Bilbo se unió a la aventura como saqueador de los enanos, su trabajo era muy fácil:

Recuperar la Piedra del Arca.

El único inconveniente es que este tesoro estaba custodiado por el dragón. Y Bilbo como Hobbit era diminuto a comparación de este.

-           ¿Que eres tú? 

-           Hobbit, su magnificencia.- Bilbo trago en seco una vez más. Ser olisqueado lo llenaba de miedo, pero su cuerpo sentía un cosquilleo poco familiar.

 -           Hobbit. – Repitió Smaug, mientras que con una de sus garras, de la misma pata donde tenía a Bilbo, comenzaba a rasgar la ropa.- Nunca he probado uno. 

Bilbo se tensó al sentir que su chaleco y su camisa estaban siendo rasgados. Pero logro tomar el anillo entre una de sus manos antes. Se cubrió con sus manos el torso desnudo, acunando el anillo en uno de sus puños,  Smaug olfateo de nuevo el cuerpo, pero ahora en el pecho donde se había deshecho de aquella prenda apestosa a enano. Sus fosas nasales se llenaron de nuevo del aroma embriagador que despedía el Hobbit. Bilbo sentía que sudaba cada vez más, primero por el miedo de estar en aquella situación donde seria devorado, segundo por qué estar en la palma del dragón su espalda, desnuda, se encontraba demasiado caliente y tercero porque cada que Smaug se acercaba a olisquearlo su oliendo caliente le golpeaba todo su diminuto cuerpo.