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Θεραπεία (Therapeía) por HokutoSexy

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N. de la A.

Esta historia está basada en el manga original de Saint Seiya, donde Shaka es enviado a la Isla de la Reina Muerte para eliminar a Jango, líder de los caballeros negros. Ikki para entonces ya había vencido a su maestro: Guilty, pero la armadura del Ave Fénix se encuentra en poder de Jango. En el anime esto no sucedió. Igualmente la idea de que Aioria llega a dicha isla para encontrar a Ikki, tampoco sucede ni en el anime ni en el manga.

 

 

Θεραπεία

(Therapeía, gr., trato)

 

Ni aun permaneciendo sentado junto al fuego de su hogar puede el hombre escapar a la sentencia de su destino.

Esquilo.

Corrección de estilo: Althariel Tasrtir

 

Para Ghylainne.

 

1.Viajero

 

El ateniense estaba completamente cabreado: tuvo que viajar en un barco que parecía un cacharro transportador de basura, apestoso y con un ejército de moscas que parecían emular la batalla de persas y griegos en las Termópilas, sólo que él era el único combatiente.

 

Y todo por seguirle la maldita pista a Shaka. Deseó ante todo entenderlo y también, muy en el fondo, deseó darle una lección, un escarmiento como no se lo habían dado hasta entonces.

 

Se sacudió de la cabeza el recuerdo de su cuerpo bajo el suyo al mismo tiempo que ahuyentaba la mosca que le rondaba.

 

Su tiempo comenzaba a correr, al menos faltaba una semana para que el caballero de Virgo llegara hasta esa desgraciada isla.

 

Alguien tenía que abrirle los ojos a Shaka, literalmente, y si no era él mismo, tendría que buscar a alguien más. Algún otro soberbio en el mundo existiría capaz de hacerlo.

 

 

2.Choza

 

—¿Estás de broma? —ironizó categórico, ante el hombre que estaba en el pequeño puerto, le acababan de confirmar lo que ya venía sospechando: que sólo existía ese puerto, unas cuantas casas, en su mayoría abandonadas, un local más viejo que Zeus fungía de botica, comedor, taberna y a saber qué otra cosa más—. Mierda…

 

Su pequeña travesía se estaba convirtiendo en una excursión para expiar sus pecados. Se suponía que el jodido iba a ser Shaka, no él.

 

Suspiró y caminó por el terregoso lugar, el aire era irrespirable, el calor insoportable, amén de la espantosa sensación de ser seguido por muchos ojos invisibles, seguramente caballeros, renegados en su mayoría.

 

Nada de qué preocuparse. No eran peligro para él.

 

De acuerdo a la última notificación Guilty había sido derrotado por su propio discípulo, por lo tanto Jango estaba al mando de los caballeros negros, se preguntó qué habría sido del aspirante a la armadura de Fénix.

 

No tardó en saberlo.

 

Notaba que le seguían, de cerca, cada vez más… le pareció ver el brillo de unos ojos azules, pertenecientes a alguien que se ocultaba en las sombras, ese alguien parecía hostil.

 

 

3.Polvo

 

La capucha cubría su rostro y al menos le protegía del polvorín que atacaba sus ojos verdes, no así la nariz ni la boca, literal, tenía la boca arenosa.

 

Aprovechando su oculta presencia y la velocidad de sus movimientos le fue fácil atrapar al que le seguía saliéndole por la espalda, lo aferró por el cuello apretándolo con el brazo, lo azotó contra uno de los viejos muros de madera roída.

 

—¿Por qué me sigues? —preguntó cerca de su oído.

 

—¿Quién eres y qué quieres aquí? —contestó el joven de ojos azul ultramar visiblemente rabioso y sonando petulante.

 

—Yo… sólo soy un viajero que ha hecho escala en esta isla…

 

—Nadie en su sano juicio viene a este agujero infernal —dijo con burla.

 

 

4.Efebo

 

El joven quiso atacarle sin embargo Aioria que era más alto, más pesado y más fuerte: no tardó en dominarlo. Una vez que lo tuvo sometido de nueva cuenta, tuvo a bien jugar un poco: lo volvió a comprimir contra la madera pero esta vez lo prensó con su cuerpo.

 

—¿Cómo te llamas, capullo? —preguntó divertido.

 

—Hijo de puta… ¿quién carajo eres? —recibió por toda respuesta.

 

—Tu pesadilla o lo mejor que te puedas encontrar por aquí, eso depende —farfulló al borde de la carcajada, siempre quiso decir esa línea “tu pesadilla”—. Así que tú eres quien mató a Guilty, ese cabrón, tuvo el fin que merecía.

 

Un profundo silencio por parte del joven, Aioria bajó la guardia dándole la oportunidad de librarse de su agarre.

 

—¿Le conocías?

 

—No mucho, en la periferia se oía mucho de sus correrías —mintió, se fingió un vecino de algún otro nauseabundo lugar cercano—. Tuve un negocio con él y con Jango, hace mucho.

 

—¡Bah! Así que eres algún estúpido de esos que cree poder cobrarse el honor herido ¿no? —ironizó el de los ojos azules, quien hasta ese momento pudo ver que su interlocutor parecía un hombre de aspecto afable, no como el resto de alimañas que ahí vivían.

 

 

5.Nombre

 

—Me llamo Ikki… —soltó después de un rato.

 

“Me pregunto por qué alguien tan joven como tu está lleno de resentimiento, de dolor”, recapacitó el Arconte de Leo.

 

—Mi nombre… no importa, ¿sabes? en el fondo de esas lagunas gélidas tuyas hay amabilidad… —arremetió el león esperando que se le lanzara encima furioso, como en efecto pasó.

 

—¿A ti que te importa? —ladró Ikki lanzando un golpe fácilemente esquivado por el griego.

 

—Más de lo que crees… ¿sabes? no me interesa tu historia, ni tus motivos, me interesa el ahora… me interesa lo que hagas a partir de hoy… —susurró el griego mientras ambos caían entre patadas y ganchos al interior de una casa mohosa.

 

Ikki simplemente lo observó, analítico, soberbio, una sonrisa se dibujó cruel en sus labios.

 

—No eres una persona común… —contestó poniéndose en pie y sacudiendo el polvo de sus ropas, percibía calidez en ese hombre, eso no le gustaba. Más valía alejarse.

 

 

6.Duda

 

Pasaba una noche de perros, abandonado, con un frío que se le colaba por todo el cuerpo a pesar de estar encogido con una frazada encima, había llevado lo indispensable para esos tres días y no más.

 

—Hubiese empacado una maldita botella de whisky para entrar en calor, ni siquiera una paja en este momento me calentaría… —maldijo tiritando una vez más, con los ojos cerrados pero los oídos aguzados.

 

En medio de la madrugada, aún no había amanecido, una sombra se introdujo en la casucha, estaba por mover a Aioria con la punta del pie, pero el griego había sentido la invasión, sólo esperaba, cuando lo tuvo cerca lo derribó, le apresó entre el suelo polvoso y su cuerpo.

 

—¿Asunto? —le preguntó al joven.

 

—Dijiste que te interesaba lo que hiciera a partir de ahora… ¿por qué?

 

—Porque hay algo que tienes que hacer y sabes bien qué es…

 

—No entiendo.

 

—Lo entiendes… es lo que tiene Jango en su poder, porque lo sabes ¿no?, tuvo que decírtelo Guilty.


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