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Deseos del corazón por Samantha0507

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Notas del capitulo:

Hola, como ya saben este fanfic lleva años, desde el 2014 que lo empecé que jamás creí que me demoraría casi 3 años completos en terminar, pero al final llegue a este minuto...

Quiero que sepan que este es el final que más deseaba darle, desde que comencé a escribir, desde el inicio sabía que este es el final que le quería dar, espero no los decepcione...

 

Existe una persona que en este minuto está orgullosa de como he cambiado al escribir, se que a ella la decepcionare, pero en el fondo, soy simplemente una niña romantica y dulce... 

 

Este final quedó dividido en dos capitulos, ya que quedó más largo de lo que esperaba, así que la otra parte la estaré subiendo a más tardar el día martes... además existe un pequeño epilogo, pero este es HimuIzu, ya que se lo tenía prometido a una persona demasiado importante para mi y que quiero que a ella le guste realmente 

 

Espero les agrade el final... nos leemos 

La vida suele dar muchas vueltas, suele enfrentarte a aquello que más le temes, a aquello que preferirías olvidar, a aquello que realmente te tortura, crecer, madurar, es tomar esos miedos y luchar, es enfrentarlos y encontrar la luz, cuando solo sientes que te rodea la oscuridad.

 

Daiki sabía que el camino no era fácil, sabía que su dolor, que sus traumas no eran cosa de un día, de un mes o incluso de un año, pero tenía lo que más deseaba a su lado, tenía todo lo que necesitaba en su vida.

 

—¿De verdad ya deben irse? —La mujer se apoyó en el hombro del moreno y luego sonrió. — estas tan grande hijo.

 

—Tus cuidados. — Daiki le beso la mejilla y agregó. — lamento quitártelos, pero hoy tenemos un compromiso, te prometo que el próximo fin de semana te traeré tanto a Ryota, como a Kei, para que los llenes de helado y cosas deliciosas.

 

—A ti también te tengo cosas deliciosa, no solo a tú esposo y a tú hijo.

 

El moreno sonrió, mirando a su esposo, que simplemente ayuda al pequeño de 5 años a ponerse la chaqueta.

 

—Me alegra que pudieran dar este paso con Ryota, ese muchacho parece tan feliz, no puedo creer que mi hijo ahora tenga su propio hijo. —Los ojos de la mujer se llenaban de lágrimas.

 

—Vamos mamá, no llores, tú criaste a este niño y espero hacer un trabajo tan bueno como el que tú y papá hicieron conmigo, por Kei.

 

Los tres se despidieron y pidieron a la mujer que los disculparan, que la próxima semana estarían juntos, esperando que el padre de Daiki también estuviera presente.

 

 

 

 

Existen muchos tipos de amor, existen millones de forma en la que enfrentar el amor y la de demostrarlo; pero a veces, la forma más difícil de amar a alguien, es saber que a tú lado jamás será feliz, es saber que aunque duela, que aunque te frustre, que aunque sientas que el alma se te parte en dos debes dejarlo ir, es en este punto, que demuestra que tu lucha es por saber que en brazos de alguien más, será eternamente feliz.

 

 

Midorima se pasó las manos por la frente, el dolor palpitante en sus sienes era directamente culpa del trabajo, había olvidado cuantas horas llevaba o incluso cuando había sido su último día libre.

 

Se sentó en su escritorio, miró la hora, se suponía que debía ir en camino a la reunión con sus amigos, la conmemoración de uno de los procesos más difíciles y extraños que podría haber vivido, pero muy a diferencia de sus compañeros, el simplemente había perdido lo que le daba sentido a su vida.

 

—Takao…— Solo con cerrar los ojos, el recuerdo del que había sido su pareja le llegaba de golpe, abrió con cuidado el cajón y sacó una foto que estaba escondida, su graduación, ya eran pareja en esas fechas, el pelinegro se apoyaba en su pecho mientras sonreía. — Me alegra verte sonreír de esa forma nuevamente.

 

Midorima sabía que en sus ojos las lágrimas se acumulaban, pero no se permitió llorar, durante el último año, todo se había vuelto doloroso y solitario, aunque pasara gran parte del tiempo en el hospital o con sus amigos, siempre volvía al punto donde estaba solo, donde buscaba a su lado, el cuerpo más bajo, del que había sido su pareja por varios años.

 

Los golpes en su puerta, le obligaron a guardar la compostura, tomó un profundo respiro y simplemente se concentró en uno de los historiales que descansaba sobre su escritorio.

 

—Shin-chan, me retiro…— Midorima sintió que el estómago se le apretaba, en como las mariposas revoloteaban, podía sentir que la piel se le erizaba, quiso levantar la cabeza y encontrarse con los ojos grises que tanto adoraba, pero por mucho que lo deseaba no podía, se quebraría, terminaría de rodillas suplicándole volver.

 

—Muy bien, que pases una buena tarde. —trató de sonreír, sin levantar la vista simplemente se quedó observando los papeles, esperando escuchar el sonido de la puerta, apretando el puño sobre su pierna, pero el sonido de los pasos de Takao acercándose fue increíblemente doloroso.

 

—Shin-chan, ¿cómo estás? —Takao caminó hasta el escritorio del peliverde. — estas trabajando mucho y no parece que estás descansando, me prometiste que te cuidarías.

 

El pelinegro tenía el rostro contraído en una mueca de tristeza, Shintaro levanto su rostro, encontrándose de lleno con los ojos grises. — ¿Cómo si hago todo para verte sonreír, siempre terminas mirándome con tristeza? —Una sonrisa melancólica afloró en los labios de más alto, quien simplemente continuo, ya mirando a su ex pareja. — solo estoy cansado, han sido meses difíciles, pero solo es cansancio, la verdad es que me estoy esforzando en mi carrera.

 

Takao sonrió de forma incomoda, una parte de él quería abrazar al más alto, pero ya no había relación entre ellos, simplemente eran colegas que se veían recorriendo esos largos pasillos de ese hospital.

 

—¿Aun crees que la mejor decisión fue dejarme?

 

—Te escucho reír, te veo feliz por los pasillos, te veo lleno de vida, como no te veía desde que estábamos en la escuela, no sé si esto es para ti, pero al menos para mí, tú felicidad es lo primero.

 

Takao abandonó la oficina del más alto, mientras que Midorima se llevaba las manos al pecho, no siempre lo correcto es lo más sencillo, pero sabía que podía luchar contra su dolor por el bienestar de quien más amaba.

 

 

Para perdonarte y para ser perdonado, es necesario aceptar tus errores y mirar con la cara en alto el pasado, muchas veces es necesario recordarlo, sufrirlo y ante todo compartirlo, para saber si finalmente, tienes alguna culpa.

 

 

—Taiga, muévete, sabes que Sei-kun se molesta con facilidad.

 

—Tengo claro eso Tetsu, pero mi padre no quería soltarme, al parecer está ilusionado con el tema del viaje. —Kagami rodeo el cuerpo de su pareja, depositando un beso apasionado en los labios de la sombre. — ¿estás bien esperando un tiempo para que seamos padres?

 

—Kagami Taiga, tenemos una larga vida para ser padres, por ahora lo que quiero es que tú y tu padre, recuperen su relación, hay mucho en juego por ahora en esto, además, me muero por conocer Los Ángeles. — Una sonrisa pícara se formó en los labios de peliceleste, que simplemente se fue esperando que el pelirrojo cerrara las puertas de su hogar.

 

El peliceleste miró su teléfono, tenía un mensaje de Izuki, al leerlo, la sombra solo pudo sonreír, tecleando rápidamente, esperando no ser descubierto por su pareja. —¿qué planeas?

 

—No seas así Taiga-kun, tengo derecho a tener mis secretos.

 

—Siempre que me sales con lo de tus secretos, terminó creyendo que harás alguna maldad.

 

Kuroko solo sonrió mientras veía una foto que su sempai le había enviado, los pasajes para un viaje por 3 días a Kioto, para Himuro y para su esposo, lo hacía sonreír, le había quitado mucho tiempo a su pareja, le había quitado a su hermano, lo correcto era que ellos tuvieran su tiempo, Kuroko ya no tenía miedo, Himuro Tatsuya, no era más que un buen hombre al que la vida le había jugado una mala pasada.

 

 

Lidiar con los miedos es difícil, pero cuando tu miedo es simplemente el tema de verte, de sentirte a ti mismo como alguien bueno, como alguien competente, simplemente se vuelve tremendamente más difícil, pero muchas veces, los mejores comienzos, se tienen cuando no cierras el pasado como si no existiera, si no reescribiéndose desde los temores que se tienen.

 

Gran parte de la comida estaba lista, aunque la parrillada sería preparada por Aomine y Kagami, por solicitud de ambos, el gigante miró el pastel que se divisaba desde la sala y que los esperaba en la cocina, lo había preparado de chocolate y fresas, para el pequeño Kei, según le habían dicho, el niño no había comido muchas cosas por la vida que tenía, pudo escuchar un quejido, al parecer su pequeña estaba inquieta esa tarde.

 

—Neeee Yukarichi, no debes llorar, papi está contigo, hoy vendrán los amigos de papá y papi, para ver a nuestra linda pequeña. — Atsushi se acomodó en la cama, llevando en los brazos un pequeño bultito, envuelto en una manta color morado. —Mi pequeña Yukari, no debe llorar, papá estará siempre contigo, siempre para ti.

 

El gigante escuchaba como el agua corría en el baño, mientras su pareja tarareaba una canción. —escuchas mi niña, papi está cantando en la ducha, nunca te lo dirá, pero le encanta esta canción.

 

El gigante caminó por la sala de la casa, notando como los ojos de la pequeña se cerraban, ante el balanceo de los brazos de su padre, comenzó a tararear la misma canción que su esposo cantaba en la ducha.

 

La llevó a su cuna, y la acomodó, revisando por completo el lugar, que no hubiese nada que pudiera dañar a su pequeña.

 

—Ella es una princesa. — la voz de Seijuro sonó fuerte en la alcoba, mientras los ojos del gigante no se despegaban de la pequeña, la niña era la luz de los ojos de sus padres y ni que decir de sus abuelos.

 

—Es nuestra princesa…— El pelirrojo observó los mechones morados que escapaban del pequeño gorrito que cubría la cabeza de la beba, era la viva imagen de Atsushi, para el emperador, traer esa niña al mundo había sido el mejor regalo de su vida.

 

El gigante se giró, llevando sus manos al vientre de su esposo. — hable con mi madre Sei-chan, te dejó sus saludos, dice que quiere vernos, que espera que vayamos a cenar esta semana.

 

—Yukari estará feliz de ver a su abuela. —Seijuro miró a su pareja y agregó. — llegó de sorpresa, pero siento que es el regalo más perfecto que pudiste darme Atsushi.

 

—No Sei-chin, este es el mejor regalo que pudimos hacer. —el gigante rodeo el cuerpo del más bajo, tomando sus labios en un apasionado beso. — quiero un niño con tus ojos Aka-chin, con tus hermosos ojos, con ese hermoso cabello. — las manos del gigante acariciaron el cabello de su pareja. — será nuestro pequeño, nuestro príncipe.

 

—¿quieres otro hijo Atsushi?¿No tienes miedo?

 

—Mientras sea contigo Aka-chin, puedo enfrentar lo que sea.

 


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