen algo demasiado fuerte para hacerle frente terminan por perderse completamente, es algo recurrente que mucho opten por quitarse la vida. E Inuyasha al no poder controlar su lado youkai termino haciendo cosas que su lado humano no fue capaz de soportar y este ha sido el resultado, ahora el deberá enfrentarse a sí mismo o morir, pero…
-¿pero?
-el no podrá hacerlo Sesshoumaru
-dices acaso que no volveré a verlo jamás.
-sí, ahora él está demasiado frágil, no hay manera de que lo logre.
Finalmente Sesshoumaru sintió que lo había perdido todo, las duras palabras de su madre terminaron por confirmar su más grande temor, perder a Inuyasha.
-¿entonces viniste aquí a decirme lo que yo ya sospechaba?, ¿que no o volveré a ver?
-no, vine aquí a decirte que vas a tener que ayudarlo a que lo supere para que pueda volver.
-¿Qué has dicho?
-mira no puedes ir a donde ha ido Inuyasha, pero puedes comunicarte hasta donde el esta y hacerle saber lo que le aún no sabe y darle esa fuerza que no posee pero tu si.
-¿y cómo hago es?
-deberás de estar unido a él y apuñalarte junto con el con tu Tenseiga pero antes debes amarrar esto a tu espada.
Dicho esto le entrego en sus manos la piedra Meidou
-¿a que te refieres con estar unido a él?
-bueno hacer lo que estaban haciendo hace unas horas antes de que él se fuera, ¿entiendes?
-entiendo.
-Bien entonces yo me retiro.
-espera ¿Por qué haces esto?, jamás te gusto que Inuyasha y yo estuviéramos juntos.
-es cierto que jamás aprobé que te hubieras emparejado con tu medio hermano, pero creo que también es cierto que nada de lo que hubiera dicho o hecho, te habría hecho dimitir de estar a su lado, solo digamos que eres mi hijo, y él quien te ha hecho feliz.
Tras haber dicho esto Irasue solo se marchó en silencio.
Sesshoumaru sostuvo fuertemente la piedra Meidou contra su pecho al tiempo que acariciaba el inexpresivo rostro de Inuyasha.
-Inuyasha, no te perderé.
Continuara…….