En el año 1864 la sociedad estaba en pleno desarrollo, algunos países evolucionaban más rápido que otros, en la cúspide de todo el mundo estaba Europa, tanto en inventos, como en política y lo más importante en derechos humanos pues eran pocos los países en los que se aceptaban a los donceles como individuos con derechos y obligaciones y no como esclavos o basura.
Nuestra historia comienza en Seattle una ciudad de América cerca del mar; la cuidad era bastante rustica la mayoría de los caminos estaban hechos de tierra y en las zonas más lujosas de piedra pulida, las casas estaban hechas de madera y contaban con una vasta vegetación que les proporcionaba lo que necesitaban, su gente, era humilde y reservada parecían buenas personas en su mayoría pero con una educación deficiente salvo de algunas personas con mejores posibilidades económicas.
En un día lluvioso donde las nubes grises no permitían siquiera se viera un poco del cielo o un rayo de sol manteniendo el ambiente sombrío, la gente corría de un lado a otro tratando de cubrirse del ventarrón que los amenazaba. Ajenos al caos de la ciudad a las afueras de la ciudad se encontraban reunidas algunas cuantas personas para rendir honores a una mujer que había dejado este mundo, todos los presentes se cubrían de la fuerte lluvia con un paraguas en su mayoría negros, cerca de la fosa de tres metros se encontraba sentado un joven rubio, parecía que no tenía la fuerza para mantenerse de pie, su semblante estaba decaído y sus ojos completamente hinchados y rojos por el llanto, detrás de él estaba un hombre, tenía el cabello negro y recogido con una pequeña coleta sus ojos eran negros un poco rasgados, lo tomaba del hombro mostrando apoyo incondicional a su mejor amigo, el sacerdote recitaba algunas palabras que resonaban en el oído de los presentes.
-Dios toma a esta buena mujer en tus manos y siéntala a tu lado-El hombre falto de cabello levantaba las manos al cielo haciendo más énfasis a lo que decía.
Al otro extremo de la fosa se encontraba un hombre mayor rubio sus ojos eran azules con un gran parecido al joven que permanecía sentado en su silla pues era su padre, abrazaba a un doncel de cabello rubio también largo hasta la cintura y trenzado un mechón tapaba parte de su rostro pero también se veía afectado, no solo por la muerte de su madre sino también por las miradas severas de los que lo rodeaban, se sentía seguro gracias a que su padre era un hombre fuerte e influyente si no daría por hecho que lo arrojarían junto con su madre al poso al que ahora estaban tirando tierra.
Deidara era un doncel criado en Europa cuando nació su padre se lo llevo para que pudiera crecer libremente y sin miedo, su nacimiento fue motivo de conflictos entre Kushina y Minato pues la pelirroja creía igual que todos los de su familia que los donceles no eran más que una aberración hecha por el diablo para llevar a los hombres y a las mujeres a la perdición y mal camino al contrario de Minato que había sido criado con una idea muy diferente anteponiendo la felicidad de su hijo menor se lo llevo lejos de la sociedad que sin conocerlo ya lo había condenado al peor de los destinos, Kushina se quedó con Naruto un varón, cuando Deidara nació él estaba cerca de cumplir 6 años, no se divorciaron más sin embargo la relación entre ellos era muy difícil y complicada aun así Minato nunca descuido sus obligaciones era un hombre acomodado, siempre le mando dinero y se mantenía al tanto del crecimiento de Naruto que para su desgracia pensaba exactamente que su madre y todos en ese pueblo, ahora que estaba muerta se llevaría a Naruto a Europa a vivir a su lado y trataría de corregir algunas ideas que a su parecer estaban equivocadas.
La mayoría de la gente que se encontraba presente en el entierro daba su pésame a Naruto e ignoraban a Minato para no acercarse a Deidara, al doncel lo miraban con asco y querían irse lo más lejos y rápido posible de ese lugar, poco a poco el panteón fue quedándose vacío solo dejando a los tres familiares cercanos frente a la lápida recién colocada
“Kushina Uzumaki amada madre y esposa que Dios la tenga en su santa gloria”
1823-1864.
Naruto era una copia exacta de Minato con excepción de tres marcas en cada mejilla y un corte de cabello diferente, tenía 23 Años, recién había terminado la carrera de contador, tenía una personalidad alegre, amable y le gustaba mucho divertirse con sus amigos pero en ese momento se encontraba realmente destrozado pues su madre, la mujer que lo crio y velo por el todas las noches estaba sin vida en una caja bajo la tierra y jamás la volvería a ver, simplemente en su cabeza no había más que recuerdos cariñosos que solían tanto como si su corazón estuviera al intemperie.
-Naruto, hijo- Minato puso su mano en el hombro de su hijo para llamar su atención- debemos ir a casa la lluvia esta aumentado y es peligroso quedarnos aquí- el rubio levanto la vista al cielo descubriéndose del refugio que le ofrecía el paraguas y dejo que la lluvia lo empapara por completo, sin mirarlo ni decirles nada camino junto a ellos hasta llegar a la carroza para que los llevara a casa, el chofer vio que el primero que subió fue el doncel e hiso un gesto de desaprobación, pero los tres lo pasaron desapercibido.
Cuando la carroza comenzó a andar Naruto levanto la vista su semblante estaba claramente decaído, vio con detenimiento a su hermano un doncel, se veía diferente a todos los que conocía pues este vestía bien y estaba limpio su cabello estaba peinado, parecía sonrojado por la penetrante mirada que le dedicaba, y se mantenía refugiado bajo los brazos de su padre, Minato se mantenía atento pues sus dos hijos no habían tenido oportunidad de convivir pues Kushina nunca lo permitió
-así que tú eres la razón por la que mi padre nos abandonó-Naruto lo dijo fríamente y con desprecio que con solo escucharlo Deidara sintió ganas de llorar
-Naruto-Minato lo reprendió y el joven rubio solo se echó atrás en su asiento para no saber nada más.
No tan lejos de ellos se encontraban la otra parte de esta historia; dentro de la clase media de la ciudad existía una familia con buen prestigio ya que se dedicaba al trabajo policiaco de la ciudad, los Uchiha por generaciones habían dedicado su vida a la guardia de la ciudad, y se habían ganado el respeto tanto de ricos como pobres, el comisario tenía por nombre Fugaku Uchiha un hombre de familia honesto y considerado pero sumamente severo todos lo atribuían a la naturaleza de su trabajo pies se necesitaba un carácter duro para poder lidiar con los criminales de la sociedad.
Pero dentro de las paredes de su casa se encontraban muchos secretos pero el que guardaban con más ahínco era sobre su hijo Sasuke, ante la sociedad era un joven varón muy enfermizo que nunca había salido al mundo exterior por su frágil y delicada salud, pero en realidad lo mantenían oculto por ser un doncel, las leyes eran claras para los donceles y Fugaku jamás permitiría que su sangre fuera maltratada y humillada por ningún motivo. Cuando su hijo nació Mikoto su esposa había dado a luz en casa pues el bebe fue prematuro y nadie supo de su sexo por el miedo a que la gente lo obligara a deshacerse de su hijo o criarlo como un sirviente en lugar de su hijo lo mantuvo en secreto su esposa y su hijo mayor estuvieron de acuerdo en que nadie lo supiera y que Sasuke creciera a salvo encerrado en su casa lejos de todos los que le podían hacer daño.
Sasuke tenía cerca de las 18 años faltaban algunos meses para que los cumpliera, gracias a su carácter serio y frio había sido fácil mantenerlo encerrado y entretenido en casa pero eso estaba cambiando constantemente veía por la ventana a las personas, las mujeres luciendo hermosos vestidos esponjosos, caballeros comiendo helados, niños jugando bajo los árboles, todo eso comenzaba a llamar la atención del doncel que de alguna forma u otra intentaba salir a dar una vuelta, seguramente podría pasar desapercibido si se disfrazaba bien de varón ¿Qué tan peligroso podría ser?
El doncel ya lo tenía todo planeado gracias a los destrozos que había hecho la lluvia seguramente mañana todo mundo estaría ocupado reparando sus hogares o las vías peatonales, las calles y otros lugares públicos, todos estarían muy ocupados como para notarlo así que podría dar una vuelta y conocer al fin el lugar donde vivía, así que espero a que todos en su casa salieran y se puso un abrigo grueso para cubrirse y poder pasar por un varón
Caminaba por las calles distraído viendo los aparadores de pastelerías, se encargaría de pedirle a su hermano que le llevara algunos dulces que se le habían antojado, lego a un aparador de ropa hermosos vestidos con grandes colas eran de novias parecía emocionado pues su ojos brillaban, aunque de pronto su semblante se entristeció pues quien podría querer casarse con él, después de todo era un doncel y según su padre y madre le habían contado la gente no los quería,
Sasuke no entendía cuán grande era el odio que la gente sentía por los donceles hasta que doblo la esquina y encontró algunos donceles tirados en la calle, apenas y vestían unos trapos que lo tapaban estaban sucios parecían animales roñosos y la gente los ignoraba algunos los pateaba, sintió empatía por ellos y se entristeció, quería ayudarlos pero, no contaba con dinero ni comida, tal vez daría una vuelta más tarde para ayudarlos por lo pronto se acercó a ellos para brindarles su abrigo pero ellos lo rechazaron temerosos a las represalias aunque Sasuke no entendía bien.
-¿Qué estás haciendo?-Un hombre que no tenía buena finta lo sujeto de la muñeca-no ayudes a esta escoria- el hombre pateo al doncel que tenía más cerca, Sasuke trato de librarse de su agarre pero esto permitió que el hombre notara lo delgada de sus muñecas
-espera un momento – el hombre lo jalo arrastrándolo- ¿Qué tenemos aquí?- jalo alguno de los abrigos que lo cubrían- un doncel
-Suéltame- grito Sasuke asustado tratando de librarse del agarre
-Maldito ladrón-el hombre golpeo en la mejilla a Sasuke haciéndolo caer en medio de la calle, llamando la atención de la gente que pronto hiso un circulo alrededor de el
-yo no soy un ladrón- digo algo nervioso viendo a la gente a su alrededor con cara de asco
-mentiroso eres un ladrón maldito doncel asqueroso-el hombre sujeto la ropa de Sasuke-¿de dónde sacaste esto?
-son míos
-mentiroso- grito una mujer arrojando una piedra que golpeo el rostro del doncel
- no, no miento- dijo asustado y adolorido por el golpe se cubría para que no lo golpearan de nuevo
-LADRON, MENTIROSO, BASURA, GOLPENLO, SI QUE APRENDA- las personas a su alrededor gritaba cosas con odio y Sasuke no entendía porque, no había hecho nada para molestarlo el sol estaba caminando por la calle que es lo que le pasaba a la gente, sus lágrimas comenzaron a salir sin poder evitarlo tenía mucho miedo de esa gente tan mala.
- no estoy mintiendo la ropa es mía- decía entre lagrimas
-maldito doncel, ¿crees que tus lagrimas nos van a convencer?
- EMBUSTERO- una mujer desgarro la ropa del doncel y el hombre se quitó su cinturón de cuero
-¿QUE ESTAN HACIENDO? SUELTENME- gritaba desesperado al borde del pánico.
-Esto te enseñara a no robar-el hombre tomo vuelo y golpeo fuertemente la espalda del doncel que gritaba en llanto suplicando para que lo soltaran su vista se dirigió a los donceles que estaban tirados en la baqueta su mirada parecía ausente como si fuera algo normal ver a la gente tratar así e incluso seguramente ya habían sido tratados de igual manera.
-NOO- grito al ver que el hombre lo golpearía de nuevo cerro los ojos asustado por el dolor.
Cuando abrió los ojos se dio cuenta que un hombre rubio con muy buen porte estaba parado entre él y el hombre que lo había golpeado, sostenía su mano impidiendo que lo golpeara, vio a la gente que antes gritaba callada y murmurando cosas, se fueron rápidamente al saber de quien se trataba
-¿Qué es lo que está pasando aquí?- pregunto muy tranquilo el hombre que vestía de traje negro.
-este doncel me robo, estoy en todo mi derecho
-NO ES CIERTO
-¿DICES QUE SOY UN MENTIROSO MALDITO?
-¿Qué es lo que te ha robado?- el tono del hombre no cambiaba aunque claramente estaba molesto
-NADA, SE LO JURO NO HE ROBADO NADA- Sasuke trataba de cubrirse con la ropa desecha
-¿señor?- insistió el rubio
-un abrigo- dijo
-ya veo- el hombre saco un par de monedas de oro y se las dio al hombre que las recibió gustoso- espero que sea suficiente
.claro, claro-el hombre hiso una reverencia y se fue.
-No tenía que hacerlo, le juro que no le robe nada
-te creo- el hombre sonrió- pero te aseguro que es más fácil librarse de esa gente así.
Gracias- Sasuke bajo la mirada avergonzado aun sentía angustia y miedo así que seguía llorando
-me llamo Minato- el hombre le extendió la mano y un poco dudoso Sasuke la estrecho
-Sasuke
-mucho gusto Sasuke, dime ¿tienes hogar?
-s, gracias iré de inmediato
-no lo creo, me sentiré más tranquilo si te acompaño
-pero
-insisto-Sasuke asintió pero estaba nervioso por lo que su padre haría cuando se enterara de que salió.