Un chico de cabellos negros, piel nívea y ojos azules; miraba la bella y majestuosa luna desde su balcón; siempre le había llamado la atención aquel ser; siempre sola y aun así seguía siendo hermosa. Junto a él como siempre se encontraba su fiel mayordomo.
-¿Que sucede Joven Amo?- pregunto al ver como el pequeño suspiraba algo triste aun sin quitar la mirada al gran astro.
-¿Recuerdas aquella vez cuando ya habíamos hecho el contrato y… tocamos el tema de las órdenes?- Sebastián asintió con su cabeza; claro que lo recordaba cómo no olvidarlo…
……. Flash Back……
Ciel yacía sentado en la orilla de la cama con una taza de té y Sebastián de pie al frente de este. –Entonces es cierto que ¿harás todo lo que te ordene por más extraño o peligroso que sea?-
-Si Joven Amo, obedeceré al pie de la letra todo lo que usted ordene y desee- dijo tranquilamente – pero si no me cree… haga una prueba- dijo sonriendo de medio lado.
La idea no parecía tan mala para el joven –Muy bien- coloco una de sus manos en su barbilla para pensar que orden le daría a su mayordomo. Por un momento cruzo la mirada con el azabache – creo que ya sé que te voy a pedir-.
Coloco la tasa de té a un lado, se levantó y camino hasta el mayor.
–Te ordeno… te ordeno que me beses-
En realidad no sabía porque le había pedido eso; pero Sebastián tenía algo que le atraía. Por otro lado el mayordomo se extrañó un poco ante la petición, mas no lo hizo notar, tomo la mejilla del menor –Como desee- se inclinó un poco y lo beso quieta y tiernamente para después morder el labio inferior de Ciel e introducir su lengua para explorar toda esa pequeña cavidad. Cuando se separaron el ojiazul, algo sonrojado, volvió a unir los labios con los del otro… Desde ese momento cada que Ciel quería Sebastián le besaba.
……. Fin Flash Back……
-Después de esa primera vez… ¿Por qué lo hiciste todas las demás veces?- Ciel sabia por que, sin embargo algo en su interior quería escuchar otra clase de respuesta.
-Usted mismo lo dijo Joven… Eran ordenes- El menor bajo su cabeza algo triste, tenía razón todo este tiempo solo eran simples ordenes, pero aún había una duda.
–Y si… no hubiera sido ordenes… ¿también lo hubieras hecho?- mantenía su cabeza aun baja, al plantear esa pregunta sintió un poco de esperanza de que sus sentimientos fueran correspondidos, pero se esfumaron al escuchar la respuesta de su mayordomo.
-Me temo que no, sabes que no puedo hacerte nada a menos que me lo ordenes- dijo el azabache mayor al tiempo que miraba como pequeñas lagrimas corrían por las mejillas de su joven amo. Así que tomo su rostro con ambas manos y le hizo mirarlo a los ojos para secar sus lágrimas. –Tal vez no pueda hacerlo por mi voluntad… Pero que te quede claro que cada vez que me pidas esa orden, estaré complacido de obedecerla-
Luego sonrió para acariciar un poco la mejilla del chico. Ciel se sorprendió al oír le devolvió la sonrisa, se puso de puntillas y beso a Sebastián, el cual correspondió sin objeción alguna, formando una linda escena adornada con la luz de la luna.
<i>“Then I order you to kiss me for the rest of my life” “ Yes my lord” </i>