La danza continúa
Kyuhyun lo sabía. Kyuhyun conocía de sobras la intenciones del mayor. Sólo le hacía falta ver aquella mirada más que descarada que Yesung tenía ahora dibujada en su cara, mientras se acercaba a él entre la multitud de gente que había en el escenario del musik bank, para saber qué era lo que pretendía.
Sonrió. De un tiempo a esta parte, Kyuhyun había empezado a disfrutar con aquella especie de juego que el mayor había comenzado tiempo atrás. Antes, se avergonzaba al verle mirarle de aquel modo. Ahora, le sonreía de lado, incitándole, porque sabía que aquello hacía desesperar al mayor. Él era el evilmaknae y no se dejaba intimidar por nadie.
-Ese movimiento de cadera tuyo en bonamana es demasiado sugerente, Kyuhyun. ¿Has practicado mucho?
Kyuhyun sonrió de nuevo ante el claro doble sentido en sus palabras. Los chicos a su alrededor le observaron entre curiosos y extrañados, decidiendo al final ignorar sus palabras regresando a lo que estaban haciendo segundos antes.
-Más de lo que imaginas, hyung -respondió Kyuhyun, poniendo énfasis en la última palabra.
Antes, se habría puesto todo colorado por el doble sentido en aquellas palabras y le habría dado un golpe en el brazo al mayor. Ahora, le contestaba sin titubear con unas palabras con un significado todavía más oculto, porque sabía que aquello hacía al mayor romperse la cabeza, intentando descubrir si aquellas palabras eran verdad o no. Él era el evilmaknae y no se dejaba intimidar por nadie.
Yesung terminó por llegar a su lado y, echando un pequeño vistazo a su alrededor, asegurándose de que los demás miembros cubrían sus acciones de las cámaras, llevó su mano hasta el trasero del menor, pellizcándole una nalga sin ningún tipo de reparo, haciendo ver que, simplemente, pasaba por detrás de él con la intención de quedar colocado a su lado izquierdo.
Kyuhyun sonrió por tercera vez. Y se echó un poco hacia atrás, antes de que al mayor le diese tiempo a llegar a su destino, y arrimó su trasero a la pelvis contraria, sintiendo cómo Yesung daba un respingo sorprendido ante el roce de su miembro contra las redondas nalgas del menor.
Antes, no habría podido evitar dar un bote sorprendido y avergonzado ante las acciones del mayor. Ahora, se restregaba contra él, porque sabía que aquello excitaba al mayor. Él era el evilmaknae y no se dejaba intimidar por nadie.
Cuando llega el momento en que se ven a solas en casa, Kyuhyun lo busca y lo encuentra tumbado en su cama con un libro entre sus manos.
Antes, Yesung hubiese ido a buscarle y lo hubiese arrastrado hacia alguna de las habitaciones. Ahora, era Kyuhyun el que le buscaba y se sentaba en sus piernas, apartando el libro y ocupando sus labios en un demandante beso, porque sabía que el mayor no podía resistirse a eso. Él era el evilmaknae y no se dejaba intimidar por nadie.
Con sus labios entreabiertos, dejando escapar quedos gemidos y suspiros, Kyuhyun también quería llevar la voz cantante en aquel momento.
-¿Te gusta que te... nghh... cabalgue eh, hyung? -susurró sentado en la cadera del mayor, autopenetrándose con la hombría del mayor en un vaivén cadencioso, mientras sentía las manos de Yesung en su trasero.
Yesung fue el que sonrió esta vez. Él lo sabía, sabía lo que el maknae pretendía y aquello le divertía. Podía permitir que tratase de disimular su vergüenza cuando le miraba de aquel modo enfrente de todos. Podía permitir que respondiese a sus comentarios con doble sentido. Podía permitir que tratase de contrarrestar sus apretones de nalgas con restregones más que placenteros. Pero no iba a permitirle aquello. No iba a permitirle que se revelara en aquel momento.
Se incorporó en la cama, quedando sentado con Kyuhyun encima suyo mirándole con aquellos ojos entreabiertos, nublados por el placer y con una pícara sonrisa en sus labios tras aquel comentario, creyéndose victorioso en aquella especie de lucha por el poder que él mismo se había inventado.
-No tanto como te gusta a ti sentir mi polla clavarse en tu culo -respondió el mayor con una sonrisa torcida en su cara.
Y Kyuhyun se ruborizó enterito. Abriendo sus ojos sorprendido por aquellas palabras, pronunciadas en aquel tono tan erótico y obsceno, sólo pudo mirar a Yesung a los ojos con las mejillas teñidas de un fuerte carmín al verse descubierto de aquel modo. No podía fingir enfrente del mayor. No cuando se veía incapaz de dejar de gemir cada vez que el mayor se enterraba desquiciante y placenteramente en su interior.
Él era el evilmaknae y sólo se dejaba intimidar por Yesung, el "raro" del grupo que, con sus rarezas, había sido el único capaz de amilanar al orgulloso evilmaknae.