¿Cuando, cómo? 

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-Supuse que estarías aquí... -El viento arrastró tus palabras con suavidad, chocaron contra mi rostro, y más que embriagarme con tu esencia, me mataron agriamente. 

-¿Tiendes a seguir a la gente que llora? -Comprendí que solo estabas ahí por pena, tenías lástima de mí, como de una niñita desamparada, indefensa, sola.

Y así era como me sentía, abandonada.

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-¡Sal de aquí!, tu no eres mi hija... -Con desprecio, se alejó de la sala, cuando vi su cabellera rojiza perderse junto a un portazo, las lágrimas liberaron mi alma. Sollozos, ahogados en la almohada, desgarradores, tristes.

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Esa mañana, una parte de mí murió.

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-¿Estás huyendo de algo? -Seguías mirando el aire, encontrando lo hermoso en lo más simple, la cosa más sencilla. 

-Si... De mis sentimientos -Un suspiro abandonó mis labios, sentí el peso de tu cabeza contra mi hombro, ese cálido aliento contra mi cuello descubierto. 

-Hace frío... -Y pude ver tras tu mirada perdida, que eras un alma ajena a todo tipo de mal, no conocías el sufrimiento.

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Y al caer de la noche, volví a nacer.

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.:Esta es la historia de un amor, tanto amargo, como dulce, tan prohibido que es irreal. Cuando dos corazones se encuentran, cuando un alma se siente atada a la otra, cuando el ser amado no es más que un avecilla libre. Tan libre como la brisa, tan suave como la lluvia:.