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Por tenerte a mi lado por Kikyo_Takarai

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Notas del capitulo:

Lamento que sea un poco corto, partí en dos un cap muy largo, decidí que el Celo era algo que tenía que escribir a parte. Gracias por su paciencia, he estado ocupadisima.

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Si quieren saber más sobre mis próximos proyectos, por ejemplo mi próximo fic de Harry Potter que será un Snarry, pueden darme un like en Facebook: https://www.facebook.com/Kikyo0Takarai/

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10.- Sentencia

Will no durmió muy bien los siguientes días.  En realidad no durmió en lo absoluto. Le parecía increíble lo rápido que se había acostumbrado a tener a Hannibal cerca, su aroma lo relajaba para dormir, su calor lo mantenía cómodo al acurrucarse y el saber que despertaría en la mañana a su lado lo llenaba de alegría.

Claro que lo visitaba, Hannibal pasaba por su casa casi diario, para ayudar con la mudanza, para ayudar a Abbie con la tarea, para recordarle a Will que todo iba a estar bien. No podía quedarse, para sorpresa de Will Matt le dio seguimiento al caso, a veces esperando personalmente frente al edificio para ver que Hannibal nunca se quedara a dormir. ¿Cómo demonios sucedió esto? Era una pesadilla.

No soportaba salir de casa cuándo Matt rondaba cerca y cuándo finalmente se armó de valor para tocar a su puerta Will podría haber saltado por la ventana. La abrió casi por inercia, sin mirar por el ojillo. Abigail jugaba entre las cajas de mudanza esparcidas por el suelo de la sala, había armado una especie de casa en la que había acomodado los pequeños muebles de sus muñecas que, según lo que Will entendía, estaban terminando un día de compras.

Matt estaba ahí, de pie, con una chaqueta de cuero y bufanda, con un tatuaje en el pecho que Will no reconocía, con una sonrisa tímida, cómo si observara algo a lo que le debiera total devoción.

—Will, yo…

— ¿Qué haces aquí? —Escupió el Omega, tomando sus llaves de la mesita junto a la puerta para Salir del departamento, cerrando la puerta tras de sí.

—Quiero conocerla, por favor.

—Claro que no, Abigail no es nada tuyo.

—Por favor, si es mi hija será aún más incómodo explicarle las cosas si no me conoce.

—Nadie va a explicarle nada, Matt, Abigail es hija de Hannibal y no tengo duda alguna de eso. Por favor vete.

—No me iré, si hubiera sabido que estabas esperando jamás te hubiera dejado alejarte de mí.

—Esa no era tu decisión. —Respondió Will. — Era la mía y la tomé, hice lo que era mejor para mi hija y para ti.

—No tenías ningún derecho a decidir por mí. —Espetó Matt, Will frunció los labios. — Yo te amaba de verdad y un día simplemente me botaste como basura.

— ¿De qué hablas?

—Te amaba, idiota, te amé desde el momento en que te vi, enojado y caliente afuera de esa tienda. Te habría mantenido conmigo siempre, pero me desechaste como basura, estaba furioso…

—Mentiroso, no intentaste llamar siquiera.

—Claro que no, estaba destrozado. ¡Pase dos semanas sin hablarle a nadie! Para cuándo me di cuenta de que había actuado como un debilucho ya era muy tarde, no podía buscarte de nuevo y mantener algo de dignidad.

—Vete de aquí Matt.

—Recuperaré a mi familia.

—No somos tu familia. —Dijo Will simplemente, entrando de nuevo a la casa y cerrando la puerta a sus espaldas.

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Hannibal tenía plena confianza en resolver el asunto con Matthew Brown en la corte, incluso si su padre metía mano y manipulaba los  resultados él tenía un plan bajo la manga. No, lo que necesitaba era apresurar todo antes del celo de Will. Y para eso tenía que deshacerse de la segunda apelación. Frederick CHilton.

Había cortejado a Will, si bien Will jamás se había dado cuenta de que Frederick iba tan en serio, durante casi seis meses. Su apelación no tenía a Abigail de por medio, sin embargo las estúpidas leyes americanas de propiedad estaban en su contra. Un compromiso oral de parte de Will era suficiente para que Frederick pudiera argumentar que ese era su omega de forma voluntaria y que no podía pertenecerle a nadie más. No podría ganar, pero podría alargar ese juicio tanto tiempo como fuera posible, meses, años. Y su padre conseguiría lo que quería, mantenerlo legalmente lejos de Will hasta entonces.

Había que tomar medidas extremas, y estaba listo para hacerlo.

Chilton no era un misterio para él, era un alfa de segunda clase, básico en sus modos y en sus ambiciones, no tenía una buena familia, títulos, prestigio. Pero ganaba buen dinero y casarse con un Omega como Will era, en el peor de los casos, una muestra de estatus. Pero si su padre le había ofrecido algo a cambio de ponerse en su camino, él tenía algo aún mejor. Fue un silencio muy fácil de romper cuándo se sentaron frente a frente en un elegante restaurante en el centro de la ciudad.

—Dr. Lecter

—Señor Chilton.

—Dr.Chilton

—Le pido disculpas. Y le pido que abandone su apelación a mi matrimonio.

—No puedo hacer eso, y lo sabe perfectamente, Will se ofreció voluntariamente, y tengo derecho a reclamarlo luego de esa afirmación.

—Will ya no quiere cumplir ese compromiso, obligarlo es algo que no le aconsejo-

—Will es un buen partido, hoy en día son difíciles de encontrar.

—Especialmente para alguien con tan poco que ofrecer como usted.

—No vine aquí a que me insulte. —Dijo Chilton, poniéndose muy tenso, Hannibal sonrió divertido.

—Tengo una propuesta que hacerle, algo para arreglar este problema entre nosotros, nada de abogados y pérdida de tiempo.

—Quiero a Will.

—No, quieres ser un Alfa de familia con un Omega y un cachorro que pasa por suyo, crees que eso te abrirá muchas puertas.

—No me conoces en lo absoluto.

—Claro que lo hago, de lo contrario no sabría que mi padre te ofreció algo a cambio de meterte con nosotros, pero tengo algo mejor que poner en la mesa para ti si sales de esto, limpia y rápidamente.

—No tienes nada que yo quiera, Lecter.

—En eso te equivocas.  Resulta que en la universidad me hice muy amigo del Dr. Loyd Weber, imagino que lo conoces.

—No personalmente. —Admitió Chilton, avergonzado pero altanero.

—El Dr. Weber está próximo a retarse, y necesitará un sucesor para su puesto como director del Hospital Psiquiátrico de Baltimore para los Criminales Dementes. Imagina como mejoraría tu posición un puesto como ese. —Dijo Hannibal con la voz suave, tentadora, fingiendo anormal interés en su menú.

—¿A dónde quieres llegar?

—Retírate de la apelación y yo personalmente te recomendaré con el Dr. Weber, una palabra mía y serás el próximo Director, tendrás todo a tus pies, pacientes lujosos, instalaciones modernas, empleados calificados, uno de los mejores centros de cuidado para los criminales más peligrosos y televisados del país.

Sus palabras hacían efecto, Hannibal sabía el poder que llevaban antes incluso de decirlas, Chilton parecía tan embelesado como confundido.

—¿Por qué me ofrecerías algo así pudiendo tomar está oportunidad para ti?

—Porque a diferencia de ti, yo si quiero a Will. Retírate y hablare con él. Continúa con esta demanda… —Ahora su voz no era más amable,  era fría como su mirada, Chilton retrocedió involuntariamente. — y me aseguraré de que nunca vuelvas a trabajar como psiquiatra, ni siquiera en el hospital local más deprimente.

— ¿Ahora me amenazas?

—No tiene caso perder, Frederick, pero tienes mucho más que ganar. Ayúdame a ayudarte.

—Creo que voy a pedir el salmón. —Dijo luego de meditarlo un momento, sentándose cómodamente en la silla. Sus ojos verdes fijos en algo queHannibal podía imaginar perfectamente, su futuro. — Y luego haré una llamada a mi abogado.

—Excelente.

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Abigail no era hija de Matt, Will lo sabía. Lo sabía desde antes de que su hija naciera. Lo sabía porque el se había metido en la cama con Hannibal y lo había dejado embarazarlo cuándo era un muchacho. Lo sabía porque se parecían en gestos y gustos, eran tan padre e hija como Will hubiera visto jamás

Eso no evitaba que se sintiera muy nervioso cuándo llegó la audiencia. Odiaba aquel ambiente pesado, entre los abogados ya había algo de tensión, pero nada comparado a las miradas de profundo odio que se enviaban ambos Alfa a lados contrarios de la habitación. Empujaban su aroma y su poderío como una especie de niebla sobre todos a su alrededor y en minutos Will comenzaba a sentirse mareado, detestaba los conflictos y aún más verse en medio de ellos cuando podría estar haciendo algo mucho más interesante.

—La corte familiar por la pertenencia del Omega Will Graham, aquí presente, entra en sesión. Conforme a lo acordado el Omega concedió pruebas físicas para realizar un estudio de ADN para comprobar la paternidad de Abigail Graham. ¿Están disponibles los resultados?

—Sí señoría, los resultados sellados le fueron entregados hace dos días.

—Disculpe. —El Juez se movió un momento, susurrándole a la secretaria a su lado que le pasó un sobre de color blanco. Will miró el intercambio, preocupado por la canina sonrisa de Matt y la impasibilidad de Hannibal a su lado. — Bien, veamos. De acuerdo con los resultados, el padre biológico de la menor es Matthew  Brown.

— ¿Qué?

—¡Te lo dije! —Gruño Matt triunfal, Will miró a Hannibal confundido, con la boca abierta hasta el suelo. Pero el Alfa permanecía inmutable. Hizo un gesto con la cabeza a su abogado que de inmediato sacó un sobre grueso de color azul pálido de su maletín-

—Con ente resultado, no me queda más que otorgarle a él la pertenencia del Omega, ¿Abogado tiene algo que decir?

—Sí, señoría. —Se apresuró a agregar el hombre, caminando rápidamente hasta el Juéz. Matt gruñó en el otro extremo.

—Excusas, ya tiene el resultado su Señoría.

—Tengo pruebas contundentes de que la menor Abigail Graham es hija de mi cliente señoría, de que esas pruebas fueron adulteradas para beneficio del señor Brown.

—Esas son acusaciones muy severas, Abogado.

—¿Cómo puede acusar a mi cliente de algo así? —Dijo el otro abogado, acercándose también.

—Por favor, señoría. Dos vidas dependen de que se haga lo correcto.

—Bien, escucharé lo que tiene que decir.

—¿Qué? —Will escuchó a Matt gruñir de nuevo. Una vez más la sala se llenaba de hormonas, como las detestaba, detestaba ese instinto Alfa de someter y dominar, esa violencia, esa transparente bestialidad que destilaban cuándo se amenaza lo que quieren.

—¡Orden! No ignoraré ninguna evidencia que pueda alterar el estilo de vida de una criatura. Adelante abogado.

—Gracias señoría. —Susurró discretamente antes de volverse. El grueso sobre azul en su mano. — Tengo aquí el historial médico de la menor. Este año ella sufrió un accidente que la obligó a permanecer hospitalizada durante 3 meses. Necesitó también una transfusión sanguínea, sin embargo su tipo de sangre es muy poco común.

—Continúe.

—El tipo AB- es muy raro, sin embargo mi cliente fue capaz de hacer una donación que fue aceptada sin menor problema. Señoría, la sangre no miente, mi cliente tiene el mismo tipo de sangre que la menor y fue capaz de realizarle una transfusión exitosa. No aceptamos los resultados de una prueba que desmiente el historial médico de la menor.

—Señoría… —Matt parecía atontado y tan confundido como su abogado.

—Cállese abogado, tengo mucho interés en saber que ha sucedido con su evidencia que parece alterada. No puedo confiar en la palabra de un Alfa que recurre a acciones como esta, voy a desestimar está apelación y someter al Señor Brown a una investigación para determinar su papel en esto.

—No cree que mi cliente…

—Su cliente le ha mentido a una corte federal. Será mejor que se quede callado y le diga a su cliente que haga lo mismo, desestimo la apelación por la custodia del Omega Will Graham. Se levanta la sesión.

Will quiso gritar. ¿Cómo no se le había ocurrido eso? Hannibal tenía el mismo tipo de sangre que su hija y todos en la familia Lecter, Abbie habría sufrido complicaciones en su recuperación de no tratarse de la sangre de su padre. Estaba muy ocupado sonriendo cuándo se sintió atraído a Hannibal que lo besó cariñosamente en los labios. Dejó escapar un suave ronroneo mientras e aferraba al cuello de su camisa, hasta que un carraspeo los obligo a separase y salir apresuradamente del juzgado.

—Estás muy feliz, pero aún tenemos el problema de Chilton… —Dijo Will con un suspiro, su ánimo súbitamente drenado. Hannibal sonrió suavemente, besándole el dorso de la mano.

—Frederick ha decidido perseguir otras ambiciones y ha retirado su apelación Will.

—¿Qué? Pero… ¿Cómo?

—Eso es de poca importancia.

—Entonces… nosotros…

—Firmaremos los papeles en la semana. —Su voz bajó hasta ser un susurró que sólo Will pudo escuchar. — Y la próxima te haré mío como debió suceder hace 8 años.

El estremecimiento que recorrió su espalda en ese momento tuvo muy poco que ver con la felicidad de saber que habían vordeado el último obstáculo burocrático. Pero no podía dejar de preocuparse, sabiendo que aún había alguien que estaba dispuesto a tanto para verlos separados.


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