Takano Masamune en busca de nuevas oportunidades de empleo se va a vivir con su primo Haitani Shin quien en secreto tiene un amorío con Ritsu; su supuesta pareja; un dulce chico perdidamente enamorado del peli rojo, quien se humilla con tal de verlo feliz.

El problema es que Shin reniega su relación con el castaño al avergonzarse de su orientación sexual; lastimando a Ritsu quien siente que solo lo usan para tener sexo al no mostrar remordimiento frente al daño que le hace con sus crudas palabras; Onodera cada día se encuentra más devastado en este torcido romance sin saber que hacer para que su novio reaccione y le corresponda.

El azabache al sentir pena y compasión por el frágil estado del castaño decide ayudarlo con su primo para que esté se dé cuenta de lo que pierde si Ritsu  decide dejarlo.

“Úsame para sacarle celos a Haitani, pretendamos ser cercanos, finjamos ser una pareja de enamorados para que él te quiere de regreso; hagámoslo reaccionar” El castaño me miro atónito limpiando con vergüenza las lágrimas que corrían por sus mejillas.

“¿Tú harías eso por mí? ¿Me ayudarías a enamorar a Shin?” Pregunto con una pequeña sonrisa que removió algo en mi interior.

“Sí, con mi ayuda él caerá a tus pies, se morirá de envidia cuando te vea tan cariñoso conmigo” Proclame con seguridad sin medir las consecuencias de mis palabras.

Lo que jamás espero el azabache fue caer en su propio juego enamorándose de quien debía entregar, permitiendo que esa toxica relación lo envolviera y teniendo que abrirle los ojos al castaño para mostrarle que Shin lo destrozaba; al final ¿Ritsu es capaz de dejar su obsesión para amar? ¿Takano se rinde ante las dificultades? ¿Shin cambia o solo finge por miedo?

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Takano Masamune es un popular chico que busca convertir su nombre en una leyenda para plasmar por siempre sus hazañas en los corazones de sus ingenuos admiradores; por los azares del destino y el incentivo de su amigo Zen decide unirse a un desafío para ganarse el afecto de un desconocido.

“Juguemos: Deja tú nombre en los comentarios; y el que le dé me gusta será tu pareja por una semana, al cumplirse el plazo deberán confesarse cara a cara si se lograron enamorar del otro”

“Enamorar a alguien en una semana es imposible; y por experiencia te digo que enamorar a un chico es un martirio” Recordó Zen con una pequeña mueca de angustia “Pero eso es lo que lo hace divertido; tú eres el gran Takano Masamune; el Dios de los jóvenes; quien dejara huella en esta patética escuela” Observe con molestia al castaño de la fotografía bufando ante esa sonrisa ilusa que tenía grabada en los labios.

“¿Entonces tú dices que debo conseguir ese te amo en una semana para convertirme en alguien que todos respetarán?” Le pregunte con inseguridad vacilando ante este descarado plan que la maquiavélica mente de mi amigo había maquinado.

“Exacto” Proclamo con orgullo “Lo planificaremos todo por él te amo; subiremos la información a tu página y te apoyare; pero Masamune sí haces que hasta los hombres te busquen; si logras convertir a un heterosexual en tu pretendiente en tan solo siete días; serás irresistible; harás historia” Una sonrisa llena de arrogancia se plasmó en mi rostro ante esas irresponsables  palabras; sin importar qué yo lograría que ese tal Onodera me deseara.

Pero lo que comienza como un juego; una simple burla puede convertirse en un arma de doble filo que condena al mismo bromista; ¿Takano puede pretender estar enamorado sin llegar a sentir nada? ¿Ritsu logra caer en solo siete días? ¿Qué es más grande; el ego por el renombre o un ingenuo amor que nace de manera inesperada?  ¿Qué eres capaz de hacer por amor?

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