Dario es el hijo de una familia importante, él es muy antisocial y muchas veces es molestado debido a su condición sexual, porque si, él es un adolescente que no oculta su homosexualidad. Su manera de pasar el tiempo y divertirse es estar horas y horas en su laptop, la cual cuida como tesoro. Un día al despertar luego de una buena noche de sueño descubre que su laptop ya no estaba… o mejor dicho que se había vuelto algo más ¿Qué consecuencias y problemas traerá este impresionante suceso en la vida de  Dario?

Renato es un chico normal, tiene trece años y asiste al colegio como cualquier otro, no es brillante en los estudios, ni en los deportes, pero tiene un don con las artes, especialmente cinematográficas. Podría ser un chico ordinario si no fuera por su mayor pasión y su sueño a futuro: convertirse en un prestigioso director de películas pornográficas. El sexo y los videos de aquella índole transitan por su mente cada segundo de su existencia y por ello no es de extrañar que grave  a sus compañeros cuando poseen poca ropa o simplemente los espíe estando desnudos.

>>>¿No les había comentado? El Instituto General es solo para varones, ¿escucharon? Solo chicos hay en este colegio y yo vivo como gato en carnicería, tengo la tentación por todos lados, ¡Es terrible! En fin, llego a mi puesto y me siento para esperar a que llegue el maestro. –Buenos días chicos, guarden sus libros, daremos inicio al examen.- Es todo lo que el profesor Recabarren dice y con ello hace que mi colón se coma por completo mi estómago. ¿Qué? ¿Hoy había prueba? Por la mierda, de nuevo lo olvidé. En fin, tendré que preparar el cuello para tratar de ver el examen de Arturo, de algo que sirva sentarme detrás de él.<<<

Nuestro protagonista busca desesperadamente perder la virginidad, y es por ello que al encontrar una oportunidad de lograrlo, no la deja ir. Sin embargo, aquella chance viene de la mano de su profesor, el mismo que por tanto tiempo le torturó debido a su pereza. 

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-Oye, niño, ¿Dónde puedo encontrar un hotel o algo por estilo?- Dijo con voz seria un tipo… Sumamente llamativo.
¿Y cómo no?, traía una pinta un poco intimidante o más bien extraña. Estaba totalmente vestido de negro. Solo lograba distinguir sus pantalones, zapatos y la larga gabardina negra que tenía puesta, apenas con unos detalles de metal. Su piel era pálida. Bastante quizás. Casi podía ver a trabes de esa persona, aunque, sin duda, lo más llamativo de ese sujeto, eran sus cabellos, los cuales eran blancos, no muy largos, lisos. Llegaban apenas sobre sus hombros.  Sus facciones eran finas y era sumamente delgado.

-¿’Niño’?- Murmuró apenas para si, girándose a ver bien su rostro. Tenía también facciones muy finas. –Haa… ¿Un hotel?... ¿No se va a esos sitios acompañado, se supone?... –Sonreía con picardía, notando como este fruncía el entrecejo. ¿Qué obtendré si logro llevarte a un hotel, ‘hijo del sol’?- Dijo con una suave sonrisa el castaño., mirándole de modo fijo. Sabía muy bien hacer que su rostro se viese inocente, aunque realmente era un pillo.-

-Agh…- Afligido, aquel sujeto, sujetó su rostro, estresado. No había nadie más cerca para preguntarle y estaba muy cansado como para seguir deambulando, se veía en su rostro. –Te daré dinero si quieres, solo, llévame rápido a un hotel o algo…- Está bien, te ayudaré a buscar un hotel, pero, solo si pagas una habitación para mi también, incluyendo los servicios.

-¿Uh?... ¿Para que querría un mocoso como tú un…? ¿Alguien como tú tiene una novia?...- Aquel sujeto le vio casi con molestia o asco, no pudo definirlo bien.-

-¿Qué?... No, idiota. Quiero pasar la noche ahí, no dormí nada bien anoche.– suspira y comienza a beber su jugo, despreocupadamente.

-Pues entonces ve a casa y duerme, tarado.- Se cruzó de brazos frente a él, viéndolo con molestia. Le parecía que solo quería molestarlo, pero era su única ‘salvación’, por ahora, aunque pensaba que era muy molesto.
 
-Precisamente estoy huyendo de ahí, genio. –Se puso de pie  y dejó su mochila un momento, quitándose su chamarra, pues el sol empezaba a sentirse algo pesado. Mientras lo hacía, su playera se levantó un poco, y dejó a la vista su abdomen. Tenía una extraña marca en él, rojiza. El albino estuvo a punto de preguntar el por qué ‘huía’, pero luego de ver aquello, se acercó y levantó más la playera del castaño. No era solo una marca. Había bastantes y unas parecían más viejas que otras. Fue entonces cuando entendió por que el muchacho hacía eso.     ''La vida en verdad podía llegar a ser cruel, pero aún así, nunca dejaba de ser hermosa, y aún si las cosas pudiesen ponerse difíciles, esto simplemente eran obstáculos que superarían solo aquellos que realmente merecieran alcanzar aquello que todo el mundo busca y llama cariñosamente con el nombre de: ‘Felicidad’. ''