El primer día de clases en la nueva escuela media. No me apetecía ni una pizca comenzar el segundo año en un edificio totalmente diferente al que yo estaba acostumbrada.
Si de por si era odioso hablar con compañeros molestos, conocer nuevas personas iba a ser insufrible.
Miré mis zapatos sobre el reflejo del auto negro, colocándome los audífonos antes de que cualquiera quisiera hablarme. Coloqué el volumen a máximo, cerrando los ojos solo un instante, sintiendo que al menos la melodía era lo único bueno en ese momento.
-¿Lista? -Preguntó papá ya dentro del auto familiar. Mamá se acercó y besó mi mejilla, dedicándome una cálida sonrisa maternal, de esas que llenaban tu interior de felicidad.
-Ya verás que todo irá bien. -me comentó con sus manos en mis mejillas. Asentí tratando de creer en sus palabras, convenciéndome de que el día no sería tan insufrible.
Justamente a mí, que era tan feliz en mi antiguo instituto, me pasaba el estúpido cambio por la beca que me habían otorgado. Si bien, mi súper inteligencia no era el problema, a veces solo quería sacar notas un poco deplorables y olvidarme de ser perfecta. No quería la beca, no quería el cambio, no quería las sonrisas “orgullosas", esperando los mismos resultados satisfactorios.
Mi ropa iba perfectamente combinada, llevaba los zapatos de temporada, el cabello rojo me sentaba de maravilla y el maquillaje estaba impecable. Entonces, no entendía por qué me sentía así de miserable e insegura sobre entrar al edificio nuevo.
¡Ah! Era porque llevaba el apellido Jung.
No tenía de malo, en efecto -bueno, a veces- pero el verdadero problema, era que mi hermana mayor cursaba su tercer año en el mismo instituto. ¿Por qué me afectaba?
Porque ella era algo así como la definición más cercana de “Perfección". Era bonita, popular y a pesar de su apariencia de súper modelo, era demasiado inteligente.
En pocas palabras, todo el mundo a su alrededor la amaba. Igual yo, era simplemente imposible odiar a la chica.
Pero todos conocían su grandeza y tenían conocimiento de que yo era la pequeña hermanita. La otra Jung. Krystal para ser exactos.
Y así como todos tenían puesto sus ojos en ella, los tenían en mí. Y sinceramente no quería entrar a un colegio donde tuviera que vivir a costa de la sombra de Jessica.
Por momentos no quería ser Krystal Jung, solo SooJung, mii verdadero yo.
No quería tener que aparentar ser perfecta, cargar con un apellido que me impidiera fallar, que no me señalaran por ser de una gran familia. Por tener un padre ejemplar, un ejemplo de madre y una hermana perfecta. No.
Y lo peor, es que sabía perfectamente que al pisar el primer escalón, las personas comenzarían a aparentar que en verdad era alguien, que en verdad les importaba.
Odiaba a los hipócritas, pero ¡Miren! Yo soy la primera en colocarme la falsa máscara de “Lo sé, soy perfecta y nadie me merece" cuando solo quería hacer verdaderos amigos. Que me quisieran porque en verdad les caigo bien y no porque sería un fácil acceso a una cita con mi hermana.
Suspiré con pesar, sosteniendo mi bolso. Coloqué un mechón de mi cabello en su lugar y jalé la puerta para poder entrar.
Como lo supuse, miradas se posaban sobre mí, como si fuera alguna clase de alíen o algo parecido. Negué lentamente y saqué el pequeño folleto donde se indicaban mis clases.
2° grado sección A.
-Disculpa, el salón A -pregunté con la voz más falsa que pudiera aparentar. Una chica de cabellos rubios me miró y sonrió.
-Claro, está por allá. -Señaló el salón enfrente de mí.
Volví a apretar mi bolso contra mi cuerpo, tratando de aparentar que no habría problema, esto sería distinto a mi curso anterior.
"Lo será" me repetí por enésima vez.
Tomé el pomo de la puerta, jalando solo un poco. El salón solo destacaba por los mesa bancos tan bien cuidados y las pequeñas macetas colgadas en los balcones de la ventana. Bien, tenía un aspecto bastante agradable.
Observé que todos llegaban y ocupaban un lugar, por lo que, guardando mi folleto, me aproximé hacia el lugar donde debía estar. Junto a la ventana.
Pero justo antes de siquiera posar mi trasero contra la silla de madera, una mochila voló sobre mí, golpeando mi brazo levemente.
-¡Yah! -grité irritada. Este no era el tipo de primer día que esperaba.
Un chico se acercó corriendo, con la cara de preocupación.
-¿Por qué diablos andas arrojando las cosas como si fuera cualquier cosa? ¡Pude haberme lastimado seriamente! -Ok, hasta yo sabía que exageraba, pero me irritaba más el ver como se aguantaba las risitas. ¿Acaso creía que esto era una broma?
-Ya, perdón no quise tratarla mal princesa. -Una carcajada vino luego de aquel apodo. Me le quedé mirando, fulminándolo con la mirada, pero en vez de siquiera intimidarlo, se acercó un tanto a mí. Tomó mi brazo, y con su otra mano, masajeó levemente la zona. Mis mejillas enrojecieron, porque a pesar de ser un tonto, al menos tenía algo de tacto sobre no quedar tan mal. Su cara hacía pequeños pucheros mientras sobaba la zona, su cara estaba a una distancia considerable, pero demasiado cerca. Entonces me di cuenta que los ojos los tenía levemente delineados. Con un poco de disimulo, me atreví a bajar la vista y eso…
Oh Dios, esos en su pecho…
-¡Eres una chica! -chillé asombrada de mi propio descubrimiento.
Pasó una mano sobre su cabello corto y castaño y sonrió.
-Puntualizas lo obvio princesa. -Mencionó con calma. El resto del salón ni se inmutaba que una chica llegara como si nada vestida de hombre.
No lo veía mal ni abominable, era solo que, antes de descubrir su verdadera naturaleza, quizá -solo quizá - me haya parecido demasiado atractivo ¿atractiva?
No sé, y mis mejillas estaban sonrojadas. Perfecto.
-Ya, buenos días alumnos, tomen asiento que la clase comenzará de inmediato. -La maestra entró al salón con una sonrisa en la cara. Lucía joven, sobre todo con su cabello levemente cobrizo y el lindo vestido que portaba. -Liu, he dicho que tomen asiento. Pásele la indicación a su nueva amiga. -La maestra nos miró algo indignada y fue cuando me di cuenta que aún sostenía mi brazo. Lo aparté apenada, tomando asiento junto a la ventana.
-Oye, en serio quería ese lugar -tomó la mochila que había aterrizado en el suelo, mirándome con ojos lastimeros.
-Bueno, me gusta este lugar -dije sin importancia. Entonces tomó la silla a mi lado y decidió ocupar el lugar vacío. -¡Oye! ¿Quién te dijo que puedes tomar este lugar? -susurré para ambas.
-Escucha princesa, siempre mi lugar ha sido junto a las ventanas. No te diré nada porque pareces agradable -me sonrojé de nuevo, apartando la mirada y actuando como si sus palabras no me afectaran. Por alguna razón cualquier gesto que hacía no lo perdía de vista. -Pero si no puedo estar junto a la ventana, déjame estar a una distancia considerable ¿Si? -Asentí sin haberle prestado atención.
Si me ponía a analizarla entre cada minuto, podría darme cuenta de que, si no estuviera delineada, o si los pequeños pechos que tenía ser perdieran más bajo la amplia camiseta, en este momento, yo estaría muriendo de nervios por lo guapo que se miraba.
Y bueno, no había que ser un genio para notarlo. Lo que no comprendía es como, a pesar de saber que era una chica, no podía apartar la vista de ella y su rara pero atractiva cara.
-Oye, deja de verme que me gasto. -su pequeña bromita hizo que me diera cuenta de lo obvia que me veía. Soltó unas risitas y volteó su rostro hasta encontrarlo con el mío. -Soy Amber por cierto. Amber Liu. -extendió levemente su mano, y por reflejo le tendí la mía, sintiendo unos extraños escalofríos al sentir su cálido tacto.
-Jung SooJung, pero me dicen más Krystal -Esperaba que no pudiera muecas o algo parecido al escuchar mi apellido, pero eso nunca vino. Solo asintió y volvió la vista al frente.- ¿No dirás nada? -Su mirada volvió a mí.
-Perdón, ¿eres algo así como que famosa? Lo siento, por lo general no soy muy del tipo que sigue las tendencias.
No conocía quien era.
No… no tenía idea.
Inconscientemente una sonrisa se formó en mi rostro. Esto, simplemente esto es lo que SooJung realmente quiere. Una amistad que no involucrara que solo por el hecho de ser una Jung tendría que hablarme. No actuar como Krystal. Solo ser yo.
Solo eso, una amiga que comenzara a quererme por quien era verdaderamente.
Bien, Krystal sería para las demás personas, y SooJung, la que se perdía en su mundo, solamente para la peculiar chica cara de llama atractiva. Solo a mi nueva amiga.
-Eres linda cuando sonríes. -Asentí despacio, besando su mejilla. Me miró con los ojos bien abiertos, pero después de unos segundos volvieron a la normalidad. Instantáneamente, me devolvió el gesto, haciéndome sentir pequeñas burbujas en el estómago.
Esto podría ser mejor de lo que parecía.
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