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Pet por sleeping god

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Notas del capitulo:

Sin nada que decir...

Al día siguiente se despertó con el ruido del estudiante levantándose, abriendo el armario para sacar la ropa.

-¿Qué ocurre?-cuestionó-¿Por qué estás levantado tan temprano?

 -porque tengo que ir a la escuela.

-¿puedo acompañarte?-pregunta levantándose inmediatamente con el mismo animo que tendría cuando Aizen lo sacaba a las peleas.

-¿Qué?...-razona un poco y ciertamente no podrá controlarlo, necesita más tiempo de humanización.

-… no, Grimmjow. Quizá luego, por ahora quédate aquí y te subiré algo de comer. Volveré en la tarde ¿sí?

Hace un puchero y se sienta en la cama-armario.

-lo siento. Luego, lo prometo.

-está bien-responde no del todo conforme.

-bien. Me bañaré, si alguien entra escóndete.

Afirma y se recuesta pero ahora en la cama del otro hasta escuchar la puerta, antes de poder brincar al closet pasa Ichigo con el cabello húmedo y vestido con el uniforme de la escuela.

-toma-le entrega dos pares de tostadas y un vaso de leche-come y nos vemos en la tarde.

-claro-come cuando se marcha, al finalizar deja el trasto en el escritorio y revisa el lugar. Abre los cajones encontrando sólo papeles, en un mueble haya la ropa interior, en otro revistas y libros, nada interesante para su gusto.

Vuelve a subirse en la cama de un brinco y mira el azulado cielo. Se levanta un poco al notar algo al final de la cama, recargado en la pared, con mayor curiosidad se acerca y sonríe.

-una guitarra, interesante-la toma  y pasa la mano por las cuerdas-se oye muy bien-vuelve a hacerlo con más fuerza pero luego lo calla recordando que se supone él no se encuentra ahí.

Movido por la curiosidad se sienta al escritorio y observa la computadora. Recordando lo que vio hacer a su amo miles de veces y a Ichigo aquella noche pudo encenderla, sin embargo de ahí no supo qué más hacer, tocaba la pantalla esperando algún cambio más sólo parecía tocar la superficie de un agua ficticia. Con enojo empujó el mouse y fue entonces que dio con que aquello movía la pequeña flecha blanca. Después de 3 intentos llegó a abrir internet, descubriéndolo con ese botón de buscar, en el colocó la palabra “aprender a tocar guitarra”, de inmediato le aparecen multitudes de páginas con tutoriales desde principiante a avanzados y experto. Rápidamente escogió principiante y leyó con atención, confundiéndose en varias ocasiones como subir y bajar en la pantalla, sin embargo aprendió rápidamente el círculo de sol con ritmo de balada, lo cual lo contento bastante… hasta que escuchó a alguien subiendo.

Entrado en pánico oprimió el mismo botón que al inicio la encendió para pagarla, dejó la guitarra en la cama y entró al armario.

Yuzo entró al cuarto con la idea de haber escuchado la guitarra, sin embargo desechó la idea rápidamente, recogió la ropa sucia y salió.

Habiendo pasado el ruido salió, tomó el instrumento y por la ventana subió al techo para seguir practicando aunque bajando el volumen de sus rasgueos hasta que se le cansaron las manos y se aburrió. Prefiriendo caminar con  las orillas de la casa con los pies y después con las manos, hasta ponerse a hacer ejercicio arduamente, como estaba acostumbrado.

A una cuadra de su casa pueden ver Orihime e Ichigo el brillante cabello azul de Grimmjow en el techo, caminando por las orillas mientras mira al cielo.

-¡demonios! ¡Está loco!-grita él, corriendo a su casa seguido por la chica. Al subir le gritan que baje y este lo hace.

-hola, Ichigo. Hola… ¿Orihime?

-¡sí, recuerdas mi nombre!-sonríen mutuamente pero son interrumpidos por la ira del estudiante.

-¡¿Qué mierdas hacías en el techo, caminado por la orilla como un maldito gato loco?!

-ah…-razonó un poco por la ira que le mostraban y, según entendía ahora, no había razón para que pidiera disculpas tirado en el suelo porque era un humano y no una mascota-…jugaba, sólo eso.

-¿Qué manera de jugar es esa?-dice aun molesto a descuidar a ese niño grandote.

-la que he usado siempre. Yo era un gato, Ichigo.

Se hace un silencio incomodo hasta que la mujer propone que coman. El felino acepta encantando, claro hasta que prueba la comida de ella y la escupe en el suelo.

-¡Grimmjow!

-¿Qué? Esto sabe mal-reclama alejando el vegetal con crema de maní-con razón tu no comes, no querías meterte esta basura en la boca.

Inoue guarda las cosas y pidiendo disculpas se retira, ocultándola la tristeza que esas palabras crueles le provocaron.

-eso fue muy cruel, Grimmjow-le regaña, dándole la espalda y saliendo de la habitación para seguirla y disculparse por el otro.

Sin embargo el peliazul no lo comprende. Jamás en su vida tuvo que aparentar ni ser amable, no conoce la etiqueta ni los modales, tampoco la ética y mucho menos la moral, todo trato humano no existe y los que sí sólo pueden ser dados por vistos más no practicados.

Al regresar su inquilino está sentado a la ventana, mirando el cielo sin ningún remordimiento.

-¿de verdad que no entiendes que ella sólo quería ser amable?

-no entiendo qué quieres que haga o diga.

Y él tampoco sabe cómo explicarle las mentiras blancas de tal manera que no se vuelva hipócrita pero que no sea un total desalmado.

-no sé explicártelo.

-entonces no puedo comprenderlo.

Prende la computadora, teniendo que esperar que reinicie el programa después de que Grimmjow la apagara de manera inadecuada. Ahí, con curiosidad y algo de esperanza, busca a ese hombre que cuida, sin encontrar resultados, después maneras de enseñarles a los niños moral, sin embargo no logra comprender como hacerlo con alguien que no comprende las relaciones sociales, en su búsqueda encuentra a un importante investigador de la ciudad, especializado en la naturaleza social humana en personas que no tuvieron ese contacto. Para su suerte está en la próxima ciudad, a un par de horas en el metro.

Al día siguiente sale como si fuera a la escuela sin realmente hacerlo. Ya fuera le hace una señal al peliazul que en la ventana espera que le dejen salir. Se sujeta del tubo a un costado de la ventana y luego brinca.

-vámonos. No te alejes de mí.

-está bien-lo sigue sin perder nada de vista.

En el subterráneo le tienen que tomar de la mano el estudiante al felino por el miedo que le ocasionó inicialmente la enorme máquina y luego por la cantidad de personas que le empujaban para todos lados.

Al principio permanecen de pie pero una hora después se sientan.

-¿A dónde vamos?-cuestiona por fin al pelinaranja.

-a ver a un doctor.

-no me gustan los doctores.

-no esa clase de doctor. Es otro tipo. Ya lo verás. Pero hay algo que debo decirte-se reclina hacia delante para llamar la atención del otro que lo mira y luego ve por la ventana las luces que pasan-yo debería haber llamado a la policía y luego te hubieran llevado a una institución mental o algo así ¿comprendes todo?

-sí, te lo agradezco, no parecen muy agradables los manicomios.

Frunce el ceño y cuestiona-¿has estado en alguno?

-no, pero he visto en la tele y leído en libros.

-bueno, si no quieres eso deberemos correr si este hombre intenta algo así.

-entiendo.

 

Bajan con una docena de personas, suben el camino y salen al clima cálido pero no asfixiante, con un leve frescor en la brisa.

Pregunta por la dirección sacada de internet e inmediatamente le señalan un edifico de más de 20 pisos al final de la calle. Lleva a Grimmjow de la mano pues por poco lo pierde al intentar seguir a un vagabundo.

-buenas tardes-le dice a la mujer de informes.

-buenas tardes ¿en qué puedo ayudarte?

-busco a Kuchiki Byakuya.

-¿tiene cita?

-sí-miente, espera poder pasarla a ella y demás personas hasta llegar a aquel psiquiatra.

-tome el ascensor hasta el último piso.

-muchas gracias-le sonríe y espera a los números bajen desde el 12.

Al abrirse entrar con un par de hombres vestidos de traje que miran con curiosidad a un muchacho con uniforme y ese ser extravagante de pelo largo. Sin embargo bajan una docena de pisos antes. Descienden en el 26, en un pasillo elegante con al menos 10 personas sentadas en escritorios impersonales enfrente de una puerta distinta, marcado únicamente con un número del 1 al 15.

A la primera le pregunta por el que busca y le piden que pase a la puerta 6, ahí un tipo de cabello rojo fuego y tatuajes en la cara que contrastan con el elegante traje oscuro le pregunta el motivo de que ahí se encuentre.

-tengo algo… a alguien que le interesara a Byakuya…

-¿Byakuya?-cuestiona indignado a la falta de respeto, sin embargo el joven sigue hablando sin importarle.

-… solo necesito unos minutos con él.

-lo siento, pero está muy ocupado.

-será solo un par de minutos, es más, sólo uno. Es muy importante…-Grimmjow le jala una manga, esperando le haga caso-¿Qué?

-me estoy aburriendo.

-espérate.

-¿Qué quieres hacer aquí?

-entrar a esa puerta… espera.

El peliazul abre la puerta con poco importancia, entrando a una enorme oficina con grandes ventanales que dejaban ver la ciudad desde las alturas, los libreros atestados de textos dejaban el aroma impregnado  con un aroma a vejez contrastado con la lavanda de la limpieza de la mesa de centro de cristal, las 4 sillas de madera negra haciendo juego con el escritorio al fondo donde sobre un sillón blanco un sujeto de no más de 30 años, cabello oscuro y largo y tez blanca, hablaba por teléfono pero mantenía la mirada fija sobre el intruso que logró llamarle la atención por su particular extravagancia: un pantalón café oscuro que le quedaba corto de abajo, descalzo, una camisa de vestir blanca demasiado pequeña, abierta y arrugada, el cabello hasta las rodillas de color azul brillante, los ojos igual y no decir de lo sucio que estaba, sin embargo le daba curiosidad su mirada escudriñando todo. Conocía esa mirada después de tantos casos.

-te llamo luego. Nos vemos-cuelga, se pone en pie y llega con ese tipo-buenas tardes. Pase, tome asiento-dice amablemente, haciéndole seña a su secretario que no explique nada. Pasa también Kurosaki, sentando a un lado de Grimmjow y dejando que el hombre pelinegro les sirva agua.

-¿Cómo se llama?-no responde Ichigo pues la mirada no es hacia él.

-Grimmjow.

-Grimmjow ¿Qué?

-Grimmjow, sólo Grimmjow, no tengo apellido.

-entiendo-se sienta también. Nadie bebe el agua-¿tiene amigos? ¿Él es su amigo?

-no lo sé. Supongo-responde aunque no le toma importancia a lo que dice, observa el agua con curiosidad a los vasos con agua fría, al sudor que sale de ellos.

-¿su padre cómo se llama?

-no tengo padre.

-¿madre?

-no.

Ichigo comprende que Kuchiki empezó su trabajo apenas cruzaron la puerta.

-¿Qué eres de él?-pregunta esta vez al estudiante, levantándose para que le siga a un rincón del estudio.

-sólo un conocido.

-¿Qué le ocurre?

-vivió con un sujeto que lo trato como su mascota, como un gato.

-parece entender varias cosas.

-pero nada sobre…

-sobre relaciones intrapersonales. Eso es común en gente que desde niños no se les acerca a gente de su edad. No sé qué tan grave sea…

-escuche-pide con la voz baja-no quiero que termine en un manicomio. Es un gran sujeto, yo lo sé, pero no tengo dinero como para pagarle.

Razona en silencio pues aunque el dinero no le falta no puede trabajar de a gratis, más si le piden que oculte información a la autoridad. Da una vuelta al que hicieron felino y por curiosidad a la historia que le han dicho pasa su mano por la cabeza y de inmediato se le pegan al cuerpo, como un gato buscando ser mimado. El interés le mueve a seguir acariciando hasta el cuello pero cuando los ojos del otro le miran le da un cierto escalofrió.

-¿Quién eres?-pregunta levantándose, alejándose de la caricia de ese hombre.

-soy Kuchiki Byakuya.

-no me agrada tu olor.

-¿Qué…?-evita enfurecerse y mejor indaga algo más.

-¿Quién era tu dueño?

-Aizen.

-¿sabes su nombre completo?

-sí. Aizen Sousuke.

Se queda helado un momento y luego toma uno de los vasos y da un sorbo. Vuelve con el estudiante y dice:

-hace unos días me trajeron a un jovencito que decía ser hijo de un animal, tenía síntomas parecidos a los de Grimmjow, los oficiales con los que trabajé no tuvieron ninguna pista de ese hombre y, aunque cualquiera quisiera atrapar a un ser despreciable como él, a mí me mueve el interés en la mente de estos sujetos. Dicho aquello te propongo llevarlo a mi mansión y estudiarlo, ver que tanto se puede adaptar a la sociedad y su aprendizaje en otras áreas. De esa manera nadie se entera de su existencia y yo me haré cargo de sus necesidades.

Digiriendo la idea  pide seguirlo viendo y Kuchiki accede a que lo visite cuando quiera.

-Grimmjow-le llama con algo de melancolía-Byakuya te dará un lugar donde vivir. Se bueno con él y hazle caso. Yo te vendré a visitar.

No pudo evitar ponerse triste.

-¿también me dejas?

-¡no, no, no!-gritó acariciándole las mejillas-es para ayudarte a que seas humano. Vendré pronto.

-¿también Tatsuki y Orihime?

-también ellas.

Sonrieron y se despidió abrazándolo, después de recibir una nota con la dirección del psiquiatra.

-todo estará bien, Grimmjow. Verás que nuestro trabajo será muy útil-le dijo tomándolo de un hombro con la esperanza de comprender esa mente tan diferente.

 

A las 4 de la tarde lo lleva a su mansión, que de inmediato es escudilladla por el felino, revisando cada espacio construido con el estilo americano y las piezas de arte francés, al que es aficionado el sociólogo.

-Grimmjow-le habla para que deje de observar absorto a las carpas en una pecera-primero vamos a bañarte y cambiarte-no lo dice pero realmente apestaba.

Abre la regadera y le lleva ropa que le quedó grande y que nunca se deshizo de ella: un traje negro,  con camisa blanca. Después le compraría unos zapatos de vestir.

-no se bañarme-dice empezando a desvestirse frente a su anfitrión.

-pero sabes vestirte y desvestirte-atina a decir.

-porque Ichigo me enseñó.

-está bien-suspira, recriminándose su torpeza de no haber pensado en eso antes-entra al agua.

Así lo hace, no queriendo ver las partes nobles del muchacho pero difícilmente evitándolo por el tamaño, poniéndose algo celoso por ello y la estatura. Se remanga las mangas y pone algo de shampoo en su palma, pidiéndole se incline un poco para lavarle la cabellera, después pidiéndole a él que imite ese movimiento, se alegra pues lo comprende rápidamente, después pasa al jabón, únicamente ayudándole con un brazo y siguiendo Grimmjow, sintiéndose independiente a poder bañarse.

-creo que lo entiendo-le dice para que lo deje solo. Así lo hacen.

Se queda bajo el agua hasta limpiarse cada parte como su amo le hacía. Nunca había cerrado la llave ni se había secado pero logra hacerlo, animándole a que puede controlar su propia vida. La ropa le cuesta un poco más de esfuerzo más logra ponérsela.

Al salir es regañado por Kuchiki por dejarse el cabello largo húmedo, mojando el saco.

-te cortaremos el cabello ¿te parece bien?

-sí, no me gusta mi cabello de esta manera.

Llama a un estilista que le entrega libros de cortes al peliazul. Finalmente encuentra uno que del frente es hacia delante y hacia arriba y la parte de atrás levantada y en pico, algo ochentero que a los otros dos se les hizo extraño pero no indagaron más. Al concluir algunos mechones se le van a la cara y en vez de acomodárselos Grimmjow le manda a que así lo deje. Le encanta.

-ven, mande a que te trajeran zapatos-se dirigen a una sala, donde media docena de zapatos los esperaban. El tercer par de zapatos negros le queda perfectamente aunque se siente extraño al caminar sin ir descalzo o con esas simples pantuflas que antes usaba. Lo llevan a verse a un espejo de cuerpo completo, ahí se gira y sonríe a su mismo, adora como se ve ahora.

-me gusta-dice con entusiasmo.

-genial. Ahora necesitamos que aprendas algu…

Por la puerta entra una chica pequeña, con el cabello y los ojos iguales a los de Kuchiki, vistiendo un kimono con la parte de arriba blanca y la de abajo roja.

-Rukia, pasa. Te presentaré a alguien-le dice haciendo que quede frente al hombre-él es Grimmjow. Grimmjow, ella es mi hermana Rukia.

-mucho gusto-dice ella y nuevamente el felino no comprende esa frase.

-se contesta de la misma manera-le puntualiza Byakuya.

-ah, mucho gusto.

Ella sonríe y él se siente obligado a hacer lo mismo.

-retírate Rukia. Después te explico.

Ella se va.

-no sabes nada de modales ¿cierto?

-nada de nada.

-empezaremos con eso.

 

-los cubiertos se utilizan de las orillas hacia dentro, nunca repites el mismo. Las cucharas para líquidos-dice mostrándole una que es para sopa-y los tenedores-hace lo mismo-para el resto-le acomoda los codos para que no se recarguen sobre la mesa-derecho, los codos no van sobre la mesa, se come con la boca cerrada en pequeños bocados, no clavas el siguiente alimento hasta comer el que tienes en la boca, no hablas mientras masticas, mira al resto de los comensales al comer, no sólo tu comida, da pequeños sorbos sin hacer ruido al agua, no eructes ni hagas cualquier otro ruido corporal.

-estoy confundido-se atrevió a interrumpir sin poder terminar la crema de hongos, analizando con extrañeza la docena de utensilios que le presentaban, al igual que la servilleta blanca que tenía que mantener en su regazo-otra vez.

-no te pido que lo aprendas hoy mismo.

-qué bueno, no creía poder igualmente.

Kuchiki se sienta enfrente  para mostrarle los modales en la mesa, además de dar las gracias a quien le sirve y decir “provecho” al acabar de comer a quienes aún no lo hacen, en este caso a Rukia que apenas se sentaba y ambos se retiran. Y de paso a jalar la silla para que se siente una mujer.

-¿todo bien?

-sí, lo he entendido-dice no muy entusiasmado con los modales pero atento al porte y elegancia de Byakuya, en sus pasos, ademanes y manera de hablar.

Llegan al final del pasillo y le abre la puerta a un cuarto muy amplio, con una cama, closet, escritorio y una mesa con un par de sillas iguales a las de su oficina, además de las paredes blancas, impersonales, con un enorme ventanal que da a un gran jardín trasero y otra puerta que da a un baño completo.

-será tu habitación.

-me gusta.

-cualquier cosa pídele al personal que me llame. Mañana me acompañaras al trabajo y seguiremos con tu enseñanza.

-gracias-sonríe, entendiendo bien esa frase ahora.

-en el closet hay una pijama, no debes dormir con la ropa que usas en el día.

-entiendo.

Cierra la puerta y sonríe. Ese muchacho será una gran investigación y, aunque no lo admitiera, le agradaba  ya fue por su dependencia o su obediencia.

 

No perdió la costumbre de revisar toda la habitación, aunque sólo encontrara la ropa y algunos bolígrafos. Se sacó el trajo y desnudo se dispuso a buscar la pijama, encontrando muchos trajes de distintos colores y un juego de ropa de suave tela más cómoda que los otros, de ahí definió que sería lo que requería para dormir. Se subió el pantalón azul claro y luego se abrotoñó la camisa del mismo color. Permaneció descalzo.

En unos minutos oscureció y durante todo ese tiempo observpo el jardín con su pasto muy verde y arreglado, su rio a la lejanía y los árboles de sakura desprendiendo pétalos rosas y blancos al viento. Suspiro. Se sentía tan extraño en ese lugar, más pronto se dijo que era mientras se acostumbraba a ser un humano. Se recostó y cobijo, recordando a Kurosaki como lo hacía, cerró los ojos y se preguntó brevemente si Byakuya no se desharía de él también.

Se levantó veloz a los golpes en su puerta, con cierto enojo la abrió para encontrar a Rukia ya vestida y arreglada.

-Nii-sama me mandó llamarte para que se fueran.

-… ¿irnos?...

-sí, al trabajo.

-cierto…-dijo bostezando, después de todo había ocasiones en las que no se dignaba a ver a su amo irse y seguir durmiendo-voy-dijo saliendo pero… pensando…-¿debo arreglarme?

Rukia se ríe y afirma con la cabeza. Él no la ha olido pero le parece bonita, algo que nunca vio en nadie.

-sí… ¿debo bañarme y luego vestirme?

-así es-dice ella con seguridad pues su hermano le explicó  durante la noche lo que ocurría con el peliazul.

Vuelve dentro y se da una ducha donde con una práctica de quemarse y congelarse logra poner el agua tibia, al salir se seca el cabello y con un peine logra acomodárselo, después se viste con un traje blanco y una playera azul, calcetines azul marino, los zapatos los escoge negros y una corbata roja que no logra anudarse.

-vámonos, Grimmjow-dice entrando el pelinegro que no soltó una risa por dignidad al pobre chico que  no tenía idea de cómo combinar-Grimmjow, deja ayudarte aun con la ropa.

-puedo vestirme, sólo no sé cómo amarrar esto.

-anudar, así se dice. Sin embargo yo me refería a los colores que escogiste.

-es que veo a blanco y negro.

Sale el psiquiatra del closet, en el que había entrado a buscar la ropa, totalmente asombrado.

-¿de verdad?

-no, es una broma-dice sonriendo burlonamente.

-no sabes modales pero si tomarle el pelo a las personas-da una leve sonrisa y saca una corbata blanca al igual que los zapatos y los calcetines. Únicamente la corbata es donde le ayuda y le enseña cómo ponérsela en el futuro.

 

-dime ¿Qué es lo que sabes en general?-le pido entrando a su oficina y sentándose frente a frente-¿sabes matemáticas, física, historia?

-historia, español…

-¿español?

-sí.

-algo de química y física.

-¿Cómo sabes eso?

-libros. Aizen tenía muchos y cuando me aburría los leía.

-¿Quién te enseñó a leer?

-Ulquiorra, mi hermano.

-¿él estaba en la misma posición de mascota que tú?

-no, él era el favorito de Aizen, a él le enseñó mucho cosas y también era con quien dormía.

Sólo Byakuya se vio a afectado con la revelación de violación.

-entiendo-dijo no mostrando su conmoción y enojo-te enseñaré lo suficiente para que entres a una escuela.

-me parecen aburridas.

-únicamente las has leído, ya verás que te gustará y además aprenderás más rápido que conmigo.

-me gusta cómo me enseña.

Se sonrojó ocultando el rostro tras su mano. Podía ser muy coqueto sin darse cuenta ese felino. Tenía un cuerpo excepcional pero la actitud tan dócil era difícil de abandonar.

Sacó un libro de redacción sin sacarse de la cabeza la idea de que hacia un par de años salió con quien ahora era su secretario, admitía que tanto las mujeres como los hombres eran de su agrado en la cama pero no permitiría que algo tan banal y esporádico como el sexo se interpusiera en su investigación, además dudaba que ese joven puesto como semental comprendiera lo que conllevaba tener una relación carnal con otro ser humano.

-¿Qué ocurre?-cuestionó el peliazul al otro por mirar con demasiada atención el libro que llevaba entre manos.

-sí, lo siento. Empecemos.

 

Pasadas dos semanas tenía la curiosidad de ir a ver a Grimmjow, no era lo mismo escucharle decir que estaba bien por teléfono. Ese fin de semana tomo el tren para verlo, junto con el par de chicas que igualmente querían saber de él y su progreso como “ser humano”.

A todos se les hizo difícil creer que era una mansión a donde fue a parar el gatito callejero y fue la misma sorpresa al encontrarlo sentado en el sillón blanco de la sala con una pierna cruzada y un libro entre las manos, vistiendo un elegante traje gris.

-¿Grimmjow?-dijo Orihime incrédula.

Bajo el libro y les sonrió.

-¡hola, que gusto verlos!-contesto haciendo una reverencia que los otros contestaron algo confundidos-siéntense. Byakuya-san me dijo que vendrían pero no a qué hora ¿les ofrezco algo?

Nadie respondió, simplemente no podían procesar esa elegancia y amabilidad de un sujeto que no sabía decir “mucho gusto” cuando le conocieron.

-¿nada?-pregunto pues no contestaban.

-ah, agua-dijo Tatsuki para no verse como una bola de idiotas.

-¿está bien limonada?

-sí-respondieron todos.

-enseguida vengo.

Se marchó dejando a todos platicando del cambio tan radical e inesperado del felino a todo un noble de clase alta.

Regresó con dos pares de vasos de cristal y una jarra con limonada fría. Les sirvió y se sentó a un lado de la pelinaranja.

-estamos sorprendidos, Grimmjow-confesó Ichigo bebiendo un poco-te ves totalmente diferente y no lo digo sólo por el cabello.

-lo sé. Byakuya-san me enseñó muchas cosas, incluso el lunes inicio en la preparatorio. Estoy algo nervioso, debo admitir-señaló dejando el vaso en la mesa de madera.

-¿en qué preparatoria?-pregunto la pelinaranja algo atontada con el rico perfume y la atractiva figura del peliazul.

-preparatoria Seretei, ahí también va la hermana de Kuchiki-san, aunque un grado adelante.

-¡sorprendente!-admitió la pelinegra-es una de las mejores y de las más caras ¿te la pagará?

-sí, dijo que no había problema con el dinero.

Hablaron de demás banalidades y se marcharon antes de que bajara el sol. Él único que no estaba contento con la trasformación de Grimmjow era Ichigo, pensando que lo moldearon a fuerza, jamás imaginándolo como un chico educado, petulante y rico.

Al llegar a su casa telefoneo a Kuchiki queriendo exponerle su punto de vista, a lo que este dijo que por lo mismo deseaba ingresara a la escuela, para que él mismo definiera su personalidad y que jamás le impondría una.  Eso lo calmó y le hizo desear irlo a ver pronto pues aun recordaba la pregunta que le hizo el fenilo “¿también me abandonaras?” y se decía que no, que aún lo cuidaría.

Notas finales:

En el siguiente empezamos a complicarnos.

Gracias por leer.

 


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