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The blue prisioner por sleeping god

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Notas del capitulo:

Deberían haberme matado por sólo subír el 5-y ese era el plan-pero resulta qué se me impidió por la cantidad de letras-creo que si era eso lo que me reclamaban- así que les dejó el penultimo capítulo.

P.D: dedicado a Yoshita-señorita Andrea-que me ha tenido una confianza que le agradesco mucho.

Al girar en la cama su mejilla le lastima, eso lo despierta ya sin tanta preocupación pero si con dolor.

Se vistió y salió a un pasillo con mucha basura, hojas de árboles, ramas secas, trozos desmoronados de pared, un completo desorden. Al final del pasillo Starrk limpiaba, recogiendo con las manos la naturaleza muerta.

Ambos pensaban que su sueño fue muy profundo para no haber escuchado la tormenta tan fuerte que metió toda esa suciedad por las ventanas, todas abiertas, dando al cielo nublado.

Desayunaría fuera.

Llegó a la recepción y se quedó mirando la hoja de registro. Él era el único en ella.

No se había percatado de esa presión que le hacía zumbar los oídos… porque no había ni un sonido, ni el perro, ni Starrk, tampoco el aire y su propia respiración. Sentía el corazón en la garganta y un miedo creciente y sobrecogedor. Tenía frio y su vista se borraba, su cuerpo perdió movilidad. Las luces bajaron.

Momentáneamente pensó en su material de trabajo pero de inmediato cambió su idea a comprar hojas fuera.

Corrió lo más rápido que pudo a la salida.

 

Al volver no recordaba ese miedo, todo estaba normal con el recepcionista fumando y el perro recostado a su lado mordiendo una vieja bota.

-buenas noche-dice y le responden igual.

En su cuarto se ducha y se recuesta mirando el reloj electrónico con sus grandes números rojos.

10:23

10:36

10:38

10:55

11:00

No había ruido.

Siguió esperando.

11:14

11:29

11:32

Toco el moretón de su cara y dedujo que después de ello pensó que no tenía oportunidad.

11: 45

Durmió.

Día 6

El ruido fuera lo sacó de su sueño. Abrió la puerta aun con la pijama y notó a un par de mujeres vestidas humildemente decorando con papeles de color azul y blanco las paredes, colgándolos como si fueran pequeñas banderas en un cordón. Regresó dentro y se cambió.

Al salir ninguna de ellas lo miró y al llegar a la cocina era otra mujer la que cocinaba, junto con más personas que decoraban todo el hotel, dejando en su mesa un mantel blanco.

-¿quiere desayunar?-cuestionó un chico pálido como si estuviera muerto, con unos ojos verdes penetrantes pero una seriedad que contrastaba como la luz y la oscuridad.

-sí, por favor.

Nadie le dirigía la palabra y fue ese chico quien le sirvió el alimento.

-¿por qué están arreglando todo?

-una fiesta-no le permitió otra pregunta pues ese se marchó.

Al terminar de comer fue a la recepción pero no estaba Starrk, sólo el perro que observaba insistentemente la salida.

Regresó a su cuarto a realizar el papeleo necesario ya que no necesitaba seguir saliendo a trabajo de campo.

 

Se miraba al espejo buscando algún error en su ropa.

-¿Cómo luzco?

-bien.

-nunca suenas muy convencido-le dijo pasando de largo al pálido chico, tomando la armónica para guardarle en su bolsillo de su pantalón.

-¿no se ha ido?

-no.

-bien, cuando caiga el sol lo llevas al jardín trasero. Ve a revisar que todo esté en orden-se marcha y sigue frente al espejo inspeccionándose, sonriendo con mucha esperanza y tarareando.

 

A las 8 su estómago le pidió nuevamente alimento y, aunque tenía trabajo todavía, salió para encontrar los candiles del pasillo encendidos, con todas las paredes adornadas y una alfombra azul cubriendo el piso de todo el pasillo, había olor a menta en el aire y a lavanda.

Por un momento pensó en salir para no ser un invitado metiche que no tenía nada que hacer ahí, más nuevamente su curiosidad lo llevó a revisar el hotel.

En la cocina ya no había mesas ni nadie y lo que le daba más interés es que si había una celebración porque era tan silenciosa.

Se dirigió al techo a fumar un cigarrillo, poniéndolo en su boca mientras buscaba un encendedor en su ropa; le sorprendió una flama delante de él mismo muchacho de cabello oscuro.

-gracias.

-cuando lo acabe por favor acompáñeme al patio trasero.

-¿por qué?

-para integrarlo a la celebración.

Con su curiosidad tan latente sólo fumó la mitad y tiró el resto, apagándolo con su zapato en el piso.

Siguió al muchacho hasta el jardín que estaba igual de adornado y con un sabroso aroma a comida. Había muchos invitados vestidos elegantemente, eso le hizo sentir fuera de lugar, pero ninguno hablaba ni lo volteaban a ver. Al final pudo notar a un hombre con una copa en mano, vestido igual de elegante aunque con ropa que parecía para una fiesta de disfraces del siglo XVII; supo quién era por el cabello azul cielo. Ese lo miró sin girar del todo la cabeza.

-bienvenido, Ichigo-le sonrieron pero llevando un extraño adorno en la mejilla derecha, una mandíbula humana con los dientes afilados.

-¿Grimmjow?

-sí-le extendió la mano para que fuera a su lado-déjame iniciar la fiesta-pidió entregándole una copa de vino y habló fuertemente-¡Celebremos! ¡Ya es momento!-al terminar todos platicaban, reían y bromeaban. Una sinfónica comenzó a tocar algo de jazz.

-¿Qué celebran?-quiso saber pues en el pueblo nadie le dijo nada de aquello.

-es sólo una fiesta que quise hacer por ti-lo sonrojó y comenzaron a caminar entre los invitados con Ichigo tomándolo del brazo como si fuera una chica-una manera de disculparme por el golpe. Fue un error.

-no debí ver.

-ya no tiene importancia, claro, si me perdonas.

-te perdono.

-excelente-dijo con regocijo para detenerse en mitad del jardín-¿bailas?

-… no sé bailar esto.

-te enseñaré-sostuvo la mano fría del mayor que resplandecía de elegancia en sus movimientos, la otra la puso en su hombro, moviéndose como le marcará, mirándole a los ojos traslucidos-eres muy lindo-le dijo para sonrojar a su pareja de baile que con maestría dominaba su primer jazz.

-no digas eso-bajó los ojos, concentrándose en las demás parejas.

-no puedo evitarlo.

Se acabó la pieza y aplaudieron.

-¿tienes hambre?

-sí, muchísima.

-ven, come-se sentaron en las mesas que sacaron de la cocina y le sirvieron un caliente estofado de puerco. Grimmjow se retiró por otra botella y al volver sirvió a ambos.

-¿no comerás?

-ya he comido.

-¿de verdad hiciste todo esto por mí?

-haría esto y más-sonrió ocultándolo tras la servilleta.

-¿acaso eres rico?

-sí.

Guardó silencio, escuchando el trasfondo de la gente y la música.

-¿de verdad?

-sí, soy rico. Todo lo que poseo puedo dártelo, también tengo poder para cuidarte y mucho amor que jamás te faltará.

Se cubrió el rostro con una mano queriendo evitar sentirse tan apenado.

-no tienes que decir nada. Mejor termina tu comida.

Así lo hizo, sintiéndose muy bien con la mano del otro acariciando su brazo de vez en cuando, así como retirándole mechones de cabello de la cara y paseando su palma por las mejillas que le ardían.

Se estaba enamorando.

-¿es muy feo lo que ocultas tras la mandíbula?

Toco el hueso tallado con melancolía.

-sí, es muy feo.

-¿puedo invitarte a algo yo?

-claro.

-¿fumas?

-sí.

-vamos-le tomó de la mano y fueron al techo donde el cielo ya estaba cubierto de estrellas. Encendieron los cigarros, sentándose en la orilla pegados el uno al otro.

Sacó la armónica y complementó el sonido de blues que se escuchaba.

Lo observaba mientras emitía esas notas. Le apreciaba tan guapo y encantador.

Dejó el instrumento y caló el cigarro. Sacó el humo para verlo irse con el aire, luego a Ichigo y finalmente se acercó a besarlo.

Siguió el juego, abrazándolo por el cuello mientras lo acercaban por la cintura.

Al separarse nunca se sintió tan vivo.

-¿te asustaría escuchar que siento por ti?

Ya lo sabía, ese extraño era exactamente eso, sin embargo creía sentir lo mismo.

-no.

-te amo.

Enredó mechones de cabello en sus manos para no mostrarse tan alegre como se encontraba, luego se recargo en el pecho del mayor mientras ese lo envolvía en sus brazos. Levantó el rostro nuevamente para besarlo, sin pedirle permiso de meter sus manos en la ropa para sentir los amplios y musculosos hombros, dejó la boca para chuparle el cuello y morderlo un poco, escuchando gruñidos del ojiazul que se excitaba, abrió la ropa para seguir besándole el pecho, los pezones y lamer el fuerte torso que estaba cubierto en el vientre por una venda, sin decir que llevaba una cicatriz diagonal en toda su extensión. Le levantaron la cara para besarlo con mucha más pasión, metiéndole la lengua juguetonamente a su cavidad, levantándolo en la cintura para llevarlo a bajo y entrar a una habitación.

Lo tumbó en la cama para sacarle la camisa y el pantalón, la ropa interior se la quitó el mismo Ichigo. Se acomodó encima de él para besarlo ya acomodado en entre las piernas, masajeándole el pene erecto y pellizcando los duros pezones mientras gemía en su boca.

-desvístete- pidió enloqueciendo de no ver ese cuerpo tan trabajado y antójale.

Se levantó para sacarse el saco y la camisa, igualmente los zapatos y el resto para quedar desnudo.

Se mordió el labio resistiendo no pedirle que entrara en él de inmediato por el enorme miembro que tenía. No quería verse tan fácil aunque se le antojará el romántico y bien dotado prisionero triste.

Volvió a la cama pero el chico lo recostó a él, poniéndose en las rodillas para practicarle sexo oral. Gruñía, disfrutando de que la persona que más amaba fuera tan salvajemente decidida. Movía las caderas a ratos, causándole arcadas que el jovencito con tierno puchero resistía.

-ya, ya… ah… Ichigo…-le pidió excitado de tanto acariciar la piel del joven con olor a fresa. Le obedecieron.

Se acomodó sobre la almohada, abriendo las piernas para que entrara Grimmjow que tomaba su pene y lo guiaba a la entrada. Se retorcía de placer con cada centímetro que lo penetraba cada vez más, gritó al tenerlo todo, agarrándose de un brazo del otro y la otra mano cerrándola en las cobijas.

-¿te gusta?

-… sí… lo tienes enorme…

Se besaron siendo más mordidas en los labios. Empezó a moverse para que gimiera el menor que pronto le pidió más rápido y fuerte. La cama rechinaba y la habitación se llenaba no solo del olor del sudor de la fresa sino que de gritos de ambos.

Se quedó concentrado en los ojos de quien empujada dentro de él perdido en ellos y su brillo, el amor que con tanto lo admiraba. Se afirmó que estaba enamorado, que después de ese fin de semana se irían juntos para que cada noche fuera una alocada sesión de sexo y que cada día fuera el más romántico. Se encorvó al venirse, gritando fuertemente pues su compañero seguía entrando con demencia, gruñendo en su oído derecho. Rasguñaba su espalda deseoso de sentir la leche de Grimmjow dentro de él y hasta que ocurrió volvió a gritar de placer.

Salió para acomodarse a su lado.

-lo… siento…-pidió el ojiazul-…no hablo… ah… mucho mientras…

-no importa… eso fue… genial…

Descansaron un momento hasta que Jeagerjaquez jaló a su pareja a su lado para volverle a besar y a acariciarle el cabello, la espalda y las piernas.

Ninguno salió de esas muestras de cariño eróticas, hasta que lo voltearon, le levantaron la pierna y volvió a entrar.

-ah… ah… Grimm…-ya se encontraba muy sensible por lo que ese hombre metiendo y sacando el miembro le enloquecía, creyendo que se correría en menos de un minuto.

No le respondió, mejor le besaba en hombro y el cuello, dejando de penetrarlo para empezar el bamboleó dentro de él. Hasta que necesitó más velocidad lo volteó boca abajo y se recostó para embestirlo con más fuerza, teniendo al jovencito suplicando no se detuviera aunque se hubiera corrido hacia poco. Le lamió la nuca degustando el sudor hasta no soportarlo más y correrse nuevamente. Se quedó dentro para dejarle una mordida en el hombro derecho.

-te amo, te amo…

-yo… también…-le resultaba imposible no decírselo, era la imagen de la perfección y acababa de dejar en ridículo a cualquiera que hubiera compartido cama con él.

-me alegra-salió para abrazarlo, echándole aire con la sabana-¿no quieres otra ronda?

Se rio con el poco aire que le quedaba en los pulmones.

-¿bromeas? Eres grandioso…

Besó su frente para mimarle con cariño.

Unos minutos de descanso, después de casi 3 horas de actividad, abrazado al fuerte pecho del prisionera se atrevió a romper esa esfera de armonía.

-¿deberíamos regresar a la fiesta?

-no, si no quieres.

-no quiero-lo abrazó más fuerte.

-no regresemos.

-¿Qué te pasó?-le preguntó a la herida y a la venda.

-nada, sólo un pequeño rasguño.

-¿y en la mejilla?

-también un rasguño.

Se rio bajito, pegándose más al cuerpo de ese.

-¿de verdad aun puedes?

-claro, toda la noche si es lo que deseas.

Le dio un beso rápido que pronto se convirtió en más, notando muy pronto la erección del mayor. Sonrió gustoso a ello.

-¿Cómo quieres ahora?

-déjame montarte.

Mientras subía y bajaba en él aun escuchaba la música y solo por un instante vio el reloj marcar las 12:00.

Notas finales:

Gracias por leer.


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