Al regresar con Tobirama sus ojos traspasaron con frialdad los míos, no encuentro más que desolación a donde quiera que mire y no estás tú, eres un sol frío necesario para mi supervivencia de planta inexistente, necesito de tu calor, necesito que dejes de ser indiferente con mis sentimientos.
-Ese sujeto- empezó cuando yo suspire –no me pongas esa cara Hashirama, ambos clanes saben que ustedes se escapan juntos, los han visto-
Asiento, de forma mecánica, mi cuerpo parece ser solo un títere programado para decir y hacer, hablar y sonreír en el momento que cree adecuado, pero mi mirada no coopera, se atrofia y se niega, quiere volver a verte, mis ojos quieren perderse en el infierno que son los tuyos, carmines como la sangre, negros como la oscuridad que invade tu alma. Ignoro todo, quiero escuchar tus gemidos y no estas voces. Sé que dicen algo importante, pero me niego a que lo sea para mi mente.
-Hashirama, por favor… ¿sabes lo que él dice cuando le preguntan sobre su relación contigo? ¿Sabes lo que me contesto a mi cuando fui a enfrentarlo? ¡Me dijo que era solo follar!-
Otra vez esa palabra, cubro mis oídos pero parece que martillea dentro de mi cabeza, como una voz intermitente, infinita e infernal, necesito que me digas otra cosa, que de verdad sea amar.
-hoy le dije que lo amaba-
Susurro, por su silencio parece que la respuesta no le agrado, tampoco a mí y sin embargo aun espero el reencuentro, necesito encontrarme con sus caricias lentas para olvidar, o con sus labios hambrientos de mas, del movimiento frenético de tus caderas y tus gruñidos que me indican cuanto te gusta. Fue tu primera vez de uke conmigo y ni así hay consideración por dedicarme aunque sea un te quiero.
-¿te ha respondido?-
Tobirama palmea mi hombro y siento que me derrumbo con el pequeño contacto, porque él lo confirma, el lo recalca, tú no eres la persona de la que debería enamorarme, no solo porque somos enemigos, sino, por que todo lo que hay en tu corazón es el odio y ningún sentimiento mas puede albergarse ahí, no nacerá la semilla del amor donde se han plantado árboles de inmenso odio.
-cuando aliemos los clanes habrá un sinfín de mujeres tras de ti, recuerda que nuestro padre quería descendencia de nosotros-
Eso es lo que menos me importa, solo quiero saborear la vida de los labios de un muerto, necesito probar mas de esa crueldad para sentirme satisfecho, por lo menos escuchar de sus labios un No como respuesta.
~*~
-es sorpresivo verte aquí tan temprano-
Madara Uchiha entra por la puerta principal de la pequeña cabaña, espero sentado a la orilla de la cama, como un desahuciado que espera en los labios del doctor la mala noticia, yo parezco un terminal a la espera de la muerte con seductores ojos carmín. Solo necesito un último beso, un último contacto de esos labios que tanto guardan silencio.
Lo tomo del brazo y lo tumbo en la cama, devoro su boca como si la vida estuviera en ella. Y lo está. Arranco las prendas, recorro la piel bronceada y espero a que sus gemidos alivien el dolor de mi alma, a que sus caricias vuelvan a reparar mi cuerpo destrozado y mi alma siga intacta de nuevo, necesito del para poder curarme de las heridas que me causa, veneno y antídoto a la vez.
-Hashirama… ¿Qué carajos te pasa? Tú no eres así-
Si lo soy, cuando no puedo obtener lo que necesito, cuando no puedo recurrir más que a caricias furtivas, cuando mis sentimientos no son correspondidos y mi corazón cae a pedazos con cada encuentro, con cada rose de ambas pieles que parecen arder.
-solo quédate en silencio Madara-
Te daré el ultimo adiós, con mis labios recorreré tu pecho hasta tu cuello donde hundiré los dientes, tus gemidos, caricias a mi alma marchita, tus ojos cerrados, me impiden ver dentro de tu corazón. Solo espera un momento de este modo, solo dime que no es verdad, que nunca dije te amo y que tu nunca me rechazaste de ese modo tan cruel. Te daré un último beso, aprovechando tu silencio mientras guardo mis sentimientos y me voy alejando de ti, no volveré, amordazare este corazón enamorado que ha hecho mal, no debió, no pudo, el poder de tu cabello enmarañándose en mis manos me estremece. No puedo respirar, no puedo vivir sin ti.
-¿Hashirama?-
-Solo dame cinco minutos más-
Es todo lo que necesito para despedirme de tu cuerpo, para decir adiós a este hermoso pecado del cual los dos somos culpables, por lo menos un momento de consuelo antes de que se desate el terremoto de dolor que divida en dos mi corazón ¡Y aun así cada pedazo seguirá latiendo por ti!
-acaríciame-
Ruego, tú te quedas contemplándome con curiosidad marcada, necesito nuevamente de tu indiferencia adictiva para poder irme lejos de ti.
-estas muy raro hoy ¿te dijo algo Tobirama?-
Suspiro y cierro mis ojos recargado a tu pecho, tu corazón late rápido, reciente el orgasmo que no llego a tentar tu amor por mí, solo es eso, solo es sexo, se debe sentir muy bien jugar a amarnos sin amor.
-sí, algo así…debo dar un heredero al clan y debemos terminar nuestro tratado de paz-
Te quedas en silencio, por fin mis ruegos a tus labios se cumplen y sin embargo no es lo que quería, tengo miedo de perderte pero no puedo hacer nada para conservarte por qué no eres mío. Me levanto y comienzo a vestir, tú sigues callado, en la cama y con las sabanas encima, se puede oler nuestro reciente encuentro, mis cabellos están enmarañados al igual que los tuyos, mi cuerpo pide un poco más del tuyo, pide amanecer a tu lado cada mañana, y cada noche poder hacerte el amor. Sin embargo lo único que puedo darte es un último beso, el más profundo de todos. Di que me amas, interrumpe mi despedida y pide que me quede, arroja ese maldito orgullo que nos separa. Acaríciame, ven junto a mí y unamos nuestras almas en una sola. No me dejes ir por favor Madara.
-supongo que es tu obligación como líder Senju-
Te empezaste a vestir, cubrir tu debilidad con tus capas de orgullo y de frialdad, tu indiferencia me está matando ¿es que eres tan ciego? ¡Te he ofrecido mi amor antes y lo botaste! No te hagas el digno ahora, no, por favor, dime que no es cierto que esto está llegando a su fin.
-¿tú tendrás descendencia Madara?-
Intento jugar, me enseñas el dedo medio y sales de la cabaña, mi corazón cae a pedazos cuando te sigo y te jalo de la cintura, ahí, enfrente de todos nuestros compañeros, como líderes de nuestros respectivos clanes te beso. Un beso lento, un beso leve, un roce que es el más profundo, intento calentar tu alma, intento llegar a tu corazón, intento que no duela demasiado la separación. Es inevitable.
Me separo y guardo mis sentimientos, llevándolos lejos de ti, no puedo hacer nada, no puedo luchar contra tu orgullo ni hablar por tu silencio.