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Cuando no es como debería ser por TabiiiTa

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Mientras recorría el infierno, durante una guardia. Se encontró con un chico que llamó su atención. Llevaba poco tiempo allí pero era muy conocido, a él mismo le había tocado hacerse cargo de aquel humano, pero prefirió no estar incluido en su castigo y sólo se encargo de arrastrarlo. Era conocido como el “ángel caído”, no porque fuera un ángel si no porque estaba allí por intentar salvar a alguien; la mayoría de los que residían en el infierno eran arrastrados por sus pecados, pero él vendió su alma para salvar a un amigo ganándose ese apodo.

Jonghyun lo vio por primera vez en la tierra y su mirada quedó grabada en su memoria. Aquel humano lo esperaba con toda la calma del mundo, como si estuviera totalmente dispuesto a recibir cualquier castigo impuesto  y ni siquiera cuando estaba siendo arrastrado por las llamas mostro un cambio en su expresión. Era como si se tratara de un simple viaje o trámite, en vez de estar siendo trasladado al infierno. Eso definitivamente perturbo a Jonghyun.

Su nombre era Minho, tenía unos ojos grandes y mirada penetrante. Era alto, su silueta esbelta y atractivo para las consideraciones humanas.

Ni aun conociendo su historia Jonghyun entendía su actuar. Minho vendió su alma a Lucifer y escuchó de su misma boca el porqué. Minho tenía un amigo muy querido llamado Kibum, un modelo reconocido por su increíble belleza. Su manager amenazo con hundir su carrera si no cooperaba con él y con cooperar se refería a algo totalmente sexual. La carrera de Kibum lo era todo para él y no podía permitir que su amigo fuera abusado o en otro caso arruinado. De nada sirvió recurrir a la ley, sin acciones no había crimen. Sólo cuando Kibum fuera abusado podrían tomar medidas contra su manager, pero Minho jamás permitiría eso. Sabiendo que con métodos terrestres no podría detener a ese mal nacido, tuvo que recurrir a Lucifer. Pidió un deseo a cambio de su alma. Aquel sujeto depravado fue arrastrado al infierno por el mismísimo Jonghyun y desafortunadamente Minho pagó el precio de la misma manera.

Lo que llamaba la atención de Jonghyun es que aun en el infierno Minho mantenía su expresión calmada y en sus ojos no veía ni un rastro de arrepentimiento. Mientras que la mayoría de los humanos que estaban allí rogaban por piedad y prometían hacer cualquier cosa por ser devueltos a la tierra, Minho recibía su castigo en silencio, sin ninguna queja. Los pecadores arrastrados al infierno eran torturados eternamente y sin piedad, como era el caso del manager de Kibum, pero Minho era un caso especial porque cuando vendió su alma a Lucifer no cometió ningún pecado en sí. Así que en vez de ser torturado, el simplemente estaba atado al infierno, literalmente. Un conjunto de gruesas cadenas lo mantenía atado a una pared hecha de algún material firme.

Jonghyun pensaba que si alguien no merecía estar allí era Minho, no por haber actuado como un ángel, Jonghyun no les tenía ningún aprecio, sino más bien por haber demostrado ser más fuerte y valiente que todos los humanos que conoció en su vida. Además de atreverse a vender su alma a Lucifer, recibió el castigo sin ninguna queja y una vez en el infierno se mantenía en total serenidad, lo que era un gran logró suponiendo que los humanos una vez pisando el infierno perdían todo rastro de cordura.

Por eso Minho fue el elegido de Jonghyun.

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-¿Te gusta estar aquí? –preguntó Jonghyun, agachándose a su altura ya que Minho estaba sentado en el suelo con sus manos atadas por cadenas.

-No – respondió Minho, mirándolo. Jonghyun se halló brevemente sorprendido por el hecho de que no hubiera miedo en los ojos de Minho, su mirada tranquila seguía perturbándolo cada vez que lo veía.

-Entonces ¿por qué no te quejas como los demás? – continuó Jonghyun.

-¿Serviría de algo? – respondió Minho, como si fuera lo más obvio del mundo.

-No te enseñaron en ese mundo tuyo que no debes responder una pregunta con otra pregunta – declaró Jonghyun golpeando ligeramente la frente de Minho con uno de sus dedos.

-Él está a salvo ahora así que valió la pena. – respondió Minho, apartando su rostro del alcance de Jonghyun, no tenía ganas de discutir.

-¿No quieres regresar con él? – ofreció Jonghyun.

- Por supuesto que sí, pero aun si ruego por ello. Eso no sucederá. – Minho dio un gran suspiro afligido y Jonghyun casi sintió compasión por él.

- Y si te dijera que hay una manera – insinuó Jonghyun en tono sugerente, desconcertándose cuando no halló mayor reacción por parte de Minho.

-¿Qué podría hacer? ¿Vender mi alma a Lucifer? – respondió Minho con una sonrisa desgastada en su rostro. Arrancando una carcajada de Jonghyun, quien pensó en lo inteligente y practico que resultó ser aquel humano.

-No, pero yo podría ayudarte a volver con Kibum– La mirada de Minho se volvió sería al instante y su rostro se tensó ante la sola mención del nombre de Kibum - ¿Quieres hacerlo? – continuó ofreciendo Jonghyun dedicándole una sonrisa que enseñaba sus dientes afilados.

-Dime que tengo que hacer – es lo único que dijo Minho y lo único que necesita escuchar Jonghyun antes de explicarle su plan.

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Jonghyun sabe que esa es la máxima regla que puede romper. Regresar un alma al mundo de los vivos no es un juego y tiene que hacerlo con precaución y tomar todas las medidas necesarias. Primero tiene que buscar el cuerpo de Minho y prepararlo o más bien traerlo de vuelta a la vida. Después tiene que buscar un amuleto para poder unir su alma a su cuerpo y finalmente tiene que ayudarlo a escapar.

Lo del cuerpo es sencillo, porque Minho apenas lleva unos días muerto y su cuerpo está en bastantes buenas condiciones. El amuleto toma un poco más de trabajo, tiene que usar gran parte de su energía para poder construirlo, ya que tiene que ser lo suficientemente poderoso como para cumplir su objetivo al instante y además le añade la capacidad de hacer invisible a su portador de los demonios.

Cuando tiene todo preparado va en busca de Minho.

Minho está vagamente informado del plan y a pesar de las muchas dudas que tiene sobre los motivos de Jonghyun, se abstiene de hacer preguntas porque sabe que tienen poco tiempo y necesitan actuar a toda velocidad. Al encontrarse, Jonghyun rompe las cadenas de Minho con su tridente y tira de él para levantarlo, una vez de pie Jonghyun usa su poder para transportarlos a ambos a la tierra.

Llegan al lugar en donde Jonghyun escondió el cuerpo de Minho y de inmediato se agacha a su lado y coloca el amuleto en el cuello del cadáver. El cuerpo de Minho comienza a brillar y el alma junto a Jonghyun desaparece. Minho abre los ojos y está de vuelta a la vida, con su alma devuelta en su cuerpo.

-¿Eso es todo? ¿Estoy de vuelta? – pregunta Minho, sentándose mientras toca su cuerpo inspeccionándolo.

-Así es, puedes comprobarlo. Allí está la luna y las estrellas. – indica Jonghyun, quien queda un poco hipnotizado por la forma de la luna que parece estarle sonriendo. Le devuelve la sonrisa y gira su mirada hacia Minho. – Probablemente los demonios quieran venir por ti y no tardan en venir por mí – Jonghyun hace una pausa para depositar el amuleto en las manos de Minho – Con esto los demonios no podrán encontrarte, no lo apartes de ti y estarás seguro –explica rápidamente mientras se pone de pie dispuesto a irse.

-¡Espera! – lo detiene Minho - ¿Qué hay de Kibum? – pregunta con preocupación y lo mira suplicante. Minho no deja de sorprenderlo con su inteligencia, incluso pensó en la posibilidad de que los demonios recurrieran a Kibum para encontrarlo. Jonghyun resopla y le arrebata el amuleto de las manos. Lo parte por la mitad usando sus últimas reservas de energía y se lo devuelve.

-Dale la mitad a Kibum – dice Jonghyun – Eso debería ser suficiente – se dispone a dejarlo pero Minho vuelve a interrumpirlo.

-¿Por qué me ayudas? -  pregunta Minho con reserva. Jonghyun ríe como respuesta.

-No te ayude, te utilice para salir de allí – aclarado eso se marcha corriendo. Minho da un largo suspiro y emprende su propio camino, dándole una última mirada de agradecimiento.

Desaparece a toda prisa, si Minho lo vuelve a llamar no le presta atención ya que el tiempo se agota. No tiene suficiente energía como para volver a bajar, así que planea fingir que escapa mientras espera a que vengan por él.

Jonghyun sabe que no tendría porque haber ayudado tanto a Minho, después de traerlo de vuelta a la vida podría haber dejado que los demonios lo encontraran, ya que bastaba con ese acto en contra de las leyes para cumplir su objetivo de ser exiliado, pero se convence de que sólo quiere hacer el trabajo completo y reniega el hecho de que de cierta manera la determinación y valentía de Minho le han cautivado.

 

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Mucho  antes de ser juzgado Jonghyun sabía lo que venía, él se lo buscó al fin y al cabo. Cuando fue atrapado se resistió por pura rebeldía, no tenía la energía suficiente como para huir aun si lo intentara seriamente.

 A pesar de ser inútil su madre intentó convencer a Lucifer para revocar su castigo. Jonghyun sólo soltó una carcajada burlesca al oírla ¿de verdad ella trató de pedirle piedad a un demonio? Qué gran estupidez. Cualquiera se habría sentido conmovido, pero Jonghyun estaba consciente de las intenciones de su madre, aquella mujer sólo buscaba salvarse a sí misma; si Jonghyun era exiliado ella y su padre serían renegados de sus cargos y caerían en el rango más bajo de la jerarquía del inframundo. Estaba completamente seguro de que sus padres lo utilizaron desde el principio sólo como un medio de asenso al poder y consiguieron su meta a costas de Jonghyun, pero ya no habría más de eso, desde ese momento Jonghyun era condenado al exiliado.

Miró a sus progenitores desafiantemente y a cambio recibió una mirada de repulsión; como si no fueran de la misma especie y como si Jonghyun no fuera su propio hijo, le miran con desprecio y odio. Como si hubiera cometido el peor de los pecados, Jonghyun sonríe ante ese pensamiento, los demonios son el pecado mismo.

Sintió el dolor de sus alas siendo arrancadas, ese es uno de los rituales de la expulsión que le recuerda a los exiliados que ya no tienen la libertad de desplazarse libremente y que están atrapados en la tierra, no le importa realmente, los demonios suelen ocultar sus alas ya que les recuerda a los ángeles que tanto odian así que no las usaba demasiado. Luego son sus cuernos los que desaparecen y siente un poco de pesar, le costó mucho esfuerzo formarlos, son el símbolo del poder y para tenerlos había que ser extremadamente fuerte, no todos los demonios tenían cuernos sólo los más poderosos. Finalmente es transportado, más lentamente de lo que está acostumbrado ya que en el proceso está siendo despojado de la mayoría de sus poderes.

Nadie se lo explica pero al llevar años en el inframundo sabe que sucede con los exiliados como él. Sus almas y cuerpos están de cierta manera separados. Es mitad humano y mitad demonio. Su alma sigue siendo la misma pero ahora está atado a un cuerpo humano, creado solo para contener su alma. Sabe que para sobrevivir tiene que alimentar su alma, respecto al cuerpo humano tiene una ligera idea de cómo “alimentarlo”.

Desorientado, pero con todos los sentidos alerta y con un hambre devastadora, Jonghyun finalmente llega a la tierra.

 

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Nunca antes había pisado la tierra sin sus poderes, se sentía pequeño e indefenso estando allí sin sus cuernos ni tridente, había sido despojado de casi todos sus poderes y ya no era el gran y poderoso Kim Jonghyun, si no un exiliado más. Pero no importaba realmente, para devorar almas humanas sólo necesitaba que las personas miraran sus ojos mientras dibuja el símbolo de una llama sobre sus frentes y en cosa de segundo sólo quedaban sus cuerpos vacios y él podía alimentar su alma para así continuar viviendo lejos de esa prisión ardiente, conocida como el infierno.

Pocos eran los que estaban dispuestos a renunciar a sus poderes para salir del infierno. Mucho más cuando la única salida estaba en la tierra junto a los humanos. Los demonios le tenían un tremendo odio a los humanos, los envidiaban terriblemente ya que ellos con un poco de misericordia divina podían ascender al cielo y ocupar el trono que alguna vez los mismos demonios rechazaron, mientras estaban condenados a vivir bajos las llamas del inframundo. Jonghyun a pesar de su naturaleza, no los odiaba del todo. Le parecían desagradables sí, pero después de arrastrar sus almas durante años, eran insignificantes para él. Sólo eran parte de su tarea como demonio. Pero ahora, era diferente. Los humanos más que una tarea eran el sustento para su alma, sin ellos su alma se desvanecerían como el vapor de agua.

Su primera víctima fue una mujer de unos 30 años, la arrastro a un callejón oscuro y tomó su alma sin delicadeza alguna. Ni siquiera se molesto en ocultar su cuerpo.Estaba más hambriento de lo normal y no tenía el tiempo para ser elegante.Claro que una sola alma no fue suficiente para calmar su sedienta hambre, desde que llegó a la tierra su apetito parecía insaciable y no había manera detenerlo por lo que siguió alimentándose de un par de humanos más.

Sólo se detuvo cuando el sol del día siguiente se hizo presente. Se sorprendió por lo iluminado que parecía todo y por instinto elevó sus ojos hacia el cielo mirando directamente el sol, su luz lo cegó momentáneamente y parpadeó un par de veces para poder adaptar su visón. Hace tanto tiempo que no veía el sol que se quedo hipnotizado viéndolo y a pesar de que dañaba sus ojos no le quitaba la vista de encima, habían pasado 10 años desde la última vez que lo vio…

De repente los recuerdos azotaron su mente como una avalancha y se sentía más desorientado que nunca. Sus ojos comenzaron a lagrimear y no sabía si era por el sol o por todos esos recuerdos del pasado que azotaban su mente, confundiéndolo. Recordó todo el cariño de sus padres que creyó olvidado y se sintió culpable por todo… por huir… por ser un demonio… por alimentarse de las almas de humanos inocentes… estaba acostumbrado a tratar con los humanos pecadores pero aquellos que no dañaban a nadie y no merecían ir al infierno, eran diferentes. Todas sus emociones reprimidas salieron con tanta fuerza que lo abrumaron. Su respiración se volvió entrecortada y sus lágrimas corrían a borbotones por sus mejillas mientras sus hombros se agitaban inconscientemente. Utilizó sus manos para limpiar algunas pero continuaban cayendo sin control. Ni si quiera estaba seguro de porque lloraba pero sentía un dolor tremendo en su pecho y de alguna manera las lágrimas lo aliviaban. A la culpa se sumaba toda la tristeza y la soledad que sintió todos esos años viviendo abajo, se sentía acongojado a tal punto en que sintió sus piernas debilitarse y cayó de rodillas al suelo.

Estuvo largos minutos en esa condición deplorable hasta que alguien tocó su hombro con suavidad y todo el dolor se detuvo, de la nada emociones agradables invadieron cada parte de su ser. Se sintió más tranquilo y aliviado, de a poco sus lágrimas se detuvieron. Giró su rostro para ver de quien se trataba,  estaba dispuesto a mirarlo con odio por atreverse a tocarlo pero con aquel toque todas sus emociones negativas se desvanecieron. Cuando vio una cintura frente a él, notó que estaba de rodillas en el piso. Levantó la vista y se encontró con la mirada preocupada de un chico castaño. Lo tomó por sorpresa aquel par de ojos conocidos, lucía demasiado familiar pero no podía recordar un nombre, sólo un rostro lloroso, una mirada lastimera y…. aquel día en que su vida dio un vuelco.

Limpio sus mejillas a toda prisa.

-¿Estás bien? – por primera vez escuchaba su voz y era suave como la brisa del viento - ¿Puedo ayudarte en algo?

Jonghyun se halló ligeramente sorprendido, se preguntaba dónde estaba todo el odio que sentía hace aquel chico cuando recordó su mano tocándole el hombro. Quitó la mano ajena de golpe haciéndolo retroceder unos pasos. Los ángeles tenían el poder de controlar las emociones y en ese instante ese ángel lo estaba usando con él.

Se puso de pie. Apretó la mandíbula con fuerza y su respiración se volvió agitada. Ahora que podía volver a controlar sus emociones todo su rencor salió a flote y convenientemente tenía apetito de un ángel, decían que con el alma de un solo ángel tus poderes aumentaban por cien y no necesitabas alimentarte por días. Si conseguía el alma de ese ángel no tendría que dañar a nadie más por un buen tiempo.

Forzando un poco su memoria logró recordar su nombre, satisfecho con su hallazgo esbozó una malvada sonrisa de medio lado mientras se acercaba amenazantemente hacía el desprevenido ángel.

-Onew – dijo saboreando cada silaba de ese nombre.


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