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The blue prisioner por sleeping god

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Notas del capitulo:

Último capítulo.

Espero les guste.

Con ayuda de las manos de Jeagerjaquez y sus caderas moviéndolas de arriba abajo volvió a correrse, doliéndole mucho su retaguardia pero jamás estuvo tan complacido.

Ambos resoplaban, uno al lado del otro, con una sonrisa de oreja a oreja.

-duerme, lindo. Te ves cansado.

Giró hasta acomodarse en el brazo del otro.

-no me veo, estoy cansado.

-Entonces descansa-le dio un beso en la frente y el sueño lo venció.

Quería ver al lindo jovencito dormir en su brazo pero estaba cansado de tanto esfuerzo el día enteró, más valió la pena. Cerró los ojos y relajó todas sus fuerzas.

 

No estaba seguro cuanto tiempo habría pasado para escuchar a Grimmjow moverse en la cama, sin embargo abrió un poco los ojos para ver que aún era de noche. Primero olió algo raro, sucioy putrefacto, fijo la mirada a su compañero que con los ojos abiertos de impresión era apuñalado por el chico de ojos verdes, quien lloraba y repetía la acción con furia.

Gritó, llegando al suelo llevándose la cobija con él. Se ensució de polvo y pedazos de techo, la habitación era un desastre envejecido por el tiempo. Vio a Grimmjow sacar sangre negra por su boca en una tos difícil de controlar, igualmente de sus heridas brotaba sangre.

-Grimm…

-somos todos prisioneros-dijo el jovencito mirando al peliazul con seriedad pero le hablaba a él.

Temblada de pies a cabeza y no podía enfocar nada, como si estuviera ebrio, permanecía inmóvil en una esquina consumida de madera.

-je… jeje… ¡JAJAJAJA!-escuchaba carcajear a con quien hace unos minutos durmió. Se retorcía de la risa, con contracciones de los huesos y los músculos que hacían aterradores esos ojos brillantes y la sonrisa de colmillos, los espasmos eran muy fuertes e incontrolables, la risa… la risa le calaba hasta el alma dejándole el color por los suelos. Orino de miedo. Tiró la sabana para correr fuera de la habitación que no era ni más ni menos que la que estaba a un lado de su cuarto, esa que se le dijo jamás abriera.

 

-no puedes matarme…-regañó a Ulquiorra, ese ser que estaba a su servicio y tuvo el valor de apuñalarle, haciéndole sufrir ese dolor que era cambiar de forma, haciendo que sus huesos se modifiquen hasta hacerse una bestia con cuerpo de pantera y hombre.

-debía intentarlo.

-si él se queda-truena los huesos de su cuello-pueden irse.

Los ojos verdes del joven brillan y corre fuera, alertando a todos.

 

Con sólo unos pantalones va a la salida, brincando al perro que duerme y va directo a la enorme puerta de madera, llevando las llaves del auto y su corazón en las manos, sintiéndose débil y pálido, incluso enfermo.

-debes quedarte-le dice una chica rubia-nunca te podrás ir-ella esconde su boca en la ropa.

-hazte a un lado-ordena aun temblando, más no le obedecen. La hace a un lado, bajándole la ropa que ocultaba la falta de piel de la nariz hacia abajo. Gritó a todo pulmón, volviendo dentro, trastabillando con sus pies y la vieja alfombra. Juraba que enloqueció. Al llegar a la orilla del pasillo notó a ese chico pálido pero sin la mitad de su cabeza, dejando al aire los sesos, la sangre y demás líquidos corriendo por los mechones negros.

-bienvenido al hotel-dijo mirándole fijamente de tal manera que ingresaba a su alma, haciéndole agarrar su pecho con terror que esos ojos le arrancaran la vida.

-es un hermoso lugar-dijo un hombre alto, delgado y con una cuenca vacia, sonriéndole, haciéndole caer al suelo, ya sin la capacidad de gritar.

-que agradable sorpresa-ahora era una voz de un viejo, totalmente hecho huesos que eran cubiertos por una capa enorme anaranjada y una corona en el cráneo.

Comenzó a respirar agitado.

-bienvenido al hotel-le repitieron todos-todos somos prisioneros aquí.

Sentía el corazón explotando, sabía que pronto moriría de miedo si no escapaba. Subió las escaleras con las manos y los pies; llego al techo dando con más muerto, degollados, cercenados, quemados. Lloraba hasta pegarse a una copula y rogar por su vida a Dios. Queriendo ignorar la bienvenida de ellos, invitándole a quedarse en el hotel.

-… sálvame… sálvame, por favor-lloriqueaba tirándose al suelo, negándose a abrir los ojos aunque los sentía tan cerca, cada vez más.

-¡déjenle!-gritó enojado a los que molestaban al jovencito dueño de su corazón-tranquilo, Ichigo, todo estará bien- no se acercó más pues quería mejorarlo no empeorarlo.

-¿Qué… qué… q-ué… está pasando?-cuestionó sin controlar sus músculos y sin parar de llorar.

-llevo siglos muerto, viendo a gente ir y venir. No me puedo ir, nadie puede irse-da un par de pasos, escuchándose sus garrar en el piso de piedra-jamás me podré irme, pero quiero que me acompañes.

Saca su cabeza de entre las manos y con terror observa a una bestia medio humana y medio felina con un hueco en el estómago que chorea sangre, con el intestino colgando y derramando la bilis por entre sus piernas y hasta el suelo. No grita pues le sonríe y teme hacerlo enojar.

-no… no puedo… yo estoy vivo.

-eso puede arreglarse.

Vomita a un costado, no puede más. Tiene que irse.

-¿Por qué… no te puedes ir?

Le sonríen y la parte derecha de su cara se desase, dejando únicamente el hueso, su cuerpo se fractura para componer nuevamente un ser humano. Jamás olvidará ese sonido. Queda un hombre con la mejilla derecha cercenada, un hueco en el estómago y un 6 tatuado en la espalda, con la ropa vieja y desecha al igual que todos, muertos en una gala.

-te estaba esperando, mi amor. Recuerdas que me dijiste que vendrías conmigo. Aun lo recuerdo, fueron pocos días pero en un par de semanas me enamoré-la cara de Grimmjow le revela amor eterno aun con el horror que es mirarle.

El sol no salé, eso lo aterra. Llora, parece que el tiempo se detuvo en el hotel pues nadie ha venido a ver porqué la música y el estruendo. Sin preguntar jamás a los habitantes de sus leyendas y el pánico al hotel.

-yo… yo llevo aquí menos de una semana-dice, seguro que él o el prisionero  han enloqueció.

-no, eres tú-estira las manos, pidiéndole le acompañe-debes darte prisa, si agoto mi energía no me verás, ya ni siquiera puedo hacer que me veas a mí y a ellos como éramos antes. Debes brincar y ya.

Con ingenio nacido del terror cuestiona.

-¿Quién soy yo?

Sus ojos castaños tan lindos, lo ama, no tiene duda. Le encantaba espiarlo en las mañanas al levantarse, al bañarse, las veces que salía del hotel donde sólo podía verle irse con hojas en un portafolio. Lo ama, es seguro. Ichigo Kurosaki.

Deja de sonreír.

-Nelliel…-dice con voz ronca, girando la cara a la derecha, donde la barda deja ver fuera a la chica de cabello verde que llora por morir demasiado lejos de su amado-¡Nelliel!

-¡Grimmjow!

-¡Nelliel! ¡No puedo salir!

-¡no puedo entrar! ¡Oh, Grimmjow, mi amor! ¡Llévame contigo, quiero descansar!

Ella llora.

Él también.

Su verdadero amor, por quién no descansa ni deja descansar. La chica que quiso irse con un pirata de mala muerte que se hospedó en su casa un par de semanas y su padre se lo impidió, negándolo en la fiesta patrocinada por Grimmjow, donde este arremetió contra todos, siendo cortado del pecho, de la cara y finalmente muerto con la escopeta en el estómago, su corazón no lo soportó y se suicidó brincando, sin tener en cuenta que fue demasiado lejos, quedando para siempre divididos por una barda. Ella jamás lo olvidó pues nadie pasa por ahí, sin embargo el pirata se enamoró muchas veces, buscándola, dando su amor a quien pasé hasta que huyen aterrados.

-Ichigo… devuélvemela. Déjala entrar, entiérrala dentro, tira la barda, déjame descansar, dejaré a todos descansar-ruega de rodillas, desasiéndose en llanto-la amo, la amo, la amo. Debo cumplir mi promesa de hace tiempo-se coloca en la orilla estirando lo más que puede la mano a la chica como si pudiera alcanzarla.

-¡Nelliel!

Ella también estira su mano.

-¡te amo, Nelliel!

-¡te amo, Grimmjow!

-¡estaremos juntos! ¡Nos iremos juntos! ¡Lo prometí!

-¡lo sé, lo sé! ¡Jamás descansaré si no es a tu lado!

-¡mi vida!-siente esa barrera que le impide alejarse de su territorio.

-¡mi amor!-tampoco puede pasar esa barda, puede recorrer el pueblo pero no pasar la barda que le dará la libertad.

Sonríe mirando al prisionero que sabe nunca le dará su corazón a nadie que no sea ella. El miedo se fue y la idea de demencia permanece. Derrama algunas lágrimas al ser presente de esa historia de amor. Pero le duele por los días que lo buscó, lo sedujo y, sí, lo enamoró. Los celos lo comen ¿a quién ama? No, la pregunta era para sí mismo ¿lo amó?

-te amo, Grimmjow-dice llorando, lanzándose al vacío, viendo los ojos azules del hombre verlo a él como la ve a ella y estirar la mano para atraparlo, con la misma esperanza de alcanzar a su amada.

Cierra los ojos hasta destrozar su rostro contra el suelo.

 

Hoy

Todo tranquilo, revisa por segunda vez el pasillo, escuchando a la feliz pareja reír en el jardín con todos los empleados-esclavos sirviéndoles de comer. Se deja acariciar por el chico nuevo que lleva una máscara en la cara que es, a la vez, de quien ahora debe cuidar pues cela a su pareja que está locamente enamorado, olvidado nuevamente de la joven que tras el muro  llora siempre la lejanía de su prometido.

Se recuesta esperando a la vez a su amo volver. Ya se tardó. La pareja muerta que le sonríen y le acarician la cabeza.

Los vio retirarse tomados de la mano, quitándole la máscara al pelinaranja para besar a su pareja, haciéndole sentir extraño a su lado, como si debiera seguirlos hasta que el prisionero le dijo:

-relájate. Tenemos todo programado para recibirte…

Ichigo con la cara sin piel, producto de su caída al morir, completó-¡pero nunca te podrás ir!

Notas finales:

Gracias a todos los que leyeron.

Firma: SG

Dedicado al amor de mi vida. Gloria, te amo con todo el corazón.


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