Desde que Kardia le deslizase aquel papel con un “Te quiero” en la mano en los pasillos del Ministerio de la Verdad, Degel supo, en lo más hondo de su ser, que aquello no podía terminar bien. Quizás incluso antes, cuando creía ser espiado por el otro hombre, cuando notaba sus ojos azul cielo clavados en su nuca a cada paso como si supieran del diario secreto que escribía en su casa a escondidas. Lo supo, y sin embargo, no sólo no hizo nada por evitarlo, sino que puso de su parte para que ocurriese.
Tal vez porque aquel instinto de rebeldía que atesoraba en lo más hondo de su ser, lejos de la mirada de las telepantallas y de los oídos de la Policía del Pensamiento, había aguantado demasiado tiempo escondido. O tal vez porque Kardia, incluso enfundado en el mono azul del Partido y con la faja roja de la Liga Juvenil Anti-Sex alrededor de la cadera, despertaba en él deseos que ni siquiera su desaparecida esposa encendía. Claro que... no se podía comparar a Kardia, el rebelde y ardiente Kardia, con la frígida ortodoxa de su esposa.
Kardia trabajaba moviendo los caleidoscopios del Departamento de Novela. Tenía el pelo largo y azul muy oscuro, casi negro, y unos vibrantes ojos azul eléctrico que observaban a los demás con un brillo sagaz, severo y fanático, la mezcla más temible que se podía dar en un miembro del Partido. Un brillo que amenazaba con denunciarte a la Policía del Pensamiento al mínimo gesto heterodoxo que tuvieras. Naturalmente, eso y su faja no eran más que una fachada. Kardia se mofaba del sistema de todas las formas habidas y por haber. Sus gritos y silbidos durante las manifestaciones y los Dos Minutos de Odio no eran más que intentos de contener la risa al ver a sus “camaradas” dando semejante espectáculo, se pasaba el voto de castidad de la Liga Anti-Sex por el arco de triunfo, según sus propias palabras, y prácticamente no había objeto de contrabando que no hubiera pasado por sus manos. Odiaba a los miembros del Partido, sobre todo a los del Partido Interior, a los que dedicaba toda clase de palabras malsonantes de esas que ya sólo se podían escuchar en los barrios más pobres. Kardia se movía entre las sombras del sistema como un discreto escorpión, picando aquí y allá, pudriendo cuanto rastro de ortodoxia encontrase. En su mente no cabían los pensamientos de grandes rebeliones, no obstante, ni tampoco la idea de derrocar al Gran Hermano. Su forma de rebelión eran aquellos pequeños gestos que reivindicaban su propia individualidad entre la masa, pero nada más.
La mira de Degel era algo más amplia. Siempre había buscado una forma de derrocar al régimen, de desmontar el sistema, pero nunca la había encontrado. Si Kardia era un escorpión, Degel era un glaciar: frío, inalterable, impasible, imperturbable... aparentemente. Porque hasta el más lento de los glaciares se mueve, tiene grietas, araña las rocas y cambia el paisaje, aunque sea a un ritmo que nadie percibe, esperando la oportunidad de derretirse y crear una furiosa corriente que arrastre con todo a su paso. Degel era inteligente, observador y, sobre todo, poseía una memoria digna de un elefante. Por eso recordaba cada hecho pasado que el Ministerio de la Verdad había cambiado. Bueno, por eso... y porque él mismo trabajaba corrigiendo el pasado. Degel pensaba en levantamientos a gran escala, en la fuerza oculta de los proles para cambiar el mundo, en una Oceanía sin Gran Hermano.
Pese a ser tan distintos, Kardia y él se habían encontrado, como los polos opuestos de un imán, y una cosa estaba clara en la mente de Degel: tarde o temprano, ambos acabarían siendo vaporizados.
Is our secret safe tonight
And are we out of sight
Sus encuentros siempre se producían a escondidas, como aquel bosque a varios kilómetros de la ciudad donde se habían rebelado por primera vez haciendo el amor. Lejos de las telepantallas, los espías aficionados y la Policía del Pensamiento, en un intento de prolongar unas vidas que probablemente estaban sentenciadas desde mucho antes de unirse.
Will our world come tumbling down?
Will they find our secret place
Is this our last embrace
Pero su escondite favorito era, sin duda, el cuarto escondido de aquella tienda en el barrio proletario. Degel lo consideraba como su pequeño santuario; Kardia, como su paraíso personal. Un lugar privado para ellos dos, donde los uniformes y los himnos militares no existían, donde la única ropa eran sus pieles desnudas y cualquier sonido se reducía a gemidos de placer sofocados con un beso.
Y sin embargo, Degel vivía con la duda de cuándo les encontrarían. Porque lo harían, de eso podía estar seguro. La única pregunta era cuándo se derrumbarían sus vidas exactamente, cuál sería el último abrazo. Por eso disfrutaba de Kardia todas las noches como si no fuese a haber un mañana para ellos, cosa que, tarde o temprano, sería cierta...
Or will the world stop caving in?
... a no ser que el mundo cambiase. Lo cual, a todas luces, no iba a ocurrir.
It could be wrong
Could be wrong
But it should've been right
Porque el simple hecho de que dos personas se amasen en Oceanía en 1984 era simplemente un error. Porque los sentimientos no tenían cabida en el sistema, porque el placer del orgasmo había sido desterrado al olvido, y porque si ya estaba mal querer a alguien, que ese alguien fuera del mismo sexo ya era el colmo. Porque el amor a cualquier ser que no fuese el Gran Hermano era un delito, algo antinatural.
...
Sí, claro. Como habría dicho Kardia, y una mierda como un palacio de grande.
It could be wrong
Could be wrong
To let our hearts ignite
Podía estar mal. Podía ser antinatural. Podía ser un delito. Podía ser un crimental, el más terrible de los crímenes. Mejor aún. Porque cuanto más grave se volvía su traición, más fuerte ardía el fuego de sus corazones, como si quisiera extenderse e incendiar las banderas y las pancartas, las odiosas telepantallas y al rostro detrás de ellas.
It could be wrong
Could be wrong
Are we digging a hole?
Al principio, Degel se había preguntado si estaban cavando sus propias tumbas. Pronto supo la respuesta: sí.
A Kardia le molestaba que hablasen de ello. Era joven, mucho más joven que Degel, y la muerte le quedaba más lejos. Además, tenía la firme creencia de que se podía vivir así, burlando permanentemente las normas, siempre que uno fuera lo bastante listo como para que no le pillasen.
It could be wrong
Could be wrong
This is out of control
A veces a Degel le daba la sensación de que la situación se les estaba escapando de las manos, de que cualquier día los atraparían y los vaporizarían. Pero Kardia siempre tenía una de sus tranquilizadoras sonrisas para esos momentos. Sonreía, le acariciaba la larga melena turquesa, y Degel volvía a pensar que tenían el control de sus vidas y que podían salir impunes de aquello.
Aunque en el fondo de su ser sabía que nunca habían controlado nada...
It could be wrong
Could be wrong
It can never last
... que ni sus vidas ni su relación durarían mucho más de un año, si es que tenían suerte...
It could be wrong
Could be wrong
Must erase it fast
... y que si querían sobrevivir, deberían haber cortado aquel asunto de raíz rápidamente en cuanto surgió. Cosa que ninguno de los dos había estado dispuesto a hacer, ni lo estaba, ni lo estaría, por supuesto.
It could be wrong
Could be wrong
But it could've been right
It could be wrong could be
Porque lo que hacían estaba mal. Porque eran las manzanas podridas de la cesta. Porque la gente como ellos era odiada y perseguida...
Porque aquello debería ser lo correcto y no lo era.
Love is our resistance
Porque amar era su rebeldía, su golpe de Estado, su acto de terrorismo. Su forma de resistir la corriente aplastante del sistema, de reivindicar el derecho a la individualidad, la libertad y los sentimientos.
They'll keep us apart and they won't stop breaking us down
Hold me
Our lips must always be sealed
Degel sabía que, de ser descubiertos, aquello se habría acabado. Primero los separarían, luego probablemente los torturarían, y finalmente sus cadáveres terminarían en fosas comunes distintas, o incinerados en sendos hornos. Y ni toda la cautela del mundo bastaría para impedir el destino que se cernía sobre ellos.
If we live our life in fear
I'll wait a thousand years
Just to see your smile again
Degel temía aquel destino, y si hubiese sabido que el mundo cambiaría para que pudiesen estar juntos sin esconderse, podría haber esperado mil años con tal de volver a ver sonreír a Kardia.
Pero... ¿qué sentido tenía esperar si sabía que el mundo no iba a cambiar de todos modos?
Kill the prayers for love and peace
You'll wake the Thought Police
We can't hide the truth inside
¿Qué sentido tenía rezar por la paz si el mundo funcionaba a base de guerras? ¿De qué servía pedirle a Dios amor, si el sistema se cimentaba en el odio? No, el mundo no cambiaría. Por eso, aunque la Policía del Pensamiento acechase, aunque supieran que no podían ocultar su relación eternamente, seguirían adelante.
It could be wrong
Could be wrong
But it should've been right
Porque debería estar bien, aunque estuviese mal.
It could be wrong
Could be wrong
To let our hearts ignite
Porque el fuego de sus corazones sólo se apagaría cuando sus latidos se detuviesen.
It could be wrong
Could be wrong
Are we digging a hole?
Porque tenían los días contados, y por mucho que a Kardia le molestase hablar de ello, ambos lo sabían.
It could be wrong
Could be wrong
This is out of control
Porque lo único que el Gran Hermano jamás controlaría de sus vidas eran sus gritos ahogados en medio de la noche, cuando sus cuerpos unidos alcanzaban la dicha más antigua y sencilla del mundo.
It could be wrong
Could be wrong
It can never last
Porque en su fuero interno ambos tenían bien claro que aquello no podía durar, y había que aprovecharlo al máximo.
It could be wrong
Could be wrong
Must erase it fast
Porque cuando los descubriesen los vaporizarían, y nunca volvería a saberse de ellos.
It could be wrong
Could be wrong
But it could've been right
It could be wrong could be
Porque eran los peces que nadan contracorriente, las rocas que resisten el vendaval, la fruta podrida en el cesto perfecto. Porque tenían razón al serlo.
Love is our resistance
Porque amar era su resistencia.
They'll keep us apart and they won't stop breaking us down
Hold me
Our lips must always be sealed
The night has reached its end
We can't pretend
We must run
We must run
It's time to run
Una mañana, los temores de Degel se materializaron. Estaban en su habitación secreta, su escondrijo, contemplando a una prole que cantaba en el patio de la casa vecina mientras tendía la ropa. Y entonces, una voz metálica salió de detrás del cuadro de la pared, que se cayó y descubrió... una telepantalla.
Kardia trató de escapar, pero no sirvió de nada. Eran cinco, o seis, o siete, o tal vez fueran veinte. En cualquier caso, eran muchos más que ellos dos, y no importaba lo rápidos que fuesen, les darían alcance. Por eso Degel se limitó a quedarse quieto, tratando de no darles más razones para usar la violencia y sufriendo los gritos de dolor de Kardia casi como si los golpes se los estuviera llevando él mismo.
Take us away from here
Protect us from further harm
Mientras se los llevaban a las celdas del Ministerio del Amor, a Degel se le pasó por la mente rezar. Por Kardia, por que no les torturasen, por que la Hermandad acudiese en su auxilio, por sí mismo...
Acto seguido, desechó la idea, y estuvo a punto de reírse a carcajadas por haber tenido una ocurrencia tan descabellada y con tan poco sentido. ¿Rezar? Ésa sí que era buena. Kardia se habría partido de risa.
Kardia iba a morir. Les iban a torturar. La Hermandad ya dijo que no les ayudaría. Él iba a morir.
Pero al menos lo haría sabiendo que, de alguna forma, ésa había sido su resistencia.
RESISTANCE