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Fugitivos I: Buscando Una Razón Para Vivir. por diidi1897

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Notas del capitulo:

Hooolaaa! :3 una disculpota y bueno al grano :/ la historia continua, no la voy a dejar :3 

Disfruten del cap :) 

 

 

 

 

Narra Dany

 

 

 

Abrí los ojos y con lo primero que me encontré fue con una pared blanca. Estaba acostado en posición fetal dándole la espalda a la puerta de la habitación que ahora ocupaba.
Giré sobre la cama quedando boca arriba y con la vista en el techo, que al igual que la pared, era de color blanco. Frote con insistencia mis ojos, los sentía hinchados y llorosos; por las noches me estaba costando conciliar el sueño y para empeorarlo, me despertaba muy temprano, o al menos así lo sentía, ya que no tenía un reloj en donde fijarme la hora y sentía que realmente no estaba durmiendo lo necesario.

 

Dos semanas habían pasado desde que había decidido dejar en paz a todos los de la fábrica. Me concentraba en los nuevos entrenamientos para evitar pensar en cosas innecesarias, pero la mayor parte del tiempo me la pasaba recordando a Sean y aún mucho más mientras me daban media hora para descansar o durante las horas para comer.

De la comida no me quejaba, tenía buen sabor y era abundante; me daban 3 al día, lástima que no había un refrigerador para tomar lo que quisiera por la noche y entretenerme comiendo en vez de estar dando muchas vueltas en la cama; que si desenrollando las sábanas de mis piernas que se habían enredado producto de mis movimientos, que si las sabanas estaban muy frías, que si las potentes luces blancas que alumbraban toda mi habitación y que nunca las apagaban me molestaban e irritaban mucho… en verdad eran muy difíciles y aburridas las noches en este lugar.

 

Suspiré y volví a girar sobre la cama, acomodé de mejor manera las sábanas y la delgada cobija que tenía. Recorrí con mi mirada cada rincón de la habitación, no había ventanas y solo una cámara que estaba estratégicamente bien colocada en una esquina de la habitación era la única encargada de vigilarme cuando estaba en mi habitación.
Tampoco había guardias del otro lado de la puerta; o eso era lo que Caroline me había asegurado la primera noche.
El color de todo lo que me rodeaba, exceptuando la puerta cuyo color era de un metal azulado, era blanco. No me gustaba pero no se podía hacer nada.

 

Mi cama era en forma rectangular, no tan alta y con una sola almohada blanca medio dura. Era difícil acomodarme para dormir, porque con la pulsera de metal que tenía en mi muñeca no se me permitía moverme o poner en tal posición mis brazos, era algo frustrante e incómodo. Las noches en verdad que eran horribles… aunque una ventaja era que mi habitación se encontraba alejada de muchas zonas del laboratorio y eso ayudaba en que no escuchaba los entrenamientos de otras personas, tenía absoluto silencio día y noche. Tal vez con el tiempo me acostumbraría.

 

-AB23 es hora de empezar tus actividades-... La voz robótica femenina anunciando mi nuevo "nombre" sonó por toda la habitación. Bostecé una última vez y aleje de mi cuerpo todo lo que tenía encima. Me quedé recostado por un momento, suspire y me levante en un movimiento. Todo me dio vueltas durante cinco segundos y mi vista se volvió ligeramente oscura, respiré hondamente y me gire para empezar a tender mi cama; no era muy grande así que tardaba nada en hacerla. La que compartía con Sean era aún más grande...
Ignore ese último pensamiento y mejor me concentré en estirar bien las sábanas.

 

Una vez "todo" ordenado me acerqué a la única puerta que había, escuche un ligero ruidito indicando que la puerta ya no tenía seguro, la empujé levemente y salí por completo de la habitación.

 

Ahora debía bañarme y quitarme la ropa de cama, como le decía Caroline, que consistía en un short blanco, ropa interior blanca y una ligera camiseta blanca. No era suficiente para cubrirme por las noches, debía intentar pedir otra cobija u otra pijama si quería lograr descansar un poco más.

 

Caminé entre el estrecho pasillo que sólo tenía dos puertas en toda su extensión; una era de mi habitación y la otra era del baño que solamente yo utilizaba. Eso también me lo había dicho Caroline.
La puerta estaba justo frente a mi recámara, sólo con tres pasos y llegaba. Tomé el picaporte y el ruido de acceso sonó, empujé la puerta y pasé por ella.

 

El baño tampoco era muy grande, tan sólo tenía un excusado, un lava manos y una regadera. El agua salía tibia, más fría que de lo que se entiende por tibia. Extrañaba el agua caliente pero, al igual que con las luces y mi pijama, no podía hacer nada y no estaba en alguna posición en este lugar como para pedirlo.

 

Me retiré toda la pijama, abrí el grifo de la regadera y me puse bajo el débil chorro de agua.
Volví a aprender a bañarme rápido, en la fábrica lo hacía lento para disfrutar del agua caliente... pero aquí, lo primero era mojarme completamente, cerrar la llave, enjabonarme un poco más rápido para evitar que los escalofríos me llegaran y por último volver a sentir el agua "tibia" para quitar todo el jabón de mi cuerpo. Hice todos los anteriores pasos, utilizando el jabón que olía a nada y que estaba de un color transparente, ese lo usaba para todo. Tanto cabello como para el resto del cuerpo.
Era algo nuevo, en el anterior laboratorio, tenía shampoo para cabello y un jabón color azul para el resto del cuerpo; ambos tenían un poco de olor que jamás logré identificar.

 

Una vez que me encontré libre de jabón salí temblando ligeramente, tomé las toallas blancas que había apiladas en un pequeño estante y me envolví con una de ellas. Al lado de las toallas, en un cesto de metal, estaba la ropa que ocupaba durante todo el día por todos los días.
La ropa interior seguía siendo blanca, todos los días tenía limpia, había un pantalón deportivo color azul marino y una playera blanca con mangas, los zapatos eran blancos y debía utilizarlos sin tobilleras. Sobre eso no había quejas de mi parte.

 

Me seque muy bien todo el cuerpo y empecé a colocarme la ropa. El frío poco a poco fue desapareciendo.
Restregué con mucha fuerza la toalla contra mi cabello y luego lo peine un poco con ayuda de mis dedos. Por último me coloqué los zapatos atándolos muy bien para evitar molestias durante el entrenamiento. Una vez listo y despejado salí del baño. Camine con destino a las escaleras que había al final del pasillo, el cual era extenso y aburrido; todo de blanco.
Mis pasos resonaban de principio a fin. Una cosa curiosa de todos los pasillos es que en su techo, se podían ver gruesas y abundantes tuberías, algunas se conectaban entre ellas y otras simplemente eran rectas, no tenían final.

Le había preguntado a Caroline sobre ellas, pero simplemente me explicó que por ellas viajaba un gas; no me dijo su nombre ni qué tipo de gas pero a veces, por las noches, se podía escuchar una ligera corriente de aire. Me daba mucha curiosidad pero... si no me lo explicaban era por algo.

Llegué a las escaleras y empecé a descender por ellas. Estaban poco iluminadas en comparación con los pasillos pero no por eso estaban menos vigiladas; en cada nuevo piso al que llegaba había dos guardias custodiando y las cámaras de seguridad estaban en cada esquina. Bajé con poca prisa hasta él piso 6, me tocaba entrenamiento físico y recibir, como siempre, mi dosis de pastillas.

Aún no sabía realmente porqué me daban esas pastillas, Caroline me había explicado que eran para diferentes cosas como ayudar a mis células re-generativas, para mis huesos, él fortalecimiento de músculos y mejorar mis reflejos. Muchísimas ventajas pero creo que eso provocaba mis noches sin dormir, los dolores intensos de cabeza, y una que otra vez pequeñas alucinaciones que le había comentado a Carolina y ella se había encargado de quitarme el medicamento que me lo provocaba.

 

Sentía que Caroline era buena persona, cuando nos conocimos me había dicho que estaba para mi y que le comentara todo lo que no me gustara y ella intentaría hacer algo. Se hacia cargo de los reportes de mí salud, me explicaba alguno que otro consejo para pelear y me daba curiosidad saber qué poder tenía ella, pero aún no le sacaba él tema y esperaba que me respondiera cuando se lo llegara a mencionar.
Entré por una puerta de cristal corrediza y nuevamente me encontré con los muy blancos e iluminados pasillos. Pasé entre varias zonas de pruebas y entrenamientos, había más personas andando de aquí para allá y ya me había acostumbrado a que me echaran miradas que no me gustaban para nada. Las dos semanas que ya llevaba aquí se me habían echo eternas, de mi habitación iba hacia las zonas de entrenamiento, luego a los comedores y por último a la zona de pruebas con mis poderes. Aburrido. Me desesperaba ésta rutina y más estando yo solo.
Entré por fin a la zona de entrenamientos, poderes salían de por aquí, de por allá y hasta en las paredes algunos poderes rebotaban y se expandían por todo él lugar. Las secciones estaban separadas únicamente por una pared de "cristal" que no tenían nada de cristal, eran muy resistentes, demasiado resistentes, exageradamente resistentes...
Caroline me dijo que cuando llegara a destruir alguna de esas "paredes", mis poderes estarían en lo máximo.
Por suerte mi lugar de entrenamiento era de los mas alejados, de los ultimos y eso me gustaba, no me agradaba que me observaran mucho.
Llegué a mi sección y ahí vi a Caroline anotando varias cosas en la libreta que siempre llevaba. Me coloqué a su lado
-hola- saludé un poco bajo
-¿Qué tal?, ¿Cómo dormiste?- dejó de lado su libreta y me prestó atención
-hace mucho frío y... Y las sábanas son incómodas- Caroline me sonrió
-es lo mismo de siempre-

-es lo que siempre me molesta- jugué con varios tubos de cristal que había en el pequeño escritorio que ocupaba Caroline

-no puedo hacer nada con eso, todos aquí tienen lo mismo- suspiró- toma tus pastillas- me entregó 2 pastillas color amarillo y un pequeño vasito con agua, me tome las pastillas y le devolví el vasito ahora vacío- muy bien, tiro el vasito en el pequeño cesto de basura que había y me observo- vamos a ver cómo vas en el entrenamiento físico- dejó la libreta sobre el escritorio y se dirigió a una pequeña pantalla táctil-si haces bien tu entrenamiento te voy a subir de nivel- tecleó unas cuantas cosas más en la pantalla -ve a tu posición- caminé arrastrando un poco los pies hacia una pequeña plataforma que parecía un colchón; si es que caía o me resbalaba, ese colchón me salvaba de algún buen golpe que me podría dar- estos hologramas son nivel 5, veamos que tal los manejas-

Algo nuevo en éste lugar era la forma de entrenamiento, ya no eran con una persona real, viva; ahora eran con hologramas y lo agradecía, así no tendría que lastimar a alguien más.
-aquí van, estate atento- me coloque en posición de ataque, ésos hologramas eran rápidos y sus movimientos eran precisos, no cometían errores como los que suelen cometer las personas.
Un holograma empezó a materializarse frente a mi, pequeños fragmentos que parecían hojas plateadas y azuladas empezaron a unirse unas con otras empezando desde él abdomen, expandiéndose hacia arriba y hacia abajo formando algo que se parecía a una persona; a esa "persona" se le marcaban los músculos de las piernas y del abdomen, no tenia cabello ni ojos, sólo los rasgos de su rostro eran los que me daban una idea de que me estaba obervando fijamente.
Él holograma terminó de formarse y al igual que yo, se colocó en posición de ataque
-¿listo?-
-si- Caroline tecleó unas cuantas cosas más- empiecen- el holograma fue el primero en atacar, se movía rápido, feroz, iba a atacar sin importarle si me lastimaba de gravedad o no.
Empezamos a atacar y a defendernos sin dar tregua, los hologramas no se cansaban... pero yo sí. Normalmente eran 5 los hologramas que me aparecían diario para combatir al mismo tiempo, pero esta vez, terminaba con uno y rápidamente empezaba a aparecer otro.

Cuando mi cabello empezó a mezclarse con mi sudor dándome cuenta de que estaba a punto de llegar a mi límite, usando toda mi fuerza física, logré darle una patada voladora directamente en su rostro al holograma número 6, uno más que siempre, él holograma se desvaneció lentamente y yo me acosté boca arriba sobre la colchoneta. Llené de aire mis pulmones por medio de la nariz y luego fui soltandolo lentamente por mi boca. Mi respiración se reguló nuevamente. Estos entrenamientos eran físicos, nada de poderes.

-buen trabajo- Caroline me sonrió -ya estas en el nivel 5- me sonrió y yo le devolví la sonrisa, una forzada cabe decir porque ahora, los entrenamientos serían más difíciles. Mi pulsera hizo un pequeño ruido y una quinta luz roja se encendió. Estaba en un nuevo nivel.

 

 

 

 

 

 

=4 Semanas Después=

 

 

 

 

 

 

Y no me equivocaba, los entrenamientos empeoraron, me exigían más que antes y ahora las pastillas que me daban, debía tomarmelas antes del desayuno, después de mi entrenamiento físico, también después de la comida y otras 3 pastillas antes de irme a "dormir".
-Caroline...- estábamos terminando un entrenamiento, me decían que todo iba a la perfección... pero estaba notando algunos cambios en mi cuerpo cuando me cambiaron las pastillas
-¿qué se te ofrece?- dejó unos papeles a un lado y me prestó atención, eso se lo agradecía, era la única en el lugar que realmente se interesaba en mi
-últimamente se me ha caído mucho el cabello, me crece rápido pero... creo que no es normal...-
-entiendo, déjame revisarte- se arremango las mangas de su bata blanca y se colocó unos guantes-toma asiento- me senté frente a ella, hizo que inclinara un poco mi cabeza y empezó a observarme el cabello.
Estuvimos en silencio no mas de 5 minutos.
-ya puedes levantarte- obedecí mientras ella se quitaba los guantes dejándolos en una charola de metal junto a otros instrumentos que había estado ocupando para observar mi cabello
-¿que tengo?, ¿se puede arreglar?-
-si, no te preocupes-se sentó frente a su computadora y empezó a teclear rápidamente, alcancé a leer lo que escribía:
Informe de la semana 6: El sujeto presenta cambios en su cuerpo, el cuero cabelludo esta debilitándose; su cabello se observa mas opaco y con las puntas maltratadas, el olor que su cabello desprende es el de la pastilla naranja #3 que se le da antes de que regrese a su habitación.
¿olor, ¿cuál olor?, tome entre mis dedos un mechón, lo acerqué a mi nariz y... no percibí ningún olor.
-te voy a suspender una pastilla, parece que tu cuerpo no la esta recibiendo como esperábamos- se giro a verme entregándome un papel-entrega esto al enfermero que te de las pastillas de esta noche, debemos cambiarte la dosis y si presentas otro cambio, avísame de inmediato ¿de acuerdo?- leí apenas un poco el papel que me entregó y simplemente asentí- muy bien- sonrió- puedes retirarte, nos vemos mañana temprano-
-¿no nos vamos a ver en la tarde?- normalmente nos tocaba un pequeño entrenamiento mental por las tardes
-no, tengo asuntos que atender, puedes ir a descansar- volvió a girar sobre su silla dándome la espalda-
-esta bien, gracias- hice un pequeño doble al papel y di media vuelta hacia la salida.
Camine lentamente por los pasillos, pensando en mi cabello.
Había notado que se me caía hace dos días mientras terminaba de bañarme y cuando pasé como de costumbre mis dedos por mi cabello para peinarlo, entre mis dedos vi que había mechones, nunca me había pasado algo como eso, esperaba que sin esa pastilla anaranjada mi cabello volviera a la normalidad.

 

Llegué al comedor y en la entrada tome una bandeja de plástico color azul, me acerque a la barra en donde estaban sirviendo el menú de hoy y empecé a servirme mi comida. Tenía muchísima hambre. Tome porciones regulares de sopa, ensalada, pollo y un vaso lleno de agua simple. Como ya era mi costumbre, salí del comedor con rumbo a mi habitación.
Comia solo. No lograba hablar con alguien porque siempre que lo intentaba algunos me ignoraban u otros simplemente se iban cuando me acercaba. Me rendí a la segunda semana que estaba aquí.
Camine en silencio por todos los pasillos con mi charola en manos, intentando que él agua no se balanceara tanto.
Llegué frente a la puerta de mi habitación y utilizando mal mis poderes hice que la perilla bajara y con un pequeño empujón por parte de mi cadera la puerta se abrió dejándome entrar.
Dejé la charola sobre mi cama, el vaso con agua lo dejé en el piso, si ya no dormía por las noches ahora menos si mi cama se mojaba por accidente. Empecé a quitarme los tenis aventandolos por quien sabe qué parte.
Gatee con cuidado sobre mi cama intentando no moverla mucho, me acomodé en flor de loto frente a la charola y empecé a comer tranquilamente. Un poco de sopa y un mordisco a la pieza de pollo, tomé un sorbo de agua y mastique lentamente.
Era en estos momentos cuando más pensaba en Sean y en los demás. Masticar la comida no me hacia olvidarles.
¿Estarán bien? ¿Qué estarán haciendo? Aún... ¿Aún se acordarán de mi?...
Dejé de comer por un momento, recordarlos me hacia sentir mal. Mastique lo último que mantenía en mi boca y coloqué la charola en él piso, junto al vaso con agua. Ya no tenía hambre.
Me acosté en posición fetal viendo hacia la pared blanca de mi cuarto, abracé mis rodillas a mi pecho para entrar un poco en calor y cerré mis ojos.
Él rostro de todos me perseguía.
Él cabello rojo de Tía Lucy y sus regaños. Los momentos divertidos con Thomas, las cosas extrañas que decían Ana y August, las muchas cosas que sabía James y también estaba Sean. Suspire lentamente y me abracé con más fuerza. Ya no me gustaba dormir solo, extrañaba muchísimo a Sean.
Extrañaba las noches cuando platicábamos de cualquier duda que yo tuviera, se me pasaba volando el tiempo cuando estaba con él. En este lugar no sabía qué hora era o si ya era de noche o de mañana, tal vez me despertaba y entrenaba durante las noches y dormía muy poco cuando el sol en el exterior estaba mas que reluciente... no sabía nada. Se me hacían interminables y muy aburridas las horas, no tenía nada con que entretenerme y nadie con quién platicar. Suspire ruidosamente mientras acomodaba mejor mi cabeza sobre la almohada que de suave no tenia nada. Me quedé observando fijamente la blanca pared, pensando en Sean y deseando que él también estuviera pensando en mi. Lo extrañaba...

 

Me fui quedando dormido lentamente, pensando más en Sean que en mi cabello o en los dolores de cabeza que me daban.

 

Desperté por culpa de unos toques a mi puerta, genial, justo cuando estaba disfrutando de unos escasos momentos de poder dormir que ya muy rara vez se me daban... Y venían a interrumpir. Los toques a mi puerta de nuevo sonaron y frotándome los ojos y bostezando tres veces, me levanté de mi cama y abrí lentamente la puerta.
-tus pastillas- un tipo vestido completamente de blanco y con una charola plateada en sus manos fue a quién que me encontré frente a mi puerta. Mis ojos aún no se acostumbraban a las intensas luces y mi mente estaba más "allá" que en ese momento. Bostece una cuarta vez y me frote ambos ojos con fuerza, rayos, tanto que me costaba dormir...
-tomalas- él tipo de blanco me apresuró a ingerir las pastillas.
Primero tomé una transparente que en su interior contenía pequeñas bolitas blancas, agarré él pequeño vasito con agua que estaba junto a la pastilla y la ingerí mientras me tomaba toda el agua. Repetí lo mismo con una pastilla azul y con la última que era nueva, su color era gris oscuro y era un poco más pequeña que las demás -abre la boca- me insistió y lo obedecí. Todas las pastillas ya estaban dentro de mi.-bien- él tipo se fue alejando lentamente por él pasillo y yo volví a encerrarme en mi habitación. Qué molesto fue eso. Ni siquiera le pude dar el papelito que me había dado Caroline. 
Volví a acostarme sobre mi cama pero esta vez boca arriba, con mis brazos cruzados bajo mi cabeza y viendo fijamente él techo. Suspire por quien sabe ya cuantas veces en él día y cerré un momento los ojos pensando en las pastillas; quería saber qué me provocaban, ¿Eran obligatorias? O... ¿Podría resistirme en no tomarlas?, ¿Me afectaría?, ¿O me ayudaría?. Pensé durante mucho tiempo en alguna respuesta posible pero nada me venia a la mente. La única conclusión era en que por algo útil me daban todas esas pastillas pero... ¿Era para beneficio mío? ¿O de ellos?... Claro que era para ellos. En éste lugar nadie salia mejor parado que ellos.
Poco a poco fui quedándome dormido pero... no lograba entrar en alguna fase del sueño porque inmediatamente mi cuerpo se exaltaba sin que yo lo necesitara.
Me acomodé en posición fetal viendo hacia la pared blanca y volví a cerrar mis ojos y ésta vez... Tuve un sueño rápidamente

 

 

 

Sueño De Daniel

 

 

 

Todo era oscuridad, solamente él negro me rodeaba, estaba solo y no podía moverme del lugar en el que me encontraba; las piernas no me respondían por más esfuerzo que hiciera. La desesperación me envolvió y seguí intentando moverme pero nada. Estaba agotado y sentía que la cabeza me punzaba, todo empezó a darme vueltas y sentí que mis ojos se iban hacia atrás de mis párpados, me fui de espaldas y esperé un golpe o algo pero nada. Simplemente caía y caía a un lugar sin fondo. Tenía la necesidad de agarrarme de algo pero nada aparecía para ayudarme.

 

 

 

Fin del Sueño De Daniel

 

 

 

Me desperté bañado en sudor, los ojos me ardían con dolor y molestia. Me senté en la orilla de la cama y me incliné para poder tomar él vaso con agua que había dejado en él piso. Bebí como si no hubiera un mañana y cuando él agua se acabó suspire de alivio. Me volví a acostar sobre la cama y respiré tranquilo. ¿Qué había sido ese sueño tan extraño?, ¿Fué culpa de las pastillas?, ¿O fue mi culpa por no haber comido correctamente?. Con mis dedos índice y medio me frote lentamente las sienes. Empezaban a pincharme un poco. Descanse un momento siguiendo frotando mis sienes hasta que él pequeño dolor, desapareció.

 

No me moví por unos momentos y después, de la nada, me llegó una gran hambre. Volví a sentarme en la orilla de la cama y tomé la charola que aún contenía mis platos con comida de la tarde. Empecé a devorar todo. Pollo por un lado, un poco de sopa y unas cuantas lechugas me metí en la boca de manera casi frenética. Mi estomago me estaba rogando por comida... Y por suerte la tenía.

 

Comí sin parar en ningún momento hasta que la sopa y el pollo se acabaron, mi estómago estaba casi lleno y hasta que terminé la ensalada me sentí satisfecho totalmente. Volví a dejar la charola en el piso y me recoste un momento en mi cama. Acaricié suave y lentamente mi estómago lleno y suspire. Qué delicioso había estado eso. Acomodé mi cabeza sobre la almohada y me quedé nuevamente dormido.

 

 

Por tercera vez del ¿Día?, ¿Noche? Desperté por una molestia. Mi estómago. Me senté en flor de loto sobre la cama y me levanté ligeramente la playera, observé mi estomago y todo se veía normal... De la nada me vino un retortijón que hizo que me doblara más de lo necesario. Abracé con fuerza mi estómago y solté un quejido de dolor
-ayuda... Me duele mucho...- Murmuré débilmente mientras que sentía que sudaba frío, me retorcí unos momentos más antes de que las ganas de volver él estómago me invadieran.
Con un brazo al rededor de mi estómago y con mi otra mano libre sobre mi boca para evitar devolver mi comida sobre mi cama me levanté con mucho esfuerzo y caminé lentamente hacia la puerta aún con la sensación de sudar frío. Intenté abrir la puerta pero no cedía
-abranme...- golpeé débilmente la puerta sintiéndome desfallecer pero dando mis últimos intentos de llegar al baño para expulsar todo en él excusado intenté nuevamente abrir pero nada...- por favor...- me sentía desesperado.
Otro retortijón me llegó acompañado de muchos más por todo mi estómago. Mi frente chocó contra la puerta de metal y mis brazos rodearon mi estómago -... Por favor...- sentí como todo subía por mi esófago y luego en mi garganta.
Vomité frente a la puerta. Mi estomago se vacío por completo teniendo varios pares de arcadas más. Vomitando bilis, agua, saliva en exceso y la comida que aún no me comía. Casi todo mi estómago se había salido. Seguí con mi frente apoyada en la puerta de metal que nunca se abrió. Tuve unas cuantas arcadas sin nada más que expulsar y mi estómago más oprimido que nunca. Respiré hondamente y me hice a un lado evitando tocar y ver mi propio vómito.
Mi boca apestaba y me sabia a rayos pero... Estaba mucho más aliviado.

 

Regresé a mi cama sintiendo por fin las consecuencias de dormir poco. Me sentía demacrado y con mis ojos hundidos, los labios los tenia increíblemente secos al extremo al igual que mi boca y la garganta. Estaba totalmente deshidratado. Me acosté lentamente sintiendo que todo me giraba. Dejé de apretarme él estomago para llevar mis manos a mi cabeza. Ahora él problema estaba ahí. Los pinchazos aumentaron acompañados de un potente zumbido que estaba al interior de mi cerebro. Apreté con fuerza mi cabeza intentando mitigar la molestia pero sólo empeoraba más y más. Cerré mis ojos y mis dientes se frotaron entre sí. Todo mi cuerpo se retorció y las lágrimas no tardaron en aparecer al igual que mis quejidos.

 

Quería morirme.

 

Los dedos de mis pies se retorcieron al igual que mis piernas. Tense todo mi cuerpo pero él dolor iba en aumento al grado en que el zumbido no sólo estaba en mi cabeza, ahora sentía que yo estaba en medio de ese zumbido.

-por favor...- mi voz salió ronca y débil, la garganta me ardió-alguien... Quien sea... Por favor- lloré con más fuerza por él nuevo pinchazo en la parte de mi nuca. Mi cuello se tensó.

 

Quería que todo a mi al rededor se detuviera.

 

Sentía que mi cabeza pesaba toneladas, él ruido, todas esas personas hablando al mismo tiempo, los cristales rompiéndose en todas las habitaciones
-por favor... Paren esto...- él sonido de los árboles moviéndose violentamente de un lado para otro, mis ojos vibrando...- ayuda...-

 

Más que nada deseaba desaparecer.

 

-no lo soporto... Por favor...- gruñí levemente mientras mis dientes chocaban entre si con más fuerza. La cama se movía violentamente y ahora las personas reían frenéticamente. Sin descanso. -silencio...-
Mis cejas estaban más que fruncidas. Mis uñas atravesaban mi carne, dañándome sin querer. Mi espalda estaba más que en forma de arco

 

Déjenme en paz, quiero dormir por siempre.

 

Él sabor a sangre en mi boca apareció. Los dientes ya no soportaban apretarse entre si, necesitaban algo que morder.
Seguía sudando frío y sudando de verdad. Ahora todo mi cráneo estaba en llamas, el cabello se me estaba secando en extremo.
-Ayúdame-
con tanto dolor invadiéndome sólo pude pensar en él

 

- Sean... Por favor...-

 

recordarlo hizo que las lágrimas aumentaran

 

-... Me duele... Sean...-

 

Al saber que no estaba conmigo me dieron ganas de quedarme dormido.

 

-Haz que pare...-

 

Las lágrimas empaparon mi nariz y mis labios. Él dolor no cesaba y mi cuerpo gritaba por ayuda.

 

Y él no estaba para ayudarme.

 

A lo lejos escuché él acceso de mi puerta abrirse, varias personas se acercaron a mi. Una mano tranquilizadora se paseó por mis cabellos

-perdóname Daniel- un piquete en mi brazo y un líquido viajando por mi sangre.  

 

 

No quería morir.

 

 

 

 

Notas finales:

y pues este año ha sido dificil, hace un año no pase mi examen de la uni peeero xD adivinen quien ya lo pasò? XD pues mami jajaja :3 estoy muy contenta por empezar esta nueva etapa en mi vida y pues bueno, eso, lamento tardar muchisimo peeero he estado escribiendo, solo que la felicidad no me llegaba para publicarlos XD espero que me perdonen y que aun continuen leyendome, de todos modos ya saben que las historias van a seguir aqui para ustedes por siempre XD o eso espero :) 

Como me gusta vivir al màximo me la voy a rifar actualizando esta semana y la prox y asì :3 puede que el jueves en la tarde a eso de las 5 publique el capitulo 47 (? me parece 

 

Espero les siga agradando la historia, he leido muchisimo y he estado corrigiendo uno que otro error que cometia, gracias a sus comentarios :) ahora mismo los voy contestando :) espero que ya haya mejorado en mi forma de escribir y de narrar D: es que a veces se me va el aviòn jajaja XD y pues nada, nos leemos el Juebebes :3 

chao

los amodoro

cuidense n.n/


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