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Magia mental. por Angel_Chan

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Notas del capitulo:

Resumen: Sherlock no sabe que hay fuerzas mayores a la de un criminal o una mente maestra… Pero llegará a averiguarlo cuando se interne en el mundo de la magia y santería.
Serie: Sherlock BBC.
Pareja: John-Sherlock.
Clasificación: Romance-Amistad.
Advertencia: Fem!John-Hetero. (Lo siento, pero así es)
Capítulos: Prólogo - 01/¿?.
Palabras: 2.060 (Capítulo uno)
Notas: No sé cómo se me ocurrió esta historia, sólo sé que me puse a escribirla en el acto… El titulo es de mi Beta, siempre me salva con ellos, porque no son mi fuerte,
Fecha: 13/08/2013.
Beta Reader: Pleasy TheYoko Stay.
Disclaimer: Todo lo referente a Sherlock Holmes pertenece a Arthur Conan Doyle.

Magia mental.

 

Capítulo 01.

 

Despertó bastante sobresaltado, su pecho estaba agitado y cada miembro de su cuerpo temblaba. Una pesadilla, debía de serlo… Si bien hacía mucho tiempo que no tenía una, era mucho pedir que estas se hubieran erradicado definitivamente de sus noches. Masajeó el puente de su nariz con sus dedos, podía escuchar el violín de Sherlock emitir sonidos lentos y rítmicos.

Al menos su mente estaba tranquila, se dijo a sí mismo John con una sonrisa cansada. Eso era mejor que despertar cuando su cabeza entera era un solo caos, por lo que sus melodías se convertían rápidamente en desgarradores gritos de almas en pena… ¿Qué otra cosa podía haber a las tres de la mañana?.

Bajó las escaleras, dispuesto a ir al baño, trataría de no retrasarse mucho, sólo mojar un poco su cara y descomprimir un poco la presión de su vejiga.

No presto atención al hecho de que Sherlock dejó de tocar apenas lo vio pasar, tal vez distraído por el sonido de sus pasos apurados. Cerró la puerta del baño y se apoyó contra el lavamanos para relajarse, sus ojos aún estaban entrecerrados, y a pesar de que quería lavar su rostro, esperaba que se mantuvieran así, al menos hasta que volviera a su cama.

Pero eso sería algo muy difícil de hacer, por lo que parecía… abrió los ojos, acercándose ligeramente a la puerta para oír a Sherlock llamándolo.

—¿Y ahora qué? —Suspiró con desgano, masajeando su frente. Podía oír los pasos del detective hacia su cuarto, y el golpe incesante en la puerta, mientras repetía su nombre sin descanso*. —Si me vio pasar al baño… —Murmuró intentando despertarse ya sí definitivamente, algo le decía que iba a necesitar estarlo.

Oyó los pasos del detective bajar los escalones nuevamente hacia la sala, y el caminar casi frenético hasta que se detuvo frente a la puerta del baño. Incluso John podía jurar que podía ser capaz de oír su respiración al otro lado de la puerta, errática y difícil, más parecida a un toro embravecido que a la normalmente tranquila de su compañero.

Eso no le gustó… para nada.

—Oye tú… —Sherlock golpeó la puerta del baño como si quisiera tirarla abajo. —Dime dónde esta John… y quiero que salgas de aquí en este instante.

La puerta no tardó en abrirse, y si John no estaba seguro de ya estar despierto por completo, podría haber jurado que había soñado lo que vio. El rostro de Sherlock, descompuesto en lo que era asco y enojo… no, el enojo era muy suave para esa expresión; lo que Sherlock sentía era pura ira.

John sintió que debía retroceder, sin saber lo que podía esperar de parte de su compañero, pero si no lo hizo, fue sólo por su entrenamiento militar…

—¿Qué demonios te pasa, Sherlock? ¿Te has vuelto loco? —Fue lo único que pudo llegar a decir antes de adelantarse hacia su amigo. —Estoy aquí… ¿a quién crees que estás hablándole?.

Se dio cuenta que la mirada de Sherlock no era normal en ningún sentido de la palabra.

—¿John? —Sherlock permaneció inmóvil del otro lado de la puerta.

—Sherlock…

El detective parpadeó, más veces de las necesarias, hasta que pareció encontrar a John efectivamente parado frente a él. Entonces dudó una retirada que increíblemente no completo…

—¿John? —Volvió a preguntar, inclinándose hacia adelante, donde los ojos celestes de su amigo eran indudables para él. —No puedo creerlo… —Murmuró entre dientes, mientras su mano se elevaba y estiraba curiosa.

—¡Sherlock! ¡Por Dios Santo!.

John no pudo hacer más que alejarse, viendo como Sherlock observaba su mano, tan curioso como lo había observado a él… ¿Qué demonios le estaba pasando? ¿Había vuelto a consumir alguna cosa?.

No se dio cuenta de lo que estaba mal, hasta que una nueva arremetida del detective lo hizo retroceder, llevándose las manos hacia el pecho protectoramente, quizás con más fuerza de lo que debía ser, porque en el acto un dolor agudo surcó su pecho.

—¿Qué demo-…? —Su voz completa se consumió en la garganta, casi había dejado de respirar mientras estiraba la parte delantera de su camisa, para ver… —¿Qué son estos…?

—Creo que se llaman senos, John… Pensé que al menos los habrías visto más de cerca. —Contestó Sherlock, como si la pregunta hubiera sido para él, mientras se inclinaba hacia delante para tener la misma apreciación de la situación que su compañero.

Apretó su camisa contra su cuerpo cuando se encontró con la mirada interesante de Sherlock, sintiendo un repentino calor y bochorno por la intensidad de sus ojos. Iba a descargar su enojo cuando pareció darse cuenta de algo.

—¡John!.

Sherlock casi tuvo que retroceder para que la puerta no le diera en la cara, oyendo como se cerraba por dentro. Aunque John no tardó mucho en volverla abrir…

El doctor no emitió palabra, sólo caminó a paso lento, pesado, hacia la sala; se dejó caer en su sillón, y haciendo algo que nunca había hecho, llevó sus propias rodillas hacia su pecho abrazándolas después para perder su rostro entre ellas.

¿Qué había pasado? ¿En qué momento había dejado de ser simplemente John Watson ex médico militar, para convertirse en…?

Sherlock no tardó en sentarse frente a él… o bueno, a ella en realidad. El detective aún lo miraba incrédulo, creyendo que una vez más sus ojos lo engañaban, y él estaba completamente seguro del tiempo que llevaba limpio. Y si simplemente no hubiera sentido esa cálida suavidad bajo sus dedos, incluso podía creer que no era cierto lo que veía.

Volvió a mirar su mano, y tuvo suerte de que John no lo viera hacer eso, o de seguro estaría secándose la sangre de la nariz en esos precisos momentos.

John parecía obviamente consternado, pero a él toda esa situación no le creaba más que incertidumbre y curiosidad. Que él recordara, cuando John se había ido a dormir escasas horas atrás, seguía siendo él mismo… un hombre.

Detalló la figura del que hacía poco tiempo había sido su amigo y compañero de piso, a pesar de que el mismo John cubría la totalidad de su cuerpo en una coraza difícil de traspasar.

Los ojos claros del detective cayeron primero en la cicatriz del hombre del doctor, muy pocas veces la había visto, pero de esas pocas oportunidades, en una ocasión, John le había dejado examinarla; un pobre trabajo pero que le había salvado la vida, y seguía allí en el mismo hombro. Sherlock lo podía ver sin problemas ya que la camisa se había deslizado por el hombro dejando ver la piel ligeramente bronceada. Eso sólo podía dar a entender que ahora el cuerpo de John era más pequeño, ligeramente no podría precisarlo, pero algo al fin. Su cabello seguía siendo el mismo, tal vez un poco más largo, pero el mismo patrón de color y textura. Ese era John no había duda… pero un poco más ¿femenino?. Incluso su voz había sonado más dulce y tranquila de lo habitual, aunque había estado regañando al detective como de costumbre.

Sherlock sólo dejó de verlo analizadoramente cuando un suspiro pesado se escapó de los labios ligeramente apretados del rubio. Parecía dispuesto a abandonar su posición de ‘escudo’, esa que obviamente era la que el mismo detective usaba, y John tan desesperadamente había copiado.

—Hola… —Dijo, intentando sonreírle. Bajó sus pies al suelo, enderezándose en el sillón.

Entrecerró los ojos cuando vio la mano de Sherlock volver a su cuerpo tan rápidamente que parecía una broma de mal gusto. Pero logró asirlo de la muñeca, tal vez con un poco más de fuerza de la necesaria, pero al parecer al detective no le importó, porque no dijo nada al respecto.

Suspiró pesadamente, viendo nuevamente hacia su pecho, notando que aún estaban allí esas ‘cosas’, y él que había pensado que todo era un sueño. Apretó los dientes para no jurar y maldecir, y se dejó caer hacia atrás en el sillón, sólo que sin soltar la mano de Sherlock todavía asida a la suya, por lo que el detective tuvo que pararse de golpe para acompañar el movimiento, quedándose muy cerca de John.

—En verdad pensé que habías entrado una mujer al departamento, John… —Sherlock habló suavemente para no sobresaltarlo, lo cual era mucho viniendo de él. —Lo cual, ahora que lo pienso, sería imposible… Digo, estuve toda la tarde aquí, tendría que haber entrado por la ventana para que no la viera.

Si esa era la forma de Sherlock de hacer una broma para aliviar un momento tenso…

—Te lo he dicho ya, apégate al hielo. Por favor. —John gruñó soltando la muñeca de Sherlock por fin y volviéndose a erguir en el sillón.

Sherlock asintió sin apartar la vista, mientras quería traspasar cada capa de tela entre él y el cuerpo de John.

—¿Son reales, no? —Vio a John asentir, apretando los labios. Claro que lo eran, él mismo las había tocado. —¿Hay algún otro cambio? —John se estremeció, agitándose su respiración, antes de asentir nuevamente. —¿Falta, más bien…?

Un suspiro y los ojos del doctor que se cerraron con fuerzas. Los ojos del detective cayeron en picada hacia la parte entre los muslos del rubio, imaginándose la reacción de su compañero cuando luego de cerrarle la puerta del baño en la cara, se había encontrado… o más bien, no había encontrado lo que debía tener.

Interesante.

John Watson se había ido a dormir a las 22:35 hs, como todos los días, sólo que esa vez no estaba enojado con Sherlock por algo tonto y banal… Y cinco horas después, él volvía a despertar, pero ya nada estaba en su lugar…

Eso era una locura, no había nada en el mundo que pudiera hacer algo como eso. ¡Por Dios, John no estaba enfermo!… Ni había comido algo que lo pudiera convertir en mujer de la noche a la mañana. ¿O sí?

—Bien, analicemos las cosas… Debe haber una explicación lógica para esto. —Sherlock golpeó su muslo serio, volviendo a ocupar su sillón frente a un catatónico doctor Watson.

John asintió, pero nada de lo que dijo arrojó luz al problema de su repentino cambio de sexo… Todo lo que había hecho, dicho o comido, entraba dentro de la norma de John, nada anormal, nada raro… En definitiva, nada que justificara su estado actual.

—¿Puedo echar un vistazo? Estoy tratando de encontrar una razón, John… —Se justificó, al ver la mirada que su compañero le dedicaba.  

—Ok… Pero no vuelvas a tocar mis pechos, es una advertencia, Sherlock.

El detective asintió, extendiendo una mano hacia él, invitándolo a ponerse de pie. Era ridículo cuán grande parecía quedarle el pijama ahora, incluso estaba por debajo de su altura estándar. Quizás unos cinco centímetros menos.

Sherlock se quiso reír de eso, pero se controló, reprimiendo la sonrisa justo a tiempo de que John la viera aparecer en sus labios. Ya que seguía atento cada movimiento que hacía, mientras lo recorría con la mirada. La apreciación visual no arrojaba nada más de lo que Sherlock ya había podido ver antes de que John se pusiera de pie; su cuerpo, su cabello… ¿quizás si…?

—¡Quítate la ropa, John!.

Los ojos celestes se abrieron incrédulos, mientras el doctor comenzaba a alejarse del detective, sólo por si acaso…

—¿Estás loco? —Las manos, ahora más pequeñas de John, se apretaron contras las prendas que usualmente usaba para dormir, como si con eso pudiera impedir que Sherlock llegara a desvestirlo. —¿Para qué quieres verme desnudo?.

—No seas ridículo, John… yo no quiero verte desnudo. Quiero decir, no ahora… Digo, ahora quiero hacerlo… ¡No! Espera, sólo espera. —Sherlock respiró, apretando sus palmas contra sus sienes, tratando de volver a ordenar sus prioridades. Era obvio que la frase de John lo había desestabilizado, un poco. —Mi interés es simple y completamente evaluativo, John… no tiene nada que ver con el hecho de observarte desnudo.

Suprimió la frase de ‘es por la ciencia’, ya que de seguro tendría un gran moretón que ocultar en la mañana.

—Aún así, no.

John sentenció, apresurándose para salir de la sala, siempre viendo a Sherlock por sobre su hombro. Lo mejor era cerrar sus cuarto con llave por lo que quedaba de la noche, y dormir como en Afganistán, con un ojo siempre abierto… esperando que en la mañana las cosas no se vieran tan mal, y poder encontrar una razón y una solución para su problema.

 

Continuará.

Notas finales:

Notas Finales: ¡Ah!, ¿qué paso? De golpe cambió todo sin que nos diéramos cuenta… No está ordenado el fic… ya lo arreglo más adelante, no se preocupen.

Asterisco: Jejeje… imagínense a Sherlock muy onda Sheldon, golpeando la puerta mientras repite: ‘John, John, John’


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